Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
27-9-2018
Pelmazos e
irreflexivos
Los parlamentarios-curul (especie peruana de congresistas
unidos a una curul que es parte de su anatomía) ya se afilan las uñas y miran
hacia el Senado. Su miopía política, nulidad cultural y ceguera geopolítica,
pretenden trasladarla a la llamada Cámara Alta. Por eso impulsan como requisito
que para ser senador se requiere haber sido diputado.
Los parlamentarios-curul arguyen que poseen experiencia. Decir
que estos años que llevan apoltronados en el Congreso, les transfiere con
automatismo acelerado, de habilidad en el manejo de los asuntos legislativos es
una mentira. Sí, en cambio, puedo afirmar que son timadores hábiles,
traficantes de influencias, vividores de la cansada ubre del Estado y en casi
el 100% de los casos, individuos huérfanos de masa gris.
Cuando el 28 de julio el presidente Vizcarra anunció en su
Mensaje al país que una de las reformas constitucionales sería la no
reelección, el júbilo y alegría se esparció urbi et orbi. Era hora de parar a
estos interminables parlamentarios-curul duchos en la cobranza de fin de mes,
angurrientos de los honores que les prodiga el protocolo, jefes y mandones de
escuadones de asesores y brigadas de secretarias y que en 10, 15, 20 ó más años
han comunicado al elector que el techo de su intelecto es bajo, muy bajo.
El refrán revela que hecha la ley, hecha la trampa.
Y para sacarle la vuelta a la reforma no tuvieron más
ingeniosa salida que postular que uno de los requisitos para postular al Senado
fuera haber sido diputado. Quien no lo ha sido debe despedirse de su “futuro
político”. ¡Cómo si vivir exprimiendo a los contribuyentes constituyera trabajo
honesto y productivo! ¡Pamplinas!
Los parlamentarios-curul atentan contra la indispensable
renovación de cuadros políticos. Su “experiencia” es deleznable porque navega
en mañas y trapisondas de cómo mejor servirse del Estado y la administración
pública.
Analice usted uno por uno a los parlamentarios-curul y
llegará a la conclusión ominosa que no pasan de pelmazos e ineptas con
ambiciones desmedidas y una acrisolada mediocridad insufrible. Los junta a
todos en una exégesis de las leyes que sacaron y el balance sería pobrísimo. ¡A
eso llaman “experiencia”!
Por tanto si las luces que iluminan a estos pelmazos e
ineptas son débiles ¿con qué razón puede afirmarse que serán reflexivos en el
Senado? Lo que Dios no da, Salamanca no lo presta, ni hoy o mañana o en 100
años.
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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