Friday, April 21, 2023

Intelectuales mermeleros

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

21-4-2023

 

Intelectuales mermeleros

https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/intelectuales-mermeleros

https://bit.ly/3KNVCAC


 

Se suele generalizar, para satisfacción y respiro de otros vivos, que sólo los periodistas ostentan el dudoso “privilegio” de poder ser o desempeñarse como “mermeleros” (este peruanismo alude a la coima o al trabajo por encargo, siempre con fines innobles y sucios).

 

Si eso fuera cierto ¿cómo calificamos y en qué lugar del escalafón se ubica al intelectual que sabiendo, calla; que teniendo los elementos para el análisis y el juicio terminante, edulcora, disimula, tamiza, contribuye a la idiotización integral de la sociedad silenciosa y desmemoriada?

 

¿No es que recibe, también, por la comisión de su tarea, estipendio, pago, cheque, soborno disimulado bajo mil formas por el envilecido lenguaje conveniente que llama proyecto o plan de contingencia o cualquier adefesio similar?

 

Entonces, apelando a la fabla enrevesada, utiliza mil y un circunloquios con tal de satisfacer al cliente –el sistema- que necesita hacer parecer que hay cambios para ……. ¡que todo siga igual!

 

El Estado, no sólo es la presa preferida de los audaces que venden soluciones (así las llaman) revolucionarias, paga muy bien, por años de años y casi nunca verifica la de adefesios que compra.

 

¿Alguien se ha preguntado cuántos miles de esos pilotos o manuales, atiborran algunas oficinas olvidadas de los ministerios en el Perú? Es la papelería más cara del mundo y ¡casi nunca sirve para otra cosa que hacer bulto!

 

La afirmación generalizada (y más fácil) es que no hay sistema, entendiéndose como tal a un todo armónico o engarzado que funciona cual maquinaria. Aquí las dinámicas compiten entre sí, son disímiles, carecen de cualquier compás orgánico y cada quien baila con su pañuelo y eso no garantiza sinfonía y, mucho menos, empaque o solidez.

 

Perú son muchas naciones a la vez y hasta encontradas entre sí.

 

Cuando los intelectuales, o los que se definen así cuando no se llaman politólogos, estrategas, expertos, analistas y demás “istas”, callan, incurren en una traición de conciencia porque su producción es unidireccional: la que marca quien pague sus “esfuerzos”.

 

¿En qué se diferencian de los periodistas a la carta que redactan por expreso encargo vil siempre reñido con su conciencia? Esta, también se calla cuando hay dinero de por medio.

 

Y así pasa en diversos órdenes de la vida pública del Perú. Hay un silencio que no es espontáneo sino regulado y a la carta.

 

La sociedad silenciosa y desmemoriada y la orfandad de un sistema lógico y de un todo social jalonan la abominable agenda de la vida peruana.

 

Aquí pasa de todo. Las bandas del sicariato asesinan gente y raras veces son capturadas.

 

Las reguladoras se hacen de la vista gorda frente a grotescos incumplimientos de las concesionarias de entidades e infraestructuras importantes.

 

Los congresistas “descubrieron” a los mochasueldos (asunto que tiene más de 40 años de existencia) y se “indignan”. ¿Es acaso posible que un legiferante pueda llamarse a protesta?).

 

Las prestadoras de servicios: luz, teléfonos, agua, cable, bancos, financieras, incurren en ofensas a los clientes vía sus pésimas atenciones pero eso sí, cobran y aumentan sus tarifas protegidas por el Estado ineficiente y la mudez de la sociedad silenciosa e invertebrada.

 

La sociedad silenciosa cumple la premisa de no recordación, es decir de falta de memoria, por tanto, lo que ayer se dijo hoy ya no tiene validez porque se ha “olvidado”, en consecuencia no hay referencia ni pasado, sólo presente volátil y efímero.

 

La palabra no es palabra sino cacareo o rebuzno zoológico. La sociedad silenciosa no le otorga ninguna respetabilidad. Por eso exige la confección de contratos, cláusulas leoninas y engañifas generalizadas.

 

La estafa preside la orden del día.

 

La sociedad silenciosa y desmemoriada deja de recordar a sus fautores y los vuelve a encaramar en puestos de responsabilidad. De algún modo las piezas del rompecabezas armonizan, esta vez sí, un todo maligno.

 

¿Qué hace el intelectual mermelero? Recibe pago para no hablar demasiado y callar bastante. Morigera sus investigaciones porque pueden cruzar los peligrosos linderos de lo políticamente correcto.

 

¿De qué longitud y volumen devienen las responsabilidades de los intelectuales que barnizan, dan cuerpo y ciencia a discutibles tesis?

 

Tan culpable es el que calla y recibe sueldo, local o foráneo, y de modo mensual vía las organizaciones de nuevos gánsgteres, como aquél que se premune de fondos periódicamente en algún medio de comunicación gansteril.

 

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