por Herbert Mujica Rojas
15-9-2008
La sociedad desmemoriada
No hay ser más feliz sobre los inmensos pagos del Perú, de norte a sur
y de oeste a este, que el político corrupto, el intelectual mermelero
(peruanismo que alude a la coima que recibe por tal o cual "trabajo")
y el gobernante episódico que basan su accionar sobre la sociedad que
además de silenciosa y concesiva padece de la falta de memoria o que
es simplemente desmemoriada. ¿Se puede tener memoria si jamás se
aprendió historia genuina y referida al análisis exhaustivo de cuánto
ocurrió en nuestra Patria? La respuesta puede tener contornos
dramáticos y absolutamente penosos.
Con excepciones que parecen gimoteos aplastados por la inmensa máquina
corrupta que preserva verdades plásticas, heroizantes de no pocos
traidores, sublimadora de mitos, ensalzadora de apellidos y linajes,
fabricada a costa del alquiler de plumas pro domo sua, la historia
republicana del Perú esconde en su inmenso edificio no pocas
verguenzas, múltiples traiciones y felonías al por mayor bajo el
marchamo del progreso, la inversión, el desarrollo, la globalización,
etiquetas todas de una luenga sinfonía de malas notas y en el festín
consagratorio de taras y malas costumbres. La sociedad silenciosa
calla porque se averguenza y por la simple causa que es pusilánime
hasta para reconocer sus congénitas fallas en el ADN social. Pero ¡y
esto es asqueante! la faceta desmemoriada deja de recordar las
aberraciones y las suplanta por toneladas de palabras, edulcora
realidades y construye con lodo lo que jamás pudo hacer con sacrificio
y argamasa sudorosa de su propia gente. El resultado es que la palabra
anemiza, envilece su contenido, es más bien máscara y antifaz que
resultado del proceso del choque generador de soluciones superiores.
Por tanto a cualquiera de esos rufianes que suelen robar al estilo
tradicional que tropas de ujieres que tejen habilosamente decretos,
leyes, concesiones, contratos, licitaciones con nombre propio o
dedicatoria tácita, se les reputa como ciudadanos capaces de ir en la
cosa pública cuando su destino natural y vitalicio debía ser la
cárcel. La sociedad silenciosa es incapaz de espetar su real título al
caco y su frágil memoria ya no recuerda cómo se enriqueció y a quiénes
perjudicó en su atrabiliaria carrera de piraña con saco y corbata.
El matrimonio de la sociedad silenciosa y desmemoriada no parece un
hecho fortuito. ¡De ninguna manera! Se la alienta en todos los miedos
de comunicación que desinforman y deforman contenidos, de repente
porque un diario lo dice, la expresión obtiene "consagración" porque
otro lo repite. No son los jueces ni las leyes actuadas meticulosa e
imparcialmente las que dictaminan sobre los delitos, son los miedos de
comunicación que determinan quién es y quién no es hampón. Y se da el
caso que los lobos gritan: ¡al lobo, al lobo! ¿Quién moraliza a los
moralizadores?
Por ejemplo: ¿cuánto de científico tiene impulsar la "memoria
histórica" nacional y confinarla al estrecho margen de 10, 15 ó 20
años? Hay evidente y grosera manipulación. ¿Qué persiguen quienes así
actúan perpetrando modelos erróneos que parecen decir que la historia
comienza en los paraderos insuficientes así señalados? ¿puede alguien
en su sano juicio aceptar que el nipón despreciable Kenya Fujimori es
referente de algo? De la putrefacción social, sin duda alguna, pero de
allí a sindicarlo como escalón indispensable hay un trecho bastante
largo. A menos que los dineros y las contabilidades demanden tener una
buena justificación, la misma que se da en recibos simples, sin mayor
escrutinio porque el sistema que usan las organizaciones de nuevos
gánsgteres ha sido pensada para imponer esquemas y no para estudiar
absolutamente nada. El dogmatismo de nuevo cuño aprovecha muy bien de
la sociedad silenciosa y desmemoriada.
Algunas veces he escuchado, no sin horror, hablar con elogio de la
vigencia del prócer civil Manuel González Prada. La bidestilación de
esa verdad tiene una faz agradable con la que estoy de acuerdo porque
señala el verbo flamígero del escritor denunciante. Pero el otro
aspecto desnuda a una sociedad que entre silenciosa y desmemoriada ¡no
avanzó un milímetro desde que don Manuel la apostrofara con tanta
ferocidad! Por tanto, Perú es un país estacionado en algún recoveco
oscuro, apoltronado en un hueco negro, envenado por pócima paralizante
que lo convierte en entelequia y no en una nación de vibrante cuerpo y
energía creadora.
No hay duda posible ya, la sociedad silenciosa y desmemoriada es un
baldón nacional.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
Lea www.voltairenet.org/es
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
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