por Herbert Mujica Rojas
13-6-2007
¿Quién viola el Tratado de 1929?
Sostuvo el embajador de Chile en Perú, Cristian Barros, que estuvo en
Tacna de paso a la visita que iba a hacer a las nuevas autoridades de
la región Arica-Parinacota, que se instituye en flagrante violación
del Tratado de 1929 por desconocer el punto final de la frontera
terreste. De seguro que el diplomático sureño no ignora lo provocativo
que era poner, no una ofrenda floral, sino una bandera de su país, al
pie de los monumentos que recuerdan a Francisco Bolognesi y Miguel
Grau, el primero inmolado en Arica (entonces tierra peruana) y el
segundo en Punta Angamos por toda una flota acorazada contra un
modesto monitor.
¿Qué dice el Tratado de Lima y su Protocolo Complementario del 3 de
junio de 1929?:
Artículo Segundo
El territorio de Tacna y Arica será dividido en dos partes. Tacna para
el Perú y Arica para Chile. La línea divisoria entre dichas dos partes
y, en consecuencia, la frontera entre los territorios del Perú y de
Chile, partirá de un punto de la costa que se denominará "Concordia",
distante diez kilómetros al Norte del puente del Río Lluta, para
seguir hacia el Oriente paralela a la vía de la sección chilena del
Ferrocarril de Arica a La Paz y distante diez kilómetros de ella, con
las inflexiones necesarias para utilizar, en la demarcación, los
accidentes geográficos cercanos que permitan dejar en territorio
chileno las azufreras del Tacora y sus dependencias, pasando luego por
el centro de la Laguna Blanca, en forma que una de sus partes quede en
el Perú y la otra en Chile."
Más aún, apuntó, en su ya reconocido y brillante texto periodístico El
contencioso en materia de delimitación marítima con Chile, el
embajador Félix C. Calderón:
"Consistente con este compromiso, el "Acta que fija la línea
fronteriza", esta vez suscrita por el mismísimo Conrado Ríos Gallardo,
en su calidad de Embajador de Chile en el Perú, junto con el canciller
peruano de la época, Pedro Oliveira, el 21 de octubre de 1930, aparte
de indicar la longitud y latitud del hito N² 1, precisó como expresión
del acuerdo antes citado, bajo el rubro "lugar de situación", la frase
"orilla del mar." Sentido pragmático de provisionalidad que también se
encuentra en el Acta de la Comisión Mixta Peruano-Chilena encargada,
stricto sensu, de fijar los puntos de ubicación de las marcas de
enfilación, de 22 de agosto de 1969, donde se dice que "con el objeto
de evitar falsas interpretaciones acerca del recorrido del límite
internacional se colocó este hito (el N 1) sin basamento (sic) y en
forma provisional (sic)." Por eso, como es natural, no hay historiador
del país vecino que cuestione en este extremo esa precisión
demarcatoria. De donde resulta, a priori, el derecho inalienable del
Perú sobre ese pequeño triángulo terrestre. Y si la novísima duda del
vecino persiste, nada mejor que invocar civilizadamente, como dije en
aquella oportunidad, el arbitraje del Presidente de los Estados
Unidos, tal como lo estipula el artículo 12° del mismo Tratado de
1929, para zanjar con arreglo a derecho esa controversia puntual
referida a la frontera terrestre."
Por tanto, muy claras las cosas, tanto en cuanto a lo que el Tratado
de 1929 que dice Chile respetar y respecto de la provisionalidad
consentida y perfectamente establecida del hito 1, "sin basamento
(sic) y en forma provisional (sic), como consta en "La Memoria del
Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio" chileno de 1930
(Imprenta Chile-Morandé, 767-769, 1931) y en el Acta de la Comisión
Mixta Peruano-Chilena de 22 de agosto de 1969, es pertinente la
pregunta directa, firme y sin ambages de ninguna clase: ¿quién viola
el Tratado de 1929? Puedo afirmar, como lo sienten 26 millones de
peruanos, que Perú no es responsable de esta situación de irrespeto a
un tratado internacional.
¿Cómo se explica la región Arica-Parinacota que desconoce el punto
final de su frontera terrestre y que, como dice en el Tratado de 1929,
es Concordia el límite con Perú para todos los efectos? De pasada para
el saludo protocolar a las autoridades de esa región chilena, estaba
en Tacna ayer el embajador Cristian Barros. ¿No se le pasó por la
mente que la bandera de su país, no una ofrenda floral, puesta en
sitio que rinde homenaje a Grau y Bolognesi era antes que un saludo o
tributo, una provocación? Quien siembra vientos cosecha tempestades.
Muy bien. Hasta aquí lo que a nuestro juicio es una añagaza. ¿Consultó
el embajador Cristian Barros con la Cancillería del Perú sobre la
conveniencia de llevar a cabo tal acto en Tacna? ¿O los de Torre
Tagle, supuesto dudoso, le dieron anuente y simpática buena pro y
aliento? ¿o es que los diplomáticos hacen lo que les viene en gana sin
pensar en las consecuencias de sus actos? ¿o, en momentos de
delicadísima situación tirante con Perú, por las constantes
violaciones que Chile hace del Tratado de 1929, era "importante" hacer
esa clase de señales sumamente cuestionables?
En Chile deben entender que para Perú la complementariedad pasa por un
ejercicio digno y de respeto, presente y pasado. La sagacidad de que
algunos se huelgan audazmente no es privativa de nadie. Y si existe
allá, también existe aquí para todos los efectos. Los irresponsables
que predican la re-escritura de la historia para borrar el paso de la
pezuña bestial de hunos en tierras que ni siquiera limitaban con las
del sur en 1879, son muy pocos, porque el maquillaje siempre es sólo
eso: cosmética palurda que los pueblos saben desconocer enérgicamente.
Y al Perú interesa muy mucho una complementariedad que use los más
bajos y mejores costos de las instalaciones megaportuarias que Perú
está construyendo y puede ofrecer al sur y que eso motive,
precisamente, esa virtud de trabajo al alimón y con ganancia para
ambos pueblos. Pero, bajo ningún punto de vista, puede construirse
aquella con irrespetos, faltas a la verdad, engaños, timos y
complicidades.
Desde cualquier punto de vista, lo ocurrido ayer en Tacna fue una
actitud ociosa de un embajador demasiado experto como para cometer
yerros por sí solo. Cristian Barros y su representación, se
equivocaron y deben disculpas al pueblo peruano.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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