Friday, May 24, 2024

Cultura política perversa

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

24-5-2024

 


Cultura política perversa

https://senaldealerta.pe/cultura-politica-perversa/

https://bit.ly/3KbvZtA

 

La aguda historiadora Carmen McEvoy en su disertación ante la Academia Nacional de Medicina definió como cultura política perversa el caos contemporáneo que zamaquea rudamente al Perú, lo pone de cabeza y tiene a mal traer a sus millones de ciudadanos que, literalmente, no saben qué hacer.

 

Tampoco otorgan fe a nada porque el “así son las cosas” se ha instalado en la creencia popular.

 

Citó como malos ejemplos el accionar enrevesado, confuso, perverso de las instituciones y no omitió a ninguna, de capitán a paje, en Perú todos hacen lo que les viene en gana, según el humor con que amanezcan y siempre en beneficio egoísta, interés de parte aunque la nave naufrague en mares borrascosos.

 

Pero, se pregunta la estudiosa, ¿qué hay de nuestra memoria, de las fascinantes historias de todas las vertientes del amplio Perú y que forman parte de un margesí vastísimo, hasta de repente, el más rico de todos los países latinoamericanos?

 

¿Cómo vino Perú a instalarse en una situación de agonía permanente, feraz en su autodestrucción, inepta para combatir sus propias taras?, se cuestiona McEvoy y alude a las crisis recurrentes, periódicas, todas sin solución en que se debatieron los regímenes políticos militares desde mucho antes de la independencia hasta varias décadas posteriores.

 

En su doble condición de mujer e historiadora, McEvoy acomete con valentía franca el examen de las aberraciones republicanas que signaron mal definiendo como “normales” los sucesos de nuestra vida colectiva.

 

En uno de sus pasajes afirma McEvoy “la corrupción no está sola”. Y añade que es parte de un cuadro caótico de un mal diseño que incluye discriminación, ineficacia en los gobiernos, desinterés en el bien colectivo, orfandad de un diseño nacional compartido por los diferentes cuerpos y sociedades en un Perú múltiple, diverso, inmenso.

 

Poco se comprende porque no se estudia, que Perú fue el bastión central del poder español y que el interés de la independencia de la península ibérica obedeció a intereses en que grupos foráneos participaron activamente. San Martín, argentino, Bolívar venezolano, entre los más conocidos llegaron desde muy lejos.

 

Los primeros decenios de vida independiente Perú los pasó en medio de revueltas militares, golpes, guerras civiles, atolondramiento civil y anarquía que generaron una confusión como modo de vida, sin un diseño y tampoco ambición en metas comunes.

 

McEvoy discurre con la habilidad de eximia historiadora y bien habla del pasado que ilustra lo que llama situación recurrente y que en el presente es lo que sucede en nuestro país donde (como en el tango) cualquiera es un señor, lo mismo un burro que un gran profesor.

 

Con didáctica oratoria McEvoy enuncia que hay un sector de lo que llama los “derrotados” cuyos aportes es perentorio reivindicar y enseñar porque el olvido los mandó al baúl y porque además confirman la riqueza ilustrada de personajes que, desde su ubicación social muy definida, aportaron creativamente al Perú.

 

Como parte de una de sus actividades, McEvoy sugirió y consiguió que se estamparan monedas con las efigies de heroínas peruanas en la lucha independentista, las Hermanas Toledo, como parte de un rescate imprescindible.

 

Múltiples las aristas que abordó McEvoy en su disertación, todas retadoras, fuertes, desafiantes. Afirmó, contra los pronósticos usuales que a pesar de estar al borde del abismo, la tarea central del Perú consistía en hacer visibles los esfuerzos constructivos de peruanos injustamente olvidados.

 

Encuentro que si cada quien desde su trinchera y con la fe del carbonero que echa el mineral a la máquina para que el fuego no amaine su calor y potencia, y en este caso el de la historiadora chalaca Carmen McEvoy, hace lo suyo, Perú encuentra fanales de esperanza en su derrotero, no destellos efímeros, más bien amaneceres de reconstrucción.

 

A diestra y siniestra los vientos de fronda colisionan, proclaman anarquía absoluta y al medio el sufrido pueblo del Perú no ve sino oscureceres y agonías de muy mala factura.

 

Hay que difundir estas lecciones y hoy las redes sociales sirven muy mucho. La riqueza de propuestas del mosaico peruano es muy grande, metodizar sus exposiciones, promover el reencuentro del Perú con sus otros perúes es una tarea imprescindible.

 

Esfuerzos formidables como el que nos muestra y narra la historiadora McEvoy, espolean y atizan nuestras voluntades de cambio y reconversión del país. Aunque don Manuel González Prada ironizara sobre el tomar a lo serio cosas del Perú, hoy luego de la charla, puedo afirmar que el porvenir sí tiene luz y esos destellos hay que descubrirlos aún.

 

Es la victoria que nos debe el porvenir, como afirmara el mismo Don Manuel.

 

 

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