Miseria humana, incendios e
inseguridad ciudadana
por César
Reaño Reaño; bloque.maritimo@gmail.com
1-7-2017
Los procesos
logísticos y comerciales urbanos en el mundo comenzaron a cambiar desde
mediados de la década del 70 a consecuencia del crecimiento poblacional de las
grandes ciudades, mayor demanda, acelerado cambio en las costumbres que
reclamaba confort, la congestión de transporte urbano, accidentes, incendios,
entre otros, reclamando una descentralización comercial.
A finales de
la década del 70 la descentralización comercial continuó en los 80, limpiando a
las capitales de todo tipo de comercio, con excepción de objetos de atención
turística, restaurantes, hoteles y los mercados históricos de abastos, que han
quedado como centros turísticos que muestran las ofrecen vetas gastronómicas del
país.
En Perú, contra
la corriente, se permitieron las invasiones, tráfico de terrenos, entre otras totalmente
avalado por congresistas, el Ejecutivo, gobernadores regionales y alcaldes, quienes
en su afán de buscar “poder” nunca tomaron nota del pésimo desarrollo
urbanístico de las ciudades y de los peligros a los que se las estaba
sometiendo. Solo buscaron votos para llegar y saquear las arcas del Estado.
Lima y Callao
son las urbes más impactadas mostrando el mayor crecimiento demográfico
poblacional. En el Callao muchos ciudadanos continúan siendo sometidos al
partido político de turno y no se les otorga su título y en cualquier momento
son despojados de sus lotes y son otros los nuevos propietarios. Se
negociaron, también, miles de hectáreas en Costa, Sierra y Selva.
Lima y Callao
pasaron de 2.5 millones de habitantes en la década del 70, a 10.5 millones en
la actualidad, no han sido mínimamente planificadas para descentralizar el
comercio que se ha enquistado en los centros de las ciudades y a pesar de los
incendios, accidentes y muertes, a los políticos no les interesa un ápice,
cubren las pantallas de televisión y los principales medios para continuar
engañando y desinformando a la población, y nadie toma el toro por las astas y anuncia
la reubicación de todo el comercio del centro de Lima, incluyendo Gamarra, la de
ambulantes, el negocio irregular en el Callao en la Avenida Sáenz Peña, y todo
el Mercado Central y sus alrededores que son concentradores de negocio
informal, pésimas costumbres y mal vivir.
Lima y Callao
aparte de los peligros a los que están siendo sometidas, corre el riesgo del aumento de los niveles de inseguridad si no se
toman las medidas correctivas y esto conduce al crecimiento desproporcionado de
la violencia. Los gobiernos han abandonado la industria como motor de la
producción y centros de trabajo, habiendo dado paso a una industria informal
esclavizante, como la que hemos visto en el centro comercial Nicolini y esto es
solo una muestra.
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