Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
19-2-2025
¡Mercenarios dolarizados y tramposos!
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¿Podrían alegar las
cúpulas, burócratas de alto nivel, de las organizaciones de nuevos gángsteres
que los dólares que recibían en nombre de la justicia social (u otros mil
títulos), no llevaban el mensaje obligatorio de sujeción y disciplina a los
donantes?
Las salmodias y
justificaciones, al más puro estilo literario progresista, empiezan a aparecer.
Dudoso que tengan éxito cuando hoy se sabe que el billete lo ponía USAID o mil
agencias con otro nombre pero igual cometido infiltrador y engrilletado a los
patrones imperialistas.
Los cabecillas de las
organizaciones de nuevos gángsteres se dejaban comprar con un viajecito o giras
intercontinentales y de lo no tributado en impuestos, pescaban adicionales que
¡jamás! compartieron con los subalternos que miraban o callaban. La alternativa
era harto peligrosa: ¡a la calle!
Parecidos a una especie de
partidos políticos, ostentaban una diferencia sustancial: ¡tenían dólares,
odiados y vilipendiados, pero en efectivo o en cuentas cifradas y eso los
volvía poderosos.
El gran estafado, como
siempre, el pueblo peruano que depositó su fe en estos farsantes y en la
supuesta bondad de sus emprendimientos sociales, siempre políticos. Con los
años descubrieron que los paliativos alargaban y alejaban a las soluciones que
nunca llegaban. Si se las tomase en cuenta ¡se acababan los dólares!
¡Pura charlatanería
barata! Cada vez que se tome contacto con alguno de estos embajadores del
dólar, hay que suponer que se los mirará con mucha desconfianza. En criollo: ¡ya
sabemos de qué pata cojean!
Y las revelaciones recién
comienzan, vamos a ver qué intríngulis más se esconde detrás de las cortinas
del secretismo que ha durado más de 35 años.
Unos y otros, políticos e
intelectuales y operadores de las organizaciones de nuevos gángsteres, hicieron
copamiento de gobiernos y entidades públicas; entronizaron a logreros y
charlatanes, embusteros profesionales y endogámicos; egoístas cuyo único
“pensamiento” fue y es, en sí mismos.
¿Qué hacen nuestros
mercenarios y tramposos?
¿No es común ver, para
cualquier fenómeno u ocurrencia que demanda una sola explicación, mil o más
conjeturas, revestidas de palabras bonitas, mucha nadería y soberbia estupidez
la que emiten nuestros réprobos mentirosos?
No dudaron los mercenarios
y tramposos, en agenciarse cursos de gobernabilidad en el extranjero y aunque casi
nunca el seso les acompañe, orondos, mostraban sus diplomas que los nominan
como “facilitadores, gestores, estrategas” del tan manido arte de “gobernar”.
Pero más allá de la voz
“profunda”, los lentes que intelectualizan cerebros congénitamente idiotas, hay
poco, tan solo palabras, palabras, palabras. Y, ciertamente la “gobernanza”,
neologismo simplón, queda en puro “floro” como llama el pueblo.
Inmediatistas, vocingleros
en la forma y palurdos, categorizan que la aparición en cualquier medio, radio,
periódico o televisión, llena el objetivo de sus casi ciegas y torpes
ambiciones. Con ese marco más bien pobre, no importa lo que rebuznen, el asunto
es “tener presencia”.
¿Por causa de qué el
ciudadano nacional es tan poco exigente? No le extraña que el mercenario sea
ruin, al contrario, se solaza en cuál de los escándalos fue de mayor estrépito
o intimidad, como si ello procurara una luz de esperanza para el habitante
común y corriente.
En cambio, los miedos de
comunicación han fabricado a un elector acrítico, bobo, profundamente
mecanizado. Todas las mañanas los noticieros dan cuenta escrupulosa si el
asesinado lo fue por ajuste de cuentas, asalto y la precisión de saber si fue
el tiro a la cabeza o al pulmón, es francamente morbosa.
En Perú hemos tenido
decenas de miles de muertos a bombazos y crímenes masivos en todas direcciones,
desde el terrorismo dinamitero hasta el Estado nocturnino y alevoso que
cohonestó matanzas en nombre de la “democracia”.
Hay una conclusión
irrebatible: el peruano de hoy, es genio y figura, diseñado por los miedos de
comunicación. No extraña, por tanto, que estos mismos miedos, no sean
criticados ni emplazados porque, además, están concentrados en una o dos manos
propietarias.
Es muy fácil conocer a los
mercenarios dolarizados y tramposos. Hablan con una sabiduría de que carecen y
para eso emiten por donde pasan, términos que suenan bien y a difícil: gobernabilidad,
generación de mercados, sociedad civil, defensa de la democracia, etc.
Hace largas décadas que
Perú carece de políticos de fuste, con vocación de futuro y capacidad de
renuncia al yo personal para abundar y discurrir en el yo colectivo. Si se los
convoca a trabajar en equipo, declinan porque sus egos son elefantiásicos.
¡Eso sí, 100% de los
mercenarios dolarizados y tramposos merecen sepultura y como premio el más categórico
olvido!
Y los políticos más
jóvenes deberían darse cuenta que imitar los vicios veteranos sólo produce monumentos
grotescos y palurdos!
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