Friday, December 13, 2024

Independencia, datos y precisiones

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

13-12-2024

 


Independencia, datos y precisiones

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Para millones de peruanos la Independencia se enmarca en las palabras del general San Martín en julio de 1821: “Desde este momento el Perú es libre e independiente, por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende”.

 

Acabamos de recordar el bicentenario de la batalla de Ayacucho, importante fecha en la creación del Perú.

 

Si se incurriera en la audacia de inquirir sobre el proceso mismo, su gesta, historia pormenorizada, contexto geopolítico y causas económicas, me temo que no encontraríamos respuestas sólidas. Siquiera informadas.

 

Tantos años de elusión de los cursos sobre historia del Perú, educación cívica, economía política, psicología y lógica, han logrado promociones enteras acríticas, lejanas a la exégesis, huérfanas de sentido espacio-temporal del Perú y su formidable ubicación central en Latinoamérica.

 

En su libro Historia económica del Perú, el profesor Carlos Contreras Carranza, consignó definiciones que merecen estudio y polémica.

 

“El Perú no fue un foco libertario en América, pero la idea de la independencia o, al menos, la preocupación por una mayor autonomía política, tocó nuestras puertas por varias vías”.

 

“La inoperancia de los peruanos en conseguir la independencia por sí mismos reflejaba, a su vez, las vacilaciones que aquí había para tomar una determinación de tanta consecuencia, como era la ruptura con la monarquía española. La élite limeña, y la élite criolla del país en general, entendieron que dicha ruptura no era un buen negocio para el Perú.”

 

“En cualquier caso, el hecho de que la independencia del Perú fuese conseguida a partir del arribo de fuerzas libertadoras externas provocó que, en el terreno económico, ella resultase para el Perú tremendamente costosa, puesto que nuestro país no solo hubo de pagar los servicios de las tropas que, desde lejanas tierras, vinieron a liberarnos, sino que dichos fondos estaban destinados a salir de él, en la medida en que los hombres que vinieron a forzar la independencia retornasen a sus lugares de origen.”

 

“La necesidad de alimentar, vestir y remunerar a los casi cinco mil hombres que, al mando de San Martín, desembarcaron en Pisco en setiembre de 1820 para hacernos libres, fue como exigirle a un anémico donar medio litro de sangre.

 

“Con ocasión de un amago de reconquista de Lima que hizo el general realista José de Canterac en setiembre de 1821, el dinero con que contaba el Estado patriota fue conducido a los barcos de la flota libertadora anclada en Ancón, para resguardarlo de caer en manos enemigas. Ni corto ni perezoso, el jefe de la escuadra tomó ese dinero (285,000 pesos, según su propia declaración) para pagar a sus hombres los sueldos atrasados de un año. Tras recibir los reclamos de San Martín por este acto inconsulto, Cochrane decidió levar anclas y junto con los barcos de los comerciantes que había capturado, se marchó rumbo a Guayaquil, y de ahí a Acapulco”.

 

“La guerra de la independencia se prolongó por seis años si tomamos como hitos inicial y final el desembarco de San Martín en Paracas (en setiembre de 1820) y la rendición del último baluarte realista: el Real Felipe del Callao (en enero de 1826), y por largos 17 años, si retrocedemos la primera fecha hasta el develamiento de las juntas de gobierno de Quito y La Paz en 1809). Ob. cit. pp. 196-201

 

En ¿Torre Tagle mártir? ¡No, un traidor!, el 28-9-2006 http://www.voltairenet.org/Torre-Tagle-martir-No-un-traidor escribí:

 

“¿Fue, en realidad, un asilado Torre Tagle entre los españoles o un aliado de ellos? La segunda de estas posibilidades parece afirmada en un papel al redactor de su manifiesto, Juan de Berindoaga (cuya reproducción fotográfica ha publicado Luis Alayza y Paz Soldán). Allí dice, con palabras que lo acusan, que ansía evitar la desconfianza de los españoles ante él y busca, más bien, que estén contentos, “mucho más –agregaba- cuando yo, convencido de la canalla que constituye la patria, he resuelto en mi corazón ser tan español como D. Fernando.

 

Y la diplomacia peruana tiene el baldón inexcusable de llamar a su edificio principal Torre Tagle como sinónimo de su think tank, usina de ideas y estrategias. Ni ideas ni estrategias, sólo claudicaciones vergonzosas y elusivas de una real integración con el Perú profundo y con el hombre y mujer de abajo, aquél que se levanta al amanecer y duerme los sueños de una justicia que jamás verá porque así lo consagraron delincuentes y pillos que son, básicamente, los que han regido los destinos de este país.

 

La historia del Perú es básicamente gesta maquillada y cosmética de poderosos que han impedido a toda costa que el pueblo se entere cómo durante las guerras sus ancestros alineaban siempre con las tropas invasoras y pasadas las belicosidades, presentaban, casi de inmediato, como hoy, sus saludos al vencedor insolente. Holgazanes y cobardes, los poderosos no supieron sino vivir del guano y las consignaciones, del timo y del cohecho culpable contra los sagrados intereses de las mayorías nacionales.