Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
11-11-2025
Vivazos, asaltantes y peligrosos
https://senaldealerta.pe/vivazos-asaltantes-y-peligrosos/
En
fecha algo lejana, 4-7-2006, pergeñamos unos apuntes en torno al modus operandi
de genuinas mafias arropadas en garrulería mañosa que aparentaba sabiduría
intelectual y remedio para todos los males de las democracias, sus Estados y
gobiernos.
En Trampas,
consultorías y derroches https://www.voltairenet.org/article141614.html
afirmamos:
“La trampa compadrera, el
favoritismo con dedicatoria, la mediocridad por encima de todo, son signos
aberrantes de la vida nacional. No se concibe al Perú sin la presencia corrupta
de ladronzuelos que se alaban entre ellos, se contratan unos a otros y se
reputan como referentes para cualquier cosa.
Las consultorías,
abundantes, inexplicables, múltiples, durante el régimen que se va, son parte
de un derroche institucional que crece de gobierno en gobierno. ¿Qué garantiza
que la próxima administración no caiga en este atajo sucio, pero tan útil para los
amigotes, validos y garrapatas de todo signo?
No hay que ser zahorí como
para deducir que el hormigueo copioso de los trepones que merodean por los
predios del nuevo gobierno, constituye un reto que demanda una respuesta.
Por ejemplo, sé que
profesionales ortodoxos quieren marquesina, publicidad y respaldo mediático.
Pero (el siempre prudente pero) ¡no adhieren ni se identifican para nada con el
partido político que será gobierno!
¿Qué clase de trabajo es
éste?: uno parcial, insuficiente, y fuente inevitable de conflictos a muy corto
tiempo.
Las consultorías son una
forma de cobrar al Estado por servicios que bien puede –y debe- acometer la
burocracia profesional.
Pero los grandes vivos,
los parásitos eternos, so pretexto de mil y un etiquetas, no dudan en hacerse
de dineros que llevan caparazones que amparan vientres gordos, viajes al por
mayor, y ¡una estafa al pueblo! No otra cosa son”.
Por toda América Latina
Me decía ayer un ex
funcionario de banco internacional: “Latinoamérica está llena de consultores y
consultorías. Las mismas entidades financieras exigen la presencia de
consultorías y “estudios” para, muchas veces, blanquear las coimas que se
otorgan por el favoritismo hacia algún proyecto de inversión y por la gestión
hecha con el gobierno de turno.
Casi siempre se da
trabajo, una vez que dejaron el gobierno al cual servían, a estos mercenarios y
se los rota por todo el continente. Por ejemplo, un ex ministro de Educación
del Perú puede supervisar algún tema de distinta naturaleza en Guatemala y etc.
Es la manera de pagar
todos los favores, dentro de un inmenso, intocable y muy inmoral sistema de
corrupción por millones o miles de millones de dólares”.
Hay una relación directa
entre inversión externa y consultorías. Bien sea que en educación,
infraestructura, energía y otros ámbitos. Gran parte de estas asesorías son exacciones
legalizadas y santificadas por los medios de comunicación que no desmadejan los
intríngulis de cada contrato o concesión.
Ciertamente, la publicidad
yugula, ipso facto, cualquier freno o escrutinio. No pocas veces el
engrasamiento de bolsillos personales contribuye a este silencio comedido. Los
grandes crímenes en la patria no sólo ocurren por mano delincuencial callejera,
también se dan en los bancos y a nivel del Estado.
Estos días se da cuenta en
el país del exceso abrumador que ha gastado el gobierno en consultorías. A
nadie parece alarmarle el asunto de marras. Sin embargo, es dinero del pueblo
el empleado para aquella regaladuría de fondos públicos. ¿Por causa de qué
ocurre así a vista y paciencia del opinante que no tiene cómo decir su verdad y
protesta?
Hasta hoy, nadie ha dicho
cómo castigar a los recipendiarios indebidos de fondos del Estado vía estas
consultorías. A la fecha no hay mecanismos legales y penales que sancionen este
robo disfrazado.
¡No sólo eso! A los
fautores, sus cómplices, sus conexiones en el aparato estatal, debía
flagelárseles en plaza pública y lapidarlos de por vida para servir al Estado.
¡Además deberían pagar y devolver los fondos!
Y en esto no puede haber
diferencia entre periodistas, consultores, diplomáticos, médicos, policías,
militares, psicólogos, ingenieros, en suma, si son culpables de robos al
Estado, necesitan el escarmiento riguroso penal y moral a lo largo y ancho del
país”.
Los párrafos precedentes
guardan vigencia lacerante. Hoy, más o menos, se repiten estos viejos métodos
de vivir de los Estados y sus gobiernos complacientes y cómplices.
¿No se reveló, pocos meses
atrás, que decenas, cientos o miles de ONGs, vivieron de los odiados dólares
que se encargó de repartir, sin impuestos ni contabilidades y directamente a
bolsillos privadísimos, USAID?
¿No fueron los felices
recipendiarios, además de farsantes, agentes del odiado imperialismo y jamás
sus documentos traspasaron los límites literarios y políticos que impusieron
sus patrones?
Diecinueve años después,
la realidad es bastante peor aunque ahora sin fondos. Por lo menos, esa es la
apariencia pública que se conoce.
¡Atentos a la historia;
las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el
gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame
y tácito de hablar a media voz!

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