Sunday, May 28, 2006

Alan García y la judicialización

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
11-9-2003

Alan García y la judicialización

En larga entrevista concedida a La Razón, el ex-presidente Alan García Pérez toca múltiples temas pero hay uno en que revela madurez y actitud: la judicialización de la política. Enfrentar hechos como éste no es poca cosa porque la vorágine legalista envuelve a casi todas las actividades que acomete nuestra sociedad incrédula y zaherida por gobiernos que se esfuerzan en cometer torpezas de lesa humanidad.

Conviene recordar, a guisa de pura referencia algunas líneas de un artículo anterior llamado La judicialización de la política: “La militante anemia imaginativa de nuestras pandillas políticas les lleva ineluctablemente a un sólo camino: judicializar la política. No hay admisión de yerros, mea culpa pública, humildad ante la monumental estupidez de sus metidas de pata. Todo se resume en juicios, proveídos, recursos, demandas, denuncias penales, engrasamientos mañosos a jueces amigos, llamadas telefónicas a cogotudos de alto nivel. Y casi no hay excepciones, desde los dinosaurios de la derecha cerril y renovada, hasta la desvencijada izquierda caviar y sus gonfaloneros maestros en el arte de abominar del dólar pero habilísimos para conseguirlo a través de sus miles de ONGs exaccionadoras.”

Decía también que: “Nuestros políticos son primarios, intelectualmente casi idiotas, repetitivos de gestos y frases dignas de retrasados mentales, cuando ya pierden sus infames herramientas recurren al enjuiciamiento de sus cuestionadores. A veces, razón no les falta. Pero en este caso, el recurso manido es más que un exabrupto, un martillazo como el que aplican los brutos para quienes la decencia no es rentable. Sólo es interesante aquello que reporte dólares, aunque esto signifique mentir por los medios y repetir cacofónicamente las monsergas republicanas que han hecho que seamos casi un país de juguete, pleno en estúpidos a los que se llama analistas y de farsantes a los que se tilda de estadistas.”

En esta oportunidad Alan García muestra precisión en sus asertos y admite que el debate político se ha devaluado para discurrir por las dudosas avenidas del proceso judicial que empantana, envejece y envilece cualquier pretensión justiciera porque precisamente se trata de confinarlos a una suerte de entelequia sin ton ni son. Que un político entienda que la judicialización es una tara repugnante y que éste sea un serio aspirante a Palacio es un giro positivo sin lugar a dudas.

¿Estamos ante un nuevo García Pérez? Particularmente a mí no me convencen los resobados giros oratorios de que hace gala el ex-mandatario en sus recurrentes discursos. Menos sus “obras literarias” plenas en lugares comunes y copias literales de textos de otros autores y tengo la percepción que el Apra de García Pérez es una herramienta del establishment. No hay ambición revolucionaria, no hay cuestionamiento a las bases perversas que constituyen el edificio social peruano donde los menos son los que más ganan y regalan el país cuando les conviene y tampoco existe renovación doctrinaria o ideológica en el partido que fundara hace mucho Haya de la Torre.

Pero, esto es evidente, noto una variación en el enfoque que hace García. Habría que preguntar cuánto de este cambio es compartido –o entendido- por sus copartidarios. A veces la singularidad solitaria produce lampos o destellos que terminan por olvidarse por la ignorancia y estulticia ajenas. Vamos a ver.

Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.

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