por Herbert Mujica Rojas
15-3-2007
El pretexto Mantilla
¿No purgó 5 ó 6 años de prisión efectiva, yugulado de libertades y en
la sombra, el señor Agustín Mantilla Campos, por la comisión del
delito de recepcionar US$ 30 mil de la corrupción montesinista? Eso es
lo objetivo. Entonces, de algún modo, ya pagó su deuda con la
sociedad. ¿Qué es eso de constituir un pretexto institucional,
majadero, recurrente, anémico, cada vez que a alguna pandilla se le
ocurre confrontar al gobierno de Alan García Pérez? Hay muchos temas
ocultos y demasiado mar de fondo en que nadan tiburones, mermeleros,
sectarios dolarizados y no pocos bobos.
Por una especie de silencio fraterno que yo no digiero y menos
entiendo, la neumática misteriosa persiste, porque sabido es que el
pararrayos de culpas ajenas y propias fue ¡precisamente! Agustín
Mantilla. Fue apresado, juzgado y vivió como inquilino en la cárcel.
¿Qué ocurrió con todos los recipendiarios de esos dineros raros? ¿qué
pueden decir los delincuentes que desde puestos políticos,
parlamentarios, burocráticos y de todo jaez, se paseaban felices en el
consuelo precario que la mudez de Mantilla no les iba a ocasionar
malestares o ruinas totales a sus vidas oportunistas de logreros y
monreros de la fe pública?
Versiones múltiples hay que dan cuenta de cómo cierto ministrejo
neoaprista que jamás leyó a Haya de la Torre porque no lo entiende, su
intelecto es el de un perezoso con marcapasos, inquiría a los que
visitaban en prisión a Mantilla de ¿qué decía, qué pensaba, si había
revelado nombres? Tales eran los nerviosismos que hasta hoy no
culminan porque aún no tienen la garantía del silencio. Entonces, en
sentido contrario, sí alimentan el fuego del brulote que anatematiza
embruteciendo a la opinión pública con el pretexto Mantilla.
El señor de marras tendrá que evaluar, él mismo, si persiste en esa
tranquilidad anunciadora de tormentas o rompe los diques que ahogarán
a no pocos demasiado visibles hoy y portadores falsos de diademas de
"honestidad" y "transparencia", huachafismos ambos envilecidos hasta
el tuétano por los miedos de comunicación. Es su problema y él verá
cómo solucionar el intríngulis.
El país contempla azorado, como siempre, porque sus confundidas gentes
viven el soplo eterno de la eterna ilusión caótica consuetudinaria,
cómo dos bufones se amenazan en el Establo; cómo una revista mermelera
lanza psico-sociales fotográficos para disimular los temas esenciales
del drama, algunos de cuyos componentes, por ejemplo la robo-concesión
del Aeropuerto Jorge Chávez, revelaremos en poco tiempo; u otras
engañifas de las cuales no se da cuenta o no se lo hace totalmente,
verbi gracia la pusilánime actitud del gobierno con Chile y el
irresuelto tema de la delimitación marítima. ¿Ha informado a la
ciudadanía la administración actual del porqué el embajador Otero
Lanzarotti presionó porque la serie "Epopeya" no fuera propalada en el
país del sur? ¿Qué misterios hay de toda clase y montos en este
affaire y desmán tan raro? ¡Cosas veredes Sancho!
En noviembre del 2005, el entonces candidato a la presidencia Alan
García acusó públicamente a Javier Pérez de Cuéllar de haber firmado
documentos claudicantes ante Chile por el tema de la soberanía
marítima y éste no contestó de manera fehaciente ¡jamás! Y la semana
pasada, el gobierno del señor García Pérez nombró como "embajador
extraordinario" al susodicho, autor de un manual de buenas costumbres,
producción literaria sublime de intelectual de juguete. ¡Y nada de
esto se destaca! Pero sí se pone de relieve un asunto penal que ya
tuvo su protagonista juzgado y penado y quien estuvo tras las rejas.
¿Cuántos de esos miserables que hoy hablan con suficiencia impostada y
dedo acusador de fragilidad anémica, no merecen estar en la cárcel por
haber recibido coimas perfectas, sin recibos contables, facturas, ni
rastros, de muy alto vuelo, para enmudecer o fomentar líos
distraccionistas? En Perú hacer mutis es un deporte que se aprende
casi desde el nacimiento. Se mira a la derecha e izquierda para ver
rostros de asentimiento, si no los hay, entonces se discurre por el
vergonzoso deporte de callar en todos los idiomas. Entonces aparecen
los catones de papel crepé enquistados en los miedos atemorizando a
quienes tienen rabos de dinosaurio y cohechos de consuno con grupos
cuyos integrantes, de ser desenmascarados públicamente, derrumbarían
figuras y figurones de todos los partidos, de los miedos, de la
"sociedad democrática", arriba y abajo. Claro, todo el mundo sabe,
pero el universo sucio no dice nada. Ayer fue el pretexto del
delincuente nipón Kenya Fujimori, hecho que ha convertido en
millonarios a no pocos. Ahora es el tema Mantilla. ¿Hasta cuándo esta
demostración pobrísima de falta de imaginación creativa y genuinamente
inquisidora por honesta?
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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