Thursday, August 20, 2020

¿Cuánto manda realmente un presidente en Perú?


Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
20-8-2020

¿Cuánto manda realmente un presidente en Perú?

El único espacio en que un mandatario navega a sus anchas es en su vanidad y ante la tribu de usuales ayayeros que llegan con el sahumerio y la adulación, condiciones básicas de supervivencia.

¿Tiene un jefe de Estado capacidad para convertir a su patria de país exportador de minerales en otro con valor agregado y generación intensa de mano de obra? Casi nunca. Los precios de las exportaciones primarias se juegan en el mercado mundial que dicta las subidas y las bajadas, es decir, las menores o mayores recaudaciones. Más de dos países, uno de ellos Perú, han dicho varias veces que el cobre es “su sueldo”. ¿O no?

Por lustros la moda de sustitución de cultivos, desde el norte y con intensidad estacional –la de ellos- se impuso en el país. ¿Por qué en lugar de quemar producción y malograr campos enteros, no se impulsó una política soberana y negociada que comprara toda la producción de hoja de coca y se probara alternativamente y con trabajo para miles de campesinos? Es que ese diseño tampoco se creó aquí, nos lo traen diplomáticos, soldados, bases militares y el requerimiento es del poderoso vecino septentrional con dólares incluidos.

Hemos tenido logreros discurseadores en la primera magistratura pero sus sueños de opio y yerros frecuentes fruto de la improvisación, siempre los paga el pueblo sin que reciba justicia en mejor vivir ni horizonte porque “así es la política”.

Perú es un país grande y rico en biodiversidad, pero de manera individual no puede sino rendirse ante los imperios, ayer el norteamericano –hoy para variar, el mismo- y el chino que compra tierras, minas y alberga la esperanza de ejercer su inmenso poder en los próximos lustros aunque provenga del brutal y explotador capitalismo de Estado pero con el antifaz oficial del partido comunista.

Trebejo solitario en el ajedrez mundial, Perú es apenas una pieza que poco o nada pinta. Por tanto sus personeros, diplomáticos, presidentes, corren la misma suerte por la ausencia total de poder decisorio. Aquí se administran dictados de más allá y acullá.

¿Que somos un país presidencialista? ¡Qué duda cabe! Preguntémonos ¿cuántos de esos mandatarios salieron sin mácula de la primera magistratura? Sólo revisar los últimos 25 años nos lleva a la crónica patibularia de pillos, suicidas y rateros.

Entonces ¿por qué esa veneración mágica hacia la presidencia con que sueñan políticos y muchos aventureros?

Conozco a no pocos que no disimulan su ambición por la silla presidencial. Casi el 95% carece de condiciones o de visión nacional. Más allá de la vanidad enfermiza, todo es yerto. La confusión entre gerencia, mando y primera magistratura es muy común. A no pocos se les antoja que desde Palacio se “puede hacer cualquier cosa”. Así lo creyeron los últimos 5 y están presos, investigados o suicidados.

La “presidencialitis” es una tara de siempre. Cualquier infeliz acostumbrado a pagar mal a sus trabajadores, a explotarlos y a la denigración de la condición humana y sólo por el hecho banal de poseer mucho dinero, se considera a sí mismo como “apto” para ejercer el primer cargo de la administración pública. Y hay idiotas químicamente puros que creen en esta “sinceridad” hueca.

¿Cuánto manda realmente un presidente en Perú? Decía don Manuel González Prada: “tomar a lo serio cosas del Perú, esto no es república, es mojiganga”.

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