Wednesday, August 17, 2011

Mauricio Langon: ¡Estudiantes torturados en Chile y un parlamento mudo!



---------- Forwarded message ----------
From: Carmen Zavala <carmen@zavala.de>
Date: 2011/8/17
Subject: Mauricio Langon: Tortura en Chile y un parlamento mudo
To: Jose <jose@buhorojo.de>, Carlos Castro <carloscastrom@gmail.com>, Aurelio Mini <amini@redfilosofica.de>, hcmujica@gmail.com


From: Mauricio Langon <mlangon@gmail.com>
Date: 2011/8/14
Subject: [didactifilosofica] Fwd: FW: Tortura en Chile y un parlamento mudo
To:

---------- Mensaje reenviado ----------
De: María Elena Melgarejo Valencia <mariaelenamelgarejo@hotmail.com>
Fecha: 13 de agosto de 2011 20:36
Asunto: FW: Tortura en Chile y un parlamento mudo
Para: Mauricio Langon nuevo <mlangon@gmail.com>, Sirio Lopes
<lopesirio@hotmail.com>

AMIGOS, LES ENVÍO ESTE RELATO QUE ES REPRESENTATIVO DE LO QUE ESTÁ
OCURRIENDO A MUCHOS CHILENOS. SÓLO SE SABE A TRAVÉS DE LAS REDES
SOCIALES, PORQUE ALGUIEN TE LO CUENTA PERSONALMENTE O, LO HAS VIVIDO.
PARECIERA QUE NADIE EN NUESTRO PAÍS ESTÁ REALIZANDO ACCIONES POR LA
DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS. ESTANDO EN "DEMOCRACIA" CON UN
PARLAMENTO CONSTITUIDO, ÉSTE NO REACCIONA Y DEJA HACER AL GOBIERNO DE
PIÑERA Y SU INSTRUMENTO POLICIAL. LES RUEGO DIFUNDIR ESTA REALIDAD QUE
NOS ES MUY DOLOROSA. TAL VEZ PUEDA LLEGAR A ORGANISMOS EXTRANJEROS.
dESDE YA LES AGRADEZCO SU SOLIDARIDAD QUE CONOZCO Y APRECIO.
MARÍA ELENA.


Por Oscar Arias Rojas   EL MARTES TORTURARON A MI HERMANO

El martes torturaron a mi hermano. Alrededor de las 13:30 horas mi
hermano estaba en el Paseo Bulnes junto a un grupo de manifestantes
cuando apareció un operativo de carabineros (el trío carro lanza
gases, carro lanza aguas y bus de fuerzas especiales) a dispersar la
manifestación. En ese momento no había actos de violencia ni
vandalismo de parte de los que ahí se reunían.

Uno de los carros gaseó a la multitud, y en ese momento mi hermano
comenzó a sacar fotos para dejar registro de lo que ahí sucedía: un
detenido, alguna arbitrariedad, alguna brutalidad, cosas cotidianas
que el gobierno llama "restablecer el orden", como si la violencia
fuera parte de nuestro orden: acaso así sea, y más que eufemismo la
frase sea una prueba de sinceridad.

Además de su cámara mi hermano llevaba dos tarjetas de árbitro: una
amarilla y otra roja, como en el fútbol. Un juego.

Mostrar una tarjeta roja bastó para que el carro lanza aguas dirigiera
un chorro sobre su cabeza. Resbaló, se desorientó, y mientras trataba
de volver en sí vio como un piquete de seis carabineros de fuerzas
especiales se dirigían a él. Se puso de pie. Trataron de someterlo y
mi hermano forcejeó. Mientras un carabinero le apretaba el cuello los
otros le hacían zancadillas y trataban de quitarle su cámara. Mi
hermano mide 1,70 metros y es corpulento. Pero seis carabineros de
fuerzas especiales es un exceso. Lo levantaron tomándolo de sus brazos
y piernas y lo subieron al bus. ¿Por qué arrancar? En su ingenuidad su
mayor preocupación era la cámara, que no era de él.

No sabía que en del bus lo iban a torturar. Arriba sólo habían
carabineros, ningún civil. Lo tiraron al suelo y recibió golpes de
pies y manos de todos los carabineros que subieron con él. La cámara
se la quitaron y la destruyeron a machacazos. La memoria flash donde
se guardan las fotos digitales se la quedó uno de los carabineros. Mi
hermano fue valiente: no quería entregar la cámara, así que mientras
lo pateaban uno de los carabineros tomó su cabeza entre sus manos y le
aplicó presión en los ojos, hasta dejarlo semi inconsciente.

Mientras recibía esta paliza los carabineros gozaban. Lo humillaron
por salir a marchar. Le dijeron: ¿no te gusta salir a marchar? Luego
lo amenazaron: le dijeron te vamos a matar. Se lo dijeron varias veces
mientras lo molían. Le dijeron si te vemos de nuevo en la calle te
vamos a matar. Te vamos a reventar, oíste, ¿no te gusta salir a
marchar? Mi hermano ya no sentía los golpes y sólo pensaba en que no
podía ser: ¿acaso en realidad lo iban a matar? Les pidió por favor que
no le pegaran más, les pidió que ya no más. Pero aún siguieron unos
momentos. Después de un rato se cansaron y la golpiza terminó.

Las personas afuera del bus escuchaban los golpes adentro y comenzaron
a gritar: ¡le están pegando!, ¿quién es, alguien sabe quién es? ¿cuál
es tu nombre? ¿cuál es tu RUT?. Mi hermano recuerda haberlos escuchado
pero no podía hablar, sólo atinaba a defenderse, a cubrirse de las
botas, los puños, los palos. Hay una grabación de lo que parece ser el
bus donde estaba mi hermano
(http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20110809/pags/20110809160745.html?fb_comment_id=fbc_10150335913195743_18526108_10150336950935743&ref=notif&notif_t=open_graph_comment#f3bb6acfbb4f8d
)

Al fin todo terminó. Lo dejaron botado en el suelo del bus, aturdido.
Después lo trasladaron a un retén móvil y lo tuvieron dando vueltas
por Santiago. No le explicaron por qué lo detuvieron, ni le leyeron
sus derechos, ni siquiera le dijeron a donde iba.

Llegó a la comisaría y ahí estuvo hasta las 23 horas. En el inter
tanto lo llevaron a constatar lesiones: en la misma comisaría, un
hombre de delantal blanco y estetoscopio era el doctor. Le miró un
poco sus ojos heridos y ásperamente le dijo no tienes nada, ándate. En
las horas en la comisaría vio decenas de detenidos. Varios niños de
entre 10 y 12 años. Varios estudiantes. Solo dos tipos con el aspecto
de los que siempre se ven destruyendo semáforos y robando locales
comerciales. Vio a otros heridos, vio a uno que tenía las piernas
quebradas.

Antes de soltarlo le presentaron unos papeles para que firmara. Mi
hermano pidió leerlos. Le dijeron no puedes, firma y te vas. Si no
firmas te quedas. Pero quiero leerlos, no puedo firmar algo sin
leerlo. Si no quieres firmar te quedas. Después de 10 horas detenido
por supuesto lo hizo, pero sin su firma.

Mis padres lo fueron a buscar y lo llevaron a una clínica para que
viera a un doctor: lo vieron cuatro. El oftalmólogo le explicó que los
efectos de la tortura que recibió variaban en condiciones normales
desde un desmayo hasta un ataque al corazón. Además de sus ojos
heridos tiene múltiples contusiones y dos costillas rotas.
Afortunadamente las astillas no le perforaron los pulmones, una
consecuencia común en caso de una paliza. Le advirtieron que debe
mantener reposo durante la semana porque puede tener episodios de
pérdida de visión.

¿Qué viene ahora? Mi hermano los va a demandar. ¿Qué va a pasar
después? Todos sabemos. Ojala sea distinto. Un carabinero se quedó con
su tarjeta de memoria. La cámara la destruyeron. No hay testigos de la
golpiza. Ni siquiera sabe quiénes lo detuvieron. Sólo está la
grabación de lo que parece ser su detención. Ahí se ve la patente del
bus. Ese puede ser un comienzo.

Mientras estos cobardes liberaban tensiones con mi hermano, casi a la
misma hora, a pocas cuadras, el lumpen destruía un edificio.
Evidentemente detener esa acción no era una prioridad en la orden del
día. Acaso porque esos en realidad son violentos. Y lo que se busca no
es calmar sino provocar, tensionar, enervar, y al final, cuando
respondemos indignados devolver una violencia mayor,
incontrarrestable, dejando en claro cuál es el orden de la violencia:
de nosotros hacia ti, no al revés. Ese es el orden que estaban
restableciendo los cobardes que molieron a mi hermano.

Carabineros de Chile es uno de los instrumentos políticos que la élite
está ocupando para amedrentar a la población, minimizar y ridiculizar
sus demandas, y evitar cualquier cambio que arriesgue su posición. Los
otros son los medios de comunicación, especialmente los periodistas de
la televisión y los diarios. En las próximas semanas recurrirán a la
mediación de los políticos de la Concertación para recuperar el
control de la situación: estos de buena gana colaborarán a cambio de
algún dinero, de alguna invitación a un matrimonio, de un directorio
en una empresa o cobertura en los medios. Se agolparán para colaborar,
porque los premios son pocos, y se reparten por orden de llegada.

Los imbéciles que roban, que destruyen, que creen que están viviendo
su Mayo del 68, y los que se venden por migajas, y los que se
aburren... a pesar de esos, ¡por favor!, mantengamos la confianza en
que más allá de cualquier consideración, lo que observamos hoy es la
lucha por una causa justa. Y en ella estamos solos: nadie nos va a
regalar esa justicia que anhelamos -y que sabemos bien la forma que
tiene. Por favor mantengamos la solidaridad entre nosotros, no nos
abandonemos ni desconfiemos. Falta muy poco, es muy probable que ya
hayamos pasado la mitad del camino.




--
Mauricio Langon
M. G 12, S.3
15005. Solymar. Ciudad de la Costa.
Uruguay

Tel. + (598) 26958114
Celular 094129056
Correo electrónico: mlangon@gmail.com

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