Estado de la
Laicidad en Colombia*
Informe
2010-2017
El
concepto de laicidad -con minúscula- es muy sencillo, pero ha sido abusado y
malinterpretado en todo el mundo. Frecuentemente, y de forma equivocada, sus
detractores confunden la laicidad con el anticlericalismo o con una especie de
ateísmo hostil a todas las religiones. La laicidad no es esto, en manera
alguna.
Precisamente
uno de los objetivos de nuestra organización, la Unión Internacional Ética y
Humanista (IHEU) (1), es el de promover la laicidad (“secularism” en inglés) en
su significado correcto y en toda su importancia, como lo hemos subrayado en la
Declaración de Oxford sobre la Libertad de Pensamiento y Expresión (2) de 2014.
Cabe
señalar una vez más que la laicidad no es ni una fe ni un valor exclusivo de
los no creyentes. Al contrario, es una posición política que nos permite a
todos vivir juntos en nuestras sociedades multiculturales y multiconfesionales,
respetando el derecho a tener creencias religiosas, incluido el derecho a las
creencias de los ateos, humanistas, agnósticos y de todos los que viven sin
religión.
Las
sociedades donde la laicidad no es reconocida y respetada como valor común son
frecuentemente aquellas donde hay discriminaciones más o menos grandes hacia
los no creyentes y los miembros de religiones minoritarias, como bien lo hemos
evidenciado cada año en nuestro Informe sobre la Libertad de Pensamiento (3) el
cual será presentando oficialmente el próximo 5 de diciembre al Parlamento
Europeo en Bruselas.
Estado
de la Laicidad en Colombia
En
su sección sobre Colombia, nuestro informe muestra cómo la laicidad colombiana
está firme en la norma pero débil en la práctica. De hecho, aunque la laicidad
está formalmente reconocida en la Constitución, existen muchas violaciones a la
laicidad evidentes en el país:
La
Iglesia Católica mantiene su posición de privilegio, teniendo apoyo financiero:
véase el caso de la reciente visita del
Papa Francisco, que costó US$1,3 millones al Estado colombiano.
En
las escuelas públicas, financiadas por el Estado, sigue estando presente la
enseñanza de la religión, que si bien es opcional, no tiene alternativas laicas
o humanistas.
Por
último, la libertad de expresión y pensamiento se encuentra limitada en muchos
niveles,
incluido en lo religioso, como el caso del Ministro de Salud, Alejandro
Gaviria, quien salió del clóset manifestando su ateísmo, lo cual provocó muchas
reacciones indignadas
por
líderes de opinión pública.
Por
esta razón apoyamos con convicción el trabajo que Bogotá Atea —organización
miembro de la IHEU— hizo al elaborar el informe “Estado de la Laicidad Estatal
en Colombia”, que sin duda será integrado rápidamente a nuestro Informe sobre
la Libertad de Pensamiento. El movimiento humanista internacional necesita de
organizaciones como esta, la cual, trabajando a nivel nacional, representa un
ejemplo para todos los demás grupos que promueven y defienden la laicidad en
sus respectivos países, en todo el mundo.
Giovanni Gaetani
Responsable de
Crecimiento y Desarrollo, IHEU
……………………………….
1
http://iheu.org/about/about-iheu/
2
http://iheu.org/oxford-declaration-on-freedom-of-thought-and-expression/
3
http://freethoughtreport.com
*Informe adjunto a su disposición.
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