¡Falacias de Keiko y Alan en pos de impunidad y lograr
resucitar!
por Guillermo Olivera Díaz; godgod_1@hotmail.com
13-11-2017
Desde los albores de la humanidad el crimen siempre fue negado por sus
perpetradores, con el sambenito “soy inocente” o también “yo no fui”. El padre
histriónico de Keiko Fujimori apeló a él con inusitada virulencia y pose
artística.
Ahora, Alan García y Keiko Sofía pasarán a la historia criminal de la
infamia, por lo mismo: ¡negar los favores millonarios que les dio el coimero
Odebrecht!, hoy condenado y preso, en Brasil, por corromper, a Gil y Mil, para
ganar licitaciones en forma antelada. Lo hizo en Perú, con todos los gobiernos,
así como en otros países.
No es necesario que Marcelo Odebrecht conozca o se reúna con Keiko para
entregar dinero sucio a su campaña electoral 2011. Nadie le imputa esa reunión,
o que siquiera se conozcan, pues esos dólares malhabidos se entregan tras
bambalinas o bajo la mesa, quizá desvencijada. Tampoco Odebrecht los entregó en
manos de Alejandro Toledo u Ollanta Humala, ambos con prisión preventiva, no
obstante su negativa. Pero sí se sabe que fueron transferidas repetidas sumas
de dólares directamente a las cuentas bancarias de empresas regidas por Pedro
Pablo Kuczynski.
Con singular viveza criolla, también en el conjunto cromosómico de papá
preso, Keiko quiere zafarse del apretón, ladinamente. Del cinismo keikista no
esperemos que la verdad resplandezca, como en Demóstenes cuando defendía. Los
reales asesinos siempre niegan que apretaron el gatillo o que el veneno mortal
fuera suyo, aunque tengan el muerto al frente o ante sí el indubitado
certificado de necropsia que acredita la mano asesina ajena.
El mismo tipo de falacias usaron y lo siguen haciendo, Alan García: “no he
cogido un centavo”, porque la plata le había llegado sola; Alberto Fujimori:
“soy inocente”; Alejandro Toledo: “la plata es de mi suegra”, “tengo errores,
pero no soy corrupto”; Ollanta Humala y Nadine Heredia: “no son mis agendas, sí
son mis agendas, pero nos las robaron”. A su turno, Pedro Pablo Kuczynski
espetará semejantes falacias.
Sin embargo, pese a estas horrendas negativas, que hablan más bien del
cieno criminal de sus protagonistas, el pedido de prisión preventiva debe ser
formulado y no habrá juez penal que la deniegue; la acusación fiscal vendrá
como por un tubo; y la condena será inexorable. Mucho daño han hecho al país
este tipo de despreciables malhechores. No solo nuestra economía está
maltrecha, con pobreza lacerante a causa de estas pillerías, sino que el ser
social peruano se encuentra resentido, próximo a estallar.
También Marcelo Odebrecht y Jorge Barata negaron todo, al inicio, pero hoy
han confesado sus fechorías y están delatando a sus instigadores, coautores,
cómplices primarios y otros escurridizos copartícipes peruanos, quienes
negándose buscan que en el futuro sea posible resucitar. Saben de sobra que su
confesión los sepulta.
Parece, pues, que los fonemas, vocablos o palabras Crimen y Cinismo son
sinónimos o análogos para el tozudo delincuente que está asido al poder o va
tras él.
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