Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
3-1-2025
Perú: inventario de flaquezas morales
https://senaldealerta.pe/peru-inventario-de-flaquezas-morales/#google_vignette
“Doscientos años después de
la Declaración de Independencia, no hay nada que celebrar. El 28 de julio del
2021 fue sólo una fecha en el
calendario; el único cambio es el crecimiento desordenado de su desconcertada
población, de un millón doscientos cuarenta mil habitantes, en 1821, a más de
treinta millones que habitan un espacio geográfico de nación informal, carente
de integración e identidad nacional.
Consecuencia de una política
segregacionista que la dividió en dos naciones: una geográfica y la otra,
oficial, sede del asfixiante centralismo impuesto en la capital de la
República, privilegiada acaparadora de todas las ventajas políticas, fiscales,
presupuestarias, fiduciarias, burocráticas y segregacionista, y la otra, un
territorio consignada en la carta geográfica, pero ajena a las decisiones
políticas, administrativas, excluyentes, que provienen de la ciega burocracia
capitalina”, afirmó el ex legislador y estudioso Héctor Vargas Haya.
“El bicentenario fue una
fecha más en el calendario, tan sólo un recuento, pálido recuerdo de haber
transcurrido doscientos años tirados por la borda, un pretexto para
transitorias manifestaciones de momentánea alegría, reflejada en festines
populares de olvidables jolgorios, expresados en fiestas populares estimuladas
por el alcohol que hace olvidar penurias y desencantos, todo eso seguido de
quema de cohetes y bombardas,” señaló Vargas Haya.
“El Perú es aún, escenario
de una nación inconclusa, maltratada, desorientada, escenario de penoso
subdesarrollo, en cuyo territorio es aún posible comprobar que aún están
presentes todas las etapas de la historia.
Fue durante la República que
se perdió el amor a la patria, cuyo territorio de más de tres millones
ochocientos mil kilómetros cuadrados, que fueron celosamente cautelados durante
el Virreinato, quedó reducido, durante la etapa republicana, a sólo poco más de
1 millón trescientos mil kilómetros,
como consecuencia de baldones con los que se negoció el suelo peruano”, indicó
don Héctor.
Señala nuestro entrevistado:
“El tránsito del Virreinato a la República, parece no haber sido positivo,
porque tras la instalación del Congreso Constituyente, se desató el desborde
político, el libertinaje y la corrupción, lo que impulsó a San Martín a
proponer que el Perú fuese una “Monarquía Constitucional, presidida por un
príncipe europeo”.
Planteamiento que tropezó
con la cerrada oposición de las clases sociales que se instalaban y hasta con
la primera conspiración del coronel José de la Riva Aguero y Sánchez Boquete,
que no obstante haber sido designado colaborador de San Martín lo traicionó,
encabezando el motín desde Balconcillo para someter a los congresistas a
nombrarlo presidente de la República, después de ascenderlo a hasta el grado
de mariscal”.
“Los millones de habitantes
expatriados en su propio territorio, son peruanos sólo por haber nacido dentro del
territorio, y son víctimas permanentes de sempiterna indolencia, y que en plena
era de avance de la civilización universal, subsisten en deplorables
condiciones de subdesarrollo, refugiados en inhóspitos escenarios, privados de
los más elementales servicios domésticos, resignados a cocinar sus alimentos en
rústicos y primitivos fogones de piedras, y azotados por las inclemencias
naturales ven morir a los niños, víctimas de desnutrición”, agrega Vargas Haya.
“Así, la privilegiada y
exclusivista capital ha terminado con dividir al país en dos naciones: una
legal y otra real, condición que ha dado origen a incontenible migración que abulta a la
caótica ciudad de Lima con la consiguiente despoblación del resto del
territorio.
Bajo esta concepción
denigrante, se ha creado una asquerosa política discriminatoria de baja estofa,
que no se concibe en ninguna otra sociedad del continente; a los habitantes
residentes fuera de Lima, se les bautiza peyorativamente con el mote de
“provincianos”, como si Lima no fuera, igualmente, otra provincia”, indica
Vargas Haya.
Señala finalmente don
Héctor: “Y como, al mismo tiempo la capital concentra todos los privilegios
económicos, presupuestarios, fiscales, fiduciarios, etc., paralelamente se ha
generado la peligrosa concentración de peruanos en Lima, cuya población supera a
más del treinta por ciento de peruanos de todo el país, que amenaza con
proseguir en el abultamiento demográfico que ya se acerca al cuarenta por
ciento y sin término de vencimiento”.