por Herbert Mujica Rojas
7-6-2007
Fujimori: en camino hacia su hogar natural
En fecha en que Perú recuerda el holocausto acontecido en Arica en
1880 cuando los valientes con Bolognesi al comando pelearon hasta
quemar el último cartucho, se toma conocimiento que la fiscal chilena
recomienda la extradición de Kenya Fujimori para que vuelva a su lugar
natural, la cárcel, por la comisión de varios delitos contra los
derechos humanos. Poco pueden las pseudo explicaciones de sus
adláteres o parientes y de nada valen, tampoco, las fiestas
interesadas que celebran la prolongación de sus pretextos bien
avituallados por dólares del imperialismo. El nipón que gobernó con
Montesinos el Perú se lo tiene bien merecido.
Lo fundamental ha sido dicho: la justicia sureña ha encontrado mérito
suficiente para que aquél sea extraditado y juzgado en Perú. Nunca se
pudo llevar a cabo semejante tarea porque Kenya ¡se las picó! y
"renunció" a través de un fax felón y desde muy lejos. No obstante
aquello, hay un sector electoral importante que juzga que el ex
presidente aún merece su respaldo. ¡Cosas de la democracia!
Y si se consigna el hecho que los seguidores de Kenya Fujimori tienen
representación parlamentaria concreta y numerosa, es obligatorio
también informar lo que todos saben: que los impugnadores
profesionales y dedicados a tiempo completo al acápite Fujimori, no
tienen electorado y pertenecen a grupúsculos huérfanos de calor
popular, salvo aquella mascarada producto de la fábrica que nace en
las redacciones de los medios de comunicación. Minorías sin ningún
otro respaldo que los recursos copiosos que llegan de fuera, tienen en
sus manos, temas picantes que impactan bastante en la opinión pública
contemporánea. Esta es una visión objetiva de fácil comprobación.
Ha dicho la señora Keiko Fujimori, cuyo juicio no es imparcial, que ni
los políticos ni nadie puede o debe juzgar a su padre Kenya. ¿Está muy
golpeada o cree que en Perú todos son estúpidos redomados e
irredentos? La dictadura que condujo el nipón que es su progenitor
envileció todo en el país. La justicia tornó en ejercicio hábil de
delincuentes coimeros y extorsionadores; la política transformó a los
partidos políticos en clubes peticionarios y tímidos; la moral asemejó
a una idiotez de bobos; el patrimonio nacional trocó en obsequio vía
concesiones tramposas y desleales para con el destino geopolítico del
Perú y, en líneas generales, el primate abusivo, para circo y pan de
mayorías narcotizadas, se convirtió en la singularidad de un decenio
en que los ladrones hicieron sus delicias y los hampones el reino de
la impostura. ¿Qué decir del Perú histórico y de relación geopolítica
con sus vecinos? Simplemente perdimos la guerra con Ecuador, firmamos
una paz desdorosa; concedimos cuanto fue posible a Chile y he señalado
en múltiples oportunidades la deshonra de noviembre de 1999 en Arica y
así por el estilo con privatizaciones y festivales en que se
canibalizó al cuerpo nacional. Entonces ¿cómo no juzgar y condenar,
sin atenuantes y sin tribunales formales, al japonés que protagonizó
la dupla delincuencial con Vladimiro Montesinos?
El tema Kenya Fujimori está por encima de las causas judiciales. Ha
constituido un baldón para la democracia del Perú. Dirán sus fanáticos
que hay carreteras, obras, escuelas, construcciones. Es cierto. Pero
también hay remate de empresas estatales a precios vergonzantes;
concesiones, como la del Aeropuerto Jorge Chávez que es una ¡Estafa al
Perú! porque ha posibilitado la jaculatoria ¡Cómo robarse aeropuertos
y vivir sin problemas!; Camisea en que unas empresitas hicieron un
gasoducto fallado y cuyas consecuencias empiezan a asomar en el
horizonte; y así como éstas, muchas otras barbaridades prohijadas,
defendidas y perpetradas durante la dictadura.
Muchos de nuestros "ilustres" políticos nacieron a la celebridad
haciendo negocios pingues con el fujimorismo y luego se pusieron
máscara de opositores y hasta fueron parlamentarios. No pocos
sinverguenzas hoy con antifaz, formaron parte del rol de pagos de
planillas que compraban al peso a mermeleros al por mayor y hoy son
los que alzan el dedo acusador como para tapar la gigantesca mácula de
sus conciencias sucias. ¿Cuántos embajadores inmorales, cómplices de
ese régimen, sirven hoy al presente gobierno? Baste nombrar al padre
de la mafia, Alfonso Rivero Monsalve, angelito que gracias a su
santidad, hoy "representa" a Perú ante el Estado Vaticano. ¡Dios nos
coja confesados!
Esperemos lo que la justicia chilena determine. Pero no pequemos de
cicateros y seamos, por una vez siquiera, generosos en la rectitud
contundente de nuestra condena a quien fue el representante de lo más
inmoral y sucio que tuvo un gobierno no hace mucho. Ese individuo se
llama Kenya Fujimori.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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