Informe
Señal
de Alerta-Herbert Mujica Rojas
17-1-2025
El Ich-zeit de los ladrones
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El tiempo subjetivo (Ich zeit) del ladrón, caco, maleante,
estafador, tiene características desarrolladas en el decurso de sus fechorías
pero también es un largo proceso de burla social y perjuicio civil.
El Ich zeit, tiempo subjetivo de los patibularios, conoce desde
sus ancestros, cómo demora la justicia en siquiera proponer indicios razonables
de la comisión de delitos.
Por eso actúa bajo el manto de impunidad que brinda el tiempo,
largo, demasiado largo, y perpetra asaltos, robos, cohechos, estafas de toda
índole en contratos, concesiones de origen dudoso y las más de las veces con
dedicatoria y nombre propio.
Los sucesos se consuman ante la inacción de políticos ignorantes,
periodistas mermeleros y bajo la percepción –para ellos correcta- que la
sociedad silenciosa no dice nada porque la sociedad desmemoriada olvida todo y
porque la sociedad ineficiente carece de mecanismos furiosamente ejemplares
para castigar a la hamponería.
“En nuestra cultura -altamente tecnológica- estamos obsesionados
mirando el reloj y contando el tiempo hasta los microsegundos. Pero todavía
desconocemos hechos esenciales acerca del procesamiento biológico y psicológico
de la información temporal.
Por ello se debe insistir en que se trata de un conocimiento muy
importante, al cual hay que abocarse, que juega un papel significativo en el
desarrollo de técnicas y métodos psicológicos, en la educación, en la conducta
vial, en la interacción hombre-máquina, en la producción industrial, en los
tratamientos clínico-médicos, etc.
El sentido del tiempo, lo mismo que el auditivo, visual, olfativo
y el del gusto, constituye una función psicológica fundamental para el
desarrollo de la conducta humana.
Cuando aparecen deterioros en el tiempo psicológico los síndromes
suelen ser críticos, y surgen en muchas clases de psicopatologías como, por
ejemplo, en pacientes con lesiones cerebrales orgánicas, esquizofrenia y
depresión.
Desde este punto de vista, la alteración del tiempo psicológico, o
del sentido del tiempo, influye en la conducta y lleva a la desintegración de
la personalidad”. Dra. Anna Eisler, investigadora y profesora de la Universidad
de Estocolmo (Suecia) -Departamento de Psicología- , quien desarrolla un
proyecto de investigación conjunta en el Laboratorio de Investigaciones
Sensoriales (LIS-CONICET), de Buenos Aires, que dirige la Dra. Miguelina
Guirao.
Nuestros lobotomizados políticos son absolutamente inferiores al
talento oportunista y legendario que muestran las múltiples mafias alrededor y
colaterales al Estado y sus numerosos negociados.
Ellos, los ladrones, colocan a sus personeros en puestos claves,
salen expulsados para volver luego de exilios dorados a veces en el Banco
Mundial.
O en entidades internacionales desde donde guardan perfil bajo,
hasta que retornan a los pagos expoliables y, además, solucionan temas de caja
chica y urgencias a los personeros que el Estado dice nombrar en cargos
ejecutivos. ¡Bah!
¿Alguno de nuestros atolondrados políticos ha dicho algo sobre la
inmensa cantidad de delitos de que se da cuenta en la prensa, a medias y con
timidez? ¡Nada! Asienten, aceptan, consienten. El Ich zeit del ladrón sabía
¡perfectamente! que esto iba a ocurrir así y procedió al “caballazo” limpio.
El Ich zeit delictivo sabe que en Perú no interesa la verdad, sólo
tiene prevalencia el escándalo y la estupidez con apariencia de moralización.
Desde hace semanas, maniobras en los medios de la prensa
concentrada, pretenden hacer válido el pensamiento único y oficialista. ¿No son
los llamados psico-sociales?
¿Cómo puede la nación completa vivir al compás de las modalidades
gangsteriles que impusiera Vladimiro Montesinos y su carnal Kenya Fujimori?
Las castas políticas han probado en demasía su muerte. No sirven
para nada. Carecen de sentido geopolítico de juicio y ¡ni qué hablar! de
exégesis.
El pueblo, por supuesto, porque ese es el designio fundamental
–una nación ignorante es como una masa informe- permanece al margen, como si la
diplomacia se hiciera en nombre de apellidos, amaneramientos y caprichos de los
episódicos que están en Torre Tagle, en el Establo y en Palacio.
Los partidos políticos no existen sino como clubes electorales. En
cambio las pandillas de ladrones manejan el Ich zeit y proceden así meticulosamente
en todos los organismos del Estado.
Lo depredan, lo esquilman, lo exaccionan y ¡no pasa nada!
Navegar con bandera de imbécil es un buen negocio en Perú.
¡Pero que quienes hagan de esta bandera algo redituable, lo hagan
con su dinero, no con los recursos del pueblo!