El Ministerio del Misterio
por José Cabada Delgado; jcabada130@gmail.com
http://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/el-ministerio-del-misterio
Prólogo
Ver, oír y callar es una trilogía que muchos peruanos siguen
desde mucho tiempo atrás. Consideran –nociva costumbre- que es la forma más
adecuada para no “interferir” ni “interrumpir” lo que está en marcha. Importa
poco si se está haciendo mal o con parches y deficiencias que los Estados
modernos NO pueden permitir por una sola razón potente e inobjetable:
¡malgastar el dinero de los impuestos de los peruanos es un crimen!
En El Ministerio del Misterio nos hemos
referido con frecuencia tenaz al portafolio que pagan los peruanos para su
promoción, negocios, temas consulares y a nivel de representación de embajadas
fuera del Perú, es decir, a Relaciones Exteriores que no puede estar ajena a la
mirada atenta y fiscalizadora de los peruanos, sobre todo si se comprueban
delitos, hay indicios suficientes y documentos que acusan a los protagonistas
de hechos vulgares como son el robo, estafa, cohecho y tráfico de influencias.
Si estas taras tan conocidas desde hace casi 200 años, son
inaceptables, mucho menos lo son si se cometen en el exterior y en nombre del
Perú. Nuestra tarea periodística y cívica, a lo largo de las últimas décadas
consistió siempre en romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz. Y
nunca nos callamos ni silenciaremos nuestra voz libre para denunciar a los
malos elementos. Quienes han leído las publicaciones pueden dar testimonio de
cómo hemos enfrentado amenazas, dicterios y expresiones ociosas que merecieron
siempre la exhibición puntual de cartas, la muestra de cheques indebidos y la
palabra escrita y basada en la verdad de los hechos.
Denunciando la comisión de hechos reprobables, señalando a
los protagonistas con nombre y apellido, cargo y fecha, hemos incurrido en la noble
tarea de contribuir a que El Ministerio del Misterio (Relaciones
Exteriores), comprendiera que estaba
haciendo mal con elementos mediocres y que corrigiera el rumbo. No se nos puede
acusar de obstruccionistas y mucho menos de infidentes. Hay que decir al pan,
pan; y al vino; vino.
A lo largo de El Ministerio del Misterio, hay un
recorrido que frisa o supera cuatro décadas de pasión por y para el Perú. El
periodismo impreso y de opinión ejercido, fundamentalmente en Estados Unidos,
constituyó un ejercicio divertido y constructivo. Ni la lejanía del terruño o
la adversidad muchas veces superada, nos inhibió de poner los puntos sobre las
íes.
Hay un bicho –y todos lo sabemos- que ningún partido,
Congreso, presidente o más simplemente NADIE, ha hecho algo por el peruano.
¡Menos! lo hará por el que viaja tras nuestras fronteras al exterior.
¿Sucede lo mismo con los connacionales que viven al exterior
del Perú? Mi impresión es que no porque cada año la remesa de dinero a la
Patria supera los 2 mil millones de dólares como promedio. ¡Y sin pedir nada!
Gracias a las campañas de estas publicaciones impresas se
lograron temas tan importantes como el voto por correo; la NO pérdida de la
nacionalidad peruana; el señalamiento puntual del pésimo comportamiento de
cónsules y embajadores; crónicas enteras educativas sobre la historia del Perú
para nuestros connacionales y también luchas como la librada por los pastores
ovejeros, cuya emocionantes y trágica trama se narrará en otro libro ya en
imprenta y por la que fuéramos distinguidos por la Sociedad Interamericana de
Prensa años atrás.
Dejé de contar los viajes de retorno al Perú emprendidos
desde hace 60 años que emigré al país del norte. Vine a entrevistarme con los
últimos 7 cancilleres de la República y a exponer, pleno en textos, fotocopias,
pruebas indiciarias, en buena cuenta con la verdad, ante ellos las
irregularidades en perjuicio de los peruanos en el exterior. Siempre, y hay que
decirlo, con el sufragio íntegro de mi pasaje y hotel y bajo mi entera
responsabilidad profesional de periodista enterado y muy bien informado.
Puedo dar testimonio de cómo estas lecciones de vida que
hoy, pasadas las ocho décadas y media, pongo en forma de libro para que las
promociones actuales puedan leer este testimonio que de alguna manera es esa
historia maestra de los tiempos que elogiaban los antiguos griegos y que en el
caso del Perú, es manantial para saciar la sed de los nuevos peruanos que
tienen pleno derecho a saber ¿de qué se trata? en El Ministerio del Misterio.
¿Cómo hacer para extirpar a las cofradías de enanos mentales
que pululan de consulado en consulado, de embajada en embajada? Los yerros son
monumentales, las torpezas variadas y la falta de sentido común una regla
vergonzosa.
¿Qué y quiénes son y para qué sirven? es una de las
preguntas favoritas que el lector encontrará cuando haga su examen del grueso
tomo que sirve de testimonio personal de lo visto y vivido durante más de 60
años.
Se sabía, antes de la propagación del nuevo coronavirus19,
que éste existía como tema de investigación en múltiples laboratorios. ¿Dónde
estaba nuestra diplomacia frente a lo que después se llamó pandemia y que ha
puesto casi en quiebra a todo el mundo? Poco es lo que se ha dicho de esta
clamorosa falla de la diplomacia.
Como dijera William Randolph Hearst, una fotografía vale más
que mil palabras y un capítulo de El Ministerio del Misterio, muestra que
no requiere de mayor literatura que aquella revelada en sus páginas acusadoras,
plenas en humor crítico y de legítima protesta ante la ignominia de
funcionarios de pésimo comportamiento.
Vale la pena recordar algunas consideraciones escritas desde
tiempo atrás y que equilibran con afán constructivo el contenido de este libro.
Existe la tendencia por parte de muchos peruanos que viven
en el extranjero que cuando “algo” les sucede, inmediatamente recurren al
consulado. Igualmente, ocurre en el Perú con los familiares que están en la
creencia que RREE debe jugar el rol de “mamá de los pollitos”.
Es necesario que RREE deje de hacer creer el equivocado
concepto, sobre todo cuando hacen declaraciones a los diarios diciendo la
verdad a medias o ambigüedades, quizás lo hacen con la finalidad de adjudicarse
méritos ajenos.
Si en el Perú el gobierno no puede Asistir y Proteger al
Nacional, mucho menos podrá hacerlo con el peruano que sale al extranjero y que
no se sabe dónde está o quién es.
RREE no es beneficencia pública y su rol tampoco es de
niñera. El que sale del Perú incumpliendo las leyes del país que escoge, se
está arriesgando, sobre todo, si comete alguna falta grave. Ni consulados, ni
embajadas, ni el gobierno podrán intervenir porque también tienen que respetar
las leyes del país. ¡Así de sencillo!
La Asistencia y Apoyo al Nacional fue una bomba de tiempo
que en su momento impulsó el ex canciller Manuel Rodríguez Cuadros bajo el
pregón de 7 Políticas Consulares, años atrás. Se dedujo, incorrectamente, por
parte de los connacionales que la intervención de RREE en cualquier cosa, era
de vital importancia. Y no es así.
Nuestros diplomáticos tan sólo pueden servir como
“recordatorios” al gobierno extranjero para que el ciudadano peruano sea
respetado y reciba el debido trato de acuerdo a ley que es específica y no de
inmediato porque no tienen facultad para solicitar tal acción. El resto son
historias y habladurías.
La “mamá de los pollitos” en lo que deberían ser expertos,
la comunicación, ha fracasado rotundamente en los últimos 50 años. Las
embajadas son renglón aparte.
Hasta el momento, ningún consulado ha podido crear algún
sistema de comunicación masiva en sus respectivas jurisdicciones, ni saben
cuáles son las instituciones legalmente constituidas. ¿Cómo pueden Asistir y
Proteger al Nacional si ni siquiera saben comunicarse con la prensa peruana que
ya existe fuera del Perú y a cargo de connacionales?
Una de las tareas fundamentales e ineludibles de RREE, para
bienestar de propios y extraños, debería ser “reinventarse”. En tiempos
liquidadores como los actuales, la cartera de Relaciones Exteriores no puede
estar eximida de una profunda y radical reingeniería.
Con el propósito constructivo de ayudar al remozamiento de
la imagen de Relaciones Exteriores, nos permitimos ofrecer todo el espacio que
requieran para que en nuestro próximo libro, ya en prensa, hagan los descargos
respectivos, informen ¡qué están haciendo! con los malos elementos, la clase de
denuncias de que fueron objeto, es decir, ¿qué puede decirle a una ciudadanía
exigente en pro de su reivindicación, el Ministerio cuya sede física lleva el nombre
discutible y hasta polémico de Torre Tagle?
Saber que se castigó el delito o la inconducta, se degradó a
sus protagonistas o se echó del servicio diplomático a los malos elementos,
representará, de haberse hecho, un valioso paso en Relaciones Exteriores. No
sólo eso. Los objetos, bienes inmuebles, propiedades, habidas con dineros
ilegales, también debieron ser confiscados y comprendidos dentro de los
presumibles procesos penales.
¡Así lo exige el Perú entero!
José Cabada Delgado
Lima, enero 2021