por Herbert Mujica Rojas
18-4-2007
Big brother is watching you
"Las protestas de los últimos días van en contra de una actividad de
erradicación, en una zona donde todos los cultivos de coca van al
narcotráfico y, donde, además, opera Sendero Luminoso. Estoy
convencido de que es absolutamente imprescindible una política de
varios elementos para combatir al narcotráfico, el desarrollo de
cultivos alternativos, la interdicción y también es imprescindible la
erradicación", quien dijo esto no es ¡de ninguna manera! un político
peruano, es Mr. TLC el moribundo embajador norteamericano James Curtis
Struble, incontinente y lenguaraz diplomático que se despide en breve
del Perú.
Dice Mr. TLC que lo ocurrido ¡qué coincidencia! en las zonas
selváticas no afectará la ratificación del Tratado de Libre Comercio,
TLC con Estados Unidos y con respecto a bases militares también negó
que su país presione al nuestro para su cambio de ubicación de Ecuador
a Perú. Y entonces hay que creer que la buena voluntad de Mr. TLC es
de tal magnitud que él dicta, a su antojo, qué es bueno y qué no lo es
para tranquilidad del gobierno de Alan García y también para los
empleados a sueldo dolarizado que mantiene su administración en Perú
y, sobre todo, en temas referidos a los cultivos de coca.
El ejercicio imperial de Estados Unidos no cesa nunca, mucho menos
ahora que tienen necesidad de pergeñar y complementar un mundo aliado
para sus múltiples planes de abastecimiento de agua, tierras de
cultivo y defensa geopolítica con rivales tan latentes y a menos de
dos décadas como China e India. Y para ello se valen de emisarios del
jaez protagonizado por Mr. TLC Curtis a quien los miedos de
comunicación-intoxicación miman como a uno de sus mejores engreídos.
¡Y ni qué decir de los políticos, sobre todo los de la rabanería
caviar que viven de dólares que pagan muy bien su papel de agentes
reciclados del imperialismo!
El secretario general del Consejo Nacional de Derechos Humanos, Luis
Alberto Salgado, dijo ayer que los plañideros miembros de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos habían pecado de deslealtad con Perú al
quejarse fuera de hechos que no han denunciado documentalmente dentro.
Preso, de repente, de un lenguaje edulcorado y formal, Salgado no puso
los puntos sobre las íes. Quien se expide, institución –testaferra
local y dolarizada de intereses extranjeros- o persona individual,
contra Perú, no sólo es desleal sino soplón de bajísima estofa. ¿Así
que ahora la lucha por los derechos humanos es a través de los foros
que dan respaldo porque así lo dicta el imperio? Da risa comprobar
cómo, nada menos, que la Secretaria de Estado de la nación más
violadora de los derechos humanos, Condolezza Rice, Gringolandia,
deviene en el cartabón sagrado que citan aquellos en defensa de sus
organizaciones. ¿Por algo será, no?
El panorama involucra ¡qué duda cabe! a Estados Unidos, sus adláteres
y agentes locales, disfrazados de especialistas en temas de cultivos
de hoja de coca y combate al narcotráfico y derechos humanos. Por
tanto, hay una relación directa entre lo que dice Mr. TLC Curtis
cuando afirma que su país no ejerce presión sobre Perú, sin embargo
opina con amplitud y generosa cabida en los miedos, de todo cuanto le
viene en gana, sin que ¡por supuesto! los políticos, el Congreso, el
Ejecutivo, las ONGs, señalen la clarísima intromisión grotesca de que
es protagonista nefasto el embajador estadounidense. ¡Cuánta falta
hace un Juan Domingo Perón para que le diga sus cuatro frescas a este
norteamericano!
George Orwell ha resucitado con su 1984, más vigente que nunca porque
Big brother is watching you! ¡Vergüenza!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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