DESDE SANTIAGO DE CHILE
A 100 años de la Revolución Mexicana
PROF. PEDRO GODOY P. (*)
Hace 11 años estuve en la alucinante y trágica tierra mexicana. En la patria de la Revolución de 1910 que se conmemora este 20 de noviembre. Porque hace 44 años todo México monta a caballo y sale a los caminos con el fusil. La ola es rapidísima. De hierro y de sangre. La bandera justificaba así sus colores. El campo pone el verde. Los viejos volcanes repletos de mitos, la nieve fulgurante. La primera bala, el rojo.
Esto venía de siglos. Aquel suelo es bautizado con un baño de sangre que, convertida en ola, sube a las estrellas. Las viejas tribus gustan de los sacrificios humanos. El paisaje se viste de relámpagos y amapolas. Cuactemoc se inmola sobre una hoguera.
De pronto comienza el huracán imperial de España. Hombres que poseen más espíritu del Greco que cien cuadros del pintor toledano irrumpen con tizonas, arcabuces y crucifijos.
El águila y la serpiente se encuentran ya en el viejo nopal.
Avanza España. Esa de siempre, maravillosa y heroica, la misma de la Guerra Civil que tiñe de escarlata el Ebro y el Tajo.
Nacen rápidamente ciudades: Guadalajara, Veracruz y tantas otras. Los nombres indígenas se mezclan con las viejas resonancias de hierro y cuero de España. Surgen catedrales finas como harina junto a los antiguos templos mayas.
Nunca olvidaré cuando recorrí el Camino de los Muertos, cerca de Ciudad de México. Trepé no menos de cien metros de los templos del Sol y de la Luna donde se efectuaron los sacrificios humanos. Allí entendí "La serpiente emplumada" de Lawrence, "Los de abajo" de Azuela, los murales de Diego Rivera, de Siqueiros y Orozco.
Comprendí los frescos del Palacio de Gobierno ubicados en el Zócalo, en la mansión de Cortés en Cuernavaca, en el Ministerio de Educación, en el Municipio de Guadalajara y tantas otras partes.
Me traje los zapatos con polvo de Manzanillo, San Pedro de Tiaquepaque donde se filmara "Allá en el Rancho Grande"; de Puebla, Uraupan, Paracutí y varias otras ciudades y volcanes.
Escucho en las noches subir las lanzas de cristal de los mariachis que aprenden canciones chilenas en cinco minutos y se pasean por la calle con sus guitarras. Entré a conocer el sillón de Cortés. Vi el lugar exacto donde es asesinado Zapata, el caudillo campesino que se insurrecciona con rifles tomados al enemigo y las cananas repletas de balas.
Conozco los 30x30, los sombreros inmensos del Sur y los más pequeños del Norte. Empuño la pistola de Pancho Villa y se me cruzan bajo la fina lluvia las sombras de Juárez, Madero, Carranza, Villa, Obregón, Calles, Cárdenas y tantos más.
Contemplo con mis ojos la tierra dividida por el pueblo y recorro las mansiones calcinadas de los fundos en los días de guerra que van del 10 al 28. (1).
Entendí a los "cristeros" cerrados como mulas, pero corajudos como tigres. Los mismos que asaltaban los trenes revolucionarios. Supe de las "cantineras" que arrojan al enemigo tarros de conserva repletos de dinamita. Me informo de los jinetes villistas que lacean las piezas de artillería del adversario. Entendí al Porfirio Díaz de los años mozos que derrota a las tropas de Napoleón III.
Brota la figura del zapoteca Juárez que se siente hermano de Lincoln y que hace arrodillarse a una princesa europea pidiendo perdón para Maximiliano de Austria. Se lo niega de modo rotundo.
Cuando el príncipe invasor delgado como caña y que tenía barbas de metal cae fusilado entre sus generales Miramón y Mejía se acerca Juárez al ataúd iluminado por los cirios y lo queda mirando largamente en un diálogo mudo que recuerda a Esquilo.
Sí, me enamoré de la patria de Ruiz Cortinez y de los grandes soldados, de sus campesinos y escritores, de los obreros desarrapados, pero con pistolas en los dientes y en los ojos.
Cuando regreso de aquel país maravilloso sentí que nunca lo olvidaría y así como grito ¡Viva Chile! ahora grito ¡Viva México! y me dan ganas de cantar
"Si Adelita se fuera con otro, / la seguiría por tierra y por mar / Si por mar en buque de guerra, / si por tierra, en tren militar".
(*) Email: director@cedech.cl / Blog: www.premionacionaldeeducacion.blogspot.com /
(1) La Revolución mexicana fue un conflicto armado que se inició el 20 de noviembre de 1910 y suele ser referido históricamente como el acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México.
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