A Carta Cabal
Evergrande: La especulación inmobiliaria y el Modelo Chino ante las crisis
por Gonzalo Alegría;
trabajoconalegria@gmail.com
24-9-2021
La economía mundial se encuentra alarmada por la “burbuja
inmobiliaria” china que está a punto de estallar, ahora que la gigante
Evergrande está al borde de la quiebra. Su deuda asciende a 282,000 millones de
dólares. Para que tengan una idea, el último PBI peruano sano -antes de la
pandemia- fue de 226,800 millones USD (año 2019). Es decir, que la deuda de la
compañía inmobiliaria Evergrande equivale a 1.25 veces la producción total
(PBI) del Perú. Además, ¡en el último mes, su cotización perdió cerca del 90%
de su valor de mercado! En Occidente ya habría quebrado, pero China, con su
“Socialismo de Mercado”, opera de forma distinta al ajuste liberal clásico,
intentando castigar al especulador, pero nunca, a los trabajadores y pequeños
ahorristas.
Existen tres formas de crisis económica: La Gran Recesión
(de corte estructural), dura 3 años o más. Y las coyunturales, tipo “burbuja
sectorial” y “pánico financiero”.
Como en toda “burbuja inmobiliaria”, en China también ha ido
subiendo el precio del metro cuadrado construido hasta hacer inasequible una
vivienda en sus principales ciudades: Beijing (la capital política), Shanghái
(la urbe comercial y financiera) y Shenzhen (la urbe tecnológica). Como se
comprueba en el Gráfico, el nivel de sacrificio de los pagos de una
hipoteca media en dichas 3 ciudades está en un 50% de la renta disponible de
sus habitantes, cuando el máximo recomendado por la banca internacional es un
baremo del 33%. Ergo, parece que el exceso de viviendas edificadas por todo el
país que se han quedado vacías (sin vender), unidas a la especulación en las
grandes ciudades, genera una doble amenaza de quiebra al sector inmobiliario
chino: sea por baja demanda de vivienda nueva en las ciudades fantasma, sea por
la incapacidad de pago de las hipotecas en vigor en las ciudades consolidadas.
Pero, seguramente las autoridades chinas ensayarán alguna
forma de “aterrizaje suave” que desinfle el movimiento especulativo, sin llegar
a destruir el tejido productivo de un sector clave como el de la construcción.
Ya lo hicieron en la Crisis Bursátil China de junio a agosto de 2015. El 12 de
junio de 2015 la Bolsa de Shanghái se había revalorizado casi un 150%
interanual, iniciándose un “pánico financiero” en ese fatídico viernes negro
oriental. Ante el desplome generalizado de las cotizaciones, el gobierno de
Beijing intervino, poniendo topes máximos diarios a los descensos, presionando
a los grandes inversores bursátiles asiáticos para que mantuvieran su cartera,
financiando compras de acciones con dinero público por el equivalente al PBI
japonés, etc. También durante la pandemia, el año 2020, las medidas
intervencionistas de la economía china lograron que su PBI creciera un +2,3%
cuando el mundo entero sufrió una grave recesión que en el Perú fue de un dramático
-11,1%.
Ahora que el sector de la construcción en China empieza a
mostrar signos de madurez, para evitar la ralentización de su crecimiento, sus
empresas constructoras tendrán que crecer con cargo a la Inversión Extranjera
Directa (IED) en terceros países. De ahí el afán inversor de las autoridades
chinas en África (165.000 millones de dólares en los últimos 10 años) o en
Latinoamérica (en Perú, China es el primer país por IED). No es “cuento chino”. Mientras China siga
creciendo a paso firme, el milagro del “Socialismo de Mercado” podrá seguir
resultando inmune a las crisis.