Kamala y Mike: la pura sangre y el potro blanco
por Jorge Smith Maguiña; kokosmithm@hotmail.com
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10-10-2020
El segundo debate para las elecciones del 3 de noviembre en
los Estados Unidos ha sido entre lo que en términos figurativos sin ser
ofensivo, una pura sangre como la senadora demócrata Kamala Harris y un potro
blanco como el actual vicepresidente Mike Pence.
Ambos son abogados y muy articulados. Solo seis años de
diferencia de edad los separan. En el caso de Kamala Harris abogada y activista
desde siempre, creándose una fama de defensora de las minorías de los derechos
civiles en todas sus formas, lo cual poco a poco le permitió ascender en el
sistema judicial hasta convertirse en una fiscal de polendas. Una reputación de
radical en muchas de sus propuestas pudo haberle costado las reticencias de
cierto sector conservador en el partido demócrata, sobre todo cuando trató de
dar un salto mayor buscando la nominación a la candidatura presidencial de ese
partido hace cuatro años. Pero no, estos últimos ella logró sortear todas las
reticencias y mas bien ha generado un amplio consenso en el electorado femenino
como también en las minorías étnicas tanto afroamericanas y con menor consenso
entre el latino, muy dividido en sus preferencias. Ella es una luchadora nata,
mas por principio que por reivindicación y ya en el 2007 algunas publicaciones
como el New York Times, la percibían como presidenciable. Por una vez los
diarios no se han equivocado.
Por otro lado Mike Pence, ha equilibrado con creces y en
mucho el triste espectáculo que dio el presidente Trump en el debate con Biden y
que sigue dando con su comportamiento errático de los últimos días y que puede
reducir aún mas el tambaleante electorado que seguía su candidatura.
Si las tendencias se mantienen o acentúan en los pocos días
que faltan, el resultado puede ser desastroso para los republicanos, no solo en
lo electoral, sino también en el “after day” pues Trump ha destruido la respetabilidad
que tenía este partido en muchos sectores, creando muchas defecciones de
conocidos líderes republicanos y no pocos visibles personajes que han
colaborado con presidentes republicanos. Siete ex miembros del gabinete del ex
presidente Bush y casi una cincuentena de altos oficiales del ejército han
manifestado que no votarán por la reelección de Trump, pues sería apoyar
reconducir un período con un plan desastroso en muchos aspectos, pero sobre
todo fragilizando la institución de la presidencia.
Trump efectivamente se ha esforzado por hacer de su período,
un campo de impredictibilidad absoluta, no se sabe en busca de qué cuando
tranquilamente hubiese podido disfrutar de su cuantiosa riqueza y guardar un
margen de influencia. Pero no, él ha buscado la confrontación gratuita y se ha
ganado la desconfianza de todos. Lo peor ha sido que perdidas las elecciones,
las investigaciones que le harán para investigar sus no pagos de impuestos le
pueden hacer la vida muy difícil y los últimos destapes indican también que los
negocios a los cuales se ha prestado su simpática y leal hija Ivanka Trump no
han sido tan santos como parecían. La bella Ivankita parece haber heredado
algunas mañas del papá y eso le puede costar caro también a ella. Lo cierto es
que muchos republicanos se golpean la cabeza y se comen las uñas de haber
apostado todo a un solo caballo en estas elecciones. Pueden perder soga, cabra
y hasta la pradera.
Esta pesada mochila de los Trump, evidentemente influye en
la tensión de lo que tenía que defender durante el debate con Kamala Harris, el
correcto Mike Pence, que siempre se vendió a sí mismo como un católico,
conservador y republicano. “En ese orden” siempre ha afirmado. El ya había
tenido experiencia como locutor de radio y presentador de televisión antes de
hacer carrera como diputado y luego como gobernador de Indiana. Hombre discreto
e impasible, equilibrado pero hábil para los debates y capaz de captar
inmediatamente las debilidades de su rival. Todo lo opuesto a Trump, mas amigo
de la diatriba, la burla y del insulto. Si bien en muchas de sus intervenciones
sobre temas puntuales, Pence fue impreciso y al límite de la falsedad, fue muy
diferente en eso, de Trump que optaba sin medir las consecuencias no por la
imprecisión sino por la mentira pura y simple y cuando optaba por la
ambigüedad, al responder preguntas delicadas y que requerían una respuesta contundente
y responsable como cuál será su reacción si pierde las elecciones: si respetará
los resultados o no. Esta desconfianza que está suscitando Trump sobre la
fiabilidad del voto postal está creando diversas inquietudes que fragilizan la
democracia made in USA, mas de lo que ya está.
Los temas tratados en el debate Kamala Harris/Mike Pence,
por el cortísimo tiempo de palabra, no les permitieron explayarse a ninguno de
los dos, sobre muchos aspectos que ambos manejaban. Ella como senadora y él
como vicepresidente.
Es evidentemente mas difícil defender un legado como el que
tenía que defender Pence, sobre todo sobre temas como el de la pandemia, los
problemas raciales, la violencia policiaca, las carencias del sistema de salud,
la inmigración y la nueva nominacion para la corte suprema, todos ellos temas
que en la forma y en el fondo llevan en su manejo, el sello de haber sido muy manoseados por el presidente Trump. Mike
Pence sin embargo cumplió bien el encargo, quizás ningún otro líder
republicano, lo hubiese podido haber hecho mejor y de haber sido Pence, el
candidato republicano a la presidencia, nadie duda a estas alturas, que hubiese
dejado una mejor imagen que Trump y hubiese captado mejor a los electorados
conservadores de centro de ambos partidos y a pesar del manejo desastroso de la
pandemia hubiese podido dar mejor pelea, capitalizando la recuperación
económica que se percibía antes de la pandemia, sobre todo en el acápite del
empleo.
Su lealtad a Trump, ha terminado mas bien haciendo que Pence
sea percibido también como parte del problema. Ha tratado este de “inocentar”
tanto como ha podido los deslices de Trump, no deslindando en tiempo real,
cuando éste apoyaba suicidariamente a desembozados grupos fascistoides de toda
calaña, y exculparlo también a destiempo el que no se hayan tomado las medidas
necesarias en la lucha para la pandemia.
Faltó Pence a la verdad durante el debate, al aducir que se
cortaron todos los vuelos provenientes desde China al inicio de la pandemia.
Eso no era cierto y además todo indicaba que se tomó esta decisión cuando se
sabía que ya el coronavirus desde febrero no venía desde China sino desde
Europa, como lo comprobó la grave irradiación de la pandemia en España, Italia
y Francia. Pence durante la campaña ha sido consecuente, sin mayores
aspavientos de los temas que como cristiano conservador ha defendido durante su
carrera política como lo son la lucha contra el aborto y en coincidencia con
Trump el tema de no apoyar el control de armas y menos aun su reticencia hacia
el uso de las energías renovables. Sobre este último tema, se defendió como
pudo en el debate, pero es increíble que con los desastres climáticos de estos
últimos años, se persista en la ceguera de no aceptar el tema de las medidas
sobre el cambio climático.
Kamala Harris tiene todas las características de la
encarnación del American dream en sus aspectos mas nobles. Bella mujer, dueña
de una sonrisa generosa y una personalidad avasalladora y con una mirada no
exenta de picardía, sin duda por la parte latina que lleva en su sangre es una
mujer que sintetiza los sueños de los inmigrantes de primera generación. Esta
mujer que hasta el borde de los 50 años no se había casado aún y que ahora es
esposa de un divorciado que cuando habla de ella parece ser un adolescente
enamorado, está al borde de ser la primera mujer de color en ser vicepresidenta
de los Estados Unidos y en la medida que si
Biden es elegido, éste por su avanzada edad, no vaya a la reelección
ella será sin duda la candidata a la presidencia de los Estados Unidos en 2024.
Impresionante país que a menos de 10 años de que Obama deje
la presidencia se habrá reinventado políticamente otra vez. La diferencia de
las preferencias para el 3 de noviembre se han acentuado a un punto casi
irreversible, pues el electorado femenino y las minorías apoyan
contundentemente a Biden, gracias en mucho a la presencia de Kamala Harris y
hoy las personas de tercera edad, que en las anteriores elecciones le dieron su
preferencia a Trump, con el pésimo manejo de la pandemia y concientes que la
mayor parte de los fallecidos ha sido gente de tercera edad, al ver que algún
amigo cercano pasó a mejor vida o que algún otro esté contagiado, al final se
han dicho a sí mismos: “No vuelvo a votar por Trump”.
Con lo cual la suerte ya parece estar echada.