Tuesday, February 12, 2013

¿Quiere tumbarse Piñera Tratado de 1929?

Señal de Alerta

por Herbert Mujica Rojas

12-2-2013

¿Quiere tumbarse Piñera Tratado de 1929?

http://www.voltairenet.org/article177480.html?var_mode=recalcul

Contrastar las expresiones del presidente chileno, Sebastián Piñera, que ofreció un corredor por el norte de Arica a Bolivia -que no puede dar porque se le ocurre- sin contravenir o violar groseramente el Tratado de Lima del 3 de junio de 1929 entre Perú y Chile, con las regurgitaciones patrioteras en Valparaíso a cargo de un grupo de marinos, obviamente chilenos, resulta una experiencia aleccionante.

Como se ha recordado en ¿Embustes o ignorancias de Sebastián Piñera?

http://www.voltairenet.org/article177387.html?var_mode=recalcul sólo previo acuerdo entre Perú y Chile, descartada cualquier tercera potencia, es decir un asunto estrictamente bilateral, ni un milímetro de tierra de Arica podrá ser usada sin esa condición pactada. Por tanto, Chile no puede ofrecer lo que no está en capacidad de hacer, salvo que palurdamente esté empeñado en transgredir el Tratado de 1929 que desde entonces ha sido vigente entrambas naciones.

Como es obvio que el presidente de Chile diga tonterías, embustes o ignorancias con tanto desparpajo, el asunto hasta hoy no desmentido -salvo por versiones bolivianas- hay que pensar seriamente que los del sur tienen alguna otra concepción distinta de lo que se firmó en 1929. Y esto significa desconocerlo, es decir, violarlo.

Los numerosísimos opinantes, politólogos, estrategas, internacionalistas, doctos de ciencia infusa y expertos geopolíticos criollos que confunden previo acuerdo con "consulta", "autorización" y demás disparates, no se han atrevido a ofrecer testimonio sobre un asunto que dista mucho de ser simple. La violación o contravención de un tratado vigente desde 1929, es una materia excepcionalmente delicada.

Los intereses de la Patria no se miden por la audiencia televisiva, el eco radial o el centimetraje que ocupan los sucesos en los medios de comunicación. Visto desde esta óptica, que un presidente chileno diga cosas que socaven el Tratado de 1929 interesa poco porque es "un tema frío" que "no vende" y tampoco produce figuración alimento de vanidades estrambóticas que anteponen la idiotez personal al interés colectivo de la Nación. He allí una razón por la que estos opinantes todo-terreno se inhibieron de decir esta boca es mía.

No obstante lo anterior, también hay otra razón lacerante: ignorancia. Dice el artículo primero del inseparable Protocolo Complementario que acompaña al Tratado de 1929:

"Los Gobiernos del Perú y de Chile no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad con el Tratado de esta misma fecha quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán sin ese requisito, construir, a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales.”

Los numerosos sabios de quiosco cada vez que improvisan hablan de absurdas consultas al Perú o de autorizaciones que jamás van a darse porque no proceden ni están previstas en ninguna parte. Solo se habla de previo acuerdo y nada más. Y los medios de comunicación, infectados de ignorancia permanente, repiten las monsergas que sus egregios megáfonos humanos emiten.

En cambio, las expresiones patrioteras de un grupo de marinos chilenos contra Argentina, Bolivia y Perú sí han causado revuelo y protestas de todo jaez. Es comprensible: cuando el salvaje amenaza con degollar o matar, revela un primitivismo ramplón y justificador del gran negocio de la compra de armas que en el caso del vecino del sur y para "protegerse" del norte, equivale a varias decenas de miles de millonas de dólares. Por la razón o la fuerza.

La conocida antiperuana María Teresa Infante Caffi, coagente chilena, vocera naval del sur y La Tercera, fueron quienes pergeñaron el absurdo que "Orilla del Mar" era el Hito N. 1 con lo que transgredía el Tratado de 1929 y las negociaciones de la Comisión de Límites que acogió la propuesta del técnico chileno Enrique Brieba que planteó el arco de 10 kms. partiendo desde el puente sobre el río Lluta hasta el punto donde intercepte o colisione con la "Orilla del Mar".

En el artículo El contencioso en materia de delimitación marítima con Chile

http://www.voltairenet.org/article147120.html el 17 de abril del 2007, recordó el desaparecido embajador Félix Calderón Urtecho:

 

“La Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio” chileno de 1930 (Imprenta Chile-Morandé 767-769,1931), en la que se deja constancia sin asomo de duda que con respecto al “Hito Concordia”, “punto inicial en la costa de la línea fronteriza” se había impartido al delegado chileno, Enrique Brieba, las “instrucciones precisas” mediante oficio-instrucciones N² 5697/79 de 28 de abril de 1930, que se leen como sigue: "Se medirán diez kilómetros desde el primer puente del ferrocarril de Arica a La Paz sobre el río Lluta, en dirección hacia el norte, en la pampa de Escritos, y se trazará hacia el poniente un arco de diez kilómetros de radio, cuyo centro estará en el indicado puente y que vaya a interceptar la orilla del mar, de modo que cualquier punto del arco diste diez kilómetros del referido puente del ferrocarril de Arica a La Paz sobre el río Lluta. Este punto de intersección del arco trazado, con la orilla del mar, será el inicial de la línea divisoria entre Perú y Chile. Se colocará un hito en cualquier punto del arco, lo más próximo al mar posible, donde quede a cubierto de ser destruido por las aguas del océano.”

En buena cuenta, los planteamientos requieren de un estudio analítico de la más alta calidad. Ceder a la añagaza puede constituir una distracción oprobiosa cuando hay temas de mayor envergadura que parar y denunciar. Que un presidente chileno pretenda el embuste, ignorancia o truco de malquistar a Bolivia y Perú, bajo la premisa falsa que nuestro país es responsable de la no salida al Pacífico de los altiplánicos y que eso sirva de pretexto para que el mandatario Piñera ofrezca lo que no puede hacer, sí debiera parar las orejas de nuestras más preclaras mentes. La idiotez y la estulticia, tan vinculados a nuestro ADN social desde que fuimos república, pueden jugarnos malas trastadas y dar importancia a cortinas de humo, es ser bobo suma cum laude.

¿Alguien puede decir lo contrario?

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