por Herbert Mujica Rojas
16-1-2008
La Haya: ¿periodismo convidado de piedra?
De esperarse, con agilidad política patriótica, es que el presidente
García Pérez anuncie ante la Comisión Permanente del Congreso qué
demanda el país y qué misiones tiene el periodismo de toda índole en
caso de llegar a un contencioso por delimitación marítima con Chile en
el futuro más que próximo. No hay, cuando se trata de temas de Estado,
tareas tácitas o implícitas. Perú es un país donde las cosas se
olvidan, de puro sabidas. Y no está demás notificar, a quienes
transmiten noticias, que éste es un momento de aporte, cuota,
sacrificio y disciplina ¡absoluta! no por un partido, una simpatía,
sino por la patria en su integridad más completa y plural.
Es decir, si la demanda reúne en su presentación integral ante la
Corte Internacional de Justicia de La Haya, los méritos que la hagan
admisible, y eso es un asunto de enorme reflexión, en cualquier caso,
entonces la clarinada del zafarrancho de combate habrá sonado a lo
largo y ancho del país. En tiempos como los actuales, el periodismo
deviene en un pilar de la defensa del país. Sobran los quintacolumnas
y los claroscuros de dudosa o controvertida posición sospechosa.
¿Y qué puede defender un periodismo que ha demostrado enormes baches
de ignorancia en el tema específico limítrofe con Chile, tanto en lo
terrestre cuanto que en lo marítimo, razón por la que Perú expone su
caso ante la CIJ? No tiene que ser especializado el periodismo, para
eso están los diplomáticos de quienes se espera un comportamiento a la
altura de las circunstancias, pero sí hay que exigir ciencia, tino,
prudencia y garra, virtudes todas que robustecen cualquier posición de
defensa y ataque.
Si el periodismo carece de entrenamiento, hay que simplemente agarrar
el rábano por las hojas y Defensa, Cancillería y el gobierno, tienen
que contribuir a eliminar esta deficiencia, lo antes posible.
Regimentar a punta de úkases la información sólo degeneraría en
dictadura repugnante y eso es impensable. Sí es necesario tener
representantes en los medios que sepan de qué se trata el asunto y
contribuyan a la difusión de los temas esenciales del decurso del
contencioso, una vez admitido en la Corte.
Se ha dicho, no por mí, modesto difusor, por especialistas, que un
juicio de esta naturaleza puede durar entre 5 y 10 años. En buen
romance, hay mucha tela aún por cortar. Ni los devaneos de
internacionalistas hambrientos de titulares, ni las predicciones de
agoreros dolarizados, aquí o acullá, deben presidir las informaciones.
Los extremos, en esta naturaleza específica de controversias,
envilecen las perspectivas.
Esta partida de ajedrez tiene requisitos fundamentales. La primera –y
esencialísima- que la Corte admita el contencioso y que la ciudadanía
nacional esté enterada de sus alcances y de sus objetivos, a lo largo
y ancho del país. Aquí comienza la vorágine y el designio multánime
debe ser uno solo: ¡triunfar!
El vecino del sur, Chile, tiene larga trayectoria en que su lema Por
la razón o la fuerza, ha prevalecido por encima de cualquier otra
clase de consideraciones. Su poder militar en que gastan miles de
millones de dólares, no distingue a gobiernos socialistas o de derecha
o de centro. A la hora de expresar sus ambiciones, no hay distinción
posible. Comprender que su designio geopolítico fue, es y será el
norte, es un tema que tiene precedentes guerreros de conquista y abuso
como fueron 1836 y 1879. Entender que la complementariedad no nos será
regalada, otro deber imprescindible con estricto e irrevocable apego a
los tratados internacionales y por eso Perú acude a la Corte
Internacional.
Si el periodismo no es convocado, en su entusiasta participación,
supuesto negado, se habrá perdido otra oportunidad en un mundo en que
las lides tienen mucho que ver con la información. Y hay aquí
magníficos periodistas, hombres y mujeres, dispuestos a contribuir con
la patria.
Una tarea inmediata, por ejemplo, sería la de ¡pulverizar a los que
escriben en libros contra la posición oficial del Perú y ejercen
cargos pagados por el pueblo en los ministerios! Conseguir su
retractación y condena ¡inmediata! y su repudio para cualquier clase
de efectos. Los insumos que sí aprovechará el adversario aminorarán y
desaparecerán. Y el periodismo tiene una responsabilidad fulminante
con los apóstatas y sinverguenzas.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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