Marte y Venus, la conquista de una mujer en el siglo XXI
por Zully Pinchi Ramírez; zullyarlene39@gmail.com
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6-5-2021
El gran Jorge Smith partió. Y su tránsito ha dejado un gran vacío entre
quienes tuvimos el privilegio de conocerle.
Con Jorge teníamos en marcha un lindo proyecto.
El se llamaría Marte y yo Venus.
Ibamos a escribir un libro sobre
distintos temas, uno de ellos ¿cómo conquistar a una mujer?
Adiós amigo que allá en el
cielo nunca dejes de sonreír.
Estimado Marte, mucho se ha escrito sobre varones y damas,
de allí el famoso libro las mujeres son de Venus y los hombres son de Marte.
Ahora que pienso, medito en las formas en cómo es que han cambiado los métodos
de conquista de los caballeros. Si yo pudiera escoger una época en que me hubiera
gustado vivir, sin duda sería en el siglo XVIII porque fueron tiempos en los
que se crearon las más grandes historias de amor, pero de esos amores
románticos, puros, transparentes, donde podías ser feliz con solo una mirada y
un beso en la mejilla, con solo un toque de las manos, quizá con tan solo
sentir la fragancia del hombre que te había hecho perder la cabeza.
Creo que hemos idealizado al enamoramiento como algo
imposible, inalcanzable, como un sueño irrealizable, pero en mi humilde
entender, el amor es el arma más poderosa que existe en el universo, ni la
bomba nuclear, ni las pistolas, ni metralletas, ni tanques de guerra, pueden
destruir a un corazón encandilado y enamorado. Ya lo anticipaba el español
Gustavo Adolfo Bécquer: Por una mirada un mundo, por una sonrisa un cielo y por
un beso… yo no sé qué te daría por un beso.
La facilidad con que se ha perdido la maestría para
conquistar me causa una especie de tristeza, creo que se ha rentabilizado al
sentimiento más sublime de la humanidad, donde se condiciona, a manera de
trueque, el amor. Cuando no hay nada más fundamental que amar hasta cansarse,
hasta que resista el cuerpo, hasta que la boca quede extasiada de tanto besar,
si bien es cierto el buen sexo y los preámbulos son muy importantes en una
pareja, hay detalles simples que hacen que una mujer caiga rendida a los pies
de un hombre. A mis cuarenta y pocos encima, algo puedo contarte.
El noble y sonriente
A las mujeres no nos gustan los dictadores estilo
hitleriano. Nada que ver con la clasificación de los arquetipos de Carl Gustav
Jung. Escapamos de los gruñones de mal carácter y huimos de los narcisistas,
soberbios y patanes. Nos acaramela la dulce manía que trae la sencillez, la
humildad y la simpleza, no importa si traen puesto un Rolex o un Casio, si
manejan un Volkswagen o un Bentley, nos da igual si son políglotas o si solo
hablan con el lenguaje de señas, si son doctores o carpinteros, meseros o
grandes abogados, no nos deslumbran los ingenieros, actores famosos, reyes,
senadores, cantantes, alcaldes, diputados, ministros o presidentes, lo que interesa
es que no sean pedantes o cretinos, de sonrisa ancha, plena, el buen humor y la
empatía que tengan con las adversidades de terceros, déjame decirte que eso hipnotiza.
El amigo leal y
adulador
Como mujer valoro más la lealtad que la fidelidad, no es que
sea muy moderna pero entiendo que será difícil encontrar a alguien cien por
ciento fiel, que no mire a nadie más, que no recuerde a todas las novias que
tuvo, que no sueñe con una mujer que le gustó, son situaciones que ya comprendí
y he decidido no hacerme problemas con eso.
Si alguna vez tengo la oportunidad de tener una nueva
relación, la fidelidad no será ni mi cafeína ni mi morfina. Lo que no tolero,
es la deslealtad. El adulador en cambio no es el que miente, es el que te hace
sentir bien con sus palabras, ya que con ellas, construimos o derrumbamos. El
hombre que sabe decir la frase correcta en el momento oportuno, es un campeón,
porque sin esfuerzo alguno habrá calado en lo más profundo del alma de su musa.
Es resaltante contarte que nos anima recibir aliento, como si fuéramos niñas
pequeñas en un concurso interescolar, así nos levantan los mimos verbales de
los hombres en los que nos hemos fijado para enrumbar a alguna bonita historia.
Cuanto despreciamos al desleal y ni qué decir, no soportamos
al machista que nos compara con su símbolo sexual, con la chica playboy, con su
mamá, su tía, su abuelita, su ex esposa, ex amante, la ex de la universidad,
todo eso nos incomoda y nos hace sentir repulsión, ya que no nos gustan los parangones, porque somos
únicas, como las huellas de nuestro dedo índice, tampoco toleramos que los
divos arrogantes nos hagan sentir, gordas, feas, viejas y brutas a esos los
descartamos en menos de un segundo.
El detallista
Hoy en día, se han dejado de lado las fechas como los
aniversarios del día en que viste por primera vez al hombre de tu vida, a tu
aventura más loca, a tu amor platónico. Recuerdo los cumpleaños de todos los
hombres a los que amé, evoco las fechas de nuestros aniversarios, pero claro
fuera de sentir nostalgia es tan solo algo que ha quedado indeleble, eso no
significa que los siga amando o queriendo, nada de eso, tengo la suerte de ser
amiga de algunos pero con un par simplemente no existe ningún tipo de
comunicación. A lo que me refiero es que muchos chicos en la actualidad no dan
importancia a pequeños e insignificantes hechos que marcan diferencias, como
una nota, un whatsapp, un mensaje, un correo electrónico, una foto juntos, una
frase bonita, un feliz cumpleaños, feliz día que nos conocimos, gracias por tu
cariño, la pasé lindo ayer, etc. Y si todo esto va acompañado de una rosa, un
girasol, un tulipán, una orquídea, un chocolate, un pequeño oso de peluche, ya
se ha ganado prácticamente el alma de la amada, y si nos hacen un poema, una
carta, un acróstico con nuestro nombre, un dibujo, entonces serán merecedores
de un beso con mucho afecto. El galán que hiciera esto, obtendrá la victoria,
los hombres fríos, apáticos y con mala memoria simplemente ni siquiera forman
parte de nuestra agenda sentimental.
El sinvergüenza
Cuando nos miran a los ojos profundamente y nos agarran de
la mano nosotras nos sentimos como que vamos con nuestro guardaespaldas, el
defensor y protector, no porque seamos débiles e inseguras sin un varón, sino
que nos encanta que nuestra pareja nos valore y quiera de tal forma que no
tenga vergüenza alguna de demostrar al mundo entero que están enamorados y con
eso no implico a que lo publiquen en sus redes sociales, me refiero a que nos
gusta que se sientan orgullosos de nosotras, que seamos su centro de atención y
eso solo se logrará con un respeto mutuo obviamente, con un sentimiento sano y
equilibrado sin celos ni inmadureces. Es lindo cuando nos presentan ante sus
amigos, su familia, su jefe, sus hijas, sentirte incluida e involucrada en
todos los aspectos de la vida y que te hace sentir una mujer en todo su
esplendor.
El favorito
Y ahora mi estimado amigo Marte, he llegado a la parte más
trascendental de cómo conquistar a una fémina, tal cual te lo vengo relatando
en mi carta.
Sí hay un motivo principal para volverse loca por un hombre.
¿Sabes cuál es? Es admirarlo y ¿cómo se gana la admiración?, respetando,
apoyando y tratando bien. No siendo como Romeo, ni como Otelo, ni como Caín ni
como Abel. Hay que tener el arte de
Botero, la poesía hermosa de Pablo Neruda y ser como el ingenioso hidalgo Don
Quijote de La Mancha y es menester aportar la creatividad fantástica de Romeo
Aridjis y de Mario Benedetti, con la voz de Leonard Cohen pidiéndonos danzar
con un vestido largo y azul hasta el final del amor, con un gloria de Umberto
Tozzi que nos sugiere ser el jardín de su presente, que nos compara con el
aroma entre los árboles en una tierra mágica, con un discurso de Nelson
Mandela, con un te amo en silencio de Charles Chaplin, con un solo te llamé
para decirte que te amo, de Stevie Wonder.
Como puedes observar Marte, no he mencionado, hoteles de
lujo ni restaurantes de cinco tenedores con estrellas de Michelin ni yates,
aviones privados, esmeraldas, zafiros, rubíes, diamantes, oro, plata ni
mansiones ni autos de lujo. No, nada de eso, para ser felices y encontrar a
nuestro compañero, las mujeres que nos amamos y sabemos amar no nos
complicamos, solo necesitamos alguien que nos comprenda y nos quiera tal y como
somos con nuestros errores y virtudes y por sobre todas las cosas, que no nos
quiera cambiar.
Marte, me despido con la esperanza que algún hombre cuando
lea el decurso de mi relato, pueda cambiar sus esquemas ya que nunca es tarde
saber lo que realmente necesitamos las mujeres.
Venus