Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
5-7-2023
¿Qué clase de Estado?
https://senaldealerta.pe/que-clase-de-estado/
La totalidad de movimientos
políticos peruanos carece de un planteamiento en torno a qué clase de Estado y
Estado de qué clase es el que alienta su agrupación política. Por desidia,
ineptitud, falta de luces, ignorancia, esta realidad es patética.
¿La actual, es la
democracia que el Perú necesita? Quien pretenda obviar la muerte a balazos de
casi 70 compatriotas y a cargo del gobierno y Estado actuales, incurre en mala
fe y demagogia. ¡Ni un preso, civil o militar, por esas bajas deplorables!
En Perú no se plantea
ninguna clase de temas de fondo, sino maquillajes, afeites, con pleno apego al
mantenimiento del status quo, en que 200 mil cogotudos viven muy bien y 33
millones de peruanos, lo hacen muy mal.
Nos guste o no, el Estado
es una convención vía la cual es el instrumento que permite una acción
colectiva en y desde el gobierno. Por tanto, la pregunta ¿qué clase de Estado y
de qué clase es el Estado? resulta pertinente e indispensable de definir. O de
aspirar a hacerlo.
Para los grupos económicos
tradicionales la captura del Estado es una etapa imprescindible de tal manera
que primen sus puntos de vista en las decisiones de qué y cómo producir, en qué
segmentos y en cuáles no, qué importar quemando divisas y favoreciendo a los
comerciantes tramposos.
Y si es así en la
producción, en cuanto a la administración de los recursos ingentes del Perú,
tanto más imprescindible saber si el Estado es genuinamente portavoz de las
mayorías nacionales o sigue siendo, como desde hace 202 años, vocero de grupos
minoritarios que ejercen su poder sobre todo el resto.
¿Está el poder en los
palacios de gobierno de cualquiera de nuestras naciones latinoamericanas? Me
atrevería a sostener que el gobierno, es decir la administración del poder,
suele estar en manos de las castas provisionales que se turnan esta clase de
régimen mal llamado democrático.
Pero, que se sepa el poder
mayestático siempre reposa en las empresas transnacionales, conglomerados
financieros, joint ventures foráneos que manipulan sus inversiones y ¡a qué
precio las introducen en cualquier país! y para ello cuentan con tecnocracias,
mayoritariamente vendepatria, y con cómplices vernáculos que no juegan a un
desarrollo local sino tan solo a ser parte de una gran cadena mundial que nos
engrilleta a ser países de exportación primaria sin valor agregado.
Carentes, los partidos o
movimientos, de planteamientos geopolíticos modernos, de cabal aprovechamiento
a favor de las mayorías del ineluctable proceso globalizador que no es un
cartabón único sino que difiere según las zonas, la democracia deviene en papel
o ley que no se cumple.
¡Cómo si la tara del vil
comercio masivo de drogas, narcotráfico, no fuera la principal suministradora
de fondos a múltiples empresas que no tienen el menor empacho en recurrir a
estos dineros sucios y anónimos! Y el lavado de dinero requiere mecanismos para
circular esos miles de millones, lejos de las contabilidades correctas.
El ministro de Comercio
Exterior, Mathews, citó ayer cifras interesantes de nuestro intercambio
comercial con Estados Unidos. No obstante la salvedad que el país del norte, es
un gigante, no deja de ser útil recordar que usando esos mismos mecanismos para
un intercambio EEUU-Latinoamérica, los guarismos serían millonarios.
Lo cual nos lleva al viejo
dicho: la unión hace la fuerza. Mientras los países latinoamericanos pretendan
en soledad mejorar sus economías con las potencias, serán más o menos
engullidos por el más poderoso. Integración deviene la única clave de defensa
popular e independiente.
Hoy ocurre todo lo contrario.
Las empresas imponen sus esquemas de desarrollo y cuándo “regalarán” gestos
paternalistas y paliativos para “demostrar” que pueden hacer obras sociales.
Para variar, muchas de
estas firmas industriales o mineras escogieron el peor camino al sobornar y
comprar con muchos dólares, conciencias y asentimientos que no consideraron la
preservación del bien común que es el amplio y enorme territorio, mar y cielos del
Perú.
Mientras que no existan
ideas de carácter político y estratégico, cualquier mirada social sólo será
tapadera contemporánea y cínica al perverso diseño actual en que los pobres
siguen –y seguirán- siendo pobres y los ricos, una minúscula facción insolente,
antichola y profundamente desvinculada a cualquier proyecto nacional.
Se puede ser empresario
peruano y generar riqueza. Lo que no se puede aceptar es que existan los que se
solacen en la creencia que trabajar para los de fuera (sin pensar en un Perú
justo, culto y digno) es un camino válido o leal para con la historia y el
pueblo.
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