Wednesday, November 04, 2009

Gran Cordillera Ciro Alegría

GRAN
CORDILLERA
CIRO ALEGRÍA

 

Danilo Sánchez Lihón

 

1. Nombres
que protegen y cobijan

 

¿Por qué hemos titulado a este homenaje Gran Cordillera Ciro Alegría?


Porque quienes leyeron sus novelas se quedaron con la sensación, la verdad y la convicción de que nadie como él había graficado antes y se había identificado tan hondo  con la portentosa cordillera de los Andes del Perú.


Serranía hecha de moles colosales y roquedales abruptos, pero a la vez de quebradas idílicas, amables y primorosas.


¿Qué más justo, noble y exacto que llamarle Ciro Alegría a nuestra Cordillera de los Andes? Así como a nuestro océano es cabal y estricto proclamarlo como: ¡Mar de Grau!


Porque estos son nombres que nos abarcan, nos incluyen, nos protegen y cobijan.

 
Porque César Vallejo estaría de acuerdo con esa denominación. Y José María Arguedas lo celebraría complacido. Y el amauta José Carlos Mariátegui lo encontraría intachable, justo y necesario.

 

 

2. Porque fundan y sostienen
al Perú eterno

 

Cordillera de los Andes Ciro Alegría, este es el homenaje a su grandeza, a su valor y a sus sufrimientos. Porque sufrió mucho y a su vez edificó mucho. ¿Cómo qué? El alma del Perú.


Es esa cordillera majestuosa, absoluta y plena de misterio la que corresponde a su nombre.


Es esa cordillera hecha de coraje, de luz y de ancha y absoluta nobleza, haz y reflejo del alma poderosa de Ciro Alegría.


Es esa cadena de cumbres nevadas, hecha de estupor y de miedo, de lágrimas como también de fusiles, lo estremecido de su corazón.


Porque nombres como el de la comunidad de Rumi corresponden a lo que es el Perú íntegro, esencial y entrañable.


Porque hombres como los de Rosendo Maqui y Benito Castro deberían de ser puestos a los picachos más altos de nuestra geografía cósmica.


Porque Ciro Alegría como César Vallejo, como José María Arguedas, como José Carlos Mariátegui, como José Antonio Encinas, como Julio C. Tello, son los hombres que fundan y sostienen al Perú eterno.

 

 

3. Se le infligió
duro castigo

 

Nació Ciro Alegría Bazán el 4 de noviembre de 1909 en la Hacienda Quilca del distrito de Sartibamba, perteneciente a la provincia de Huamachuco, en la sierra del departamento de La Libertad, al norte del mítico Perú.


Vino a la luz en un lugar confinado, bordeando ya el río Marañón, en los confines ariscos, salvajes e indomables.


Nació en la Hacienda Quica a partir de la cual todo es breña y cadalso, porque su padre era reo y prisionero en ese lugar adonde lo condenó su abuelo a permanecer allí, en calidad de arrestado.


Y esto por haber cometido cuatro delitos inconcebibles, crímenes desalmados a ojos de su propio progenitor y por el cual se le infligió duro castigo.

 

 

4. Esto colmó
el vaso de agua

 

Esos cuatro son los delitos monstruosos que el padre de Ciro cometiera:


1. Casarse con una indígena, que era la hija del mayordomo de la hacienda.


2. Repartir los terrenos de la heredad entre los campesinos.


3. Suscribir las ideas socialistas de aquella época, que para su padre eran una aberración.


4. Alojar y no entregar a indios levantiscos. Y a todo perseguido político de izquierda que tirara por esos rumbos, huyendo de los esbirros de las dictaduras de turno, que han gobernaron sucesivamente en el Perú.


Todo esto colmó el vaso de agua y la paciencia de don Teodoro Alegría Moreno quien capturó a su hijo Eliseo Alegría Linch, lo acusó de loco y lo recluyó en la Hacienda Quilca en Sartibamba.

 

 

5. La criatura
que vio la luz aquel día

 

Allí nació aquel chiquillo que al correr de los años sería el novelista quien asombraría al mundo al ganar en América el premio más codiciado que se hacía por etapas de selección, primero en cada país.


Fue ese chiquillo ya adulto quien ganó el premio Farrar and Rinehart de Nueva York sobre el cual había una expectativa continental y quien vivió su primera infancia compartiendo la vida con indios dedicados a la agricultura.


Ganó aquel niño cuya madre cuando lo dio a luz estuvo a punto de morir. Y eso, ¿por qué?


Tenía la criatura que vio la luz aquel día una cabeza muy grande en relación al cuerpo endeble.


Esto lo consigna Dora Varona en la "Trayectoria Cronológica de Ciro Alegría" basada para este punto en una entrevista que se le hiciera al Sr. Constante Bazán, tío de Ciro Alegría Bazán realizada en Trujillo en septiembre del año 1971.


 "Su cabeza era desproporcionadamente grande, como la de un niño de tres años y el cuerpecito pequeño y débil".

 

 

6. Su madre
se cansó de llorar

 

Además, aquel niño no habló nada hasta los tres años y medio.


No habló nada de nada ni lo intentaba.


Ni siquiera intentó hacer barboteos, ni burbujas, ni juegos con los labios.


Ni menos farfulló, ni abucheó, balbuceó como hacen los niños a edad muy temprana.


Este niño no intentaba nada con el idioma. No emitía los juegos verbales que los niños espontáneamente realizan: tatatatá. mamamamá, papapapá, abuabú. Nada.


No hacía ningún sonido con la boca, ni un lamento, ni una queja. Su silencio era solemne.


No abría la boca si no era para comer. Y después la mantenía cerrada, con frecuencia rígida y a veces con un rictus de dolor.


Le palpaban el cuerpo, lo examinaban, le daban vueltas en la cama. No, no había dolencia ubicable en el cuerpo sino al parecer en el alma.


Su madre se cansó de llorar y aceptó resignada, infeliz y desgraciada de que su hijo era mudo.

 

 

7. Tenía
dos años

 

Pero es más cumplidos como tenía los dos años el niño nunca había reído.


Permanecía serio y adusto.


Era un niño hierático y grave. Y frecuentemente cruzaban su rostro ráfagas de una tristeza profunda, cósmica.


"Toda la familia vive extrañada, porque el niño no sonríe ni articula sonido".


Así andaban las cosas hasta una oportunidad en que la familia íntegra asistió a una Fiesta de Trilla, llevando al niño consigo.


Fue en aquella fiesta de trilla, en pleno campo, bajo el sol radiante, en una parva, al venteo de las espigas y del grano al viento que se desflora cuando escucharon una risa clara como una campanilla.


El niño rió.


Tenía dos años.

 

 

8. El niño
había reído

 

Su madre lo abrazó llorando.


Los ahogos sacudían su pecho en donde se entremezclaba la pena por lo sufrido y la alegría que producía el comprobar que al hijo, aunque no hablara, no le estaba vedado el goce sencillo de reír de vez en cuando, que no le estaba prohibida la gracia tan humana de sonreír por cualquier cosa como cualquier otro cristiano.


Y estallar de risa por cualquier cosa, no importara que ella sea la trilla que ventea el grano pródigo de las sementeras arrojando las gavillas al viento, con gritos de júbilo y cantares de la música popular.


Y la fiesta de la trilla de aquel día se convirtió en baile, con faldas y ponchos al viento, con la banda de músicos del lugar y consumo de las botijas de chicha que se abrieron para festejar que el niño había reído.


Pasada la fiesta la tristeza de su familia, aunque menor, aún seguía lacerante, porque la mudez del niño siguió por un tiempo prolongado.


Aunque ya reía, no manifestaba ningún interés en hablar, ni siquiera hacía algún intento por silabear ni emitir sonido alguno. Su silencio era absoluto.

 

 

9. Aquel oído
abierto al leguaje

 

Fue a los cuatro años en que recién irrumpió en hablar. Y lo curioso es que lo hizo sin gangoseos y con pronunciación perfecta, como si hubiera arrancado a hablar un profesor.


¿Qué es lo que dijo? Lo siguiente, de manera nítida y cristalina:


– Quiero tocar violín.


Eso dijo, con corrección idiomática cabal y sin inseguridades, como si hubiera estado ensayando mentalmente y cada día su dicción, sin equivocaciones, sin nerviosismo, respetando el silabeo y la sintaxis.


Recién se supo allí que todo lo había estado observando y oyendo, aquella observación y aquel oído abierto al leguaje que resulta asombroso en sus novelas.


De allí también que en todas sus novelas hayan narradores orales. Y hasta en sus viajes, los vaqueanos que vienen a acompañarlo por los caminos él los identifica por su perfil como grandes narradores de cuentos.

 

 

10. Salí
a buscar a Dios

 

Pero otra vez que mantuvo a su familia en seria angustia fue cuando entre esas montañas abruptas de pavor y de miedo se perdió y no llegaba a casa, por lo que salieron a medianoche a buscarlo. ¿Qué había sucedido?


Él preguntaba a su madre con insistencia por Dios. Y la respuesta de doña María Herminia era siempre así:


– Dios está en las alturas.


Además, había llegado un almanaque cristiano que colgaron en la puerta donde se veía dibujado Dios entre las nubes y encima de los cerros de una escarpada montaña.


Con un amigo y su perro se echaron al camino, escalando los cerros aledaños en busca de Dios. Anocheció y no lo encontraron.


Mientras tanto su padre y toda la comunidad habían ya salido a buscarlo.


Su padre iba a castigarlo duramente.


– Salí a buscar a Dios en las montañas y no lo encontré. –Le dijo el niño.


Y su madre corroboró que ella le había explicado ante las insistentes preguntas del niño que él estaba en las alturas.

 

 

11. Era
César Vallejo

 

Pero bien, a la edad de 7 años, en 1916, fue enviado a Trujillo pues ya se encontraba en edad escolar y la recomendación de su padre fue que se le matriculara en el primer año de educación primaria en el Colegio Nacional de San Juan.


En esa circunstancia le tocó ser alumno del poeta César Vallejo. Recuerda en sus memorias que su tío apenas un poco mayor que él lo acompañó hasta la puerta del plantel.


Allí estaba la inmensa puerta por donde ingresaban los alumnos. Y allí el maestro de pie, recibiendo a los niños. Vestía un traje oscuro, era esmirriado, con una figura magra y ausente.


Era César Vallejo.


Lo acogió con cordialidad y lo llevó al salón, asignándole una carpeta. Luego lo integró a otros niños que jugaban diciéndoles:


– Aquí tienen a un nuevo compañero. Jueguen con él.


Mientras el maestro avanzó nuevamente al portón a dar la bienvenida a los alumnos que llegaban.

 

 

12. Recuerda
su mano

 

Los niños costeños lo rodearon curiosos. Se le acercaron y uno de ellos mirándole detenidamente y viéndole sus mejillas le dijo:


– ¡Serrano chaposo!, –hecho que causó la risa de todos.


Él se sintió avergonzado y se retiró del grupo deambulando por inmensos corredores y por los distintos patios llenos de bulliciosos alumnos.


Su profesor había empezado a buscarlo patio por patio y salón por salón. Por fin lo encontró. Lo cogió de la mano y lo condujo a su aula diciéndole:


– ¿Qué pasó? ¿Te perdiste?


Ciro Alegría recuerda su mano nervuda, grande y cálida. En algún momento quiso zafarla y el maestro la retuvo.

 

 

13. Has contado
bien

 

Evocando aquellos años anota lo siguiente:


"Algo que le complacía mucho –se refiere a César Vallejo– era hacernos contar historias, hablar de las cosas triviales que veíamos cada día (…). Cierta vez se interesó grandemente en el relato que yo hice acerca de las aves de corral de mi casa. Me tuvo toda la hora contando cómo peleaban el pavo y el gallo, la forma en que la pata nadaba con sus crías en el pozo y cosas así. Cuando me callaba ahí estaba él con una pregunta acuciante. Sonreía mirándome con sus ojos brillantes y daba golpecitos con la yema de los dedos, sobre la mesa. Cuando la campana sonó anunciando el recreo me dijo: "Has contado bien". Sospecho que ese fue mi primer éxito literario".


De ese modo se enlazaban dos grandes creadores de literatura en general, y de literatura para niños en particular.

 

 

14. Cabe
ensoñar

 

De un lado el autor de Paco Yunque, el Desafío y otros cuentos, y de otro el autor de muchos relatos maravillosos.


Sólo para mencionar algunos de Ciro Alegría: "De cómo repartió el diablo los males por el mundo", "Calixto Garmendia".


Pero miren en donde tuvieron su encuentro, como un hecho significativo y trascendente para nuestras letras y en relación a la literatura para niños: en un aula de clases.


Y ninguno de los dos fue maestro de profesión pero sí maestros en el arte y en la vida


Y otro hecho y dato: A Vallejo le interesaba que los niños narren, que cuenten relatos.


Y que dichos temas fueran acerca de la vida cotidiana, no sobre irrealidades, fantasmas o mundos lejanos. Era en función de la casa, del corral, de la vida cotidiana.


Y, cabe ensoñar: ¿Cómo le contaría ese niño que después nos ha dejado tantas páginas hermosas y de intensidad extraordinaria precisamente acerca de los animales?

 

 

15. Dos gigantes
cogidos de la mano

 

Pero en las memorias hay otro niño que no supo contar y ante el requerimiento del maestro se puso a llorar.


Entonces, dice Ciro Alegría:


Lo abrazó y estuvo acariciándole la cabeza como si se hubiera arrodillado frente a ese niño.


A Ciro Alegría César Vallejo lo anima a escribir.


Y este novel escritor a los 16 años, en 1925, publica sus primeros textos en el diario El Norte que dirigía Antenor Orrego.


Dos gigantes cogidos de la mano.


Dos seres eminentes unidos en esa fraternidad de maestro alumno.


¿No es excelso y supremo? ¡Y no solo para nuestras letras, puesto que estos dos creadores han rebasado largamente las fronteras nacionales!

 

 

16. A punto
de ser fusilado

 

Ciro Alegría muy joven entonces empezó a escribir y a publicar. Lo hizo como periodista en los diarios El Norte y La Industria, de Trujillo.


Realiza también una intensa militancia en defensa de la clase trabajadora, de los indígenas y de los desfavorecidos sociales.


A los 16 años fue apresado por interesarse en el destino del Perú, por soñar en una patria hermosa y por su posición combativa frente a la dictadura.


Actúa en la revolución aprista de 1932. Apresado en Celendín estuvo a punto de ser fusilado.


Fue encarcelado, torturado y condenado a diez años de prisión que empezó a purgar en la Penitenciaría de Lima.


A Por efecto de una amnistía quedó libre en 1933 y pudo salir desterrado a Chile.


A consecuencia de ello sus dolencias de salud fueron atroces. Estuvo muchas veces recluido en hospitales y en esas casas de salud escribió la mayoría de sus novelas.

 

 

17. Todo
por comprometerse

 

Enfermó de tuberculosis, adquirida en los años de cárcel y en las torturas que sufrió por sus ideas políticas.


Un aneurisma lo mantuvo en estado de coma seis días y quedó paralítico.


Perdió el lenguaje y tuvo que aprender de nuevo a hablar.


A los 20 años recién fue bautizado. Fue por la exigencia de tener documentos de identidad que hasta ese entonces no los tenía y para atender todos estos trámites.


Estuvo con los nervios destrozados y de a verdad desquiciado en un hospital psiquiátrico, porque fue tan cruelmente torturado.


Y todo por comprometerse con las causas populares. Y querer cambiar las condiciones de pobreza y explotación, principalmente de las comunidades campesinas, como Rumi, que él defendía.

 

 

18. Pasar
a la gloria

 

Durante estos avatares escribió sus obras más importantes:


La serpiente de oro (1935), primer premio en el concurso de novela promovido por la editorial Nascimiento.


Los perros hambrientos (1938), primer premio en el concurso de novela promovido por la editorial Zigzag.


La leyenda de Nopal (1940), cuento para niños.


El mundo es ancho y ajeno (1941), premiada en el concurso latinoamericano de novela convocado por la editorial Farrar and Rinehart de Nueva York.


Sus tres novelas como en una historia legendaria ganaron sucesivamente los primeros premios de los tres principales premios a nivel continental en el campo de la narrativa.


¿Cómo es que desde el ostracismo la marginación y el descalabro se puede pasar a la gloria?

 

 

19. Un grupo
de amigos

 

Recibió el apoyo incondicional de muchas personas.


Como Gerardo ganaba poquísimo y le enviaba su sueldo íntegro a su hermano Ciro que estaba exiliado en Santiago de Chile.


Su novela Los perros hambrientos fue producto de una terapia médica.


Para escribir la novela El mundo es ancho y ajeno, un grupo de amigos le subvencionó el diario vivir y comer.


Este grupo de amigos decidió pasarle una asignación mensual para que solo se dedique a escribir.


Y fue la novela con la cual ganó el codiciado premio de la Editorial Farrar and Rinehart de Nueva York.


Al cobrar el estipendio del premio devolvió lo aportado por los amigos, agregando algo más para apoyar a un escritor chileno.

 


20. Lo que puedas
hacer por mí

 

CARTA DE CIRO ALEGRÍA A SU HERMANO GERARDO:


Cisterna, 6 de marzo de 1940


Querido hermano Yayo:


Gracias por tu última carta, que me hace presente a tu recuerdo. Sí, ya salió "Los perros hambrientos", pero a mí me dieron 20 ejemplares que se me fueron de las manos en atender a los críticos. Avísame si ha llegado ya a esa y si la dejan circular. Yo estoy en cama. La negra también se ha enfermado i atravesamos por una situación muy apurada. Por eso te ruego que me envíes algún dinero. Lo que puedas, aunque no sea mucho. Poco es lo que tengo que decirte de mi trabajo literario, como me pides. Vivo acogotado por las necesidades haciendo tareas subalternas para poder vivir. Proyectos no me faltan, eso sí. Poco a poco, a medida que puedo, los realizo. Mi vida es muy triste y muy vulgar. Estoy hundido hasta las sienes en la miseria y luchando con toda clase de fuerzas negativas y oscuras. Mi próxima novela se llama La flauta de pan y es la historia de un tocador de antara. La traducción de La serpiente ya ha sido encomendada a otra persona de la que se espera que lo haga mejor. Gracias por lo que puedas hacer por mí.


Ciro.


P.D. Tal vez pensarás que Los perros hambrientos me están dando mucha plata. Gano el 10% y a Zig-Zag le debo, de adelanto, 1,500 pesos.

 

 

21. La serpiente
de oro

 

La Serpiente de oro es una novela que en sus inicios fue un cuento titulado La balsa y que, posteriormente, convertida en novela se tituló Marañón.


Finalmente, al ser presentada por su autor al concurso Nascimiento con el nombre que ahora tiene.


Narra la vida de una comunidad a orillas del río Marañón que se dedica a la agricultura y, entre otras actividades, a ser balseros que trasladan personas, animales y productos de una a otra orilla de este caudaloso río.


Relata las peripecias de estos hombres llenos de arrojo para vencer los embates de la naturaleza.

 

 

22. Los perros
hambrientos

 

Ciro Alegría escribe esta hermosa novela, que data de 1939, basada en sus recuerdos de infancia y en historias contadas por los hombres del mundo andino que conoció en su casa paterna.


Narra la historia de una comunidad en la sierra peruana que sufre una larga y terrible sequía que pone a prueba a la frágil sociedad rural todavía ordenada por el modelo feudal colonial.


En esta novela, al mismo tiempo que se plantea la crítica social, se nos cuenta historias de los niños y los animales que pastorean, y de otros que cuidan el ganado, así como de los depredadores, narraciones hechas con entrañable sentimiento y pasión.


Según lo ha referido su propio autor fue inspirada por el ladrido lastimero de unos perros que ladraban por las noches en el hospital donde estaba internado que terminaron por hacerle recordar los animales de su infancia.

 

 

23. El mundo
es ancho y ajeno

 

La novela El mundo es ancho y ajeno fue seleccionada en Chile para el concurso de la Editorial Farrar and Rinehart de Nueva Cork que ocupa el primer puesto a nivel continental el año 1941.


La obra se inicia cuando Rosendo Maqui está volviendo de las alturas a donde ha ido con el objetivo de buscar algunas hierbas que la curandera ha recetado para aliviar los dolores de su anciana mujer y le cruza una serpiente, signo de desgracia.


Él es el alcalde probo que por medios legales y pacíficos defiende las tierras de la comunidad que son codiciadas por los hacendados y lucha denodadamente porque se la respete y a la vez no verse envueltos en la violencia que se desata por incitación externa e interna.


La lucha es entre la comunidad de Rumi por defenderse de la voracidad y codicia del hacendado y de la corrupción de las autoridades de la localidad. El desalojo y la expulsión al parecer se produce al final hacia zonas áridas, yermas y desoladas.

 

 

24. Conscientes
de la realidad

 

Es imposible leer a Ciro Alegría y no sentirse maravillado e intrigado por la amazonia en La serpiente de oro.


Conmovido por el drama de los hombres y los animales en Los perros hambrientos.


Conmovido con la sabiduría, ecuanimidad y entrega total de Rosendo Maqui a la causa de su comunidad en El mundo es ancho y ajeno.


El palpitar intenso de la emoción por la lucha tensa y fragorosa en el Duelo de caballeros.


Su aporte a la literatura es el haber creado relatos conscientes de la realidad que nos rodea, ajenos al escapismo que suele rondar a la literatura que presenta problemas artificiales y sin conexión con el mundo con el que las grandes mayorías conviven y sufren; sin olvidar tampoco relatarnos una historia interesante y aventuras cautivadoras.

 

 

25. Sobrehumano
que pudiera existir

 

El mérito de Ciro Alegría es el haber plasmado una novelística con mayor fuerza y vitalidad, haciendo honor al ancestro indígena de nuestro país.


No hay un escritor de la fuerza telúrica y verbal que tiene Ciro Alegría. Tendría que recurrirse a los escritores rusos del siglo XIX como Dostoievski.


Cuando leemos a Ciro Alegría no notamos poses intelectuales o intereses que no sean con el arte y la humanidad. Notamos raigambre e integridad.


Increíble en sus emociones, como cuando cruza por el asiento minero de Shorey y le dicen que detrás de esas montañas escarpadas y frías queda Santiago de Chuco.


Y se estremece al considerar que es sobrehumano que pudiera aún existir entre esas abruptuosidades pueblos como el de Santiago de Chuco.

 

 

26. Duelo
de caballeros

 

En 1948 volvió al Perú, donde se dedicó al periodismo y a la política, siendo elegido diputado por el partido Acción Popular presidido por Fernando Belaúnde Terry.


En 1962 publica Duelo de caballeros, conjunto de relatos en los que Ciro Alegría da uso a su facilidad para contar una historia de manera breve pero sin disminuir su calidad literaria.


El género le permite también explorar temas diferentes al del mundo andino, aunque siempre con extraordinaria consciencia social.


Toda esta es literatura recomendable para jóvenes que a través de estos libros pudieran descubrir a este magnífico autor.

 

 

27. Auténtico
con la vida

 

Su estilo es tajante, contundente y hasta brutal. Inapelable, de eclosión cósmica.


De parto, de total verdad. Solo siendo así representa esta tierra y esta geología.


Es la vida tan honda aquí, tan sufrida, tan en riesgo. Y por ser así  tan buena en todo sentido.


En él hay así como un dramatismo geológico un dramatismo anímico raigal y profundo.


Se siente el horizonte cuajado de estrellas a nuestros pies, como cuando se viaja por las mesetas andinas.


Su obra es en realidad una sola historia. O una historia con momentos sucesivos, conformando una unidad cíclica. Y esto porque su literatura se basa en su historia personal.


Y se basa en la vida de una comunidad sin tener entonces por qué hacer ficciones sino ser cada vez más auténtico con la vida misma que relata.


Por eso, él es un gigante.  Y su pluma reproduce y erige montañas.

 

 

28. Su amor
entrañable

 

Ciro Alegría es un extraordinario escritor andino.


A diferencia de sus predecesores, quienes escribieron sobre el indio desde estereotipos o sin ninguna consciencia real del indio,  Alegría pudo acercarse más a ellos gracias a su amplia documentación sobre el tema, gracias a haber compartido con ellos.


Sin embargo, el realismo de Ciro Alegría no es plano, cruel o sin gusto, sino que está acompañado por una narrativa que fluye entre pequeñas historias que acompañan la trama principal, rica en sucesos.


También desarrolla personajes entrañables y coloridas descripciones en las que se nota no sólo su compromiso humano hacia los desposeídos sino también su amor entrañable por el Perú y su destino.

 

 

29. El desafío
de vencer

 

Él traza y plasma la gran novela épica del Perú de todos los tiempos, la gran saga de los andes meridionales.


Alza el mural portentoso del hombre en relación a una geografía sobrehumana. Y lo hace con inmenso poderoso aliento vital. Su obra es denuncia, es acta social y proclama.


En él la oralidad es música, la palabra es coral.


Sus personajes prototípicos  son los hombres en lucha fragorosa con la naturaleza.


Es el hombre en el desafío de vencer el obstáculo de una naturaleza omnímoda y de detener con la injusticia implacable y la codicia inhumana de una clase social que a toda costa quiere apoderarse de lo ajeno.

 

 

30. Testamento
moral

 

Ciro Alegría falleció el 17 de febrero de 1967 en Chaclacayo.


 Póstumamente fue condecorado con las Palmas Magisteriales.


Él es el novelista del Perú. José María Arguedas es más el testigo y el profeta. Vallejo es el redentor. Mariátegui es el filósofo y el pensador.


Todos ellos representan lo genuino y auténtico. Los cuatro son las montañas tutelares. Son las cordilleras nevadas por lo altos y sublimes. Hasta sus sombras son tutelares. Sus desgracias son emblemáticas de lo que es el Perú. Sus dolores son nuestros dolores. Representan lo inmenso, lo arduo y sublime.


Pero igualmente inmenso es Ciro Alegría. Es el Homero de los Andes del Perú.


Pero es también mural plástico, galería pictórica y sinfonía musical.


Y es testamento moral para el Perú de todos los tiempos.

 

 


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