Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
10-8-2025
Perú-Colombia: ¡indispensable serenidad!
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Que un mensaje en X del presidente de Colombia, Gustavo
Petro, y con aseveraciones delicadas en torno a inexactitudes atribuidas al
Perú, da cabal idea de cómo nuestros irresponsables políticos encaran los temas
de Estado.
Que los titulares tremendistas y patrioteros, allá y acullá,
permite comprender que la bulla no construye, mas bien distrae y hay que
señalar que ¡eso es lo que pretenden las clases gobernantes ayunas de razones y
más bien en búsqueda de cortinas de humo efectivas!
El único camino razonable, inequívoco y obligatorio tanto
para el gobierno colombiano cuanto que al de Perú, es el intercambio de
comunicaciones, expresiones fundamentadas y en el marco de los tratados
limítrofes que están vigentes por décadas.
Si existen quienes tienen interpretaciones o exégesis sobre
estos tratados, bien harían en fundamentarlos públicamente y seguir los
derroteros que están establecidos. Las fiebres pasajeras incendian las praderas
y las víctimas siempre son los pueblos en todas partes.
Tomo del muro en FB de Christian Wiener, párrafos sobre la
circunstancia que grafican bien la coyuntura.
-Más allá del discurso patriotero, algunas consideraciones
con la cabeza fría sobre el tema del último litigio de Perú y Colombia en el
Amazonas. El Tratado Salomón-Lozano de 1922 estableció los límites entre los
dos países, y la isla Chinería quedaba bajo nuestra jurisdicción. Años después,
y con las modificaciones del río, se crea la isla de Santa Rosa, como un
desprendimiento de la primera, y que es ocupada por peruanos, convirtiéndose de
hecho en parte del territorio nacional.
-Es tan peruana, que es olvidada por el Estado, y su
población tiene que irse a Colombia y Brasil para estudiar y recibir atención
médica. Sin embargo, y por los cambios climáticos en la Selva y el cauce del río,
el puerto colombiano de Leticia va perdiendo, en los últimos años, su presencia
en el Amazonas, su principal vía de comunicación y sustento, y por eso comienza
a reclamar por la isla de Santa Rosa, que sería un obstáculo para su
navegación.
-Las protestas vienen de hace dos años, y ya antes hubo un
altercado diplomático por un funcionario colombiano que la reivindica. En ese
momento las cosas no pasaron a mayores, pero lejos de buscar resolver el
impasse, el Congreso peruano opta por crear el nuevo distrito de Santa Rosa de
Loreto en lo que hasta entonces era un caserío en la isla.
-Es allí donde el asunto escala con la intervención del
presidente Gustavo Petro, cuya incontinencia retórica sobre la isla ha desatado
las iras del patrioterismo nacional, muchos de los cuales no conocían de la
existencia de Santa Rosa.
-¿Y qué lo empujó a subir la apuesta diplomática a amenazas
belicistas? Se ha especulado mucho que sería para cerrar el frente interno,
ante las amenazas de la derecha colombiana, con la sangre en el ojo por la
condena de su líder histórico y jefe paramilitar, Álvaro Uribe.
-Otra hipótesis que no se menciona, sin embargo, es la
presión del ejército cafetero, entrenado en el Plan Colombia, y con un largo
historial, en gobiernos anteriores, de intervenciones impunes en países vecinos
(Venezuela, Ecuador) dizque para combatir el terrorismo.
-Cualquier escaramuza bélicas es negocio redondo para los
traficantes de armas y sus agentes locales. La verdad es que esa zona es, en
gran parte, tierra de nadie, dominada por bandas de narcotráfico, grupos de
minería ilegal, tala de árboles y tráfico de personas.
-Y los límites fronterizos son a veces tan tenues y difusos,
como sus habitantes, que nadie puede decir con exactitud donde empieza uno y
termina otro.
-Lo que se necesita es, más allá de frases y poses
electoreras en muchos casos, que las partes se pongan a dialogar y establecer
acuerdos, porque lo que debe importar no es solo el mapa, sino la gente, tantas
veces olvidada, y hoy utilizada como siempre para agitar un conflicto que sirva
a las mafias, y a quienes históricamente siempre buscaron dividirnos, el
imperio y sus oligarquías nacionales”.
Serena y vigilante expectativa
La sintonía “periodística” para vislumbrar guerras o
conflictos debiera llamar a prudencia y consejo frente a las arremetidas de
hordas brutas y lavadoras de dinero. Bandas armadas en ambos países se
especializan en la “limpieza” vía el crimen impune de ciudadanos que claman por
justicia.
Interesante comprobar con pesar que de no haber sido por la
acción de Petro, aquí en 85% restante del país, se desconocía por completo los
temas limítrofes con Colombia y empiezan a circular versiones de todo jaez
sobre aquellos.
¿Y qué dicen los clubes electorales? Importante denotar que
no basta que los cadáveres salgan de sus catafalcos y anuncien sus candidaturas
(que en realidad son sus funerales anticipados) y pronuncien idiotez y media.
La imbecilidad es otro crimen.
¿Y los miedos de comunicación? Se suben, en su mayoría
inercial, al carnaval guerrero que irremisiblemente exhibirá pobreza misérrima
en recursos bélicos, en fondos para cualquier clase de enfrentamiento y hasta
podría darse el caso que el narcotráfico, para la operación laundry, ofrezca
armamento a excelentes precios de mercado a los de Colombia y Perú.
Conviene que el Ministerio de Relaciones Exteriores emprenda
lo que es su deber y para lo que paga el pueblo peruano a sus funcionarios: ¡la
defensa diplomática de la Nación! Y si
el asunto escala, a contender en los foros internacionales.
Luego de más de 100 años de los tratados con Colombia y por
los usos y costumbres, amén que los colombianos mismos reputan a la Isla Santa
Rosa como peruana, el país norteño tiene fragilísimas posibilidades de ganar un
diferendo como el que se advierte en el horizonte.
¡Historia, madre y maestra! ¡Que no sean los bullangueros y
majaderos los que comanden una dinámica nacional que tiene o debe inscribirse
en un proceso más grande de unidad política y económica de los pueblos
latinoamericanos!
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