por Carlos Monsiváis
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4-12-2008
Buenas y sentenciosas tardes. Quisiera ceder juiciosamente el uso de
la palabra a dos amigas mías que han desempeñado en Guadalajara una
tarea, que si hubiera una mínima justicia en Guadalajara, las llevaría
en su debida oportunidad a la rotonda de los jaliscienses ilustres,
que últimamente no se ha visto muy concurrida, entre otras cosas,
porque los poderes siguen vivos y son Rosana Reguillo, quien es
maestra del ITESO, una investigadora en comunicación, especialista en
juventud… le pedía ella que comentara El Estado laico y sus
malquerientes.
Laura Campos es una Profesora de la (aquí no le dicen benemérita
todavía a la Universidad, está muy radicado en Puebla) Benemérita U DE
G. Ella ha sostenido, junto con su esposo, una batalla muy importante
de crítica a la desmesura de la derecha y del conservadurismo en
Guadalajara; no sé cómo se las han arreglado para localizar a la
derecha en Guadalajara, pero lo han conseguido; entonces, a ella
también le pedí que no comentará tanto el libro como la situación del
Estado laico y sus malquerientes. A fines del 2008 en vísperas de las
arremetidas de la Santa Crisis le doy la palabra a Laura:
Laura ha hecho un trabajo importante por su cuenta, ha denunciado y
sistematizado el delirio conservador y Rossana, en otro campo, también
ha insistido en el derecho de los jóvenes a la libertad, no sé si se
incluye la blasfemia, pero probablemente sí.
Cuando las escuchaba, me acordaba de algunos de esos incidentes
melódicos que me ayudaron mientras redactaba el libro; por ejemplo,
tras el papel de la prevención, ya en el siglo XX, se decía: "en esta
casa somos católicos y no aceptamos propaganda protestante"; que luego
cambió a: "En esta casa somos católicos y no aceptamos panfletos del
materialismo dialéctico"; y, muy bonito, el último era: "En esta casa
somos católicos y no aceptamos insinuaciones contra el
neoliberalismo".
Luego también me acuerdo el tipo de admoniciones que circulaban en los
años treintas y cuarentas para prevenir contra los pecados nefandos;
estaban los folletos de las Iglesias que decían: "Pobre del hombre que
nació mujer, más le valiera pegarse un tiro por doquier", que me sigue
pareciendo una obra maestra de la paradoja. Hubo otro que vi
recientemente en una Iglesia de la colonia Narvarte que decía:
"Recicla tu espiritualidad".
Me parece que resume perfectamente todas las etapas y me acuerdo que
en un intento serio, esto no es ninguna atribución humorística de mi
parte, un intento serio de un español de diversificar partes de la
Biblia que empezaba diciendo: "Nuestro Señor Jesucristo nació en un
pesebre, donde menos se piensa saltar la liebre", pero era en serio,
no había ninguna intención demoledora o sacrílega, y me acuerdo
también del Obispo Felipe de Jesús Cueto, de Tlalnepantla, que en el
año 1973 se permitió decir: "Si el aborto se hubiese permitido en
tiempos de nuestro Señor Jesucristo, éste probablemente no habría
nacido". Es una belleza, pero desgraciadamente ese humor involuntario
de que han dado tan pródigamente muestra, al lado de los dislates,
como las del libro requerido de asistencias psiquiátricas del lado de
la silla presidencial, don Vicente fox; o su humor han ido acompañando
dislates.
Cuando Fox habla del Estado laico y "esas tonterías", muy
probablemente no tiene idea de lo que está diciendo… y no se le puede
culpar, porque tampoco de otros temas tiene idea.
O cuando el ahora líder del PAN afirmó que el cura Hidalgo ciertamente
es una persona considerada en la historia, pero que también lo es
Agustín de Iturbide, que probablemente tiene muchos más méritos que el
cura Hidalgo, y ahí sí yo no supe qué historia manejan, hacia dónde la
llevan y qué es lo que quieren.
Laura y su esposo me pasaron un libro prologado por el actual primer
mandatario de la entidad. El libro se llama "Cristeros" y tiene una
introducción de don Emilio, el hombre que ha logrado que más
jaliscienses desistan de sus camisas, porque donde lo ven le piden que
les autografíe la camisa, por lo cual ha habido una compra extra de
camisas en Guadalajara, por lo menos, no sé si en Los Altos,
extraordinaria, buena, dicen.
Este es un libro objetivo que "se atiene a la historia y que no
pretende formar partido; este libro se hace contra las aberraciones
del estado del PRI que quiso imponernos una versión de los hechos que
es profundamente lesiva para los intereses del creyente", y eso más o
menos, no lo dice así, pero además, quién puede difamar un texto del
señor González… No está en mí el intentarlo y luego dando ya florece
la coincidencia contra la discrepancia.
Entonces el Señor, no sé cómo se llama el secretario de gobierno,
Fernando, es fantástico, porque dice este subtexto objetivo que se
aúna a los hechos históricos y que tiene que examinar cómo fue posible
que en una época la tiranía sangrienta haya aplastado y conculcado
(no, conculcado no, ésa es de otra generación), haya aplastado y
oprimido los derechos de los creyentes, que son los primeros derechos
de una colectividad. Porque nosotros somos antes que un país de
ciudadanos, un país de creyentes, no lo dice tan claro, eso exigiría
ciertas normas, sintácticas, pero sí se apresura a todo tipo de
devaneos, para acabar siendo una apología de un movimiento o por las
razones que he tenido, de los mártires que haya tenido, y también los
mártires que haya causado, porque pretender un movimiento donde sólo
hay mártires de un solo lado, pues no, lo estamos hablando de la
izquierda de hace años.
Estamos hablando de una guerra, entonces ésta es una explicación
portentosa, de por qué la guerra cristera "tenía razón", porque los
Santos no, los beatos o son Santos, no hoy, si hay de los dos, bueno,
los beatos que no son muy Santos y los Santos que ya fueron beatos,
creo que sí queda, como que tenían absolutamente razón, es formidable
que a nombre del Estado mexicano se dediquen a decir que es un Estado
inmoral, injusto, ilegal y viéndolo bien no saben qué hacen aquí
representándolo. En conclusión, a mí me agrada mucho ese texto, o como
también todas las otras contribuciones en la prensa sobre todo han
hecho desde luego y esta continua ofensiva contra el laicismo, no sólo
del clero mexicano, de la derecha mexicana, sino también del Vaticano,
ahora que se va a presentar en la Unión Europea la iniciativa para
señalar los derechos de los gays, al Vaticano como Estado supone ello
diciendo que perturbaría el orden público de las naciones… no me
explico cómo justificarían las masas de trasvestis inundando todas las
avenidas del país y tienen razón, además no hay tantos tacones.
El nivel de intolerancia del que todavía siguen dando muestras, al
hecho de que digan, como lo sostienen con toda impudicia, que la
educación laica está muy bien y debe continuar, pero que la educación
laica implica educación religiosa en las escuelas públicas, con lo
cual guillotinan o decapitan (para usar un verbo de moda) la lógica,
me parece formidable que a nombre de una creencia pretendan la omisión
de las demás, de lo avanzado por la educación laica y por la laicidad,
por la misma temperatura civilizadora que con todo el país se tiene y
se lo puse al libro el Estado laico y sus malquerientes, fue con la
idea de señalar hasta qué punto han fracasado.
Aquí el señor González tuvo que aceptar la devolución del cheque de 90
millones de pesos después que en vano había tratado de justificar un
acto o de creyente, como un acto de viajes de turismo de la entidad.
Lo del turismo religioso, si se examina con cuidado, esa sí es una
blasfemia: como no hay creyentes que vayan a la basílica de los
mártires (santuario de los mártires), nada más turistas, que en lugar
de peregrinos a Talpa hay turistas, esta idea de que todo se justifica
por el turismo religioso, es un tanto sacrílega, cuando el Cardenal
sostiene que es importante este Estado-nación porque al santuario de
los mártires propicia el desarrollo del turismo religioso cuando
todavía ni se inaugura. ¿Por qué no se esperan a que se inaugure y
entonces ya vemos qué tanto propicia el turismo y qué tanto de
devoción?
Que yo sepa, el turismo puede ser de gente devota, pero lo malo que
quieran ver son las maravillas, como ya los efectos especiales han
eliminado a los milagros, ahora se trata de ver las maravillas que le
permitan al artista que hay en todo turista la posibilidad de
contemplar un regocijo, lo que fue creado para la edificación del
espíritu.
Lo que me propuse es un alegato; no es un libro que está pensado, sino
como eso, como una historización de lo que ha sido el Estado laico, de
cuántas luchas ha tenido que darse para conseguir su afirmación. Ya
desde el siglo 20, de la manera en que la secularización se impuso, e
hizo irretornable el camino monocorde fideísta (una frase bonita, la
voy a anotar) del monopolio de la fe, como la única garantía de la
armonía social.
Me parece fundamental insistir en esto, aunque no creo yo que el
Estado laico esté en riesgo. Está de riesgo, en la medida de que hay
toda una operación de entrega de dinero, yo diría incluso más
conspicua en Guanajuato que en Jalisco: la entrega de dinero para las
obras pías, eso incluye la construcción de Iglesias, de entrega de
posiciones básicas a gente de la derecha, yo no tendría inconveniente
en que lo fueran, pero cuando digo gente de la derecha es
profundamente incapaces de entender la modernidad y que se sepa con
todas las dificultades y aún tomando en cuenta la abundancia del Cid
campeador. El finado Carlos Abascal sostuvo como Secretario de
Gobernación, lo digo con todo respeto a él, no sé si a sus argumentos,
sostuvo que sólo la religión católica garantizaba una ética social y
ahí era imposible compartir el punto de vista.
¿A quién representaba entonces el Secretario de Gobernación? A una
ética que no valía, porque no estaba sustentada en una fe, entonces
era la duplicidad y el simulacro lo que se estaba predicando. Creo yo
que estamos viviendo un momento que va ser cada vez peor en la medida
que la crisis económica sacuda las creencias o la falta de ellas, más
bien las creencias. Estamos en el momento en que se requiere la más
rigurosa racionalidad y en este sentido desahogar lo que ha sido el
Estado laico, cuáles son las conquistas inerradicables y de qué manera
ha puntualizado el desarrollo civilizatorio.
Es entender también por qué una y otra vez han fracasado los intentos
de eliminar el laicismo. Hasta quieren prohibir las minifaldas y al
domingo siguiente hay una manifestación de jóvenes en minifaldas y
archivan el proyecto. Quieren prohibir el Crimen del Padre Amaro y
consiguen tal éxito de taquilla para la película que el Consejo,
Concilio Episcopal o Consejo Episcopal dice que "la última vez que
intentamos amonestar a la población, por lo visto, solo provocaremos a
las distribuidoras", lo dicen entonces.
Pues, no sé cómo concluir la homilía; concluyo exhortándoles a que
vuelvan a su casa, se arrepientan y al sentirse ya sanos y salvos,
vuelvan a su racionalidad laica. ¡Muchas gracias!
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