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Friday, January 13, 2012
La caída de Lima en poder de las tropas chilenas visto en otras latitudes.
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Batalla de San Juan y Chorrillos
Batalla de San Juan y Chorrillos
por Ernesto Linares Mascaro; elinaresm@yahoo.com
http://www.voltairenet.org/article168115.html
13-1-2011
http://elinaresm.blogspot.com/
La batalla de San Juan y Chorrillos es la más grande en la historia del Perú por la cantidad de hombres enfrentándose, se realizó el jueves 13 de enero de 1881 y este jueves se recuerda los 130 años de aquel hecho.
Esta acción de armas es conocida en Chile como batalla de Chorrillos por ser el pueblo de ese nombre cercano a la batalla y sus alrededores fue donde se llevó la parte más larga y dura de la lucha. En Perú es conocida como batalla de San Juan o batalla de San Juan y Chorrillos, porque la línea de defensa era conocida como línea de San Juan y porque en el cerro Salto del Fraile en Chorrillos es donde fue el último punto de resistencia peruano.
No hay muchas versiones de sobrevivientes peruanos sobre esta batalla. La más conocida es la del general Pedro Silva en sus 2 partes oficiales publicados en los diarios El Comercio y La Tribuna y también está el parte oficial del coronel Arnaldo Panizo sobre la defensa del Morro Solar también publicado en el diario El Comercio. Varios años después de la batalla fueron publicados algunos relatos. Entre estos están los que relatan la lucha en el Morro Solar que son los del capitán Silverio Narvarte y el sargento mayor Pedro Alcócer, ambos del batallón Guardia Peruana N° 1; está el opúsculo "Como Fue Aquello" del coronel Víctor Miguel Valle Riestra, que relata la lucha en Chorrillos (en las campiñas y en Santa Teresa); la carta que el coronel Manuel Pereyra en donde narraba como fue la batalla en San Juan, en el sector de Cáceres, publicada en el libro "Artículos Militares" de Alejandro Montani; el memorándum y las respuesta al cuestionario del comité de damnificados italianos del coronel Belisario Suárez, publicados por su descendiente Rómulo Rubatto; cuestionario del comité de damnificados italianos del coronel Arnaldo Panizo, publicado por su descendiente Juan Carlos Flórez, y el más conocido, el testimonio del Mariscal Andrés A. Cáceres publicado inicialmente por su hija Zoila Aurora Cáceres en su libro "La Campaña de la Breña".
Uno de los testimonios más interesantes y poco conocido es el de José Torres Lara, quien entre 1911 y 1912 publicó una serie de 5 opúsculos sobre sus vivencias durante la guerra con el título de: "Recuerdos de la Guerra con Chile (Memorias de un distinguido)". El primero de estos tenía por título "La batalla de San Juan", en donde él narra cómo vivió aquella batalla en el batallón Concepción en donde él estaba enrolado. El siguiente opúsculo trata sobre la batalla de Miraflores y los 3 últimos sobre el primer año de la guerra.
Algunos apuntes sobre la batalla de San Juan y Chorrillos y el testimonio de José Torres Lara
El testimonio de este peruano es bastante interesante porque narra los acontecimientos desde la lucha en San Juan, la posterior retirada de ahí, la resistencia en las afueras de Chorrillos y la retirada a Miraflores. También lo es porque es de un soldado y no de un oficial o miembro de la plana mayor. El mismo José Torres cuenta porque le llaman distinguido: "… ya soy soldado de veras; soldado distinguido se entiende. Los rasos nos llaman distinguidos de….. porque lo que caracteriza la distinción es estar exceptuado del servicio de baja policía, y lo más característico de esto es el tener que botar diariamente los depósitos de aquello….. de ahí el mote. Otros nos dicen "distinguidos mataperros", no por la acepción común del calificativo, sino por el motivo especial que ya veremos" (1).
En cuanto a la batalla, la línea peruana estaba defendida por los Ejércitos del Norte y del Centro, al mando del general Ramos Vargas Machuca y el coronel Juan Nepomuceno Vargas respectivamente. Cada ejército tenía 5 divisiones; las primeras 3 divisiones del Ejército del Norte formaban el 1° Cuerpo del ejército al mando del coronel Miguel Iglesias, quien también era Secretario de Guerra, las otras dos el 2° Cuerpo del ejército al mando del coronel Belisario Suárez, las divisiones 3ª y 5ª del Ejército del Centro con una división volante formaban el 3° Cuerpo al mando del coronel Justo Pastor Dávila y las divisiones 1ª, 2ª y 4ª formaban el 4° Cuerpo del coronel Andrés A. Cáceres. Los ejércitos estaban al mando del Jefe Supremo Nicolás de Piérola y tenía como Jefe del Estado Mayor General de los Ejércitos al general de brigada Pedro Silva. Los 4 Cuerpos del ejército también tenían bajo su mando la artillería, las fuerzas irregulares, los ingenieros, el personal administrativo o la caballería que estuviera en su zona. José Torres Lara era soldado del batallón Concepción N° 27, formado mayoritariamente por conscriptos de Junín, al mando del coronel temporal Juan E. Valladares y junto con el Ancash N° 25 y Zepita N° 29 formaba la 5ª división del Ejército del Norte. La mayoría de soldados peruanos tenía el uniforme color blanco, es algo que se debe saber para entender ciertas líneas del relato.
El ejército peruano en la batalla de San Juan y Chorrillos tenía 18,650 soldados. De esto se le debe descontar mil hombres porque las fuerzas irregulares estaban armadas en parte y el resto, con rifles Minié, así como la administración militar y a que el batallón 23 de diciembre estaba incompleto; se le descuenta otros 2,150 hombres del batallón de Guardia Civil, la columna de Honor que estaba en Monterrico, la columna de Pachacámac, una parte del Cuerpo de Dávila y otra de la de Suárez que no combatieron, de tal manera que el día del combate sólo habían 15,500 soldados disponibles en el ejército peruano (2).
El ejército chileno tenía 23,129 hombres disponibles el 12 de enero de 1881 (3).
En cuanto a las posiciones peruanas, éstas abarcaban unos 12 Km, iban desde las orillas del mar hasta cerca al cerro San Francisco. Los peruanos llaman derecha a sus posiciones en Chorrillos e izquierda las de San Juan. La línea de defensa era las alturas al sur de Chorrillos y San Juan, empezaban en las alturas de Marcavilca (entre las playas La Chira y Conchán), seguí por las cercanías a la hacienda Villa, Santa Teresa (donde se encuentra actualmente el AA.HH. Tupac), Zigzag occidental, Zigzag oriental (donde está la Escuela Nacional de la Policía), el Gramadal, Viva el Perú y los cerros de Pamplona (en particular, el que se encuentra a la espalda del supermercado Metro del puente Atocongo). El relato comienza en San Juan, pues las fuerzas del 2° Cuerpo constituían la reserva de los ejércitos, y va narrando como ve la lucha desde las cercanías de la hacienda San Juan y como se tuvieron que retirar desde este punto hasta la estación del ferrocarril en Chorrillos.
A continuación, la narración de la batalla.
Recuerdos de la guerra con Chile (Memorias de un distinguido). La batalla de San Juan (fragmento)
"… Eran más o menos las cuatro de la mañana, la luna ya se había puesto y el fulgor de las estrellas que enviaban su postrera luz, no alcanzaba a esclarecer las tinieblas. Un silencio solemne reinaba y era seguro que millares de hombre cubiertos por dos banderas enemigas se acechaba para exterminarse. Sólo de cuando en cuando se sentían los pasos rápidos de los jefes y oficiales del E.M., cuyas sombras cautelosas veíamos aparecer y desaparecer, llevando o trayendo órdenes. Nos mandaremos descansar en nuestro propio terreno y nos sentamos sobre las maleteras…
… Un poco á la derecha de las posiciones que habíamos ocupado al principio, se había alzado en un mástil que habíamos notado de día una luz roja, una luz blanca, otra luz azul: los colores simbólicos de Chile que anunciaban la presencia real de su ejército por la derecha, centro e izquierda.
Una o más hora transcurría desde que nos despertaron, cuando unas detonaciones aisladas primero y descargas sucesivas después, se percibieron bastante apagadas por la distancia, en nuestra ala derecha. Como los desgarramientos de las nubes en las tormentas andinas, el bronco ruido de los cañones se dejó oír luego y el relampagueo de la explosión nos indicaba el sitio del ataque. Pero no nos entretuvo más el lejano espectáculo; porque así como un castillo cuyas guías de fuego han sido hábilmente dispuestas por el pirotécnico para un efecto instantáneo, un vivo resplandor como aureola, se extendió por todas las colinas de San Juan, y un fuego graneado de fusilería nos anunció que la batalla estaba empeñada en toda la línea. Si graneado se inició el fuego de la infantería, el de la artillería con sus resplandores más extensos y más intensos, se rompió también con su rabia, y su continua sucesión expresaba la impaciencia, el coraje y la serenidad de los que manejaban los cañones.
Un ¡viva el Perú! espontáneo y estentóreo, respondió a nuestras filas a los ruidos del combate: nuestro pabellón fue sacado de su caja, enarbolado en su asta, y el porta, el subteniente Ugarte, tomó la insignia del batallón para no soltarla mientras no lo obligara una bala enemiga…
… Ya era de día cuando se dio orden a todo el 2° Cuerpo del Ejército para que fuera a ocupar un lugar más próximo a las posiciones en que se batían los nuestros. Desfilamos sin demora, atravesando por la plazoleta de la hacienda San Juan, y fuimos a desplegar los seis batallones a retaguardia del centro de batalla… De entre el ruido atronador del combate percibíase claramente la música de "San Miguel de Piura", que tocaba probablemente el pabellón de este nombre para unir en esos instantes supremos el pensamiento de nuestra Patria chica al de Patria grande. Otros cuerpos tocaban diana, y era patente que nuestros soldados, nuestros reclutas, puede decirse, hacían buena cara al enemigo.
Pero no era un espectáculo gratuito el que contemplábamos; una batalla no se ve de cerca impunemente. Las grandes parábolas que los proyectiles enemigos describían alejando sus efectos de nuestras filas, fueron acortándose a medida que rectificaban sus punterías; muchas bombas reventaron en un lugar pantanoso o anegado, salpicándonos con el lodo que sublevaban; una reventó entre la cola del batallón Ancash y la cabeza del nuestro, y fue una fortuna que no causara más que un herido, un soldado del Ancash, que recibió sobre la espalda un casco que le ocasionó una herida grande, pero no grave, pues aunque bañado en sangre lo vi alejarse rápidamente sin necesidad de ajeno auxilio. No paso mucho tiempo de esto cuando sentí un ligero chasquido cerca de mí a retaguardia; todas las miradas convergieron hacia ese punto, y si la situación y la causa no fueran tan graves, riéramos de la cara espantada y grotesca que ponía un ranchero de mi compañía, al mismo tiempo que exclamaba: - "Me han heredo". En efecto, un hilo de sangre le corría por la mejía derecha y por la izquierda le salía una masa verde-sanguinolenta. Sin duda la bala le penetró en trayección horizontal en momentos que introducía la coca y le había pasado por el vacío sin tocarle la lengua.
Seguido de un numeroso estado mayor, cuyo selecto personal no podía ser disimulado, el Jefe Supremo, tan impasible al silbido de las balas como á las aclamaciones de los soldados, pasó delante de nosotros, dirigiéndose a la derecha en donde la acción se hacía cada momento más severa.
El efecto eventual de los proyectiles perdidos del enemigo no había sido con todo hasta este momento de daño tan grave como para inspirar temor; pero la acción entraba ya en su período álgido y nuestra situación se modificaba con gran desastre. De pronto una onda agitó toda nuestra línea, y una voz siniestra cundió de boca en boca: ¡Los chilenos, los chilenos! ¡Miren como avanzan! Sí; envuelta en la bruma del humo y del polvo del combate, avanzaba una numerosa fuerza enemiga a apoderarse del abra por donde viene el camino de Lurín a Chorrillos; y avanzaba y avanzaba incontenible, era de verlo y no creerlo; pues ¿qué hacíamos nosotros…? Transcurrió espacio de tiempo inestimable y perdido para nosotros, cuando vi llegar a toda carrera al general Pedro Silva y hablar, accionando enérgicamente, con el coronel Suárez, partió luego a escape un ayudante, y poco después el batallón de la cabeza, el "Huánuco", se desprendió de la línea y avanzó a reforzar la posición; peros e encontró con el reflujo de los que venían en derrota, y vaciló. Luego se desprendió el veterano "Paucarpata", y abriéndose en guerrillas al mismo tiempo que avanzaba, marchó sobre el enemigo; pero fue inútil su resolución y su serenidad, porque interceptada la muchedumbre de nuestros dispersos, antes de poder hacer uso de sus armas fue también dominado por la corriente de la derrota, sufriendo la suerte de ser destrozado, sin poder causar daño al enemigo. Había sido herido el Comandante General Coronel Buenaventura Aguirre de la 4ª división; lo había sido mortalmente el Coronel Chariarse del "Paucarpata" y de gravedad el Coronel Pedro Mas del "Huánuco".
¿Qué hacían entre tanto los otros batallones del cuerpo de Reserva? El "Jauja", que se encontraba más inmediato al lugar de la catástrofe, se desconcertaba; el "Ancash", "Concepción" y "Zepita" ("Zuavos") continuaban inmóviles en su formación, recibiendo, no ya las balas perdidas, sino los tiros directos del enemigo que encontraba un blanco seguro. Todos los Jefes, el Coronel Suárez, el Coronel Pereira de la división y los jefes de los batallones, con una serenidad admirable, puesto que, estando montados, constituían los blancos predilectos de los enemigos, todos se esforzaban por igual en infundir su aliento a los que mandaban. Nuestro Jefe, el Coronel Valladares, decía a sus soldados que empezaban a dar indicios de vacilación: "Que no se diga que los hijos de Concepción han corrido"….
… Desde que ocupamos la retaguardia de la línea de batalla, una interminable procesión sangrienta pasaba por delante y por detrás de nuestras filas; unos heridos iban todavía con paso firme y prometían llegar a la ambulancia; otros, con pasos vacilantes no tardarían en caer; los abnegados ambulantes no se daban abasto para recoger su piadosa cosecha, y pasaban y repasaban incesantemente, penetrando hasta las mismas filas del combate. Varios de estos meritorios soldados cayeron cumpliendo con exceso con su deber de peruanos y de cristianos.
Nuestra posición, repito, nos permitía observar detalladamente este aspecto triste de la batalla: a nuestro frente, a menos de 200 metros, teníamos los cerros de San Juan, y a cada momento veía aparecer esos heridos que después miraba pasar a nuestro lado; otros eran sacados por los mismos soldados de las filas de combate y puestos en lugar seguro para ser socorridos por la ambulancia.
He dicho ya que las balas perdidas del enemigo no nos causaban en un principio gran daño ni temor: dos ó tres muertos y otros tantos heridos, cuyo claros se cerraron inmediatamente en las filas, fueron todos los que vi o de los que me enteré en el espacio de media hora, más o menos, que transcurrió desde que llegamos hasta que se inicio la derrota; pero desde este momento a las raras balas que rebalsando nuestra primera línea, nos causaban perdidas más raras aun, se agregó el fuego de enfilada que empezó a llover de la derecha y que bien pronto se convirtió en verdadero huracán de plomo.
Pero no era sólo allá donde los nuestros cedían el terreno al enemigo: de repente empecé a ver aparecer de detrás de las colinas de San Juan, por nuestro frente, individuos cuya ligereza indicaba no estar heridos; luego ya no fueron individuos aislados sino grupos, pelotones; de pronto, se oye un toque inexplicable en esos momentos: el de cesar el fuego, y un momento después era toda la línea de San Juan la que abandonaba sus posiciones.
Es este instante el de mayor desfallecimiento que vi en mi vida y fue ese el momento más difícil para conservar el orden y la formación en los tres batallones que aun los guardábamos: sacando la cabeza de las filas podía verse caer sus individuos como los granos de una mazorca de maíz, como las hojas de un árbol. Un sargento y un distinguido de los cuatro que escoltaran el estandarte están ya acostados sobre el suelo; un momento más y vemos que el mismo estandarte se inclina y cayera si otros no corrieran a sostenerlo: es que ha faltado el brazo que lo sostenía, es que esta herido el subteniente Ugarte. Los más atrevidos del enemigo que ha asaltado las posiciones de San Juan aparecen en las alturas y apuntan… no, no apuntan, disparan nomás, que todo es blanco. Fue este, repito, uno de los momentos más infelices de mi vida y el más crítico de la batalla; los soldados nerviosos, frenéticos, agitaban sus fusiles, y los oficiales apenas podían impedir que se les hiciera fuego y aumentaran inútilmente la confusión de la derrota, cuando oí que el mismo General Silva daba la orden para la retirada. Habiendo llegado a hora temprana para tomar parte en la batalla, nos retiraban tarde para evitar sus efectos desastrosos.
Sonó la corneta el toque vergonzoso, y desfilamos al trote por la izquierda; pero las balas enemigas nos seguían con su mortal tenacidad, pues aunque el boscaje del camino ocultara el bulto, el polvo les enseñaba el blanco. El teniente Arroyo, que hacía de capitán de mi compañía a falta de propietario del cargo, cayo gravemente herido; alzado y colocado sobre un caballo con un individuo que lo condujera, fue alejado rápidamente del campo. Antes de separarse vivó al Perú con el aliento que le quedaba y nos exhortó una vez más a que cumpliéramos como debíamos. Después de dejar un reguero de muertos y heridos en el camino, nos vimos al cubierto de las balas enemigas…
… Al abrigo de la Escuela de Clases, como he dicho, los maltrechos batallones de la 4ª División del Norte, y los diezmados de la 5ª, menos "Zepita", que sobre la marcha recibió orden de ir a reforzar la derecha, rehicimos completamente nuestras filas. "Huánuco", "Paucarpata" y "Jauja" estaban reducidos a la mitad o poco menos. Una gran parte de ellos con los primeros jefes de los dos primeros, otros jefes y oficiales, habían caído en los gramadales de San Juan o en retirada; otros estaban prisioneros y algunos se habían dispersado. Los batallones de la 5ª no habían dejado prisioneros ni habían tenido dispersos; sus bajas no se debían sino al plomo, y con todo no eran menos de cien los del "Ancash" y "Concepción" no respondían ya a la lista. Pero a pesar del estrago sufrido y del espectáculo desmoralizador que habíamos contemplado, el ánimo de la tropa estaba entero; y esta actitud resuelta era más digna de elogio en los restos de la 4ª División. Deberíase ello, en parte, a los tímidos y acobardados habrían huido lejos, sordos a las órdenes y súplicas de sus jefes y oficiales, y habían quedado en filas los que sostenían su resolución de disputar palmo a palmo el terreno al enemigo, y, ya que no arrancarle la victoria, vendérsela cara.
Mientras estábamos concertando nuevamente nuestras filas, llegó el Jefe Supremo; impartió al Coronel Suárez sus nuevas disposiciones y siguió a Chorrillos, en donde ardía la batalla.
Sin demorar, pues, más tiempo que el indispensable para rehacer o rectificar su formación, salieron, de su abrigo los batallones de la 4ª y la 5ª División a ocupar nuevos puestos de combate.
La línea se extendía ahora a todo lo largo de Chorrillos y desfilaron sucesivamente a ella el "Huánuco", en el que marchaba imponiendo a sus soldados su energía y su entusiasmo mis antiguos capitanes en el "Callao" Mendoza y García, al primero de los cuales ya no volvería a ver, y en seguida "Paucarpata" y "Jauja"; luego siguió "Ancash" que se desplegó de la Escuela a la derecha, y "Concepción" a la izquierda.
Conforme íbamos abandonando nuestro abrigo, éramos descubiertos por el enemigo, que nos enviaba sus mensajes de muerte. Empezó otra vez la música celestial, oí decir cerca de mí con un metal de voz entero, y en tono de chiste; me volví y vi que era Porfías el que había hablado.
… el modelo que yo hubiera querido imitar, el ideal de ese valor verdadero estaba realizado en Porfías. Es signo característico de este valor, la convicción de que es una facultad natural que todos poseemos en el alma, y que su ejercicio solo depende de que haya necesidad de él; por eso esta clase de valientes son mansos en su vida normal, porque el peligro no es frecuente en ella; por eso no hablan de valentía, porque no es objeto de discusión, porque no dudan del valor de nadie; por eso entre las muchas disputas que había tenido con otros o conmigo, jamás habría traído a discusión este tema. Sólo una vez, pero no promovido por él, le oí hablar de esto. El distinguido T. hablaba un día de una manera despreciativa, que siempre usaba sin empacho, de la poca confianza que le merecían "los serranos"; yo me aparté un tanto porque en general me disgustaba atravesar palabra con una persona que si entonces me era desagradable y repulsiva, hoy me es odiosa (si no ha muerto) por el crimen de que me parece ser autor.
También Porfías parecía que sentía repulsión por este sujeto, pues, contra la costumbre que me ha hecho darle el nombre con que lo llamo, jamás sostuvo porfía con él; pero estaba tan procaz y tan torpe T, que no pudo menos Porfías que acercarse y tomar la defensa de los serranos.- Sí, le dijo, muchos correrán, porque no les importa nada la capital de los viracochas que los insultan cuando no pueden…. cuando tienen miedo de hacerles algo peor; pero los serranos que sabemos que estamos defendiendo la Patria…. yo quisiera ver si les da U. siquiera a la rodilla. U. que tan valiente es…. con la boca;- y le volvió la espalda sin hacer mas caso que el desprecio merecido de las palabras de T. que lo provocaba diciendo:- Vamos afuera del cuadro… para que veas a donde te doy.
He visto, en efecto, confirmadas las palabras de Porfías: muchos de estos indios, sin concepto alguno patriótico, sin necesidad de exponer su vida por lo que no existe para ellos, han huido de la muerte en cuanto les ha sido posible libertarse de la fuerza que los obligaba a arrostrarla; pero muchos, también, consientes de lo que hacían, muchos de esos indios de cara mansa y apacible, los he visto magníficos en el combate, y recibir heroicos un balazo en el pecho o en la frente, o caer atravesado por una bayoneta enemiga…
… La acción se había vuelto a empeñar con más escarnecimiento por nuestra derecha; "Ancash" y los restos de los otros batallones que he citado, recibían ahora el empuje decisivo de los chilenos y derramaban con un objeto más útil la sangre que no habían ahorrado en la triste participación que nos había cabido en San Juan. En cuanto a "Concepción", que ni antes ni después debía dar motivo a las apreciaciones injustas que algunos hicieran, le tocó en este periodo de la lucha una participación, si importante por su objeto, mucho menos sangrienta. Colocados en la extrema izquierda, era nuestro papel impedir que el enemigo la cerrara y nos flanqueara, encerrando a todo el ejército en Chorrillos, como logró hacerlo con una parte de él; pero los chilenos, que no podían ignorar que teníamos un ejército de reserva en Miraflores, que podía caerles por la espalda, llevaron su ataque a fondo por el centro y la derecha, limitándose a mantener por nuestro frente guerrillas con el objeto de no perder nuestro contacto y observarnos; guerrillas con las cuales nuestra acción se redujo a un tiroteo intermitente y poco mortífero.
Sosteniendo esta actitud estuvimos más o menos hasta las diez de la mañana, hora en que abandonamos el abrigo de las tapias tras de las que estábamos y tomamos camino de Chorrillos: se había recibido orden de intentar un postrer esfuerzo para auxiliar o liberar nuestras tropas de la derecha de la derecha que peleaban ardorosamente en el Morro Solar y en la población. Una vez más renacieron los bríos del batallón, y acallando nuestros gritos de entusiasmo el ruido de la batalla, penetramos a la población. Acosados por todas partes, sordos al silbido de las balas que caían como granizo, ciegos a la vista de la muerte que marcaba nuestra marcha con huellas de sangre, llegamos en tan resuelta actitud hasta la iglesia del Buen Pastor… Pero ¿por qué se retiraba nuestra gente que cubría el frente (que en nuestro desfile teníamos a la derecha)?.... También por las calles de la población pasaba el tropel de los nuestros en sentido contrario al del enemigo. A la altura del Buen Pastor flanqueamos a la derecha y penetramos por la boca-calle al corazón del pueblo; imaginé que esto tendría por objeto cubrir nuestra maniobra ofensiva; pero muy pronto supe que era para contramarchar algo a cubierto de los fuegos con que éramos ofendidos.
¿Había sido por falta de fuerzas que apoyaran y secundaran el ataque lo que impidió llevarlo a fondo? ¿o había sido una maniobra para atraer la atención y el fuego del enemigo sobre nosotros y pudieran retirarse nuestras tropas de la derecha? Sólo en este caso resultaría útil nuestra acción, porque, en efecto, una parte de las tropas que se batían allí, se abría paso a punta de bayoneta por la calle Lima; al mismo tiempo que soldados del "Concepción", dando la mano a los del "Ancash", rescataban un jefe y varios soldados capturados por chilenos del "Esmeralda", que a su turno quedaban prisioneros. Fue en este momento que cayó con una estrella en la frente el subteniente Goret.
Frustrado el último esfuerzo o llenando su único objeto, y dejando en las veredas de Chorrillos nueva y más honda huella de sangre y cadáveres, emprendimos la retirada que se nos ordenaba de Miraflores; quedando por efecto de la maniobra indicada, cubriendo la retirada, con nuestras filas cerradas y listas pare rechazar la persecución del enemigo…
… No nos persiguió el enemigo inmediatamente sino con su artillería; pero, emplazados sus cañones de modo que no nos enfilaban, lo que hubiera sido fácil, o torpemente dirigidas sus punterías, no nos causaron daño apreciable; sus disparos cruzaban diagonalmente nuestra línea de retirada, y sus granadas rebotaban o reventaban por nuestros flancos.
Un sol de enero nos abrasaba y el polvo de la marcha nos asfixiaba cuando llegamos a la línea de Miraflores: era medio día.
Al desfilar por el 2° Reducto me dijo Porfías:
- ¿Has oído?
- Sí….
Había oído entre comentarios que se hacían un grupo de soldados de la Reserva, estas palabras que, en estos momentos más que en ningún otro, tenían un sabor por demás amargo:
- Estos se han venido íntegros en masa….
Cuando un momento después se pasaba lista en el potrero inmediato al Reducto, no respondieron a ella cinco oficiales y más de un centenar de soldados….
Cierto que esta pérdida era insignificante comparada con la que experimentaron otros cuerpos: el "Piérola", en la pampa de San Juan, en donde, negándose a rendirse su jefe Reinaldo Vivanco, caía al filo del sable de la caballería enemiga, no quedando ileso casi ninguno de sus oficiales y salvando solo unas cuantas decenas de sus soldados; el "Pichincha" a quien cupo suerte igual heroica a su jefe el Coronel Pastor Sevilla; los valerosos restos que con los coroneles Noriega y Rosa Gil se abrieron paso por la Calle de Lima; pero no había sido por voluntad nuestra el que la acción del batallón se desarrollara en zona en la que el combate no asumió las proporciones sangrientas que en otros; no fue elección nuestra las diversas situaciones en que asistimos a la jornada. No, no creíamos merecer el vituperio de la crítica que encerraba aquella: habíamos soportado imperturbables sin poder hacer un tiro y sin que se ordenara nuestras filas, viendo caer a muchos de nuestros oficiales y compañeros, el fuego de exterminio de San Juan, hasta que nos hicieron retirar; habíamos cumplido nuestra consigna impidiendo el flanqueo por nuestra izquierda en Chorrillos, que hubiera dado al desastre mayor magnitud; y, finalmente, habíamos emprendido nuestra última ofensiva contra el enemigo; acciones todas que habían tenido nuestro espíritu en larga y agudísima tensión; y sin embargo, sólo en obediencia a una orden superior, habíamos abandonado el campo, sin perder por un momento nuestra formación. Y era esta circunstancia, notada y elogiada por los militares entendidos, lo que impresionaba a los reservistas, y los hacía verter la frase que tan hondamente venia a herir nuestra susceptibilidad patriótica. Cierto que no estaban aquellos en aptitud moral de emitir juicio; doblemente moral, porque no sabían lo que hablaban, y porque con el mismo criterio y con la misma razón podíamos haber dicho nosotros: Estos no se han movido de su reducto.
Ah! Pero estos argumentos que ahora se me ocurren no se me ocurrían en esos momentos; y ¿cómo se me iban a ocurrir? Me encontraba en ese estado de ánimo confuso y despechado de la infeliz doncella a quien los arrebatos de la pasión arrastraran a la cita misteriosa, y de la que saliera incólume por la frialdad de su amador, pero perdida ante el concepto de las gentes. ¡Y qué argumento poner ante el espectáculo de la batalla del Morro Solar, cuyo fragor llega a nosotros como una condenación inapelable!
Solo conociendo la magnitud del desastre podía explicarse la actitud de los que debían acudir en auxilio de los combatientes: de los 18000 hombres formados esa mañana en la línea de San Juan sólo seis mil, una tercera parte, formaron en la de Miraflores; en otra tercera parte se apreciaban los muertos, heridos y prisioneros…. Una cantidad igual se había disipado, se había colado por entre las filas de la Reserva que se desplegó para cerrar el paso a los dispersos.
Eran las dos de la tarde cuando se arrió nuestra bandera en el Morro Solar sobre sus defensores muertos o rendidos por falta de municiones y de auxilio, y surgió la de la estrella de Chile; pero, como si sus soldados no la juzgaron dignas de lucir en el cielo puro y sereno de la gloria, bien pronto se ofuscó entre el humo del incendio…" (4)
Notas
(1) José Torres Lara, "Recuerdos de la guerra con Chile (Memorias de un distinguido). El héroe del Pacífico". 1912. Lima, pp. 38-39.
(2) Periódico "La Tribuna", 22 de enero de 1884. Parte anotado y documentado del Estado Mayor General al Dictador, sobre las batallas de 13 y 15 de enero de 1881.
(3) "Relación completa de las batallas de Chorrillos y Miraflores escrita en el teatro de la guerra por el corresponsal de La Patria". 1881. Valparaíso, p. 8.
(4) José Torres Lara, "Recuerdos de la guerra con Chile (Memorias de un distinguido). La batalla de San Juan". 1911. Lima, pp. 48-74.
El Holocausto de Chorrillos
El Holocausto de Chorrillos
por César Vásquez Bazán; cesarvasquezbazan@yahoo.com
http://www.voltairenet.org/El-Holocausto-de-Chorrillos?var_mode=calcul
13-1-2012
1. Chorrillos en 1868, años antes de la masacre, saqueo y destrucción perpetrados por los genocidas chilenos.- Fotografías de Courret Hermanos
http://cavb.blogspot.com/2011/12/chorrillos-en-1868-anos-antes-de-la.html
2. Chorrillos destruido en enero de 1881 por los genocidas chilenos.- Peruano: Nunca olvides de lo que fueron capaces nuestros vecinos del sur.- Chileno: Toma conciencia de los crímenes de guerra cometidos por tu país
http://cavb.blogspot.com/2011/12/chorrillos-destruido-en-enero-de-1881.html
3. “El Comercio” de Guayaquil informa sobre fusilamiento de prisioneros peruanos tras las batallas de San Juan y Miraflores.- Edición del 26 de enero de 1881 da cuenta de los crímenes de guerra ejecutados por los genocidas chilenos
http://cavb.blogspot.com/2011/11/el-comercio-de-guayaquil-informa-sobre.html
4. Periódico pro chileno “El Cronista” de Panamá informó sobre el criminal incendio de Chorrillos, Miraflores y Barranco por los genocidas del sur.- Bestias invasoras chilenas arrasaron con poblaciones civiles de Lima
http://cavb.blogspot.com/2011/11/periodico-prochileno-el-cronista-de.html
5. La masacre chilena de los trece bomberos italianos de Chorrillos.- Criminales de guerra del país del sur asesinaron a los mártires el 14 de enero de 1881, un día después de la batalla de San Juan
http://cavb.blogspot.com/2011/12/la-masacre-chilena-de-los-trece.html
6. “New York Times” informa sobre masacre chilena de los trece bomberos italianos.- Diario da cuenta de la carnicería y devastación efectuados por los criminales de guerra chilenos en Chorrillos
http://cavb.blogspot.com/2011/12/new-york-times-informa-sobre-masacre.html
7. El Holocausto de Chorrillos.- Miembro del estado mayor chileno describe la carnicería, saqueo y devastación de Chorrillos por los genocidas del sur.- Baquedano ante la matanza y el incendio: “¿Qué puedo hacer yo?”
http://cavb.blogspot.com/2012/01/holocausto-peruano-en-chorrillos.html
8. Subteniente chileno describe la matanza, saqueo e incendio de Chorrillos.- Repase de heridos, fusilamiento de prisioneros, violaciones, robo, destrucción e incendios generalizados.- Tufo racista de la soldadesca chilena
http://cavb.blogspot.com/2012/01/matanza-saqueo-e-incendio-de-chorrillos.html
9. Corresponsal del diario chileno “El Mercurio” informa sobre el Holocausto de Chorrillos
http://cavb.blogspot.com/2012/01/corresponsal-del-diario-chileno-el.html
10. Comandante del regimiento chileno Atacama, don Diego Dublé Almeida, relata el Holocausto de Chorrillos
http://cavb.blogspot.com/2012/01/comandante-del-regimiento-chileno.html
11. Cabo chileno del Regimiento Chillán relata Holocausto de Chorrillos.- Hipólito Gutiérrez confirma que se prendió fuego “a todas las casas, a todo el pueblo...”
http://cavb.blogspot.com/2012/01/cabo-chileno-del-regimiento-chillan.html
12. ”La atmósfera adquirió el olor de los cuerpos quemándose y de la sangre caliente, y el olor de la pólvora y el humo provenientes de las casas que se incendiaban...” Espía chileno Holger Birkedal sobre el Holocausto de Chorrillos
http://cavb.blogspot.com/2012/01/espia-chileno-holger-birkedal-sobre-el.html
13. “Los chilenos asaltaron el negocio de un italiano... Trataron de insultar a la esposa del dueño... Éste se interpuso… La quiso arrancar del poder de los soldados… Una bala puso fin a sus días. ¿Qué fue de la mujer? Hay cosas que da asco referirlas. Insultada, maltratada, disputada a golpes, dejó de existir y su cadáver seguía siendo profanado por aquellas bestias…” Coronel Miguel Valle Riestra relata Holocausto de Chorrillos
http://cavb.blogspot.com/2012/01/los-chilenos-asaltaron-el-negocio-de-un.html
14. “Los palacios fueron dinamitados, mujeres perseguidas por soldados corrían por las calles casi desnudas y sin aliento, luego serían violadas; los hombres asesinados sin misericordia, los niños reventados a puntapiés o estrellados contra las paredes”.- Ni olvido ni perdón para los chilenos responsables del Holocausto de Chorrillos
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15. “El anciano médico inglés doctor MacLean, fue asesinado vilmente, la casa del embajador británico fue arrasada, así como la iglesia; la ciudad fue completamente destruida”.- El historiador inglés Markham y el Holocausto de Chorrillos
http://cavb.blogspot.com/2012/01/el-anciano-medico-ingles-doctor-maclean.html
16. “No hubo más remedio para rendir a los peruanos que aplicar la tea incendiaria a esos ricos edificios de Chorrillos; la ciudad ardió por todas partes, no ha quedado allí piedra sobre piedra”.- Salvador Donoso, capellán del ejército de Chile, justificó el Holocausto de Chorrillos
http://cavb.blogspot.com/2012/01/no-hubo-mas-remedio-de-rendir-los.html
17. “Hay orden de poner todo a sangre y fuego, Chorrillos, Barranco, Miraflores y Lima... Nosotros quemamos, el Perú paga”
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© 2012 César Vásquez Bazán
Morro Solar: contra falseamientos de la historia
Morro Solar: contra falseamientos de la historia
por Juan Carlos Flórez Granda; jcflorezg@gmail.com
http://www.voltairenet.org/Morro-Solar-contra-falseamientos?var_mode=calcul
13-1-2012
Paseándome por la web encontré este interesante video http://www.youtube.com/watch?v=vSRp3eOGbAk&feature=related donde se puede apreciar al Sr. Jacques Levy presentando al arqueólogo especialista en historia, Dr. Guillermo Cock.
El objetivo de este video, por lo que se puede apreciar, es sustentar desde el punto de vista histórico la inexistencia histórica, valga la redundancia, de los terrenos del Morro Solar. No me ocuparé sobre el tema de propiedad de los terrenos de GREMCITEL porque creo que los Sres. Levy tienen toda la licencia que la Ley les otorga de pelear por lo que creen ellos su derecho. Sí me ocuparé de los comentarios del Dr. Guillermo Cock porque considero merecen todas las aclaraciones del caso por los motivos que expondré en el transcurso de este artículo.
Inicia el Sr. Cock haciendo memoria de cómo en el 2004 el Sr. Isy Levy lo contactó para que los apoyen en la obtención del certificado de inexistencia de restos arqueológicos (CIRA) en los terrenos que ellos habían adquirido en La Chira y La Herradura. Continúa narrando cómo comenzó el estudio de las afectaciones: Si habían, si existían zonas arqueológicas conocidas y monumentos históricos que se viesen afectados. Identificaron “una serie de sitios pequeños [sic]”, uno en el cerro de la virgen y otro en la Chira. Agrega que había dos “torreones coloniales en La Chira que habían sido usados probablemente desde el siglo XVI hasta fines del siglo XIX como puntos de vigías costeros [sic]”
Pareciera un pequeño desliz, producto quizás de la falta de memoria en ese momento para acordarse de algún dato. Lo cierto es que los torreones mencionados fueron mandados a construir por el virrey Abascal a comienzos del siglo XIX para defensa contra la expedición libertadora ante cualquier desembarque y se estableció después de su construcción 2 baterías, cada una con 2 cañones de 8 libras y apoyados por “…300 infantes i 50 caballos con 2 cañones de 4 libras de de batalla en el terreno más a propósito de la inmediación, manteniendo una avanzada de 50 hombres, retrincherada en la arena de aquella playa…[sic]” (Noticias sobre las Provincias del Litoral Correspondiente al Departamento de Lima y de la Provincia Constitucional del Callao por la Oficina hidrográfica de Chile, Op. Cit., Pág. 41. Santiago – Imprenta Nacional 1879).
Prosigue con el tema y da cuenta de una demora en los trámites, etc., que tampoco es el caso comentarlo porque al ver el video uno puede supone a qué se apunta y que son materia de sustento a los fines que persiguen.
Lo curioso del caso es que el arqueólogo Guillermo Cock señala que el problema comenzó cuando fueron a solicitar el CIRA para el área del salto del Fraile de La Herradura y que luego de darles la autorización para iniciar la evaluación, esta fue suspendida bajo la excusa que eran terrenos donde se produjo un hecho histórico: La Batalla de San Juan de Miraflores en enero de 1881. “…El problema surge de una confusión…[sic]” (creo que la confusión es del Dr. Cock), entre el área que “nosotros denominamos conmemorativa que es la parte que hoy día se denomina Morro Solar donde está el monumento al soldado desconocido, está el monumento a Iglesias, inclusive hoy día está la cruz del papa…Esa área que se configura a principios del siglo XX para conmemorar ahí, para erigir ahí los monumentos de la batalla, no es un área donde se produjo la batalla…[sic]”
Este comentario indica realmente los escasos conocimientos de la batalla del 13 de enero de 1881 y sobre todo de la defensa que se hizo en el Morro Solar.
Agrega con convicción que solo hubo una batería como los hubo en otros lados porque no se sabía donde sería la batalla.
Tengo mis dudas si el Sr. Cock es arqueólogo especialista en historia o va a presentar una novela de corte histórico porque es la única forma de justificar tales comentarios, ya que hasta ahora todo lo que ha dicho difiere de la verdad y para ello solo me remitiré a las fuentes. En este caso podría mencionar el parte oficial del Comandante General de las Baterías de Chorrillos, coronel Arnaldo Panizo, documento que el general Pedro Silva menciona en su parte oficial para describir la actuación de las baterías de costa en la zona del Morro Solar, y quien precisamente sostuvo con sus artilleros y restos de los batallones del primer cuerpo del ejército una encarnizada resistencia, luchando contra los batallones de la 1ra. División de Lynch hasta cerca de las 2 de la tarde.
Al parecer el Sr. Cock no ha investigado o ha delegado la investigación a otras personas y se ha confiado en malos informes. Estos comentarios provenientes de un especialista dice mucho del escaso conocimiento que tiene sobre el tema. Seguidamente narra con total seguridad una serie de medias verdades, por no colocar otro calificativo, quien sabe para perseguir qué fin.
Si nos remontamos al año 1879 ya existía un proyecto para situar baterías que puedan proteger el cable submarino del enemigo. En 1880 las baterías rodantes que se situaron en el Morro defendieron bizarramente la ciudad del bombardeo por parte del blindado Cochrane y fue el motivo de la construcción de la batería principal “Mártir Olaya” en lo que hoy comprende por un lado el templo de la Virgen del Morro y en el lado opuesto la vista hacia el Salto del Fraile.
Prosigue narrando con convicción acerca de la línea de defensa que se dispuso en la batalla (esta vez acertó) y afirma que ahí se desarrolló la batalla, a dos kilómetros y medio de los terrenos que los señores Levy habían adquirido. Nada más erróneo ya que solo el Batallón Guardia Peruana No. 1 estaba situado a unos 100 metros de la playa de La Chira.
La batalla comenzó a eso de las 5am. y se rompió la línea por la parte central. Es así que todo el peso de la batalla se inclinó por la derecha hacia Chorrillos y el Morro teniendo como defensores al cuerpo de Iglesias (infantería) y las baterías de Panizo (artillería). El primero, Iglesias, al ser apoyadas por las baterías y después de una ardua pelea, lograron conquistar las posiciones del cerro Santa Teresa, pero la superioridad de fuerzas que los acechaban por vanguardia y retaguardia los obligaron a retroceder hasta el malecón. En el intento por abrirse paso hacia la playa, es que Miguel Iglesias fue capturado, por la zona del Alto Perú y no en el Morro como se afirma.
El segundo, Panizo, apoyando a la infantería peruana y resistiendo a la división de Lynch que subía por Marcavilca y al Regimiento Santiago que subía por el Panteón hacia la batería Provisional. Efectivamente, la batalla comenzó a 2 kilómetros aproximadamente de la ciudad pero no de los terrenos que dice el Sr. Cock. Por lo tanto su explicación dista mucho de la verdad.
Cita a Carlos Dellepiane, un militar que es un buen referente en cuanto a estrategia se trata y para ello no es necesario ser exacto a la hora de describir una batalla. Pero al parecer el Sr. Cock no ha leído a este autor o quizás se refiera a otro Dellepiane con el mismo nombre de la obra o miente, porque el que conocemos, el mismo que escribió la “Historia Militar del Perú”, narra la crudeza con que se combatió en el ala derecha y el Morro Solar, en la misma área conmemorativa que el Sr. Cock dice con tanta convicción que no hubo batalla.
Menciona a Basadre como otro referente. Basadre escribió una historia general del Perú. Es obvio que en 7 u 8 tomos es imposible compilar detalles sobre cada aspecto específico de nuestra historia donde la guerra del guano y salitre es una porción de esta. Es por ello que narra genéricamente las acciones de batalla en este período, sentando las bases para futuras investigaciones y en el aspecto que nos interesa, Basadre sí narra la heroica defensa en el Morro Solar. Otra vez el Sr. Cock trata de sorprendernos. Seguidamente muestra el paupérrimo y vergonzoso oficio que la Comisión Permanente de Historia del Ejército Peruano (CPHEP) plagió de mis notas y libro “La última Resistencia” (ver artículo Morro Solar: Jalón de orejas al CPHEP http://rastrosdeguerra.blogspot.com/2011/12/morro-solar-jalon-de-orejas-al-cphep.html ), dando aparente validez a todo lo que dice.
El Sr. Levy indica que había ahí un polígono de tiro, muy cierto, y que los terrenos que están en disputa no tocan la parte alta e insiste el Sr. Cock que han hecho un estudio de la zona y vuelve a afirmar que las baterías no entraron en acción porque el ataque no fue por ahí.
Aquí viene lo interesante cuando le preguntan si aparte de Dellepiane y Basadre existe otro historiador que toca el tema, el arqueólogo Guillermo Cock afirma que no, no hubo otro historiador. ¿Y Paz Soldán que cita el parte de Pedro Silva y dentro de este nombra al de Panizo? ¿Tomás Caivano? por citar algunos... ¿Ellos no eran historiadores y contemporáneos a esa guerra? Al parecer le faltó más estudio.
El coronel Vidal Panizo, hijo del coronel Arnaldo Panizo realizó durante su vida, junto a sus hermanos una activa campaña en torno a la actuación de los artilleros en la defensa del Morro Solar. Expuso en el año 1936 en la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia todo un discurso histórico del rol protagónico que tuvo su padre junto a sus artilleros en la defensa el 13 de enero. Poco más de una década atrás, en el año 1922, se formó una comisión con el fin de proponer las inscripciones que debía llevar el monumento al Soldado Peruano, así como los motivos que deben tener presentes para los bajos relieves (Acta del 22 de febrero de 1922. Archivo del Centro de Estudios Histórico – Militares del Perú) y se determinó que la Batalla de San Juan tuvo 3 etapas: San Juan, Chorrillos y Morro Solar porque ahí se llevó a cabo la última resistencia de los artilleros. Es por ello que se hicieron los 3 bajo relieves que perennizarían el monumento y que hasta hace algunos años existían. La Municipalidad de Chorrillos logró quitar la última placa de bronce antes que se la robaran los amigos de lo ajeno. A pesar de los insistentes esfuerzos de este servidor, por intermedio de artículos, cartas y entrevistas a fin de evitar este saqueo, hoy desgraciadamente este monumento – mausoleo está abandonado.
Están registradas las conferencias de la escuela militar del teniente coronel Nicanor Beúnza en 1904 y 1909, sobreviviente de la batalla. Contamos con los relatos de Pedro Alcócer en La Chira, los testimonios del capitán Silverio Narvarte narrando los pormenores del Batallón Guardia Peruana No.1 y las actuaciones que tuvo defendiendo la zona de la batería Provisional frente al panteón y la persecución y matanza que tuvo una parte de este batallón en explanada de La Herradura. Existe un sinfín de relatos, testimonios de sobrevivientes de esa batalla que el Sr. Cock no ha leído, estudiado o no quiso darles crédito sabe por qué intereses. No está demás agregar los numerosos partes chilenos y relatos de corresponsales de época y por último, mi libro escrito en coautoría con el Sr. Ernesto Linares, el primero en tratar solamente el tema de las baterías de Chorrillos hasta su participación en la batalla del 13 de enero de 1881.
Continúa el Sr. Cock amparándose en Basadre, Dellepiane y en el deleznable informe de la CPHEP como si fueran la última palabra. En un momento explica que existe un informe, “entre comillas, técnico [sic]” elaborado por una comisión que cree fueron dos historiadores, dos arquitectos y un arqueólogo y que no tiene sustento porque dice tendría que sustentarse en las autoridades, y se pregunta ¿Quiénes son las autoridades? El mismo responde, son el historiador del ejército (Dellepiane), Basadre y concluye insistentemente que no existió batalla en el Morro. Añade que el informe es un documento Ad Hoc, usado para denegar permiso a GREMCITEL para desarrollar su proyecto.
Definitivamente la forma de pensar del Sr. Cock es muy singular, ya que según su visión cualquier estudio que no tome como referencia a estos dos historiadores, carece de validez. Curiosamente dice que no quiere juzgar la intencionalidad de sus miembros, pero lo más resaltante es la siguiente frase: “…yo no sé si es por ignorancia o inocencia y es igual un informe errado… y tan errado que el mismo ejército peruano emite un informe que avala lo dicho [sic]”
Valiéndome de éstas interrogantes puedo concluir con convicción que el Sr. Cock definitivamente no es inocente. No he tenido la oportunidad de leer el mencionado informe pero puedo suponer que el equipo que lo elaboró tuvo mejor preparación para poder emitir sus conclusiones.
Es censurable que un plagio mal armado por la CPHEP manche a toda una institución y creo que las autoridades militares deben de tomar cartas en el asunto. Al menos yo tomaré las que la Ley me ampara para hacer valer mi protesta (si es que no recibo las disculpas del caso en el corto tiempo), por el robo de propiedad intelectual para favorecer algún interés diferente a lo que preparé en un estudio minucioso y detallado en fuentes.
Cualquier peruano que ve el video no puede ocultar su sorpresa y no decir de los chilenos, que deben estar esbozando una sonrisa ante tal disparate ya que en su historiografía cuentan con una completa documentación de las acciones en el Morro Solar.
Una lástima que en el Perú se recurra a esta clase de profesionales no preparados y que se presten para sorprender a quienes no tienen conocimiento del tema.
Es irónico que un simple aficionado que dedica sus tiempos libres a investigación en campo y archivos tenga que darle clases de historia a un supuesto especialista titulado.
Este artículo lo escribo con todo el derecho que la libertad de opinión me faculta para aclarar los hechos históricos tal como fueron en un video de difusión público, porque al no hacerlo estoy pecando de complicidad y contribuyendo a deshonrar la memoria, destinando al olvido, a esos miles de peruanos que lucharon por defender nuestro país en todo el complejo del Morro Solar. Cada persona tiene la responsabilidad de guardar la memoria de nuestra historia y no mutilarla como algunos pretenden hacerlo, sorprendiendo a los que vieran esta entrevista, con una serie de cuentos, inexactitudes y mentiras, resultando de este un insulto para la memoria histórica de nuestro país.
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por Juan Carlos Flórez Granda; jcflorezg@gmail.com
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29-12-2011