Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
13-7-2023
¡Líderes a la cabeza!
https://senaldealerta.pe/lideres-a-la-cabeza/
La marcha cívica de protesta del próximo 19, debe superar a
la simple algarada, sin caer en las provocaciones de la contrainteligencia que
ya muestra los dientes pidiendo DNI, afirmando que controlarán entradas y
salidas de Lima y de mil y un trucos para envilecer un derecho ciudadano.
Cuando el pueblo vota con los pies en las calles, los
regímenes de fuerza pueden decir cualquier cosa y sólo oirán la diáfana
protesta de las bases.
Una garantía fundamental y de ejemplar acción para los
ciudadanos, lo constituirá que sus organizadores y líderes más importantes,
encabecen los desplazamientos pacíficos, en orden y con disciplina capaz de
atajar a los forajidos violentistas con los que cuentan algunas organizaciones.
Las lecciones de las trágicas marchas anteriores deben estar
presentes bajo el lema: ¡Ni un muerto más! Hay que evidenciar con testimonio
gráfico y fílmico, los arrebatos infiltrados que tienen como único cometido,
atizar la chispa y propagar todos los incendios posibles.
Es hora que la integridad de las fuerzas protestantes,
incluyan dentro de sus catecismos políticos, la misión de actuar
inteligentemente sin desdeñar las negociaciones pero también atajando la
violencia desenfrenada so pretexto de defensa de la “democracia”.
La prensa concentrada y cuasi monopólica defiende el status
quo. ¡No quieren que nada cambie porque como están las cosas se camina muellemente
hacia el 2026 y en la ruta se negocian todas las impunidades posibles y se
inventan otras!
La mejor condición es que los reclamos ciudadanos queden
totalmente al margen de la acción del Estado y el gobierno. ¿Para qué –dicen-
atender a estos pobretones? Así como están –ellos en la cúspide- y el resto del
pueblo llano, que viva en la miseria.
¡Necios! Fue el pueblo llano, desde las bases y con la
protesta por libertad, igualdad y fraternidad la que generó la revolución
francesa y sus apasionados y sangrientos capítulos con aguillotinamientos,
crímenes y violencia urbi et orbi.
Si hay orden de atacar malamente, los líderes estarán
conduciendo la marcha de manera pacífica, sin armas ni explosivos. Por tanto,
no será complicado señalar a los sicarios infiltrados y actuando por “la
libre”.
La ciudadanía sabe perfectamente que todos los informes de
derechos humanos mundiales han condenado, sin ambages y de forma categórica, al
gobierno de doña Dina Boluarte. Los casi 70 muertos son una mácula que no puede
disimularse. ¿Se arriesgará a que se ratifique la condena mundial?
Los grupos conservadores de todo pelaje, de esos idiotas que
ven terroristas debajo de cada piedra y en cada rama de árbol, quisieran un
“escarmiento” a la mala, como en meses anteriores. ¡No se dan cuenta que quien
siembra vientos, cosecha tempestades!
Un liderazgo responsable desde el mismo escenario de los
acontecimientos, con nombre y apellido, ganará respetabilidad e interlocución
que hoy no existe. El Congreso es parte del pacto infame y tácito de hablar a
media voz y para quedarse hasta el 2026.
En 1945, las fuerzas de la sociedad civil –entonces se le
designaba como pueblo a secas- lograron conformar el Frente Democrático
Nacional cuyo origen arrancó en Arequipa, tomó forma en todo el país y como
columna vertebral existía el Partido del Pueblo (Apra), poderoso, invicto,
enorme, popular. En las elecciones de ese año el candidato del FDN, Bustamante
y Rivero, dobló la votación de Eloy Ureta.
Hoy existen conglomerados masivos muy respetables en todo el
país. Pero si hay una debilidad esta pasa por la falta de organicidad y
contextura unificada. Los partidos políticos, sin excepción, sólo se han
transformado en pandillas chupadoras de la savia del Estado vía funcionarios
casi siempre corruptos. O corruptibles.
Una lección decorosa, pacífica, ordenada, cívica, con los
adalides en su puesto, a la cabeza de la marcha, capaces de asegurar la vida de
los protestantes sin caer en las provocaciones, daría una exhibición formidable
al Perú de cómo el pueblo, a pesar de los rompehuelgas y los infiltrados,
decide unirse para la revolución.
Y la revolución incluye a todos. No habrá un Perú justo,
culto y libre, con exclusiones antipáticas y burdas. Al país lo hacemos todos.
En algo más de dos centurias, sólo se practicó el ominoso
deporte de destruir la nacionalidad e ir en contra de nuestra historia que fue
centro, guión y faro de vastos territorios en Sudamérica.
¡Alea jacta est!