Los recuerdos de Arica e Iquique*
Algunos alcances del libro "El dios cautivo" del escritor iquiqueño Sergio González y un análisis histórico de la posguerra del Pacífico.
por Armando Pattroni
Hace ya 125 años que dejaron de ser políticamente peruanas. Dos de las ciudades más importantes del sur peruano y todas las poblaciones aledañas pertenecientes al departamento de Tarapacá fueron arrebatadas por la fuerza de las armas por un inamistoso vecino ambicioso de riquezas naturales. Pero pensemos bien: ¿sólo
territorio? ¿y qué pasó con la gente que vivía allí?
Luego de siglo y cuarto, un escritor chileno, natural de Iquique, estudioso apasionado de su tierra y de su historia regional (ejemplo no sólo para muchos chilenos sino también para otros historiadores latinoamericanos) nos entrega una obra maravillosa y desafiante, un sacudón de nostalgia que podría sacudir conciencias dormidas si el
nuestro fuera un país con memoria, agradecido y justo. Lamentablemente no lo es.
"El Dios cautivo Las Ligas Patrióticas en la chilenización compulsiva de Tarapacá (1910 1922)" se llama el trabajo de Sergio González Miranda, reconocido catedrático de la Universidad Arturo Prat de Iquique, viajero conocedor de nuestro país y sobre todo, quien ha rescatado para la historia del suyo un periodo olvidado y sepultado por la historia oficial: la post guerra del pacífico y su repercusión en las poblaciones originarias de Tarapacá que quedaron viviendo en su tierra a pesar de que esta pasó a ser parte del territorio chileno.
En realidad es algo que me pregunté siempre, desde que terminé mi secundaria en aquel maravilloso colegio tacneño en 1979, año importantísimo por ser el centenario de la guerra y el cincuentenario de la devolución de Tacna, estuve intrigado por la suerte de la gente que vivía en el departamento y se había negado a cambiar de nacionalidad. Unos años antes, luego del terremoto de Lima del 3 de Octubre de 1974, mi madre, siguiendo los consejos de mi supersticiosa abuela, nos llevó a ver a la "Señorita Ismenia", para unas sesiones de "quita susto" que nos ayudarían a sobrellevar el terrible momento. La tal Ismenia resultó siendo Iquiqueña, tendría unos 80 años así que había nacido de seguro en el siglo XIX en tierras tarapaqueñas, y obviamente fue víctima de las políticas encubiertas y oficiales de "chilenización" de la zona, y terminó emigrando a Lima a comienzos del siglo XX. Vivía en La Victoria (28 de julio), en un inmenso solar
que le daba rentas, y en realidad hablaba con un acento algo notorio. La rodeaba el misterio y los secretos a voces que cubrieron a las familias iquiqueñas que llegaron a Lima, ya que cada una tenía una historia que contar acerca de todo lo que dejaron en el sur.
Ya a finales de los 70's recalamos en Tacna, en una época difícil en la que el Perú estuvo a punto de atacar a Chile al cumplirse el centenario de la guerra. En el 75 la situación de las fuerzas armadas peruanas era inmejorable, y la falencia económica del país del sur hacía aprovechable el momento para recuperar nuestros territorios, contando con el liderazgo de un popular general nacionalista como Velasco. Cosa extraña, cuando la guerra estaba por iniciarse (Agosto del 75) un general de apellido tarapaqueño (su familia es natural de Pica) con profundas raíces en ese departamento, dio un golpe de
estado en Tacna (que coincidencia), luego de una reunión por el aniversario de su reincorporación al Perú. Hoy hace 30 años del golpe de estado que salvó a Chile de ser derrotado en "cinco minutos" como temía Gustavo Leigh. ¿Tuvo algo que ver el origen tarapaqueño deMorales Bermúdez en su afán de evitar el conflicto? Cuántas especulaciones se pueden hacer, ¿cierto? temor a atacar su tierra natal, a su propia gente, frenando sus naturales impulsos para recuperar su propio territorio, quién sabe.
Porque la realidad nos dice que aún después de 125 años, Arica e Iquique tienen entre sus poblaciones un buen porcentaje de descendientes de peruanos que poblaron esa zona desde hace 400 años. Existen familias cruzadas, con primos a través de la frontera, la
artificial frontera delineada por un ferrocarril y exigida como último recurso de salvación por el presidente chileno Carlos Ibáñez del Campo para salvar su frontera viva. La condición de ciudadanía chilena actual de tales descendientes no los priva de su origen. Entre los que viven en aquellas ciudades tenemos gente importantísima para el sureño país, como por ejemplo Lautaro Núñez Atencio, premio nacional de historia de Chile en 2002, nieto de Higinio Núñez, peruano del valle de Quisma, e hijo de Juan Núñez Vernal, sobrino nieto de Alfonso Ugarte. En el otro extremo también tenemos a Juan Pablo Dávila, de origen ariqueño, autor del millonario desfalco de 120 millones de dólares de la cuprífera estatal Codelco en 1994.
Entre 1910 y 1922, movimientos ultranacionalistas chilenos (llamadas "Ligas Patrióticas") organizados en las ciudades tarapaqueñas hostilizaban a los peruanos residentes, ayudados por cierta prensa, con el explícito fin de expulsarlos de la zona, al más puro estilo de las limpiezas étnicas practicadas por los nazis y los eslavos. En muchos casos lo lograron, con la venia de las autoridades chilenas de la zona que hacían la vista gorda, encabezadas por su "intendente" (el equivalente chileno del Prefecto) Recaredo Amengual. Los nuevos residentes de la zona, trabajadores salitreros en su mayoría, buscaban obtener los mejores puestos de trabajo en las oficinas salitreras inglesas durante el boom del nitrato, puestos que en su mayoría estaban ocupados por peruanos, de lo mejor de nuestro país, y que superaban a los chilenos en educación, capacidad de trabajo y honestidad, finalmente lo lograron, expulsando por Iquique
hacia el Callao a decenas de miles de peruanos. Parece increíble, pero en mi opinión, lo mejor del Perú del siglo XIX se había concentrado en Tarapacá. La gente que fue a hacer industria allá, que se mezcló con la gente del lugar, que trabajaban codo a codo
empresarios y trabajadores, que no se habían contaminado con el Perú feudal y latifundista, herederos sí de la colonia, pero que ya habían dado al mejor presidente del Perú (Ramón Castilla) y se preparaban para entregarnos dos más (Remigio Morales Bermúdez y Guillermo Billinghurst), estaban listos para ser una clase dirigente nacional, que podía haber llevado al Perú a la modernidad mucho antes de lo pensado, que tenía contacto con todo el mundo capitalista a través del comercio, que vivía en una ciudad ultracosmopolita, y sobre todo, y lo más importante, con un amor a la patria y un respeto por las tradiciones nacionales que traducido en un nacionalismo bien llevado,
llevó a los tacneños, ariqueños, iquiqueños y tarapaqueños en general a luchar con uñas y dientes contra la imposición más salvaje que pueda caer sobre un pueblo: la del cambio de nacionalidad.
Las grandes familias originarias de esa zona más los ricos empresarios del salitre, los Vernal, Zavala, Loayza, Ossio, Marquezado, Fuentes, etc., junto con los apellidos del pueblo, los Vildoso, Rejas, Mamani, Quispe, Carpio, Luza, etc., los hijos de inmigrantes que tomaron al Perú como su patria, los Neuhaus, Pescetto, MacLean, Lombardi, etc.; todos, todos en general, lucharon contra el invasor mientras hubo esperanzas de regresar a la patria, e inclusive cuando ya no la había, manteniendo sus tradiciones, celebrando el 28 de Julio, brindando con pisco, hablando como peruanos, evocando a su patria y sintiéndose extranjeros en su propia tierra, increíble. Sin embargo, entre 1910 y 1922, cuando las Ligas Patrióticas expulsaron a un gran número de ellos con la ropa que
llevaban puesta, quitándoles casa, propiedades y demás bienes, llegaron al Callao a sentir la hostilidad de su propia patria, a soportar que los llamen "chilenos" y como prologa Lautaro Núñez en el libro de González Miranda: "
40 mil refugiados peruano-tarapaqueños desembarcaron en el Callao al son de bandas musicales para luego ser trasladados a locales abandonados sin más ayuda, apiñados entre el
hambre y la pena en lo que después sería la Urbanización Tarapacá". Emulando lo que siempre ha pasado en el Perú, los tarapaqueños ricos fueron a Lima, continuaron con su vida y fundaron una Sociedad Patriótica, que hasta ahora sobrevive, mientras la gente del pueblo fue a parar a Carmen de la Legua, frente a lo que hoy es la avenida Colonial, fundando también su propia sociedad tarapaqueña, actualmente mucho más representativa y con más tarapaqueños en ella, a vivir entre el pueblo ignorante que los hostilizaba y los culpaba de las desgracias que la guerra trajo a Lima "para defenderlos a
ellos". Pueblo limeño y chalaco ignorante porque ignoraba que durante la guerra los batallones que con más fiereza se batieron en las batallas fueron justamente aquellos que estaban conformados por tarapaqueños, ariqueños y tacneños por la simple razón de que ellos ¡estaban defendiendo su propia tierra!, los principales héroes de las batallas del sur fueron originarios de la zona, que tenían a sus familias viviendo ahí, y que, como en el caso específico de Ramón Zavala y Alfonso Ugarte, tenía un futuro promisorio y lleno de comodidades ya que sus familias inmensamente ricas tenían ya cuarenta años en el negocio salitrero, civiles que dejaron todo para empuñar el fusil, cuando ya tenían planes de futuro para ellos y sus descendientes en una inhóspita región del sur peruano que habían ayudado a conquistar. Todo regado y destruido por la ambición del vecino, que al no encontrar riqueza en tierra propia tuvo que quitar la ajena por la fuerza.
Esa gente fue la que llegó refugiada luego de las expulsiones, esa gente cuya historia hace que nuestro patriotismo se eleve hasta las nubes, haciéndonos la pregunta del amante no correspondido: ¿vale la pena amar tanto para recibir palos? Tanto querer ser peruanos para que nos traten así en Lima. La mayoría de ellos venía de Iquique, que
es un puerto, y como toda gente de puerto, eran de armas tomar, aguerridos, "achorados" como se diría actualmente, indomables, espíritus libres y muy autónomos, de ahí la bronca que causaron a los chilenos en Iquique y seguramente lo mismo a los limeños y chalacos. Un extracto del libro nos cuenta una anécdota de don Santiago Vernal en el Callao, alrededor de 1920: "
el señor Claudio Mamani celebró su
cumpleaños e invitó a todos los amigos tarapaqueños, todos los pampinos tocaban la guitarra, la fiesta terminó como a las 12 y media de la noche. Veníamos caminando cuando en una tiendita había más o menos 10 zambos que comenzaron a gritarnos "chilenos desgraciados". Estos pensaron que los tarapaqueños que caminábamos éramos ciegos, empezamos a pegar puñetes y en un ratito les sacamos la mugre a los zambos estos. Nos gritaban chilenos que vienen a quitarnos el pan, ¡pensaban que nosotros éramos chilenos! ¡no quisimos ser chilenos! ¡yo soy peruano y quise ir a mi patria!...". El leer estos testimonios del libro de González me da esperanzas respecto al país. Si tuvimos a esta gente tan valiosa, tan patriota y sobre todo tan real y tan viva, entonces tenemos esperanzas, entonces vale la pena amar tanto al Perú, entonces sí podemos mirar adelante y pensar que el Perú tiene futuro y que una derrota militar impulsada por
políticos limeños idiotas no tiene nada que ver con la fuerza de un pueblo tan valioso que no perdió la autoestima a pesar de la adversidad. Ellos demostraron que tenemos razón en amar al Perú.
¿Y qué debemos hacer ahora? ¿Qué lección aplicamos? Yo pienso que debemos rescatar de la memoria los acontecimientos de esa época, debemos honrar a nuestros héroes civiles tanto o más que a nuestros héroes militares. Honrar a gente como Ezequiel Ossio, líder de la lucha tarapaqueña por la reivindicación de su tierra en 1920, financista y vocero en foros internacionales del sentimiento nacional tarapaqueño, que denunció a los 4 vientos los abusos cometidos contra los peruanos en Tarapacá. Él llevó a Washington a una delegación de tarapaqueños para mostrarse ante el árbitro de la contienda (Estados Unidos) y pedir la anulación del tratado de Ancón y la devolución de
los territorios ocupados. Tantos eran los problemas en la zona que había corrientes dentro del mismo Chile que, hartos de la monomanía tarapaqueña, empezaron a proponer que los territorios peruanos fueran devueltos a su dueño y Chile se olvidara del tema y siguiera sin problemas el camino al progreso. Lógico, para ese tiempo el salitre
ya no tenía ningún valor y Tarapacá era más una carga pesada para Chile que una fuente de riqueza. Nada se pudo hacer y el desierto, ahora sí desierto, siguió en manos chilenas hasta hoy.
Existen dos sociedades tarapaqueñas en Lima, una a media cuadra de la Av. Brasil en Breña, muy elegante y bonita, a la que me invitaron durante la sesión solemne de fiestas patrias de este año. Lamentablemente en ella no sobreviven ni los descendientes de los
tarapaqueños. Revisando la lista de socios, el único tarapaqueño original que hay es don Alfredo Chamorro Luza, natural de Pica, con 95 años a cuestas, totalmente lúcido y como buen tarapaqueño, con una joven esposa, natural de Iquitos, de 50 años que parecen menos, viejo feliz, que me contaba todas las anécdotas de su tierra y la añoranza de la misma. Se asombró cuando le mostré el libro de González, en donde aparece su nombre como uno de los fundadores de la Urb. Tarapacá. El resto de socios es de diferentes partes del país, sólo vi en la lista a un par de Vernal, un Aste y paremos de contar de apellidos tarapaqueños. La otra sociedad está en el Callao, en la urb. Tarapacá, esta sí más auténtica, llena de descendientes y con sentimientos patrióticos impresionantes. Sergio González los conoce, los ha ido a visitar varias veces, ha extraído sus testimonios, que plasma en el libro y en general ha socializado con ellos desde su propia perspectiva, en la que deja en un valor secundario la condición de pertenencia de su provincia a una u otra "nación-estado", para enfatizar el hecho de, como dice él, "todos somos simplemente tarapaqueños". En mi opinión estas sociedades deberían ser consideradas y legalizadas como "clubes departamentales" o unirse
en una sola entidad para tener ese estatus. ¿Por qué no? Tarapacá es un departamento que fue peruano y algunos tarapaqueños y muchísimos de sus descendientes viven en Lima, deberían tener estatus de Club Departamental, participar en la asociación de clubes departamentales, etc. También debería estrecharse lazos con algunos tarapaqueños descendientes importantes que no tienen actividad en los clubes. Puedo nombrar algunos de los que tienen mayor participación en la vida política e intelectual, como Carlos Neuhaus Rizo-Patrón, ex-alcalde de San Isidro, Juan Ossio, nieto de Ezequiel, quien es un importantísimo antropólogo de la Universidad Católica, Fernando
Zavala Lombardi (santo Dios! qué apellidos!) quien es el actual joven ministro de Economía, Francisco Morales-Bermúdez, ex presidente del Perú, etc.
¿Y Tarapacá? Bueno, la historia no tiene vuelta a atrás, pero podemos hacer algo. Podemos integrarnos, Tarapacá se puede convertir en el punto de partida de la integración de nuestros pueblos a partir de la misma zona que nos convirtió en enemigos irreconciliables. Las raíces peruanas de esa tierra y el hecho de haber levantado las fronteras administrativas entre nuestros países hace que la vida ariqueña e iquiqueña pueda integrarse cada vez más a Tacna y el resto del sur peruano. Arica está a mil kilómetros de Santiago y a 53 km de Tacna, de la que nunca debió separarse, el comercio de Arica e Iquique con Tacna, mal regulado por parte nuestra y fuente de un inmenso contrabando durante 50 años, ha hecho que estas dos ciudades dependan
del Perú para vivir, como siempre lo fue y lo será. Tenemos un muelle en Arica administrado por Enapu. Hay en realidad tanto por hacer, se me ocurren tantas ideas. El pisco por ejemplo: se otorga denominación de origen "pisco" a los aguardientes producidos hasta los valles de Tacna, ¿por qué no se otorga la misma denominación a los aguardientes producidos en los valles de Tarapacá? ¿porque ya no son peruanos?
¿acaso fue culpa de ellos? En Tarapacá se ha producido pisco desde siempre, cuando era peruana y cuando ya no lo era, inclusive algunas leyendas dicen que el Pisco Sour fue inventado por un barman inglés en un hotel de Iquique en 1872, y coincidentemente, al limón peruano utilizado para preparar nuestro famoso cebiche y el pisco sour se llama "limón de Pica" en Tarapacá. Otras ideas: podríamos integrar deportivamente nuestros dos países permitiendo que Deportes Arica participe en el campeonato de fútbol nacional. No es idea mía: ¡es idea de ellos! Los dirigentes del club hicieron la propuesta hace unos meses cuando las cabezas del fútbol chileno se confabularon para hacer que el equipo descienda a tercera división, amenazaron con desafiliarse de la federación, y económicamente era más rentable jugar en el Perú que recorrer enormes distancias en Chile. Nuestros miopes dirigentes peloteros, sin absoluta visión geopolítica, reaccionaron "desconcertados", en fin.
Para finalizar, quiero recomendar encarecidamente la lectura y difusión del libro de Sergio González en nuestro país. Su pensamiento integracionista y pacifista se pone de manifiesto en esta obra en la que rinde el homenaje a nuestro pueblo tarapaqueño que nosotros mismos le negamos en su momento, aunque ahora tampoco es demasiado
tarde. También quiero saludar en esta fecha a esa heroica tierra tacneña, la única de las tres provincias que logró su objetivo de regresar al Perú luego de 49 años de ocupación, aunque con el dolor terrible de la pérdida de las irredentas provincias que hoy conforman la Primera Región de Chile.
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*Cortesía intelectual del brillante escritor liberteño Blasco Bazán Vera.
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11 comments:
Sr. Pattroni:
¿Cómo puedo contactarle, por teléfono o email? Me encantaría tener más información sobre aquél autor buido y sobre sus obras.
Un abrazo,
herbert
9918-0913
Estimado señor Mujica.
Despues de leer su comentario sobre el libro "Los recuerdos de Arica e Iquique " muy interesante por lo demas y escrito aparte por un coterraneo mio , ya que yo soy Iquiqueño , me gustaria hacer no una aclaratoria , si no un comentario respecto a este , para alguien como yo criado en esta zona y con antigua familia netamente nortina , la historia de la pampa salitrera y los episodios historicos ocurridos en esta e Iquique no me son ajenos , es por esto que no he querido dejar pasar algunos puntos , que creo deben ser aclarados , por supuesto con el respeto debido y la altura de miras que estos merecen . sin apasionamientos nacionalistas , aunque yo lo soy y de los duros .
Bueno , el asunto de las Ligas Patrioticas es justificable en el sentido de que cualquier nacion que toma posesion de un territorio extraño tiene que desgraciadamente hacerlo a conciencia , es decir debe tomar el control inmediato de este y someterlo a la jurisdiccion de la capital , que es de donde emanan las ordenes , acaso el Peru no cree usted que hubiese hecho lo mismo , en caso de ocupar Coquimbo o Valparaiso , desgraciadamente estos son males nesesarios , ahora estas tenian que ser asi , no por eso se va a creer que estaban compuestas , por lumpen o delincuentes de las carceles del sur de Chile como muchas veces se a querido dar a entender , aunque usted no lo crea en ellas militaban cientos de personas jovenes de convicciones e idearios base del movimiento nacionalista Chileno .
En referencia a que las expulsiones correspondian a las ansias de los Chilenos por los puestos de trabajo en las usinas salitreras , parece que este señor no se dio el tiempo de revisar las nominas de trabajadores de estas dede el año 1886 adelante ,la gran mayoria de los puestos ocupados por Peruanos correspondian a obreros , siendo la plana ejecutiva ocupada integramente por extranjeros y Chilenos , y recuerde que la Chilenizacion termino practicamente en 1925 , a si que por favor , eso de que los Peruanos eran culturalmente superiores dejemoselos justamente a la gente de bajo intelecto a la cual es facil convencer .
Para terminar solo una refleccion . Yo soy apasionado por la historia y la Guerra del Pacifico , es la mejor muestra de lo que es la idiosincrasia de los pueblos , en ellas combatieron tres naciones , con un gran numero de heroes y hechos gloriosos para los tres paises ....Pero solo uno de estos paises la gano .El Mejor
Azuloscuro.....
pd. Don Herber , le recomendaria que lea . Raza Chilena escrita por el Dr. Nicolas Palacios , medico que atendio toda la pampa Chilena despues de la guerra , y se quedo a vivir en esta .....
Azuloscuro:
Si usted se siente en la tentación curiosa de equiparar lo "mejor" con el robo, abuso y expoliación que ocurrió en 1879, es asunto suyo. No se lo discuto, sólo debo decir que antes de ese abril, Perú no tenía fronteras con Chile. El comentario sobre el libro del historiador Sergio Gonzáles no me pertenece a mí, es del señor Armando Pattroni. En el mismo, hasta donde yo entiendo, usa categorías exactas y subraya el hurto y robo definitivos, de una nación sobre otra. Si usted quiere llamar a eso "superioridad", estoy cierto que no voy a rebatir semejante dislate porque usted tiene derecho a pensar de ese modo. Evidentemente, no pretenda que la inteligencia, hasta la más elemental, le acompañe en esa tesitura que pretende cohonestar una acción de rapiña, monda y lironda.
No fue Perú quien se apropió de tierras que jamás le habían pertenecido. No fue Perú el que protagonizó la dantesca borrachera sangrienta que asesinaba a diestra y siniestra en Chorrillos en 1881. Ni siquiera la oficialidad chilena podía contener a aquellos "mejores" que violaron, asesinaron, degollaron, a peruanos y también a extranjeros avecindados en ese distrito costero en Lima que había de vérselas con las llamas y también con la depredadora jauría de canes alcoholizados destrozando todo a su paso. ¡No me diga que eso otorga superioridad a quienes ganaron una guerra que ya venían planeando desde mucho atrás! El precedente que se olvida con facilidad es el de 1836 cuando la fallida Confederación que impulsó Santa Cruz.
Me sugiere usted que lea Raza chilena. ¿Supo usted que los racismos aplicados a la historia tienen muy malos y funestos resultados? Lea sobre la segunda guerra mundial y en torno al imperialismo racista de Hitler y cómo terminó aquel cabito natural de Braunau. En pocos países del mundo, hay razas con nombre y apellido.
En Perú fuimos un imperio gigantesco del cual hay resabios por muchas partes de Latinoamérica, especialmente en el sur, no obstante los tiempos idos, en Chile se usa el quechua para designar a los niños. Y la huella histórica está, imborrable, inmanente, aún para aquellos que pretendan aniquilar su espíritu. ¿Cómo así que un país "mejor" se viene en masa a invertir miles de millones de dólares al Perú? Es evidente que éste sí es un país rico, demasiado rico. Figúrese usted que los vendepatria, las oligarquías traidoras, los hijos de mala madre que han gobernado al Perú durante largos períodos regalaron todo y concesionaron lo que les vino en gana. Pero, en apenas 10 ó 15 años, masiva y entusiásticamente, chilenos de todo tipo y profesión, con sus capitales y empresas vienen al Perú.
Disfrazar el saqueo, lo sangriento, el morbo más coprolálico bajo el término de mejor, sólo puede ser un ejercicio bastante inane. Si usted desea practicarlo es asunto suyo y de sus creencias. Sería interesante que usted impugne a Gonzáles que es el autor y trasladaré al autor del comentario, que no soy yo, también su respuesta nacionalista.
Herbert Mujica Rojas, periodista peruano, que no usa pseudónimos ni disfraza absolutamente nada.
Herbert
Le escribo estas letras como un deber, despuès de leer lo que escribió aquiel personaje que usa seudónimo azuloscuro. Yo soy iquiqueño, vivo en Iquique. Soy descendiente de por lo menos cuatro generaciones de tarapaqueños entre pampinos, iquiqueños y pisaguinos. La gran mayoría de los antiguos iquiqueños, nuestros abuelos, tienen alguna parte de su familia en territorio peruano, debido al proceso de "chilenización" que tuvieron que sufrir y por lo tanto, nosotros, los descendientes de aquellos abuelos tarapaqueños peruanos, de los que nos sentimos muy orgullosos, tenemos familiares en el otro lado de la frontera. La explicación que da el aludido azuloscuro a la forma en que actuaron los grupos minoritarios de la Ligas patrióticas, me parece una estupidez, que atenta contra la inteligencia, que ningún tarapaqueño con raices verdaderas en la región aceptaría. Pero creo que no vale la pena detenernos en esos desvaríos. Los chilenos sabemos muy bien a qué nos lleva el fanatismo de ciertos "nacionalistas"; la historia está aún fresca.
Lo que creo que logra ese personaje es provocar para que tomen su tema y nos desviemos de las proposiciones positivas que estabas haciendo Herbert. No debemos pisar el palito. Entiendo que te sientas herido por ese tipo de intruciones y te sientas en la obligación de contestarlas, pero practicamente en el mismo plano que él.
Creo que la integración de nuestros pueblos es el destino que el futuro nos depara y los que tenemos un pasado y origen común tenemos bastante más que decir que el resto de nuestros connacionales.
Un fuerte abrazo a nuestros "coterraneos" tarapaqueños y sus descendientes de Callao, de Lima, de Arequipa de Pataz y de tantos lugares en que se repartieron en busca de nuevos horizontes.
Néstor Araníbar Díaz
Apreciado Néstor:
Valoro muy mucho su aporte, con nombre y apellido que se huelga, además, con derecho inextinguible, de tener ancestros vinculados al Perú. Es imposible borrar de otro modo cuanto fue un pasado que está allí. No para zaherir ni burlarse de la desgracia eventual de cada quien, sino para aprender las lecciones del pretérito que no pueden ser jalones reiterativos del presente.
He leído múltiples comentarios, en esta columnita y en otras muchas sobre imprecisiones que recorren desdeñables caminos antojadizos y hasta racistas de pseudo-historiografía. Digamos que al responder a azuloscuro (¡qué falta de sindéresis el no identificarse!) hay fibra y vibrante recordación que por lecturas uno reivindica al hoy. Por tanto, procuraremos, si ello es posible, mantenernos donde siempre hemos estado: al compás de un designio de complementariedad entre Perú y Chile.
Debemos aprender a ser vecinos y eso prescinde ¡qué duda cabe! de demostraciones ostentosas de armamento letal que no se va a usar para cazar halcones sino para disparar, aquí o acullá. Busquemos cómo obtener mejores ganancias para los que vienen aquí (5 mil millones de dólares de capital chileno invertido en Perú), como para aquellos que desean invertir en Chile. Si todos ganan, entonces, hay que buscar patrones y fórmulas que equiparen con justicia y equidad esos desarrollos. El peor de los negocios sociales, es la guerra que, en sentido contrario, es el mejor festín de militares corruptos y civiles envilecidos en la venta de armamentos. Pero no pretendamos que una complementariedad se confunda con servilismo o menoscabo de honras y dignidades. De la búsqueda del equilibrio nace la posibilidad explosiva de juntos ser más. Pero no pretendamos, como hacen los irresponsables, de disfrazar la historia y atribuir a dislates las diferencias, progresos o subdesarrollos de los pueblos. La geografía indica que mientras compartamos la actual situación en que nos encontramos, tendremos que arribar a soluciones coordinadas. Todo lo contrario, nos empuja a hacer los negocios de los mercaderes de armas y vendedores de libros guerreristas y bobos que no construyen ni apisonan el camino de horizonte.
De modo, apreciado amigo, que doy la bienvenida a su comentario, enaltecido por el recuerdo de la huella genealógica y postulo caminos de avenida, siempre con apego a la verdad histórica que no se inventa y que no puede ni debe ser maquillada en un sentido u otro.
Cordialmente,
herbert mujica rojas
511-9918-00913
Sr. Mujica.
Después de leer su comentario y de haber descubierto en él los apellidos de mi abuelo materno y tíos abuelos Vildoso Rejas, me llena de emoción y tristeza recordar aquellas situaciones comentadas por la familia en las reuniones sobre la salida de ellos del sur y como eran violentados sus derechos por hordas salvajes de personas sin la mas mínima caballerosidad y hasta podría decir sin el menor sentido de la condición "humana" al irrumpir en sus hogares para robarles sus propiedades (hasta fotografías, imagínese usted), y con respecto al comentario del individuo que utiliza el alias "azuloscuro" solo puede ser un pobre ser de mente bastante estrecha que considera que la superioridad se demuestra reventando al caído, rematarlo sin decencia ni compasión.
De ser así no entendería por que en la mismísima capital de Chile, Santiago, se honra y se pone como ejemplo el gesto de caballerosidad de un peruano como Miguel Grau con un monumento.
Sin apasionamientos entendería que gracias a Dios y a la sabia naturaleza no todos los chilenos tienen el bajo nivel cultural y pobre pensamiento de este ser viviente.
Estimado amigo quedé prendado de su comentario y sin querer me trasladé imaginariamente a esas tierras nortinas que visito con frecuencia desde que era adolecente,soy Chalaco y recien me entero del origen de Urbanisación Tarapáca ,muchas veces conversamos con verdaderos amigos Iquiqueños Chilenos de sus origenes y casi todos aceptan de corazón que dichos origenes son Peruanos,ellos llaman a nuestros territorios perdidos en la guerra,¨TERRITORIOS CONQUISTADOS¨,la idonsincracia,las costumbres y la apariencia física es muy parecida al común de los Peruanos,creo que SI QUEDO ALGO DE PERUANOS es que es GENTE muy cordial.
Siempre he estado orgulloso de ser Chalaco,salvo en esta opotunidad al enterarme que fuimos tan poco agradecidos con esta GENTE de Tarapaca Perú que dio todo por su País por su tierra pérdida,la verdad es que hasta la imaginación duele y Gracias a ti por estos minutos de lectura hermosa y que nos recuerdan a tanto heroé Peruano anonimo....Marco Loza
Apreciado Marco: También soy chalaco. La actitud desdeñosa con todos los peruanos expulsos que llegaron desde el norte de Chile y que había sido nuestro, es una tara nacional de gobierno, no compete en exclusiva la culpa al Callao sino al p aís y a sus sucesivas administraciones, ingratas y poco inteligentes. Debemos concordar sí que fue una blasfemia la cometida con estos compatricios que debieron abandonar su tierra y venir a seguir sufriendo aquí, supuesto edén de sus penas. Le abraza con afecto, h.
Que excelente artículo que he leído en su blog señor, la verdad que merece conocerse esta parte de la historia del Perú y en especial tarapaqueña, y que vergüenza me da producto de la ignorancia, el que limeños y chalacos tratásemos en esa época a nuestros compatriotas tarapaqueños que fueron obligados por las circunstancias a dejar su tierra amada. Me voy a tomar el atrevimiento si usted me lo permite subirlo a mi blog lasangredehorchatablogspot.com
¡Cómo no, señor Orrego, gracias! h.
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