Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
22-11-2025
¡Voto de asco: nulo o blanco!
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El divisionismo
real que generará el proceso electoral del 2026, puede, a través del voto de
asco ciudadano, nulo o blanco, convertirse en una inolvidable consulta
plebiscitaria que ratifique el repudio de millones de peruanos a clowns,
vanidosos, irresponsables y deshonestos que pretenden seguir con más de lo
mismo en el Congreso y en los poderes formales.
Cuando, votos
nulos o blancos, juntos o por separado, superan los dos tercios de los votos
emitidos, llevan a la anulación nacional. ¿Qué mejor reprimenda, más real y
comprobable de una ciudadanía harta de tantos mediocres, oportunistas, zafios y
mercaderes que han hecho de la política vil negociado culpable?
Como en las
mejores tardes del pueblo peruano, por el camino de la democracia electoral, de
cuyas insuficiencias hay múltiples testimonios, el hombre y mujer comunes,
están en el dintel de escribir una página de gloria, expresando su asco votando
nulo o blanco.
¿Es una quimera
el delicado tema de un pueblo que carece de partidos políticos, de líderes a la
altura del magno reto y de alguna dirección para marchar por cientos de miles y
millones, en todas las plazas del Perú en la defensa de su protesta con el voto
de asco?
Un nuevo proceso
alentaría con lógica poderosa, a la organización del gran frente defensor del
voto protestante, en buena cuenta, la edificación de un sólido conjunto
electoral unitario para representar al pueblo, sus aspiraciones y esperanzas.
¡Perú carece, por
la existencia de mulos torpes, de esperanza como nación! ¡No hay planes que
involucren, al este y oeste, norte y sur, dinámicas sociales de estricto
cumplimiento que disciplinen al cuerpo ciudadano en ideas puntuales y éxitos
multitudinarios!
La vara,
influencia muy bien pagada (soborno), la trampa en contratos con mañosa
estabilidad jurídica, juicios eternos para no pagar impuestos al Estado,
cobranzas abusivas de los bancos que estafan administrativamente a sus
clientes, desorden y anarquía total, signan o retratan al Perú.
Los gobiernos que
llegan, demoran muchos años arreglando o cubriendo las manchas de los que se fueron
porque a eso llaman “continuidad”. Efectivamente, la prosecución de los robos
de que son protagonistas los nuevos, son parte del viciado contrato social que
los pandilleros han consagrado en todo el aparato estatal.
¿Y de dónde salen
los dineros sucios que se obsequian como coimisiones (peruanismo que junta los
términos comisión y coima) a los alfiles de la corrupción? ¡Pues del bolsillo
de los contribuyentes que no tienen cómo supervisar el uso honesto de los
recursos!
Por tanto, si el
dinero del soberano (el pueblo) es bien o mal usado, hay pleno derecho a
vigilar esas erogaciones. El Congreso, ahora diputados y senadores, no sirve.
Probado está que las leyes que se han emitido, señaladamente estos últimos 4
años, tienen nombre y apellido. Agresiones que hay que desmontar en un genuino
gobierno del pueblo implacable y ¡a la cárcel todo Cristo!
Perú resiente de
masas multánimes organizadas y militantes y con propósitos potentes. Las
algaradas o marchas, algunas muy buenas y nutridas de gente, tienen duración
episódica. El poder de los mandones se asienta en esta debilidad y
desorganización.
¿Qué falta?
Sentido común, honestidad, conciencia del bien colectivo, empeño solidario y
grandes portavoces, hombres y mujeres, listos a desterrar sus vanidades
superfluas para confundirse con el peruano de todas las sangres y con la
ambición de lograr un país digno, culto y libre.
Ciertamente, es
más fácil decir lo antedicho que hacerlo.
Hacer y organizar
representan pilares de todo emprendimiento. ¿Seguiría el pueblo a “líderes”
inundados de su desprestigio y sospechas que robó o dejó robar? ¿Qué pueden
responder los que formaron parte de dos gobiernos, de voluntarismo aventurero y
de puro favor a las grandes multinacionales agiotistas y explotadoras?
¡Viejos a la
tumba, jóvenes a la acción!
¡La diputación o
senaduría no es el “fin máximo” de la política! Quienes así piensan lo hacen
porque dan primacía a su estómago y a su soberbia. El escaño en ambas cámaras
debiera ser tribuna de denuncia de las malas acciones, de las pésimas leyes, de
las concesiones tramposas que hay que revisar y reformar o denunciar si son
perjudiciales a la soberanía del Perú!
No mucho atrás,
menos de un lustro, el covid19 dio cuenta de su letalidad con casi 200 mil
muertos. No había oxígeno, inyectables, se importaron mascarillas basura,
muchos se enriquecieron en centros de salud y a costa del ciudadano. ¿No es un
vergonzoso filón que cualquier gobierno debiera reconstruir?
Pocos países en
el mundo ostentan el número de muertes por accidentes de tráfico con toda clase
de vehículos. ¿No es una urgencia nacional proclamar la educación vial desde la
más tierna infancia hasta la adultez que no es pretexto para no hacerse responsable
de sus gravísimas fallas?
Solo la voz
multitudinaria de un pueblo en acción, claro en sus horizontes de pan con
libertad, convicto de su fe democrática para los más y no para los menos,
dispuesta a ejecutar en el paredón moral a los servidores que metan uña en el
dinero de los tributantes, podrá garantizar una acción con fe y disciplina.
En el dintel de
una jornada que sí podrá llamarse histórica, el voto de asco: nulo o viciado,
puede ser el gran punto de quiebre que requiere el Perú contemporáneo pero
también la Patria para los que llegarán en los próximos lustros.
Manuel González
Prada advirtió que el porvenir nos debía una victoria. Y las trompetas del
Jericó en tierras peruanas, empieza a afinar sus acordes dulces y combativos,
de justicia y libertad.
