Amor a mitad de
camino y para siempre
por
Zully Pinchi Ramírez; zullyarlene39@gmail.com
28-2-2018
¿Qué
es estar enamorado?
Definitivamente
cada persona tiene su propia experiencia y hay muchos que pueden deducir que
nunca estuvieron en ese estado tan extraño, loco y dramático que nos hace volar
sin siquiera despegar los pies, dinamita que explota y se lleva todos nuestros
esquemas y protocolos del buen comportamiento, que nos estruja el estómago y
nos hace ver mariposas a nuestro alrededor y sentir una montaña rusa en el
alma, un desorden al borde del abismo, cuando tu mente vuela y te hace ir a
Júpiter, Saturno y Neptuno.
Si
analizamos no es en vano aquello que ciertas personas murmuran desde décadas
atrás, que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Para ellos todo es
visual y tangible. Para nosotras es más profundo, a veces no necesitamos ni
tocarlos y así nuestros ojos no se crucen con los suyos, todo es más serio,
fuerte, impetuoso, sagrado.
Caminando
cerca de la media noche, extraviada entre los recovecos del parque el Retiro
aquí en Madrid, he recordado al hombre que robó mi corazón, tomé el celular y
aprovechando la tecnología coloqué una hermosa canción de fondo, bailando a
solas conmigo, destilando feromonas intensas, con toda la pasión que aún
albergan mis brazos, sonriendo y con destreza haciendo pasos melódicos,
imaginando que algún día en esta Tierra, en el cielo o en otra vida que nos
toque vivir, al fin, el hombre que amo y yo, podamos gozar hasta el amanecer
sin importarnos nada. Ya no tenemos 15 ni tampoco 20, ya no podemos perder
tiempo, solo para amarnos en el silencio y escondernos detrás de un árbol,
detener el momento y guardar nuestra escena como en un cuadro, entrelazar
nuestros miedos y me lo imagino entregarse y bailar de amor, como nunca lo ha
hecho en su vida.
Mi
misterioso caballero no sé si tiene idea o no de lo que su amor causa en mí, no
puedo ni describirlo, sus detalles son implacables, me encanta observarlo de
lejos, en el anonimato, es tan perfecto y aunque nunca lo he tenido en mis
manantiales, ansío beber de su agua, adoro verlo desde la punta de sus cabellos
hasta sus pies. Me inspira toda la ternura que me transmite, me hace pensar que
es como un niño que quiere vivir, que anhela correr, dejar sus cadenas y ser
libre por unos minutos, para perderse conmigo, en los arbustos del campo y
conocernos desde nuestras sonrisas hasta el aliento que nos da vida.
Enero
se llevó la última mirada que me dio, fue la mañana del 21 y no he podido
borrar ese recuerdo, he escrito más de 30 cartas desde ese día y no he tenido
el valor de entregarle ni una, le he compuesto un par de canciones y 5 poemas
de amor, sin embargo la realidad va más allá de la historia que escribo, puedo
sentir lo más bonito aquí en mi ser. Pero, en persona, la timidez vence
totalmente, el respeto es más fuerte, todo es irremediable, incontrolable, una
febril enfermedad de amor.
Y
entonces vuelvo a mis cabales, buscando la medicina, el remedio, el antídoto,
que me permita, regresar a Tierra otra vez, sabiendo que mi amor es secreto,
incondicional, oculto, no tiene nombre, apellido, nacionalidad, edad, ni estado
civil, es un amor que sabe dar vida, color, alegría y esperanza, es un amor
platónico que ha nacido conmigo y se quedará en un rincón de mi piel, guardado
y que hoy a mitad de mis caminos, no olvidaré nunca y llevaré para siempre,
vaya donde vaya y me dará una brisa de aliento en cada uno de mis futuros
pasos.
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