Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
21-6-2023
Fiscales y miedo a libertad de prensa
https://senaldealerta.pe/fiscales-y-miedo-a-libertad-de-prensa/
Con un marcado contenido testimonial, el
colega Rafael Romero publicó su séptimo libro Fiscalía y libertad de prensa.
¿Quién busca la verdad? Un documento valiente y valioso.
Felizmente periodistas como Romero, bien
practican la sentencia de romper el pacto infame y tácito de hablar a media
voz.
En nueve capítulos, Romero introduce al
lector, al palpitante mundo del ejercicio periodístico, la investigación y la
fiscalización, sin dejar de lado la importancia de la vocación, de las convicciones
y del apostolado informativo.
En Perú, si la prensa carece de esos
ingredientes, sencillamente, hará relaciones públicas, imagen o marketing,
citas de amigotes y cuchipandas, pero de periodismo ¡nada!.
Interesante detallar su contenido: Periodismo,
desarrollo humano y lucha anticorrupción (I); Fiscales de lavado sin
experiencia ni trayectoria (II); ¿Existe la barbarie funcional? (III);
Persecución a periodistas y atentado a la libertad de prensa (IV); ¿Qué se
temía u ocultaba desde la Fiscalía? (V); ¿La Fiscalía es objetiva e imparcial?
(VI); No más fiscales (operadores) políticos (VII); ¿Dónde está la calidad del
servicio público? (VIII), y, por último, ¿Algunos tendrán que estudiar derecho
de nuevo? (IX).
El abanico temático es rico y, a no dudar,
brindará ópticas y herramientas de juicio a los lectores.
¿Quién busca la verdad?, el
cuestionamiento, a partir del libro, revela quién y cómo es la fiscal Marita
Barreto que hoy tiene el caso de investigación al ex presidente Pedro Castillo.
Bien reza el dicho: no todo lo que brilla
es oro.
El lector podrá asumir, también, idéntica
pregunta porque en este país la verdad no interesa o importa, salvo la que
dictan los jueces peleados con la ley y las buenas costumbres. Y de esos hay
muchos en el país
Ataca al poder con sus denuncias Rafael
Romero. Cuando se hace tal clase de periodismo, punzante, incómodo, crítico y
revelador, lo único que un periodista puede esperar es, en el mejor de los
casos, la censura y, en el peor, la venganza y la persecución.
A los poderosos de todas las épocas, y en
especial en Perú, la revelación certera, el dato objetivo y el dedo en la llaga
siempre han provocado respuestas que arrasan todo a su paso.
La ley, el orden, el respeto a las buenas
costumbres, la decencia, son facetas desconocidas para los mandones de siempre
que se heredan endogámicamente esa forma troglodita de atropellar a quien
disienta de ellos.
El tema se vuelve más cuestionable y
peligroso cuando son funcionarios públicos los que usan sus cargos de Estado
para arremeter contra los periodistas críticos. Por alguna razón
indescriptible, un blindaje con centenares de malos abogados (pero bien
rentados), estos viven protegidos por la legalidad hechiza.
Rafael Romero ha puesto en blanco y negro
la forma cómo se le ha censurado y amenazado desde la Segunda Fiscalía de
Lavado de Activos en los últimos seis años por lo menos. Ni más ni menos que
una persecución que, como todas las de su tipo, se sabe cuándo comienzan pero
no cuando terminan.
La voluntad de los mandones practica la
regla de oro: ¡quien tiene el oro, PONE la regla
En las casi 400 páginas, es posible encontrar
detalles de la cacería perpetrada por fiscales. Lo absurdo es que estos funcionarios
públicos son los llamados a garantizar la vigencia de los derechos
fundamentales de la persona y a defender la legalidad en el país.
Cuando incurren en prácticas al revés es
que impera el reino del absurdo y la mentira y el timo hacen su feria y tienen
las manos libres para ¡cualquier cosa! Sin descartar las peligrosas prácticas del tiro al blanco
(léase periodista).
Quedan al descubierto y en evidencia,
fiscales cuya catadura moral debería generar su expulsión inmediata del
Ministerio Público.
Tener a genuinos infractores y contraventores
de todas las leyes es como cuando el gato hace sus delicias como despensero.
La verdad es que si no hubiera argollas dentro
de esa instancia estatal o el falso espíritu de cuerpo muy similar al congresal
“otorongo no come otorongo”, hace tiempo que esos fiscales perseguidores
hubieran sido fulminados del MP.
A partir del libro-denuncia, se abre un
abanico de oportunidades para la fiscalización a esa clase de malos elementos,
sobre todo desde la Junta Nacional de Justicia (JNJ), porque es su deber
hacerlo y es un documento público con las formalidades del depósito legal que
le confiere la Biblioteca Nacional del Perú.
Ahora ¡a leer!
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