Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
6-3-2025
Perú: ¿números fríos o patriotas?
https://senaldealerta.pe/peru-numeros-frios-o-patriotas/
Los tecnócratas, esos
gélidos burócratas que todo lo ven números y resultados, como si los ciudadanos
fueran máquinas productoras de dinero con su trabajo, tienden a privilegiar en
sus estudios el “costo-beneficio”. La ecuación no entiende de derechos humanos,
pandemias, inestabilidades políticas.
Si los cretinos y
tramposos se saltan la ley, pero son más “competitivos” y obtienen “éxitos” a
la mala y pisoteando todas las leyes, ¡qué importa porque se gana más dinero”
dicen los zafios!
Y cuando hay muertos por
violencia, basta que aquella “sirva” para la “defensa de la democracia” y
bienvenidos los balazos o perdigonazos porque a los “enemigos” hay que darles
con todo.
Es poco interesante que
las calles y plazas, avenidas y cruceros sean escenarios cotidianos de
balaceras, muertos y asesinados y que un ministro del ramo, Interior, se vaya
de turismo a Europa mientras aquí hay sospechas en torno a sus múltiples
inconductas.
Imprescindible recordar
que “el pueblo es más sabio que todos los sabios”.
¡Estamos noticiados, para
ciertos peruanoides, los habitantes de este país, son tan sólo fríos e
impersonales guarismos! ¡De ninguna manera, hombres o mujeres de carne y hueso!
¡Por tanto, el patrón dinerario, el mundo del dólar y las divisas, del euro o
del yen, son las consideraciones fundamentales en el cerebro, minusválido y
vendepatria, de estos personajes!
¿Es disyuntiva válida
equiparar guarismos a ciudadanos? Alguna vez
¿Cuánto quieren los
jóvenes, si entienden al Perú, su drama, su eterno fracaso absurdo? Poco, casi
nada, estriban más bien sus ambiciones en vivir otros horizontes allende y
aquende, ganar dinero en sociedades de confort y con idiosincracias muy
distintas a la nuestra que, a pesar de todo, aún conserva rasgos distintivos de
familia, querencia, identificación.
A tenor del bombardeo que
miedos de comunicación, hacen expresa y también subliminalmente, las 24 horas
del día, hemos vuelto a ser números vulgares, guarismos de nómina, patanes sin
nombre o apellido. La insolencia de un lenguaje tecnocrático, aplicada a la
cosa pública, así lo demuestra palmariamente.
¿Cómo conseguir que los
peruanos, sobre todo los más jóvenes, aprehendan al Ande retador, a la Selva
ubérrima, a la Sierra con vida hasta más arriba de los 5 mil metros sobre el
nivel del mar? Tarea ardua, me decía una sabia empresaria, pero que debe
recomenzar desde los 10 años.
Dice esa bella canción:
ricas montañas, fértiles tierras, ríos, quebradas, es mi Perú. Pero no en la
declamación sino en el subconciente y alma de todos los peruanos. Ni siquiera
es un buen deseo ¡es una tarea de formación civil indispensable! Y de
consagración constitucional hasta a manuales escolares, al este y oeste, al sur y
al norte.
Hablando de
Constituciones. Si hay algo que ha sido abaleado, violado, y servido de
cualquier cosa, menos de referencia sagrada y cardinal en Perú, esta víctima ha
sido
A mayor belleza
conceptual, poemas de honda emoción formal, los crímenes aumentaron su epidemia
y hay traidores que en nombre de
Pero, la verdad es que
para los voceros metalizados de nuevas hornadas con el cerebro a miles de
kilómetros del Perú, los únicos vivos son ellos mismos, rectores infalibles del
destino histórico y de “cambio responsable” de un país de hinojos mendigando
por el visto bueno de Gringolandia.
¿Tienen reacción los
partidos o el partido? ¡Nada de nada! ¡Es más, creen que el lenguaje no tiene
importancia porque eso “pasa siempre”! Cuando un pueblo y sus castas políticas
declinan la defensa de sí mismos, vía el torpe renunciamiento hasta de sus más
elementales fórmulas cívicas, se llega al filo de la navaja en que todos se
cortan y los más débiles quedan donde siempre estuvieron: convidados de piedra
eternos, recurso palurdo de discurso episódico, pretexto significativo para no
hacer nada para ellos!
¿Cuánto valen las
protestas ciudadanas ante los monstruosos intereses bancarios?
¿Qué del repudio a
servicios telefónicos que suben de precio cuando les da la gana?
¿Por qué hay que pagar
tarifas altísimas por una electricidad que en cualquier momento se va y gracias
a la ineficiencia del proveedor monopólico del servicio?
Los peruanos somos de
carne y hueso, los guarismos son para las estadísticas. ¡Y ni un muerto más, no
vale ninguna excusa!
¡El vivo vive del tonto,
el tonto de su trabajo y los mercenarios ocasionales, en todos los gobiernos,
montan sus fortunas, riquezas misteriosas, sobre el aplastamiento espiritual,
periodístico, económico y político de quienes no saben defender su calidad
ciudadana!