Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
21-6-2004
Rebuzna la izquierda caviar
Vuelto de un intenso viaje por Puno, me entero del honor de haber sido
mencionado por Susana Villarán en una entrevista en el diario Correo.
Y ella me otorga un mérito que no tengo: la invención del hermoso
diploma cívico otorgado a los farsantes de la izquierda caviar. No es
cierto. Fue Daniel Benoits, un periodista francés, hace más de dos
décadas, el que acuñó la urticante expresión. La ignorancia de la
señora de marras, es patente y trágica. Como lo es vincularme a César
Almeyda a quien no conozco y de quien se sospecha recibió varias
decenas de miles de dólares de Dionisio Romero para cercenar la cabeza
de un periodista que se enfrentaba al poder. Y que no ha sido ministro
o defensor, en buena cuenta, empleado del gobierno de Toledo, como sí
fue Susana Villarán.
La izquierda caviar peruana, como la francesa que acusó Benoits, se ha
enriquecido con puestos públicos. Por tanto es presupuestívora. Su
afán no es revolucionario, por el contrario sólo desea conservar la
pitanza y la limosna que les otorga, por méritos que no tienen, un
gobierno desacreditado por ellos mismos, gracias a su mediocridad
social indiscutible.
El 98% de la izquierda caviar está conformada por panzones, obesos y
habilísimos burócratas, diestros en el arte de contar dólares, cambiar
de pasaporte, comprar autos del año, viajar como trotamundos y, de vez
en cuando, elaborar folletos, dictar talleres y organizar conferencias
en que repiten monsergas de hace treinta años, siempre y cuando, el
billete verde de su archienemigo Estados Unidos, esté presente para
financiar sus múltiples engaños colectivos a lo largo y ancho del
país.
Un ejemplo patético: Devida. El campesinado cocalero odia y blasfema
contra esta organización porque representa sólo el punto de vista
norteamericano fundamentalista de arrasar literalmente el sembrío de
hoja de coca. ¿Quiénes son los burócratas, plenos en grasa cerebral y
faltriqueras llenas de dólares en el edificio de San Isidro?:
sociólogos, psicólogos, comunicadores, todos provenientes de la
izquierda caviar. ¿Será que están combatiendo al imperialismo del
cowboy Bush desde dentro? Mi impresión es que estos badulaques saben
vivir muy bien de la ubre norteña.
El Perú está plagado de ONGs. Y si bien es cierto que hay una pequeña
proporción de éstas que aún respeta (nadie sabe hasta cuándo) su
propósito fundacional y filantrópico, hoy por hoy, son guaridas de
aprovechadores de la izquierda caviar que no dudan en industrializar
los derechos humanos, el medio ambiente, los ambientes policiales,
cuanto esté a su alcance, real o inventado, para sus propios fines en
salvaguarda de su derecho a preservar más lotes de dólares que vienen
del exterior bajo supuestos fines constructivos.
Tengo un gran respeto por mis múltiples amigos marxistas genuinos y
que aún creen en las bondades de este credo. Pero, tengo también, un
profundo desprecio por todos los embusteros que le dijeron al país
desde hace más de 30 años que ellos eran la solución que venía en
libracos, folletitos de quiosco y discursos inflamados. Estos viven a
cuerpo de rey y son sus propios amigos de la izquierda proletaria
quienes les increpan su modus vivendi y falsedad monstruosa. ¡Eso es
la izquierda caviar! Y así lo ha confesado la propia Susana Villarán
al regalarme expresiones que declino por venir de quien vienen y
porque rara vez, en atención a sus inexistentes méritos, me he
referido a ella. Y esta es una excepción.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
Esta columna todos los días a las 7.30 pm. en Radio Cora.
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