Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
22-10-2025
¿Era limpio el billete corruptor?
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¿Necesitábamos
que una gavilla de abogángsteres dictaminara que el billete que donaron, y
donan, alegremente las empresas, las mafias, los conglomerados bancarios, el
narcotráfico, es impoluto y sirve para la ejecución de obras de caridad a
través de las taifas electorales hoy felicísimas?
¡No necesitamos
sentencias, resoluciones, enciclopedias de dictámenes, la suerte está echada en
Perú, lo sucio tiene licencia para fungir de impecable y honesto y los
principios son un saco de antiguallas que se usan a la conveniencia de los
patrones que cortan el jamón en este país!
Las empresas con
obras gigantes, y de esas hay varias, no dan puntada sin hilo. La pobreza,
miseria, desnutrición de los conjuntos sociales donde aplican sus inyecciones
monetarias por millones, les tienen sin cuidado. En realidad, no son temas de
su competencia.
¿Puede decirse lo
mismo cuando compran la conciencia de abogángsteres, técnicos en dólares o
euros, burócratas inmorales que aceptan coimas de toda índole y por largos
años, para orientar las buenas pro y los contratos plenos en trucos a estas
entidades acostumbradas a romper la mano de delincuentes en todo el mundo?
Los billetes
bautizados de mil formas, cuyo origen es empresarial no se otorgan a los clubes
electorales para hacer cosas honestas. ¡De ninguna manera! Se donan para que el
recipendiario pague favores inmediatos, tuerza voluntades o, en el tiempo y
desde los escaños que han comprado, den leyes como en menú de restaurante ¡a la
carta!
Los últimos
lustros dan cuenta cómo candidatos presidenciales, jefes de Estado,
legiferantes, burócratas mediocres pero angurrientos, fueron procesados por la
recepción de dinero esencial y raigalmente sucio, porque fue para sobornar y
para hacer cosas chuecas.
¡No es un asunto
de leyes, es un acápite de moral y honradez! ¿Quién no sabe que dineros no
solicitados y que están en la penumbra de negociaciones discretas, tienen el
propósito corruptor y repugnante de siempre?
En Perú pasan
cosas insólitas: ¡llueve para arriba y entre los planes de gobierno de algunos
aspirantes está la canonización de Alberto Kenya Fujimori y la elevación de
Patrono de la Moralidad a Vladimiro Montesinos! ¡No diga que no, acaban de
noticiarnos que el dinero recibido por múltiples sinverguenzas, era legal,
lícito e incorruptible!
A esto se llama
corrupción escandalosa. Delincuentes, rateros, pirañitas que ahora asaltan a lo
grande, quedarán limpios y solicitarán la “reparación” de sus honras, nombres y
apellidos. Pero de lo gozado y vivido merced a las coimas ¡no se dice nada!
Como tampoco se
habla de los dineros que por lustros larguísimos compraron embelecos
intelectuales que estudiaron los fenómenos económicos y políticos y nunca
arriesgaron más opinión que aquella permitida por las entidades pagantes de
donaciones, becas, recursos de investigación, en suma, alfiles que vivieron de
odiados dólares pero engañando los principios de justicia social que decían
enarbolar.
La república es
un compendio o una colección de robos orgánicos. Cientos afirmaron haber
luchado por la independencia y se inscribieron para recibir pensiones y premios
del Estado a través de varios gobiernos.
¿Cuántos nombres
“ilustres” perennizados en calles y plazas se hicieron de este modo tramposo?
Más ilusión y mentira que realidad potente y patente, Perú, cosecha el desastre
de su desorganización radical y la clamorosa orfandad de líderes.
¿Por qué hay
fundadas sospechas de las andanzas innobles y deshonestas de varios ex
presidentes? Por la simple razón que sus signos exteriores de riqueza, exhiben
multitud de bienes que jamás podrían haber conseguido de modo limpio.
¿No fue un ex
mandatario, cuando sintió el agua en las narices, el que decidió autoeliminarse
de una manera absolutamente cobarde? Los viejos líderes apristas pasaban años
presos, deportados, en la lucha callejera a troche y moche. ¡No se escapaban
asustados!
Señorones y
señoronas, figuras y figurones, ex patas al suelo, hoy pagan a estudios de
abogángsteres para que les defiendan de sus asaltos vía recepción de dineros
ilícitos. No hay poder humano, dictamen judicial o resolución de cualquier
naturaleza que nos haga pensar que el robo puede ser comportamiento
transparente. ¡A otro perro, con ese hueso!
A la diestra y
siniestra hay máculas de hombres y mujeres que cayeron en la tentación y
navegaron en los dólares sin supervisión ni pago de tributos. Personalidades
cómplices por múltiples crímenes, juntan la defensa de sus “prestigios” y se
refocilan ahora que se cayó el caso cocteles.
¿Son menos sucios
luego de la trapisonda de cinco magistrados cuyos nombres quedarán registrados
en la historia de la infamia del Perú? Me temo que no.
La pregunta
obligatoria es ¿por qué desde hace 204 años se repiten estos hechos lamentables
sobre los que la sociedad ¡ni se altera! ¿O es que los clubes electorales
encuentran en sus curules, la satisfacción orgásmica de la “tarea cumplida”?
Perú requiere de
sangre nueva, jóvenes con ideas y el músculo para arrollar a la corrupción y a
sus envilecidos, de bisabuelos a bisnietos, integrantes. Aunque esto casi
signifique borrar a todos los “ilustres” que son formadores de opinión o más
bien marionetas de un esquema de dominación mucho antes que la inteligencia
artificial o la tecnología de punta.
Podrán pasearse
por las marquesinas los delincuentes, mostrando su certificado o dispensa para
seguir incurriendo en delitos. De la ciudadanía, su capacidad de indignación y
de atizar el fuego eterno de la limpieza espiritual, surgirán las olas de la
revolución por un Perú libre, justo, digno y culto.