Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
4-4-2025
Los burros del Establo
https://senaldealerta.pe/los-burros-del-establo/
El
ultimísimo rebuzno de los inquilinos precarios del Establo fue botar más dinero
en seguros de salud. ¡Como si a la Nación fuera de vital importancia la
supervivencia de unas cuantas decenas de buenos para nada!
Del
asesinato de una señorita que laboró en sus instalaciones, la red de
meretricio, manchas insólitas borradas a medias, no hay más investigación ni
pesquisa. Todo queda en nada porque son “razones de Estado” las invocadas para
esta cerrazón informativa.
Perú es un país en que
ocurren ridículos descalabrantes; la razón vive en la clandestinidad desde
largos lustros atrás, “cualquiera es un señor.....lo mismo un burro que un gran
profesor....los inmorales nos han igualado” como reza el inmortal tango
Cambalache.
Y no pocos protagonistas,
ridículos naturales, de los entuertos cotidianos, parecen no comprender que
están escribiendo páginas abisales de infamia. ¿Con qué derecho palurdos
multipartidarios ensucian las avenidas del porvenir de la Patria que los
desprecia y abomina por mediocres?
Alabarderos, en lenguaje
legislativo, se dice portavoces, han pronunciado la especie campanuda que hay
en el ambiente campañas de demolición para destruir la imagen del Establo. Me
temo que semejante idiotez no resiste el más modesto análisis.
Debiéramos subrayar que si
hay algo que no tiene esa organización, a eso hay que llamarle carencia
absoluta de tal cualidad, es imagen. Ante la opinión pública la postura normal
que propagan es la de un conjunto convenido de añicos zurcidos.
A un ciudadano común y
corriente, la palabra Establo le suscita sentimientos de indignación, de
cólera, de odio hacia una entidad que alberga ciudadanos privilegiados que no
atinan una y que encima ganan sueldos copiosos cuanto que inmerecidos. ¿Podría
Perú vivir sin Establo?
¿Requiere el Establo,
siquiera, de una “campaña de demolición” para acabar con su inexistente
prestigio? Todo indica que no es así. Se cae solo y se quiebra en millones de
pedazos minúsculos sin otra participación que la de ellos mismos, los
legiferantes, que mutan con los años, las torpezas, bestialidades, candideces,
mentecatadas, borricadas en que suelen expedirse en su lamentable vida pública.
Es decir, el Establo goza
de autonomía y basta su propia dinámica para derrumbarse. Sin pena ni gloria.
Y, lo que es peor, con algarabía mayúscula de una ciudadanía que no los quiere
ni aprecia, en lo absoluto.
Desde Liberación que
dirigiera César Hildebrandt, en el fujimorato, sugerí una gran pira con
legiferantes, pelotones de secretarias y legiones de asesores, para gloria e
iluminación de nuestra ciudad capital. Es obvio que no tuvo éxito mi idea.
Por si las dudas y en
conocimiento del grado cultural de los habitantes del Establo, es importante
recordarles que fue Lenin (el revolucionario ruso), quien afirmó que la Duma
(asamblea de representantes; no una marca de cigarrillos), el que llamó
“establo burgués” al recinto de entorchados y condecorados legiferantes.
Durante el zarismo fue una de los símbolos más vilipendiados del régimen de
fuerza.
La chata concepción
política ambiente en el Perú, señala a la curul o sillón legislativo como su
ansiada meta o coronación de una trayectoria. ¿Es cierta semejante paparrucha?
Estoy persuadido que lo
que pronunciara el combativo constituyente aprista, Luis Heysen, en los
encendidos debates de 1932, es lo correcto. Definió el lambayecano que el
recinto era una tribuna de denuncia de los tremendos males que afligían al
Perú, no fin, no logro, transitoria atalaya de agitación de conciencias.
La muy miope carrera política
de hoy sólo pretende el fuero legislativo para garantizar los sueldos
mensuales, los protocolos adulones que convierten a analfabetos sinceros en
doctores o científicos y que, además, proveen decenas de secretarias, tropas de
asesores, choferes 24/7 y compuertas abiertas para el tráfico de influencias.
La política no es una
tómbolo en que participan frívolos y superficiales. Es el arte de acordar,
imaginar salidas de solución para las mayorías nacionales, es promover que la
dignidad de un pueblo pase por una dieta enriquecida, una educación muy
superior y la elaboración de un destino nacional por un Perú libre, justo y
culto.
Quienes entiendan a la
política como un ejercicio de baile y contorsiones desequilibradas, el toma y
daca criollos, el enriquecimiento ilícito y la feria de vanidades, merecen
estar en alguna especie de espectáculo circense, pero no con las manos, en las
riendas del país.
Plataforma para evidenciar
los tremendos males del Perú, para remover conciencias y buscar las soluciones,
la política requiere de ingeniosos hombres y mujeres de bien y no de
facinerosos y egoístas.
Cualquier parecido con la
realidad ¡es pura coincidencia!
¡Y dicen los burros del
Establo que se atenta contra su imagen! ¡Miserables!