Wednesday, April 10, 2024

El cuco de la volatilidad política

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

10-4-2024

 


El cuco de la volatilidad política

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https://bit.ly/3TTF7r5

 

Cuco: Ser fantástico con el que se asusta a los niños, especialmente cuando se quiere que obedezcan (Diccionario de americanismos).

 

Desde que tengo memoria (y eso se remonta a varias décadas atrás), siempre he escuchado la grave admonición “volatilidad política”, “ruido político”. Coinciden esos alaridos con huelgas, paros, protestas, expresiones legítimas y populares con que el pueblo ejerce su derecho a manifestarse.

 

Pero en estos días, el asunto persiste y sin vergüenza ni absoluta prudencia, los trovadores del caos (que atribuyen a los de abajo), compiten, cada quien más que el otro, para dejar constancia de sus claudicantes posiciones. No olvidemos quién o quiénes les pagan.

 

Por ejemplo, cuando hicimos noticias en torno al Puerto de Chancay, nadie o muy pocos, escasos, contados con los dedos de la mano, emitían opiniones o estudiaban el tema. Hoy, con el efecto bola de billar, todos compiten para ofrecerse más papistas que Papa en el Vaticano.

 

El resultado será que, como en Fuente Ovejuna, todos a una, conseguirán que la empresa cuestionada, de inmenso capital foráneo y de ultramar, coloque un enclave en tierra peruana y en las aguas del Mar de Grau, vergonzosamente privado.

 

¿Y quiénes los cómplices por ignorancia, buen salario o estupidez? Los de siempre, los del coro áulico y mendaz.

 

Por eso, al cuestionar hay que hacerlo con estudio, con ciencia y conciencia, mirada geopolítica y no divorciada de los grandes intereses del Perú en su conjunto y a un manojo de propuestas inteligentes de todo el pueblo.

 

Los mete-miedo cacarean “volatilidad política”, “ruido político” con la ambición que velis nolis, a como dé lugar, los gobiernos consigan “tranquilidad y paz social”. ¿Recuerdan cómo se ha criminalizado la protesta? Por casi nada, uno da con sus huesos a la cárcel.

 

Un mandón que presidía una sociedad de minas y petróleo, pidió con descaro un ejercicio a palazo limpio en las minas, de manera que no se “ahuyentase” la inversión externa.

 

¿Vienen las empresas a invertir huérfanas de estudio y observación meticulosa de en qué se meten?

 

¿Traen capital porque son buena gente y quieren ayudarnos?

 

Recordaba Haya de la Torre en su libro capital, El antimperialismo y el Apra, que la inversión foránea llega porque obedece a reglas económicas como la necesidad de recibirlos en nuestras naciones consiste en un conjunto de reglas. Mal aplicadas, todo es para los poderosos.

 

Hay que tratar con el capital, sí, se respondía Haya, el asunto es “cómo hacerlo”.

 

Entonces ¿hay que aplicar las salmodias y catecismos bondadosos de las agencias calificadoras de riesgos, al pie de la letra?

 

Verbi gracia: ¿qué tal si triunfan los privatistas de Petroperú y se consiguen una evaluación mísera de esos activos para rematarla al mejor postor?

 

¿No recordamos la acción delincuencial del fujimorismo cuando vendió Refinería La Pampilla a US$ 186 millones, cuando su par en Esmeralda (Ecuador), valía no menos de US $ 1200 millones?

 

Conviene hacer memoria ¿quién la compró? ¿No fue Repsol, la empresa que está acostumbrada a envenenar tierras y aguas como ocurrió menos de 2 años atrás en el norte chico, desde Ventanilla hasta Chancay?

 

¿Dónde estaban los llorones que claman hoy por estabilidad jurídica y cancelación de la “volatilidad política”, “ruido político”? Nadie se opone a que sigan vendiendo mercenariamente sus talentos económicos y financieros, pero por lo menos debieran tener algo de apego al Perú.

 

Cuando son paros, huelgas, protestas, a eso llaman “volatilidad política”, “ruido político”.

 

Y cuando hay denuncias de cómo LAP (Lima Airport Partners), tiene no operativas la torre de control y II pista nueva, en una obra inaugurada menos de 1 año atrás con bombos y platillos, no dicen esta boca es mía?

 

Lo propio el Congreso, Cancillería, “internacionalistas”, juristas y demás istas, enmudecen ante el dañino obsequio que hiciera el gobierno de Alan García, de segmentos de quinta libertad a LanChile (hoy LATAM) en el 2011 y que por falta de reciprocidad, Perú ha dejado de ganar varios miles de millones de dólares?

 

El cuco de la volatilidad política, del ruido político, es la cantinela de los que cumplen el vergonzoso encargo asalariado de asustar a la gente. ¡Como si no supiéramos de qué pata cojean!

 

Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz.

 

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