Thursday, October 20, 2022

La hora de la sociedad civil

 


La hora de la sociedad civil

por Joan Guimaray; joanguimaray@gmail.com

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https://bit.ly/3TmFE3m

 

20-10-2022

 

Démonos cuenta de una vez por todas. Los problemas del país entrañablemente nuestro, ya resultan ser demasiado graves. Los conflictos de la patria, ya son exageradamente extendidos. Los males del Perú, ya se notan excesivamente profundos.

 

Y, también entendámoslo con absoluta claridad. La solución de estas agudas dificultades que padecemos, ya no le conciernen únicamente a los “políticos”, los juristas o a los “entendidos”. La cura o la sanación de los generalizados males, ya no atañe sólo a los pocos republicanos, ni a los escasos estadistas, tampoco a los rarísimos compatriotas de buena fe. Pues no.

 

La solución de estos enraizados problemas del país, sin ninguna duda, ya pasa por la inexorable reacción de la propia sociedad civil. Las dificultades de las que actualmente padece el Perú, ya son muy profundas y demasiado extendidas que ya no sólo son asuntos que deben de ser resueltos por los “políticos” y los juristas, sino por todos nosotros.

 

Es decir, ya nos corresponde encararlos con ideas. A la sociedad civil nos toca afrontarlos con pensamientos. Es hora de la responsabilidad de la que nadie debe sustraerse. Es momento del deber moral al que nadie debe eludir. Es tiempo de la obligación ética que nos exige enfrentarlos con sano juicio, no sólo por nuestro propio porvenir, sino principalmente, por el futuro de los nuestros.

 

No nos olvidemos que fuimos nosotros como sociedad civil, los que engendramos, incubamos y propagamos todos los males de los que ahora el país padece. Toleramos la hipocresía por comodidad, soportamos la indecencia por tranquilidad, aguantamos la pillería por indiferencia. De modo que, sin extrañarnos, sorprendernos ni admirarnos, admitamos con fría serenidad, que todos los protagonistas de males que flotan ante nuestros azorados ojos, no han sido procreados sino, por esta misma sociedad de la que somos parte, y todos los vicios que emergen ante nuestras miradas, han crecido a la sombra de nuestra indiferencia y han aumentado bajo la penumbra de nuestra tolerancia.

   

Precisamente por eso, el presidente que tenemos y que seguramente nos merecemos, es uno de nosotros. Su entorno al que condenamos y defendemos, salió de nosotros. Los “niños” del Congreso que negocian de espaldas al país, son parte de nosotros. Los pícaros “políticos” que son candidatos por un partido en una elección y por otra organización en la siguiente contienda, son de los nuestros.

 

Los taimados juristas que abusan de paralogismos, los bribones jueces que emiten sentencias de acuerdo a sus filias y fobias, los venales fiscales que abusan de sus competencias, los torcidos policías que deshonran el uniforme, los cleptómanos alcaldes que desfalcan las arcas municipales, los chapuceros reporteros que estropean el idioma, los remolones empleados públicos que parasitan en sus puestos, son parte de nuestra sociedad.

 

Y, aquellos que fueron a la universidad no en pos del saber y del conocimiento, sino para obtener de cualquier modo el título que les ayude a ganarse la vida, ya sea como médicos, abogados, ingenieros, psicólogos, periodistas, profesores, o “profesionales” de otras ramas, son también de los nuestros. Y también, de los nuestros son: los irrespetuosos conductores que se pasan la luz roja, los jóvenes carentes de nociones urbanas que afean las ciudades, las personas que creen que los parques y las áreas verdes se han construido para retretes perrunos y los vecinos que alteran la tranquilidad con sus ruidos, sonidos y escándalos.

 

Que tampoco se nos olviden, muchos empresarios que no cumplen con honrar sus deudas tributarias, muchas empresas mineras que no cesan de contaminar las aguas de ríos y lagunas, muchos evasores de impuestos que no piensan en el Perú, y todas aquellas autoridades ventrales que no tienen ideas de país, ni nociones de república, son de los nuestros. Pues, todos ellos que generan problemas y originan males cotidianamente, son parte de la sociedad peruana.

 

Por tanto, frente a los generalizados problemas, propagados males y extendidos vicios, ya no queda sino decir con absoluta claridad, que es hora de la sociedad civil. Es momento de mirar con agudeza, pensar con rigor, idear con sobriedad, plantear las soluciones estableciendo en orden de prioridades y partiendo desde las causas.

 

Y en esa lógica, qué duda cabe, empezar por cambiar las cabezas mal organizadas, tarea que debe de iniciarse con una gran cruzada por la educación, aquella que es distinta de la instrucción, ésa que enseña a pensar, sentir, crear y desarrollar la esencia humana.

 

 

¡Autocastración del Congreso!

 

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

20-10-2022

 


¡Autocastración del Congreso!

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Subrayando la ominosa acción del Congreso que, como dice la lengua popular, está en genuino trompo, el notable penalista, Guillemo Olivera Díaz, escribió el 18 de los corrientes:

 

“Con esta demanda el Congreso reconoce su incompetencia, por lo que no puede, ni debe, tramitar la llamada "denuncia constitucional" contra el presidente Pedro Castillo hasta que el TC dicte sentencia e interprete el numeral 117° de la Constitución Política, motivo de su demanda. ¡Un real harakiri!

 

Carece de una interpretación, por eso la demanda. Y como no la tiene no la puede aplicar y acusar, ni sancionar, al presidente Castillo denunciado por delitos y que la fiscal denunciante busca que la autoricen acusarlo, pese a que el numeral 117 en cuestión no permite que sea acusado durante su mandato, hasta el 28-7-2026.”

 

En lenguaje común también puede decirse que los inquilinos tozudos que habitan precariamente en Plaza Bolívar, bien pueden ¡irse a llorar al río!

 

Algunos legisladores son genéticamente huérfanos de cualquier vergüenza y por eso no tienen empacho en mostrar su intrépida nueva recolección de firmas. ¿Para qué? Pues no podía ser de otro modo ¡para la vacancia!

 

El espectáculo es de dudosa calidad o legislativa y menos cívica. El pueblo paga a los legiferantes para que no concurran a sus sitios de origen, con licencia del Reglamento, y se diviertan buceando o “fiscalizando” libros que jamás leerán. Y sólo a guisa de referencia lo antedicho.

 

El pueblo no sólo vota en las urnas. También sufraga cuando marcha en protesta por las calles y manifiesta su repudio a capituleros y mediocres. ¿No parece rarísimo que entre los complotados no exista una sola cabeza serena que imponga calma?

 

La suma de ridículos, insensateces, payasadas, ignorancias, torpezas y asesinatos de la razón acaecidos en el Perú de los últimos meses, es de un largo incalculable. Ante el mundo los funcionarios públicos del Ejecutivo y Legislativo dan muestras de soberbias capacidades actorales pero nula, muy nula, conciencia cívica para pensar en el país y en su futuro.

 

No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.