por Herbert Mujica Rojas
29-1-2008
Fraude globalizador
A unos cuantos seduce la mágica palabra globalización. Le atribuyen
conceptos y remedios de todos los males de nuestro país. La asimilan
en paquete y, en realidad son engullidos, acríticamente. No ven más
allá de sus narices porque están comprados con buenos, sólidos y
eficientes –aún en tiempos de baja- dólares. Muchas de las compañías
que vienen al Perú, no sólo traen tecnología y capital. También –y
esto significa discriminación contra los peruanos- traen personal,
vituallas (léase compran todo afuera), y ¡para colmo de males! aquí se
les gratifica vía contratos jurídicos de estabilidad. El fraude
globalizador es de estentórea e insolente presencia. Como la mudez un
crimen de nuestras castas políticas.
Por ejemplo, un caso patético. En Cajamarca, la empresa chilena
Central de Restaurantes, CDR, ha intoxicado en algunas oportunidades a
los trabajadores de Minera Yanacocha. Las quejas y denuncias han sido
múltiples ante las autoridades respectivas. Ignórase si éstas hicieron
algo o sucumbieron a lo que en el norte andino es moneda común y
diaria: ¡la coima! Esta firma sureña no deja libertad para que sus
trabajadores se organicen vía un sindicato que los haga más fuertes y
unificados. Con la cómplicidad funcional, conciente o no, de malas
autoridades del ministerio de Trabajo, los abusos, despidos y malos
tratos contra los trabajadores son hechos cotidianos.
Son muchas las empresas mineras que so pretexto de la globalización,
traen sus máquinas o generan empresas locales alrededor, para ser
parte del enfoque integral. Es decir, todos son extranjeros y la
expatriación de capitales un hecho que escamotea la generación de
divisas locales. No sólo se contentan con un contrato, además, también
roban legalmente. ¡Más aún! Para la alimentación, conservación,
organización de los campamentos y del personal, contratan con empresas
foráneas, con gerentes extranjeros que ganan en dólares y mucho más
que cualquiera de sus pares peruanos.
¿Querría decir que aquí en Perú somos primitivos que no podemos
competir con calidad, estándares internacionales de servicio y buen
concepto de lo que es cualquiera de las áreas mencionadas? No sólo se
genera una discriminación que le roba al Perú, sino que se oblitera,
perpetúa y consagra un modelo desnacionalizador que reputa pretensa
tecnología superior a quienes vienen del exterior con malcriadeces al
por mayor e insolencia apañada por los mediocres funcionarios de
Trabajo, Salud y la mismísima Policía que se hace de la vista gorda
ante flagrantes malos tratos.
Sodexho, CDR, y otras, tienen el cuasi monopolio de la alimentación,
jardinería, organización logística de múltiples empresas mineras en
todo el Perú. Una es frances, la otra chilena. El paquete viene
completo. ¿Por causa de qué hay que soportar elusiones y
discriminaciones que atentan contra el trabajador peruano,
empresarios, obreros y empleados, que sí se han preparado, dentro y
fuera, para aprender el negocio, gerenciarlo con alta calidad y
brindar servicios con estándares competitivos en cualquier parte del
mundo?
Aparentemente el desmán estriba en que no hay leyes que, específica y
rotundamente, otorguen competencia a las empresas peruanas. El
gentilicio no otorga, de modo automático, ni calidad ni sabiduría.
Pero, si las empresas del giro especializado, son buenas y así lo
pueden demostrar, llamadas a cualquier reto ¿qué estupidez es aquella
que otorga, tácita y mecánicamente, a las extranjeras el ser parte de
un contrato cuya naturaleza de explotación de recursos no renovables
tiene características absolutamente distintas? ¡El contrabando, a ojos
vista, no puede ser más descarado!
Por tanto, la globalización embutida por vectores mediáticos
convenientemente sobornados, enajenados de cualquier credo
nacionalista –que no jingoista- y constructor de una nueva conciencia
geopolítica militante, deviene en un cáncer contemporáneo para el que
se necesita poca cosa: elementos vendibles al peso y sinverguenzas que
se prestan, literalmente, para cualquier cosa.
El Congreso, hasta hoy, ha prestado muy poca atención a un tema que
involucra a vastos sectores empresariales y laborales de muy alto
nivel. El hecho solo que estén en el mercado de ofertas y crezcan, a
pesar de todas las zancadillas las empresas peruanas, debe motivar una
sola reflexión: están compitiendo, a pesar de todo. En esa tesitura,
en ese renglón, hay que bruñir al diamante que es el trabajador
peruano y a su empresario de avanzada que tiene que recitar por norma:
no cuánto le va a costar lograrlo, sino cuánto le va a significar no
haber hecho el esfuerzo. ¡He allí la clave!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
Lea www.redvoltaire.net
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
No comments:
Post a Comment