por Herbert Mujica Rojas
17-3-2009
¿Y los temas esenciales del drama?
Como si no estuviéramos frente a una confrontación jurídica,
mediática, política y que arranca oficialmente el próximo 20 en La
Haya, en la Corte Internacional de Justicia, con el acto
administrativo de introducción de la demanda peruana a Chile por
delimitación marítima, la sociedad en su conjunto vive su vida como si
nada ocurriera. Todos esperan, con excepciones más bien pobres tanto
en concepto como en fondo, a lo que diga el gobierno que como salida
"genial" sólo ha invocado la "unidad nacional". ¿Se fabrican por arte
de birlibirloque esta clase de situaciones sociales o es el producto
de una fuerte amalgama y construcción metódica, con puntos fijos e
inamovibles, es decir en la consideración sagrada de los temas
esenciales del drama peruano que gustaba recordar con vibrante
patriotismo el maestro Alfonso Benavides Correa?
Más allá de algaradas o protestas de corto alcance, como si el mundo
no viviera dentro de una crisis brutal que ha puesto de cabeza toda
clase de cánones, ideológicos o económicos, los partidos políticos,
más bien clubes electorales que ahora afilan los dientes vía los
medios de comunicación, no plantean nada respecto de la delicada
situación limítrofe con Chile. ¿A qué podría deberse tan catastrófica
situación de patético inmovilismo cuanto que histórico y cultural? Me
temo que la respuesta camina por avenidas poco felices: ¡precisamente
porque el desapego o divorcio total de la historia es un hecho
comprobable en el menú cotidiano de nuestros dirigentes. La mayoría
ignora hasta los más elementales barruntos por las que ha discurrido
nuestra accidentada vida republicana por referirnos a lo más reciente.
¿Debiera ser esta constante o letanía de lamentos la característica
peruana sempiterna? Sospecho que no y bastaría con un toque de timón
para, en ejercicio de propuesta teórica, trocar la clásica y tronchada
carretera y aventurarnos en procelosos como creativos patrones
novísimos, valientes y ancestrales derroteros de liderazgo y presencia
cultural milenaria. Mientras que otros carecen de pasado, el Perú
puede exhibir uno muy rico como que está dotado –y en gran forma- de
recursos que deben ser custodiados por la civilidad de todos los
tiempos.
Por lo dicho ¿cuánto cuesta demandar la modernización de los partidos
políticos de cavernas confeccionadoras de mentirosos profesionales en
adalides de su pueblo, de voz para la convocatoria y la lección a flor
de labios? En zafarrancho de combate no hay islas o privilegiados que
puedan abstraerse de la situación. Todos pelean y eso incluye a los
escolares, los universitarios y los profesionales como trabajadores de
toda especie, raza, religión o tamaño. Con algo de imaginación la
argamasa de la unidad nacional puede encontrar aquí los insumos
suficientes para pergeñar el diseño de su futuro sólido y permanente
en el tiempo.
¿Basta esperar a que los gobiernos se insuflen de esos buenos deseos
citados en el párrafo anterior? Creo que el lector sospechará que eso
es lo único que se ha hecho durante más de 180 años: esperar y en la
falsa expectativa que las cosas caigan del cielo. Aunque en este caso,
los gobiernos han sido habitantes casi siempre de los aposentos de
Satanás y en esa tesitura han obrado con maldad, estupidez y torpeza
(por lo menos así ha sido en Perú desde 1821).
Entonces, el camino de la inventiva y las nuevas rutas sí pueden
encontrar en tiempos de crisis, como la actual (todo casus belli lo
es), esperanzas de florecimiento. ¡Basta con buenos dirigentes capaces
de unificar al país en convocatorias multánimes, patrióticas, por
encima de parroquias y muy lejanos de los dólares o euros corruptores
que prodigan las organizaciones de nuevos gángsteres que han creado
una nueva clase de ociosos bien pagados pero muy torcidos! ¡Es hora de
la creación y del esfuerzo! Y el Perú tiene todo, 28 millones de
habitantes, un enorme terreno, los climas integrales del mundo, un mar
riquísimo, gas y agua. ¿Qué ambicionan otros? ¡Precisamente todo eso!
¿Es que es tan difícil darse cuenta de una tan obvia realidad?
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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