por Herbert Mujica Rojas
17-3-2007
¿Es San Dionisio el cambio responsable?
Nada menos que el presidente Alan García, el mismo personaje político
que años atrás sostuviera con pétrea convicción: "en política no hay
casualidades", enunció ayer frente a cámaras y ante todo el país un
llamado a San Dionisio Romero Seminario en tema de pequeñas empresas.
Como nadie puede afirmar que fue un hecho fortuito, hay que entender
que este asunto puede tener dinámicas y "espacios" (para emplear el
lenguaje huachafísimo de la rabanería caviar) ya interactuados y
concordados. ¿Es San Dionisio el cambio responsable?
¿Es San Dionisio, como lo bautizara el amigo y colega, entre
travesuras de su pluma paisana (piurano como aquél) y hoy por
desgracia, ausente en la prensa nacional, Ricardo Ramos Tremolada, un
personaje cualquiera? ¡De ninguna manera! ¡Es el banquero de los
banqueros! ¡Su autoridad crematística yugula destinos, fabrica
liderazgos, apadrina revoluciones dinerarias y marca, a sangre y
dólares, el horizonte de muchos gobiernos, entre ellos el
delincuencial de Kenya Fujimori y sus apariciones constantes en el
resto a la fecha! Jamás él por iniciativa propia, siempre aguardando
que los inquilinos de Palacio o le nombren o inviten para ser parte de
sus festivales de burlas e impunidades ante 28 millones de habitantes.
Es importante, porque la historiografía tiene que ser exigente y no
amnésica, recordar que San Dionisio es el que se reía a mandíbula
batiente con el capitan traidor Vladimiro Montesinos Torres y
negociaba el porvenir hazañoso de sus empresas y negocios mil. Demás
está decir que no leían la biblia juntos.
Pero los miedos de comunicación no se atreven a cuestionar a San
Dionisio. Es tanto su poder que compra conciencias al peso, impone
publicidad y maneja un poderosísimo departamento de imagen (cierto que
a punta de mentadas de madre todo el día, ¿no Alvarito?) que se da el
lujo de exhibir abogángsteres dando instrucciones de cómo "juzgarle",
qué "preguntarle" y con tribunales llave en mano. Es obvio que él
tiene las claves de esos candados societales que engrilletan a
periodistas corruptos que están en su rol de pagos cada mes y con muy
copiosos dólares. No debemos dejar de decir que no hay recibos, nunca
facturas, ni validos interpósitos, pero sí hay autos nuevos, viajes al
por mayor y préstamos con líneas de crédito muy vigorosas.
No extraña entonces que muchos mafiosos de todo el escalafón
científicamente corrupto que impera en el Perú, estén, en lugar de
habitar la cárcel, ocupando puestos de responsabilidad. Verbi gracia,
el otrora poderoso padre de la mafia en Torre Tagle, Alfonso Rivero
Monsalve, representa en la Santa Mafia en el Vaticano al Perú. En
Justicia hay individuos vinculados a sonados casos de narcotráfico,
ejerciendo puestos de alta responsabilidad. En DEVIDA un grupo de
vendedores de calaminas tiene la confianza del gobierno. En Defensa
hay un hombre de ignorancia monumental y regalona contra el país y sus
límites como Allan Wagner Tizón que nombra a un traidor, Fabián Novak
Talavera como segundo de a bordo y acaba de retornar a los pagos
públicos, vía la expresión de nada menos que el primer mandatario, San
Dionisio Romero Seminario, el banquero de los banqueros, el comparsa
reilón de Montesinos.
Preguntémonos de nuevo: ¿es San Dionisio el cambio responsable?
Sólo tontos o cómplices pueden hacerse de la vista gorda. Pero en Perú
aquello forma parte de la sagrada carta de comportamiento de quien
quiera vivir tranquilo, sin inquietudes y con sueldos asegurados: ver,
oír y callar. Un pueblo "educado" en esta trilogía estúpida, sólo
puede aspirar a seguir siendo esclavo de pasiones innobles y bajezas
oprobiosas. ¿Ha visto alguna vez que ONGs, de derechos humanos o de lo
que fuere (los pretextos son varios para conseguir dólares),
cuestionen la acción depredadora de los derechos humanos y sociales de
los peruanos en que incurre a diario San Dionisio? Testigo ha sido el
país de acciones legislativas que en singular empujaron hombres
valientes. Pero el manto y toneladas de concreto mediático ya han
enterrado sus esfuerzos.
No extrañe que San Dionisio o el entorno de cogotudos que recibe sus
directivas, empiecen a aparecer con mayor frecuencia en los próximos
días. Es que en política no hay casualidades.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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