La verdad del crimen Graña, la infamia de un “proceso”
por Enrique
Tello Molina; etellomol@yahoo.com
16-9-2022
Esta tarde,
a partir de las 6 pm, será presentado, en el local aprista de Miraflores, el
libro La verdad del crimen Graña. La infamia de un proceso, cuyo
autor –mi padre- Alfredo Tello Salavarría trabajara con denodado esfuerzo en
procura de la verdad y como respuesta a esos 14 largos años de carcelería que
sufrió por un crimen que no cometió. Esta verdad llega con luces potentes de
reivindicación y justicia social.
Hace algunos
años, mi hija mayor, tenía que desarrollar una asignación sobre historia del
Perú para su curso del colegio; recurrió a mí como alternativa y juntos
apelamos a unos fascículos de El Comercio que acababan de editar.
Buscamos los años 45 al 50, y ¡oh! sorpresa, en lo referente al año 1947,
encontramos el asesinato de Francisco Graña Garland, director de la Prensa,
atribuido a los “sectarios apristas Alfredo Tello Salavarría y Héctor Pretell
Cabosmalón”.
De modo que,
hemos esperado largo tiempo esta oportunidad, para difundir nuestra defensa,
que partiendo de una profunda investigación nos lleve a demostrar quién o
quiénes, verdaderamente asesinaron al señor Francisco Graña. Y exigir la
revisión del proceso.
El Proceso Graña
es un lamentable episodio de la justicia peruana, como muchos otros, producido
por el odio cainita respirado en una sociedad caótica, dividida secularmente
entre ricos y pobres, y donde prima el interés codicioso y mezquino de los
dueños del Perú. La prensa en manos de los que más tienen, al igual que ahora,
cumplió un papel perverso en el proceso. Dos diarios, pertenecientes a la más
rancia oligarquía, dominaban el espectro de la opinión pública y las agencias
internacionales. No es difícil entender cómo estos medios de comunicación
influyeron sicológicamente, al extremo que muchos hombres del pueblo opinaban
contra su interés de clase.
En las exequias
de don Francisco Graña se escuchó decir en boca de un dirigente obrero: “Se nos
lanzaba contra los ricos a fin de hacerse ellos más ricos y hacernos a nosotros
más pobres”. Y un sólo hombre, nacido para el mal, pudo torcer la historia democrática del pueblo del Perú.
Este libro relata
cómo es que, la muerte de Graña fue planeada con mucha anticipación; quiénes
participaron y cuál fue el objetivo de tan maquiavélica actuación. Cómo es que,
después de muchos años, dos hombres claves de esta abominable maquinación
declaran públicamente que “se había cometido una injusticia”. Antenor Orrego
escribía en sus Monólogos Eternos
—lectura obligada, sobre todo en estos tiempos—: «Y cuidado con que trates de
justificar tu pecado con los recursos de la razón. No sólo perviertes así a
otras almas, sino que te tornas en la celestina de tus vicios, en la comadrona
de tus errores. Perviertes, además, a la inteligencia usando una de tus
potencias como abogado o intermediario del mal”.
A lo largo de
nuestra investigación, descubrimos con indignación, cómo este hombre —Ravines—
utilizaba la opinión de su enemigo como bumerang, para volcarla contra él. Toda
su capacidad e inteligencia, la puso al servicio de los dueños del Perú, para
crear una comedia infame que victimizó a dos inocentes de un protervo crimen.
Hay un hecho poco
conocido; cumplida la tarea de derrocar a Bustamante y triunfantes los dueños
del Perú con el general Manuel Odría en el poder, había que desaparecer todo
rastro del inicuo Proceso Graña, para evitar que se descubrieran las maniobras
dolosas de los interesados en ocultar la verdad; por tal razón, pasó por sus
mentes enfermizas cambiar la sentencia y condenar a muerte a las víctimas
inocentes Alfredo Tello S. y Héctor Pretell C., para liberarse de cualquier responsabilidad futura.
Esto era posible
teniendo en cuenta el antecedente nefasto cometido por Sánchez Cerro en el
proceso sumario seguido contra el mayor López Mindreau y el ingeniero Phillips
inculpados por la Revolución de Huaraz, sentenciados por una Corte Marcial a
pena de cárcel, y que fue sustituida manu militari por otra, con una nueva
Corte Marcial, presidida esta vez, por el ayudante del tirano, teniente Alfonso
Llosa G. P., que impuso la pena de muerte por fallo dictado desde Palacio.
No es nuestro propósito presentar ante ustedes
una obra de alta calidad literaria, a pesar que el autor fue galardonado con
una mención honrosa en España, por su obra “San Martín en los Andes”. Aquí,
hemos tratado de conservar la riqueza del estilo del autor, propio de los
escritos clandestinos que circulaban profusamente en las catacumbas de la
persecusión. De ellos, recordamos los artículos publicados en el heroico “Chan
Chan”, que se batió con más de una dictadura. Caía su director e inmediatamente
era reemplazado por otro, como los leales guerreros que sostenían las andas de
Atahualpa. Así, después de la captura y asesinato de Manuel Arévalo en 1937, le
siguió en la posta Alfredo Tello —c. Marko—, que le heredó no sólo la redacción
de tan importante instrumento de propaganda sino también todas las falsas
acusaciones de delitos en su contra.
Esta obra la
hemos dividido en cuatro partes. La primera, es una detallada descripción del
proceso Graña escrita por el autor, basado en datos recogidos pacientemente a
pesar de la prohibición de los cancerberos.
La segunda parte
corresponde a una exhaustiva investigación del proceso, 75 años después,
escrito por el suscrito, para su mejor comprensión y esclarecimiento —Armando
el Rompecabezas—; tomando en consideración, inclusive, hojas duplicadas que
pudieron ser conservadas del expediente, hoy desaparecido; todo esto, con datos
rigurosamente comprobados.
La tercera parte,
cargada de intenso calor humano, atañe a sus MEMORIAS, que fueron
escritas a mano, en papeles sueltos, tal y como fueron redactadas, sin
corrección; a la espera de su publicación. De esta manera es que, llegan a
ustedes, fidedignas páginas escritas desde las mazmorras de la Penitenciaría de
Lima.
En la última
parte, presentamos una cronología de hechos, y una copiosa relación de anexos,
entre importantes documentos y fotografías.
Es una pena que
muchos viejos compañeros, que ya no están con nosotros, no hayan alcanzado a
tener este libro en sus manos, pues han esperado por años su publicación. Tal
vez, la oportunidad de publicarlo se debió dar en 1982, cuando editamos la VI
Edición del Antimperialismo y el Apra, con nuestra Editorial Chan Chan SA.,
pero don Alfredo que siempre pensó en el Dr. Luis del Valle Rendich como el
prologuista de su obra, esta vez, no lo creyó oportuno: «dejémoslo para después
—me dijo—», y, bueno, el “después” ha llegado con esta publicación de LA VERDAD DEL CRIMEN GRAÑA y la Infamia de un Proceso.
A ellos, sus entrañables compañeros, van dedicadas estas páginas.
No podemos dejar
de agradecer post mortem al insigne poeta Gustavo Valcárcel y a Héctor Béjar,
que desde la revista Perú Popular y a
pesar de su diferente militancia política, iniciaron una valiente campaña por
la libertad de Tello y Pretell, cuando su Partido los tenía un poco menos que
olvidados. Agradecimiento público ofrecido por el autor, en carta que
adherimos, y que al fin es cumplido por sus hijos.
Sería injusto, no
mencionar por el esfuerzo desplegado en esta cruzada libertaria, a los
estudiantes apristas de Argentina, reunidos en la “Comisión Pro Libertad de
Tello y Pretell”, presidida en aquel tiempo por el estudiante de medicina Juan
Francisco Lezama; a los jóvenes apristas rebeldes, principalmente; y a los
trabajadores de Trujillo, quienes denodadamente hicieron de la lucha por la
libertad de Alfredo Tello y Héctor Pretell, una bandera.