Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
15-12-2022
¡Simplones ven terroristas debajo de cada piedra!
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Existen, medran, deambulan unos ociosos intelectuales que
creen ver debajo de cada piedra, en cada recodo del camino, en cualquier sombra,
a un terrorista. Por extensión y pereza, en su débil construcción aquél es,
además, senderista, comunista y cualquier cosa que “llene” su esmirriada
explicación.
Entonces ¿hay que concluir que en Perú hay miles de miles de
terroristas comunistas agazapados y listos para que les chanten el sambenito
cuando las circunstancias así lo “justifiquen”? La especie no puede ser más
absurda. Y culposamente cómplice.
El gobierno de la presidente Dina Boluarte acaba de declarar
la situación de emergencia y la suspensión de las garantías por los próximos 30
días, toque de queda adicionado. Si ya no las tenía consigo merced a la
impugnación ciudadana, con esto se da la bienvenida a cualquier desmán.
Sin garantías no hay quien defienda a detenidos que
pertenecerán ya al criterio de las fuerzas del orden. Y si algún custodio
nervioso se equivoca y dispara y causa muerte, se recordará que estamos en
estado de emergencia y se dará por hecho que él o la victimada, estaba incursa
en cualquier contravención dispuesta. ¿Qué fácil y qué riesgoso, no?
Para los mediocres ociosos intelectuales la raíz medular de
todo lo malo que ocurra en Perú es responsabilidad de los terroristas,
comunistas, senderistas, emerretistas.
Cuando el violentista atenta incurre en acción criminal. Lo
que destroza es patrimonio del pueblo que tendrá que ser repuesto o reparado
con más tributos del mismo pueblo. Por tanto nadie puede apoyar sino condenar y
de manera total, a estos degenerados que actúan por sus consignas y para
quienes el sistema de justicia social, sólo es una etiqueta conveniente y útil.
Consterna leer adefesios que pretenden ser argumentaciones
ideológicas pero cuyo único contenido es el de “repudiar” a los terroristas,
comunistas, senderistas, emerretistas y a quienes se otorga con pasmosa
facilidad una vigencia de la que carecen, porque la perdieron militarmente y
porque el pueblo abominó de su criminalidad espantosa.
Los simplones que “descubren” terroristas debajo de cada
piedra, no ven más allá de sus narices. Quien o quienes difieran de sus
exabruptos presentados como “argumentaciones” son también comunistas malditos e
infiltrados. La pobreza de la exégesis salta a ojos vista.
¿Por qué la sociedad civil, el gobierno, los sucesivos
Congresos, no comprendieron que luego de la derrota militar del terrorismo era
imprescindible entrenar a los peruanos para hacer frente a cualquier brote
político del violentismo? No se hizo, o se acometió de forma defectuosa.
¿Y qué hay de los partidos políticos? Habida cuenta que
desde hace largos decenios no existen tales sino como agrupaciones o clubes
electorales y que no importa el cuadro ideológico sino el lugar en las
candidaturas o para asegurar las chambas, no causa extrañeza que sus militantes
no acierten a sustentar más de dos párrafos sin dicterios, escupitajos verbales
o idioteces hechas pasar como argumentación.
Los alanistas retardatarios, a quienes une la voracidad por
vivir del Estado a como dé lugar, han hecho del anticomunismo todoterreno una
práctica palurda y no tienen la más mínima vergüenza en adoptar comportamientos
reaccionarios y sumamente conservadores. No recuerdan que Haya de la Torre
mencionaba que el aprismo era la interpretación social genuina para la realidad
latinoamericana distinta, ajena y lejana de la europea y sus particulares e intransferibles
características.
¿Explica este supuesto anticomunismo la raíz económica o la
coyuntural de la profunda crisis peruana de nuestros días? ¡Para nada! La
guerra de pandillas que se arranchan el manejo público del país posee un Congreso
a su servicio, mediocre y parte fundamental del repudio popular; bancos a su
libre albedrío; empresas que no hesitarán en enjuiciar al Perú ante el CIADI
apenas les toquen cualquiera de sus parcelas productores de ingentes fondos.
Amanecemos con estado de emergencia, sin garantías y con
jueces silenciosos que tampoco moverán un dedo en caso de conflicto si no
quieren sentir un manazo de advertencia porque cuando se cierran las puertas de
la legaldidad, se abren las de la violencia.
Estos simplones que ven terroristas debajo de cada piedra,
son elementos primitivos y reaccionarios aunque se pongan los marbetes que les
gusten. No pasan de simios básicos y elementales.