Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
9-12-2024
Irrealidad de “partidos políticos”
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Las
otrora grandes colectividades políticas no representan a nadie. Su influencia
es más bien ficticia o de enclaves minúsculos y engranajes en el gobierno o
entidades públicas, sin mayor influencia en grandes grupos humanos capaces de
representar una expresión colectiva, fraterna, disciplinada, con motivos y
propósitos de envergadura.
Los
líderes lo son de grupitos amaestrados –portátiles- que aplauden, gritan lemas,
hacen pintas o pelean a dentellada limpia en las redes sociales, en las cuales
se dicen de todo. Y allí aparecen los nuevos ideólogos, referentes
intelectuales o sucesores de los antaño capitanes del pueblo. Con la pequeña
diferencia que los de hoy son huérfanos de masas en todas sus dinámicas.
Los clubes electorales,
alias partidos políticos, son ineptos para encuadrar y conducir las
aspiraciones de justicia social y pan con libertad del pueblo peruano. A la
diestra o a la siniestra, el fenómeno muestra una realidad innegable.
Por lo menos cinco o seis
lustros ha que los denominados conjuntos sociales agrupados en partidos
políticos empezaron el nadir inevitable.
Y nadie puede hurtar el
cuerpo a una realidad dolorosa cuyo dilema es: o se reorganizan y buscan el
escrutinio público o adelantan sus ceremonias fúnebres. Sin pena ni gloria.
Inducidos por líderes
reacios a cuerpos doctrinarios o arquitecturas ideológicas o fraternidades
hacedoras de propósitos comunes al compás de ritos, historias, recuerdos, a la
señal y jaculatoria de tener sensación de pertenencia (sense of belonging) a
una casa matriz, éstos iniciaron el acelerado proceso de abandono y reemplazo,
so pretexto de la globalización que a todos afecta y de qué manera.
Los partidos políticos que
debieron ser escuelas de dignidad, honradez, preparación burocrática para el
ejercicio de las tareas gubernamentales por sector, con ciencia y conciencia,
se transformaron en vulgarísimos proveedores de inanes, ociosos y débiles
mentales para vivir del Estado.
Los conceptos de decencia
y docencia perdieron valor y significado.
La contabilidad de yerros
o asaltos al erario nacional, exhibe impúdicos desbalances de sucesivos
gobiernos que por alguna razón, nunca aclarada, pareciera haberse trasladado a
los signos exteriores de riqueza que muestran ex gobernantes previsores que
adelantaron sus herencias just in case……
La mejor definición, sin
excepciones es la de clubes electorales. No pasan de patotas de compadres, asociaciones
fautoras de especialistas en la mentira, acróbatas en la monra, apenas llegan
al puesto y tornan hábiles en la composición de la ley que no funciona y a la
que todos sacan la vuelta para obtener ganancias de ubérrima índole.
Décadas atrás, en un
célebre discurso en 1946, en las instalaciones del viejo Estadio Nacional,
Manuel Seoane subrayaba sobre su partido, el Apra: “no somos un club de
compadres en busca del erario nacional.”
Quienes, lustros después,
debieron guardar la coherencia de limpieza y honestidad, no lo hicieron y la
opinión pública y sus votos decidieron muchos fracasos electorales sin
atenuantes para los de esa colectividad.
La irrealidad de los
partidos políticos es fácil de comprobar. Días atrás se inauguró el Puerto de
Chancay que es propiedad del Estado chino vía la empresa Cosco Shipping y con
un porcentaje menor de Minera Volcan. ¡Ni un examen geopolítico y estudioso
sobre este particular trascendente desde los clubes electorales!
Menos otro análisis sobre
la importancia que reviste que este suceso nos devuelve per se una posición
fundamental en la ruta del comercio y finanzas desde el Atlántico y con camino
al Asia además del reintegro de la capitanía geopolítica en el Pacífico Sur.
¿Leyó exégesis integral y de Estado de los clubes?
Pero sí están ocupados en
sus propagandas, lemas, viajes y promociones para sus figuras singulares.
Recuérdese que este Congreso rehabilitó al Senado y aprobó la reelección
inmediata.
A los clubes no interesa
la pugna internacional de la que Perú es cuadrilátero de box entre Estados
Unidos y China que entienden bastante bien que la posición peruana es central,
articuladora e indispensable en cualquier avanzada tecnológica, bélica, de
aprovechamiento de recursos no renovables que en otros lados disminuyen y
desaparecen y que aquí tenemos por descubrir y explotar racionalmente.
Por eso los clubes
electorales protagonizan agonías en medio de gritos y lemas. Pero la realidad
es más dura que todas las fantasías y el tráfago de negocios que grandes
aprovechadores hacen guarecidos en el inocente entusiasmo de adherentes que no
ven más allá de sus narices.