Thursday, February 20, 2025

¡De huachafos y demás hierbas!

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

25-5-2023

 


¡De huachafos y demás hierbas!

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Uno de esos, odiado, detestado en su responsabilidad a la que no alcanza porque todo, a excepción del blindaje de altura que brinda con nombre y apellido, acaba de designar un vocero. ¿Cambiaría el intermediario la mediocridad de sus ordenanzas y fallas garrafales? Lo más probable es que todo siga igual. ¡O peor!

 

El loro parlante o vocero, simplemente repetirá las instrucciones del titular. La imbatible inferencia es que de esos fangos no naceran flores ni estatuas marmóreas.

 

Se llama o denomina huachafo a la persona cursi, afectada o que aparenta pertenecer a una clase superior o distinguida. En este caso, el de marras, pretende exhibir un comportamiento en su cartera al nivel de las exigencias y todos (o el 95%), opinan porque lo hace pésimo.

 

En tiempos en que para encontrar a un huachafo no hay que hacer mucho esfuerzo, merodean en las redes sociales seres que garabatean lo que les viene en gana. Jamás constatan lo que balbucean. Pero lo peor es que se creen su cantinflada.

 

Por si las moscas, el ilustre mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, forma parte de una de las épocas más brillantes del cine azteca, en su rango, humorístico-social ¡insuperable!

 

Bueno advertirlo, porque los huachafos y demás hierbas, con automatismo reprobable, a todo aquél que no piense como aquellos, les tilda de ser parte del “foro de Sao Paulo, de comunista, de caviar, de socialista” o de lo que sea.

 

Claro está que la imbecilidad es democrática, no reconoce edades, cerebros deficientes y palurdos ensoberbecidos en sus torpezas. Bien reza el dicho: ¡qué sabe el burro de alfajores!

 

La tecnología facilita cosas. Pero también envilece el ejercicio de la inteligencia.

 

Siempre me he preguntado ¿cuáles las virtudes de esos personajes que premunidos de una pantalla gigante y una computadora pequeña o de un micrófono, balbucean mecánicamente cuanto se ve reflejado en el plano o lo que les mandan leer?

 

No pocas veces los relatores son tartamudos, tienen pésima dicción y del castellano no entienden ¡ni papa!. Sólo cacarean cuanto refleja el haz de luz en la superficie blanca.

 

Estos expositores modernos (con excepciones honrosas), usan palabritas que reducen el lenguaje a simples gestos de los que les es imposible apartarse.

 

Los huachafos y demás hierbas son hablantines de escaso margesí intelectual. Más allá de repetir, nada de nada.

 

Algo parecido sucede con Internet. Los escolares de hoy y los universitarios de estos días, han perdido el buen y constructor hábito de la lectura.

 

Los huachafos y demás hierbas son maestros en estas pistas jabonosas.

 

Todo se reduce al cut and paste y como original, sólo pueden reclamar que ponen su firma a textos que no revisan, que asimilan acríticamente y que transcriben bajo el supuesto que por estar en la red, son datos exactos e impolutos.

 

Los huachafos y demás hierbas han hecho de la ociosidad, madre de todos los vicios, su mejor consejera y que ha venido a instalarse en el colectivo juvenil que ya no investiga y no ha aprendido a indagar con ojos de duda, para premunirse de verdades sólidas e imbatibles.

 

Como en Gringolandia siempre hay un vocero pero culto, entrenado, hábil para salir del paso u oficializar génesis y fines de las conferencias de prensa, aquí, el huachafo más odiado no tuvo otra infeliz idea que nombrar a un portavoz.

 

El origen de esta fractura mayúscula en el equipo gubernamental se debe esencialmente que una cartera demasiado delicada está en mano de un indelicado, torpe, soberbio y cínico que hace oídos sordos a críticas durísimas por su miserable desempeño.

 

Si unimos ambas circunstancias de comunicación insuficiente, mecánica acrítica, entre quienes se suponen son los instructores y el público llano, podemos explicarnos la aberrante pobreza del castellano.

 

Los huachafos y demás hierbas creen comunicarse merced a demandas judiciales, cuando en realidad lo que hacen es destruir los cimientos educativos y culturales de cualquier sociedad reemplazándolos con muy frágiles y tramposas sustituciones efímeras.

 

¡Nunca pueden probar lo que vociferan de manera irresponsable! La pregunta es válida ¿tienen algún prestigio que cuidar? Pareciera que no. Su lema es: miente, miente, que algo queda.

 

¿No será hora de licenciar a esos huachafos y demás hierbas que etiquetan o querellan abusivamente a quien no les caiga simpático?

 

El desprecio a sus insignificantes existencias, es una potente solución. Los huachafos y demás hierbas sobran.

 

 

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