Friday, April 04, 2025

Los burros del Establo

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

4-4-2025

 


Los burros del Establo

https://senaldealerta.pe/los-burros-del-establo/

https://tinyurl.com/384mrk7y

 

El ultimísimo rebuzno de los inquilinos precarios del Establo fue botar más dinero en seguros de salud. ¡Como si a la Nación fuera de vital importancia la supervivencia de unas cuantas decenas de buenos para nada!

 

Del asesinato de una señorita que laboró en sus instalaciones, la red de meretricio, manchas insólitas borradas a medias, no hay más investigación ni pesquisa. Todo queda en nada porque son “razones de Estado” las invocadas para esta cerrazón informativa.

 

Perú es un país en que ocurren ridículos descalabrantes; la razón vive en la clandestinidad desde largos lustros atrás, “cualquiera es un señor.....lo mismo un burro que un gran profesor....los inmorales nos han igualado” como reza el inmortal tango Cambalache.

 

Y no pocos protagonistas, ridículos naturales, de los entuertos cotidianos, parecen no comprender que están escribiendo páginas abisales de infamia. ¿Con qué derecho palurdos multipartidarios ensucian las avenidas del porvenir de la Patria que los desprecia y abomina por mediocres?

 

Alabarderos, en lenguaje legislativo, se dice portavoces, han pronunciado la especie campanuda que hay en el ambiente campañas de demolición para destruir la imagen del Establo. Me temo que semejante idiotez no resiste el más modesto análisis.

 

Debiéramos subrayar que si hay algo que no tiene esa organización, a eso hay que llamarle carencia absoluta de tal cualidad, es imagen. Ante la opinión pública la postura normal que propagan es la de un conjunto convenido de añicos zurcidos.

 

A un ciudadano común y corriente, la palabra Establo le suscita sentimientos de indignación, de cólera, de odio hacia una entidad que alberga ciudadanos privilegiados que no atinan una y que encima ganan sueldos copiosos cuanto que inmerecidos. ¿Podría Perú vivir sin Establo?

 

¿Requiere el Establo, siquiera, de una “campaña de demolición” para acabar con su inexistente prestigio? Todo indica que no es así. Se cae solo y se quiebra en millones de pedazos minúsculos sin otra participación que la de ellos mismos, los legiferantes, que mutan con los años, las torpezas, bestialidades, candideces, mentecatadas, borricadas en que suelen expedirse en su lamentable vida pública.

 

Es decir, el Establo goza de autonomía y basta su propia dinámica para derrumbarse. Sin pena ni gloria. Y, lo que es peor, con algarabía mayúscula de una ciudadanía que no los quiere ni aprecia, en lo absoluto.

 

Desde Liberación que dirigiera César Hildebrandt, en el fujimorato, sugerí una gran pira con legiferantes, pelotones de secretarias y legiones de asesores, para gloria e iluminación de nuestra ciudad capital. Es obvio que no tuvo éxito mi idea.

 

Por si las dudas y en conocimiento del grado cultural de los habitantes del Establo, es importante recordarles que fue Lenin (el revolucionario ruso), quien afirmó que la Duma (asamblea de representantes; no una marca de cigarrillos), el que llamó “establo burgués” al recinto de entorchados y condecorados legiferantes. Durante el zarismo fue una de los símbolos más vilipendiados del régimen de fuerza.

 

La chata concepción política ambiente en el Perú, señala a la curul o sillón legislativo como su ansiada meta o coronación de una trayectoria. ¿Es cierta semejante paparrucha?

 

Estoy persuadido que lo que pronunciara el combativo constituyente aprista, Luis Heysen, en los encendidos debates de 1932, es lo correcto. Definió el lambayecano que el recinto era una tribuna de denuncia de los tremendos males que afligían al Perú, no fin, no logro, transitoria atalaya de agitación de conciencias.

 

La muy miope carrera política de hoy sólo pretende el fuero legislativo para garantizar los sueldos mensuales, los protocolos adulones que convierten a analfabetos sinceros en doctores o científicos y que, además, proveen decenas de secretarias, tropas de asesores, choferes 24/7 y compuertas abiertas para el tráfico de influencias.

 

La política no es una tómbolo en que participan frívolos y superficiales. Es el arte de acordar, imaginar salidas de solución para las mayorías nacionales, es promover que la dignidad de un pueblo pase por una dieta enriquecida, una educación muy superior y la elaboración de un destino nacional por un Perú libre, justo y culto.

 

Quienes entiendan a la política como un ejercicio de baile y contorsiones desequilibradas, el toma y daca criollos, el enriquecimiento ilícito y la feria de vanidades, merecen estar en alguna especie de espectáculo circense, pero no con las manos, en las riendas del país.

 

Plataforma para evidenciar los tremendos males del Perú, para remover conciencias y buscar las soluciones, la política requiere de ingeniosos hombres y mujeres de bien y no de facinerosos y egoístas.

 

Cualquier parecido con la realidad ¡es pura coincidencia!

 

¡Y dicen los burros del Establo que se atenta contra su imagen! ¡Miserables!