Friday, February 27, 2009

Congreso: de elegantísimo ridículo

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
27-2-2009

Congreso: de elegantísimo ridículo

En muy pocas horas, el conjunto de tagarotes, damas y caballeros que
no suelen hacer demasiados esfuerzos para parecer más ridículos e
intrascendentes cuando dan discursos en el Estable y lo propio en su
condición natural de adornos políticos cobradores los quinces y
treintas, brillarán como nunca por una de las más tremebundas
claudicaciones en que haya incurrido el Congreso: ¡se dejó escamotear
por el Ejecutivo el Tratado de Libre Comercio y quirúrgicamente quedó
al margen de cualquier participación en este subprepticio acuerdo
comercial, tributario e internacional con Chile. Hasta hoy fue muy
simplón cómo han ocultado los del Congreso su inverosímil cobardía y
hasta natural renuncia expresa y traidora al país. Cuando un país no
debe temer a las inexistentes fuerzas invasoras porque las naturales
que posee son ineptas hasta de pronunciar la palabra Dignidad, es poco
o nada lo que puede aguardarse de semejante "reserva". De hoy en
adelante habrá de recordarse este Congreso como el que no se atrevió a
reafirmar ni siquiera su existencia. Que los oficialistas nos digan
arrebañados lo que no pueden decir en singular es cabalísima imagen de
qué se sienten dueños los precarísimos inquilinos de la Plaza Bolívar.

Al TLC con Chile le cambiaron el nombre por Acuerdo de Complementación
Económica –ACE- y las sendas decisiones en Diputados y Senadores en
Valparaíso daban testimonio cómo favorecían al país del sur. A menos a
que algún imbécil le funcione el cerebro con cola sintética inmediata
y compacte todo al revés. Nunca debe olvidarse, tampoco, que a veces
han existido también jenízaros que no dudaron en vender sus almas a
quien pagaran más por tales alicaídas verguenzas públicas.

Un razonamiento simplísimo destroza cualquier mamarracho protocolario
o engañifa diplomática de esas que suelen impulsar las pandillas
patibularias a quienes no importa el fin sino los medios. Y aquí se ha
pretendido insinuar que el Congreso no debía de pronunciarse. En
puridad de derecho, es cierto que siempre se puede prescindir de una
malagua tan jabonosa como el Congreso, no obstante reflexionar cuánto
y por causa de qué han servido con tanto desdoro contra el país,
equivale a volver a comprender que Perú no pierde sus guerras sino que
los apóstatas ponen al país en bandeja y en salsa de hongos y al mejor
postor.

¿Podía el Congreso ensayar lo que hasta hoy soy vagidos soterrados y
hasta insonoros presididos por el estigma monstruoso de la verguenza?
Si para ser congresista debíase llegar a un fango abisal, lo que
ocurre en nuestros días equivale al Tratado de Ancón de octubre de
1883 firmado con las tropas y pezuña invasoras fabricando el cartabón
de los foráneos. ¿Equivaldrá aquello a uno de los requisitos para
todos los futuros parlamentarios? ¿No hemos llegado ya a esa
pestilencia que precede a la abyección total de los cuerpos en
putridez irreversible?

Quien no cumple la Constitución y la violenta o permite que la
trasgresión de los preceptos de la Carta Magna aniquila hasta los
barruntos elementales de cualquier espíritu legiferante. Esto es lo
que está ocurriendo en Perú, aunque 120 individuos digan lo contrario
porque han perdido hasta la última gota de verguenza.

Don Manuel González Prada en Los honorables cinceló palabras de
vibrante y estentórea vigencia:

"¿Qué es un Congreso peruano? La cloaca máxima de Tarquino, el gran
colector donde vienen a reunirse los albañales de toda la República.
Hombre entrado ahí, hombre perdido. Antes de mucho, adquiere los
estigmas profesionales: de hombre social degenera en gorila
politicante. Raros, rarísimos, permanecen sanos e incólumes; seres
anacrónicos o inadaptables al medio, actúan en el vacío, y lejos de
infundir estima y consideración, sirven de mofa a los histriones de la
mayoría palaciega. Las gentes acabarán por reconocer que la techumbre
de un parlamento viene demasiado baja para la estatura de un hombre
honrado. Hasta el caballo de Calígula rabiaría de ser enrolado en
semejante corporación.

¿Ven ustedes al pobre diablo de recién venido que se aboba con el
sombrero de pelo, no cabe en la levita, se asusta con el teléfono,
pregunta por los caballos del automóvil y se figura tomar champagne
cuando bebe soda revuelta con jerez falsificado? Pues a los pocos
meses de vida parlamentaria se afina tanto y adquiere tales agallas
que divide un cabello en cuatro, pasa por el ojo de una aguja y
desuella caimanes con las uñas. Ese pobre diablo (lo mismo que sus
demás compañeros) realiza un imposible zoológico, se metamorfosea en
algo como una sanguijuela que succionara por los dos extremos.

El congresante nacional no es un hombre sino un racimo humano. Poco
satisfecho de conseguir para sí judicaturas, vocalías, plenipotencias,
consulados, tesorerías fiscales, prefecturas, etc; demanda lo mismo, y
acaso más, para su interminable séquito de parientes sanguíneos y
consanguíneos, compadres, ahijados, amigos, correligionarios,
convecinos, acreedores, etc. Verdadera calamidad de las oficinas
públicas, señaladamente los ministerios, el honorable asedia, fatiga y
encocora a todo el mundo, empezando con el ministro y acabando con el
portero. Vence a garrapatas, ladillas, pulgas penetrantes, romadizo
crónico y fiebres incurables. Si no pide la destitución de un
subprefecto, exige el cambio de alguna institutriz, y si no demanda
los medios de asegurar su reelección, mendiga el adelanto de dietas o
el pago de una deuda imaginaria. Donde entra, saca algo. Hay que darle
gusto: si de la mayoría, para conservarle; si de la minoría, para
ganarle. Dádivas quebrantan penas, y ¿cómo no ablandarán a senadores y
diputados?

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

Lea www.voltairenet.org/es

Thursday, February 26, 2009

Nuestra adorada hipocresía

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
26-2-2009

Nuestra adorada hipocresía

En Perú la hipocresía reviste cánones y celebra cada vez que puede la
mentira diaria de su engaño cotidiano. Timar no es problema. Se
aprende a hacerlo desde los tiernos años de la inocencia, para tapar
el cohecho y la suciedad se apela a la mentira blanca como si por
serlo la impostura fuere menos grave y monstruosa. Como si la estafa
contra cada quien mejorara su horrenda faz con la geografía
oportunista de quien produce la triquiñuela o dirige el latrocinio. O
como si el fenómeno lacerante y putrefacto trocara su cáncer de
acuerdo a quien "dicta" el concierto expoliador, el asalto social que
se perpetra o el robo legal que se lleva a cabo. Más fuerte, vital,
recurrente, cuasi inexintinguible, la hipocresía nuestra de cada día
nos hace más cínicos y descarados. El político sólo sabe robar; el
empresario engañar y el burócrata vive de los tontos. Y estos de su
trabajo. Y uno que otro payaso se ha creído el cuento que escribe
libros epocales porque por sus augustas figuras y cerebros producen
mercenarismos que pagan adrede pandillas de pseudo-intelectuales,
historiadores de juguete o héroes de barro.

Recordemos con González Prada en Los honorables:

"Porque en todas las instituciones nacionales y en todos los ramos de
la administración pública sucede lo mismo que en el Parlamento: los
reverendísimos, los excelentísimos, los ilustrísimos y los useseñorías
valen tanto como los honorables. Aquí ninguno vive su vida verdadera,
que todos hacen su papel en la gran farsa. El sabio no es tal sabio;
el rico, tal rico; el héroe, tal héroe; el católico, tal católico; ni
el librepensador, tal librepensador. Quizá los hombres no son tales
hombres ni las mujeres son tales mujeres. Sin embargo, no faltan
personas graves que toman a lo serio las cosas. ¡Tomar a lo serio
cosas del Perú!

Esto no es república sino mojiganga." (Bajo el oprobio, 1914).

¿Hace cuántos decenios que Perú no produce un pensador de quilates y
potente envión capaz de enhebrar cuatro o cinco párrafos lógicos y
premunidos de fuerza argumental, no plagio o carbón miserable de
emulación? El de allá hablá de José Carlos Mariátegui, olvidando que
este personaje murió temprano en 1930 y que luego de de él y su
belleza periodística cuanto que exégesis buida limitan como es obvio
con los alcances de su tiempo. Hay no pocos payasos que jamás leyeron
a Haya de la Torre y que para no llevar la contraria siguen sin
hacerlo hundidos en nebulosas insondables y en pantanos abisales de
ignorancia. Preguntar por la renovación de esquemas de pensamiento
parece una tarea inútil. En cambio sondear por la frivolidad y el
afeite sí parece tarea fecunda aunque discurra apenas por los
despreciables terrenos de la forma y no el fondo. En Perú se da
prioridad a la cáscara, el fruto pasa a segundo plano. Por eso
carecemos de héroes genuinos, raigales, populares. Los primos,
parientes, los fraudes, tienen sus nombres en avenidas, parques,
carreteras. Jamás se ha averiguado bien quiénes fueron esos impostores
porque las sorpresas delatarían que enorme cantidad de estos adefesios
incurrieron en traiciones contra la Patria y la apuñalaron por un
plato de frijoles o se vendieron al mejor más ágil comensal.

¿Hasta cuándo hay que soportar esta aberración monstruosa? ¿será
lícito conceder, como hasta hoy, la impostura de haberle engañado y
timado a la gente durante 187 años de vida republicana? Me temo que
esa frágil temeridad ya no aguanta más en el imaginario nacional. Por
eso hay que pulverizar a los pobres diablos.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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Monday, February 23, 2009

Acta de Ejecución viola el Tratado con Chile de 1929 y No obliga al Perú

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
6-2-2007

Acta de Ejecución viola el Tratado con Chile de 1929 y No obliga al Perú
por Alfonso Benavides Correa

El 13 de noviembre de 1999 los ministros de Relaciones Exteriores del
Perú y Chile suscribieron la llamada "Acta de Ejecución" de las
obligaciones establecidas en el Artículo Quinto del Tratado del 3 de
junio de 1929 y Segundo de su Protocolo Complementario.

En el punto 1 de dicha Acta se expresa textualmente lo siguiente: "En
ejecución de lo dispuesto en el Artículo quinto del Tratado de Lima
del 3 de junio de 1929, la República de Chile ha construido a su
costo, y pone al servicio de la República del Perú dentro de los mil
quinientos setenta y cinco metros de la bahía de Arica, un malecón de
atraque para vapores de calado, un edificio para la agencia aduanera
peruana y una estación terminal para el ferrocarril a Tacna, cuyos
linderos están claramente definidos en el plano anexo, habiendo sido
aprobada por el Perú la ubicación y posterior construcción de estas
obras mediante Notas Diplomáticas intercambiadas entre los años 1965 y
1986".

Esto es absolutamente inexacto.

Dentro de los mil quinientos setenta y cinco metros (1,575 m.) de la
Bahía de Arica –a que con indubitable precisión se refiere el Artículo
quinto del Tratado de 1929- no se encuentra ninguna de las obras que,
a su costo, Chile debió construir para el Perú:

-La antigua Estación Terminal del Ferrocarril de Tacna a Arica se
encuentra dentro de la Bahía de Arica pero la nueva Estación se halla
fuera de ella.
-Lo propio ocurre con el nuevo edificio para la Agencia Aduanera
Peruana que también se encuentra fuera de la Bahía de Arica y no
dentro.
-El Muelle que Chile le entrega al Perú es un Borde de Atraque al lado
exterior del Puerto, así llamado para diferenciarlo del lado ulterior
del Puerto; y, por tanto, no es el Malecón de Atraque para vapores de
calado, dentro de los 1,575 m. de la Bahía de Arica, que ordena el
Artículo quinto del Tratado.

Lo precedente significa lo que en derecho se llama "novación", esto es
la sustitución de una obligación por otra en la que la nueva
obligación, con prestación distinta, es incompatible con la anterior o
primitiva.

Por esta "novación" el Perú –mediante írritas Notas Diplomáticas que
no pueden desconocer que la fe debida a los tratados debe ser sagrada
e inviolable- el Perú es expulsado de los 1,575 m. de la Bahía de
Arica dentro de la cual, según el Tratado de 1929, tiene derecho al
libre tránsito de personas, mercaderías y armamentos con la
independencia del más amplio puerto libre.

Esto afecta gravemente los derechos de soberanía del Perú al hacerse
escarnio de las "servidumbres perpetuas" que consagra a su favor el
Tratado.

La doctrina internacional es uniforme al establecer que las
"servidumbres" internacionales son las restricciones excepcionales de
la soberanía territorial del Estado convenidas por tratado y, en
virtud de las cuales, la totalidad o una parte del territorio han de
servir a perpetuidad a cierto fin o al interés de otra nación.

Lo precedente significa una inexcusable violación de la Resolución
Legislativa No. 6626 por la que, el 2 de julio de 1929, el Congreso
del Perú aprobó el Tratado con Chile del 3 de junio del mismo año para
resolver la cuestión de Tacna y Arica.

Por ello mismo el Acta de Ejecución suscrita el 13 de noviembre en
curso carece de validez y eficacia jurídica mientras, por la burla de
los irrenunciables derechos del Perú en Arica, no sea aprobada por el
Congreso Nacional porque así lo ordenó el Artículo 56 de la
Constitución del Estado, atendiendo a que –sin que exista diferencia
esencial entre ellos y sea cual fuere su denominación su fuerza
obligatoria es la misma- los pactos internacionales se denominan no
sólo acuerdos o tratados sino también, a veces, actas, convenios,
declaraciones, protocolos, etc.

Si, en concordancia con el acápite segundo de su Artículo 57, el
Artículo 56 del Texto Político y Jurídico Supremo del Perú prescribe
imperativamente en su párrafo segundo que, además de los tratados que
versan sobre la soberanía, dominio o integridad del Estado, "También
deben ser aprobados por el Congreso los tratados –como el Acta de
Ejecución que enmienda el Tratado de 1929- que crean, modifican o
suprimen tributos; los que exigen modificación o derogación de alguna
ley –como la Resolución Legislativa No. 6626 del 2 de julio de 1929
que aprobó el Tratado del 3 de junio de dicho año- y los que requieren
medidas legislativas para sus ejecución"; no puede pasarse por alto lo
sostenido sobre esta materia por los más connotados internacionalistas
y constitucionalistas.

Según doctrina inconcusa los tratados –como el Tratado del 3 de junio
de 1929 entre el Perú y Chile- establecen reglas de conducta
obligatorias para los Estados; forman parte, por consiguiente, del
Derecho Internacional; y, en tal virtud, obligan a las Partes
contratantes, las cuales han de abstenerse de realizar actos
incompatibles con sus compromisos convencionales. Esto implica el
deber de no concertar tratados incompatibles con las obligaciones
dimanantes de tratados anteriores. Porque el hecho de ajustar tratados
de esta naturaleza constituye un acto ilícito, el vigente Código Penal
reprime, en su artículo 340, al que viola los tratados o convenciones
de paz vigentes entre el Perú y otros Estados.

El trámite parlamentario es indispensable. Los maestros del Derecho
Internacional enseñan que, aunque la firma sirva para precisar el
contenido de la voluntad de los Estados, no basta por sí sola para
hacer obligatoria la regla de derecho formulada en el tratado, en la
convención o en el acta. Este solamente adquiere fuerza jurídica, para
obligar internacionalmente al Estado, con la aprobación dada al pacto
por el órgano interno competente, con la observación de todas las
disposiciones de derecho constitucional que regulan su formulación.

El "Acta de Ejecución" del 13 de noviembre de 1999 consagra un Pacto
viciado que, incompatible con el Artículo quinto del Tratado del 3 de
junio de 1929 y con el Artículo segundo de su Protocolo
Complementario, únicamente puede considerarse celebrado bajo la
condición suspensiva de su aprobación por el Congreso exigida por la
Constitución.

Lima, 25 de noviembre de 1999

Alfonso Benavides Correa
Presidente de la Comisión de Defensa de la Soberanía Territorial del Perú
Ilustre Colegio de Abogados de Lima
……………………………………………………

Nota del editor.- Era canciller del régimen dictatorial del nipón
Alberto Fujimori, Fernando de Trazegnies y desempeñaba la secretaría
general de la Cancillería, el embajador Jorge Valdez Carrillo.
Participaron como fautores del presente estropicio denunciado en su
oportunidad, como parte intelectual los siguentes: "Carlos Pareja
Ríos, Director Nacional de Límites y Desarrollo Fronterizo y al autor
de estas líneas (Fabián Novak Talavera), Asesor Jurídico del ministro
de Relaciones Exteriores. A ellos se sumó el primer secretario Manuel
de Cossío Kluver, jefe del Departamento Chile, quien luego sería
reemplazado por el primer secretario Peter Camino Cannock…" p. 59, Las
conversaciones entre Perú y Chile; …. "Desde aquí mi reconocimiento al
amigo, compañero y jurista, Fernando Pardo Segovia, cuyos aportes y
análisis jurídicos resultaron fundamentales para el éxito de este
proceso. Su inteligencia no sólo queda demostrada en los informes que
sobre este tema elaboramos para el canciller De Trazegnies sino
también en las reuniones preparatorias de cada ronda con nuestros
pares chilenos", p. 58, ob. cit.

"…y condecorado –Fabián Novak Talavera- por el Gobierno Chileno con la
"Orden Bernardo O'Higgins", en el Grado de Gran Cruz, como
reconocimiento a su participación como Negociador Peruano en el
Proceso de Conversaciones entre el Perú y Chile, que concluyó con la
suscripción del Acta de Ejecución del 13 de noviembre de 1999" (solapa
de ob. cit).

¡Es importante preguntar quién o quiénes de la Marina de Guerra del
Perú, fueron los cómplices de dar el visto bueno a un muelle que no
está dentro de los 1575 metros de la bahía de Arica como dice el
Tratado del 3 de junio de 1929 y a quienes responsabiliza Fabián Novak
del despropósito! (Herbert Mujica Rojas)

Tuesday, February 17, 2009

Desunidos e indiferentes

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
17-2-2009

Desunidos e indiferentes

En su libro, El poder de un símbolo patrio. Clave de la identidad e
integridad, Julio César Rivera Dávalos (Editorial San Marcos EIRL,
2008 primera edición), consigna párrafos de alto contenido polémico.
Leamos.

"Generalmente se suele admitir que los peruanos vivimos desunidos e
indiferentes al bien común, a los valores o al respeto a la ley, a tal
punto que vemos casi con normalidad hechos indebidos como la
sustracción de recursos financieros públicos o privados u otros actos
de corrupción, sin importar las consecuencias en el campo moral ni los
perjuicios que dichos actos ocasionan. La falta de un proyecto
nacional a mediano y largo plazo sería la expresión de lamentable
realidad desde comienzos de la República, deplorable defecto que tiene
una de sus más lamentables manifestaciones en la alarmante falta de
atención a los urgentes problemas sociales, en los escandalosos actos
de inmoralidad pública y el elevado índice de corrupción. Esta
indiferencia de carácter sociopolítico es expresión de una sociedad
resquebrajada a lo largo de su historia y que todavía no logra plasmar
una identidad nacional, tampoco valorarse como seres humanos capaces
de construir una nación fuerte y solidaria, por la ausencia de una
calidad humana y el imperio de una estrechez mental en un gran sector
de los peruanos que puede conducirnos a una sensación de impotencia y
de frustración en la participación del quehacer nacional.

La indiferencia como fenómeno moral se da en todas las sociedades del
mundo en unos más y otras menos, apreciándose que en los países
subdesarrollados acontece con más énfasis, como en el caso del Perú,
en el que se observa una actitud de indiferencia de la mayoría de los
peruanos con los destinos superiores de la Patria, aun cuando se
quieren dar razones aparentes para justificar tal conducta. Esta
actitud usualmente dada en nuestro país, obedece a que permanentemente
nos encontramos en una situación de subdesarrollo, no sólo colectivo
sino hasta individual en muchos casos, desde los inicios de la
República, lo que inexplicablemente se ve con normalidad y no se hace
nada para superar esta situación, en razón a que no somos capaces de
encontrar un punto de unión y comprensión, que posibilite ponernos de
acuerdo, para adoptar un tipo de sistema sociopolítico con una
continuidad que posibilite encontrar un punto de partida para edificar
un bienestar social y económico, así como un carácter nacional con una
integridad y una identidad factibles.

Tal incapaciad obedece a que no se ha producido una identificación
sincera y real con la Patria y su destino, y si lo hubo más de una vez
no pasaron de ser brotes e inquietudes patrióticas, que por falta de
unión y comprensión entre los peruanos motivó a que cada gobierno de
turno hiciera lo que le placía, so pretexto de argumentos
aparentemente consistentes, por suponer que la gestión de su antecesor
habría sido pésima, que requeriría cambios y reformas, dando lugar que
a través del tiempo y la historia los gobiernos siempre se hayan
ocupado más de hacer reformas y contrarreformas, truncando el poco
avance o visión que pudieron tener gobiernos anteriores, aplicándose
implícitamente a nivel gubernamental la política del palo encebado.

....La indiferencia en la idiosincracia de la mayoría de los peruanos,
los condiciona a ser inertes e indolentes respecto a los problemas que
los circundan menoscabando su autoestima, limitándolos a no
comprometerse con la solución de los mismos; percibiéndose en ellos
una tendencia hacia una conducta del facilismo y de un cortoplacismo
en los políticos. Dicho fenómeno, indudablemente, tiene que ver con
nuestro derrotero histórico, el cual no ha sido ajeno al episodio de
la destrucción de la cultura tahuantinsuyana, conocida como la
destrucción de las Indias durante la Conquista, con la imposición de
una cultura foránea; y luego con el triunfo de la República criolla
que nación dando la espalda a la cultura del Tahuantinsuyo y al propio
pueblo subsistente a la postindependencia del yugo español". (Ob. cit.
pp. 33-34).

Bien vale la pena revisar esta lectura y discurrir por sus sugestivos
retos. ¿Habrá llegado la hora de pulverizar esos ocios que nos reputan
como un pueblo que no lee y que habla de oídas? ¡El desafío está
planteado!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

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¡Sólo el talento salvará al Perú!

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Monday, February 16, 2009

Delimitación marítima: ¡campaña nacional!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
16-2-2009

Delimitación marítima: ¡campaña nacional!

He leído con subrayada reserva la propuesta de un marino en retiro que
sostiene que son los centros académicos los responsables de imponerse
de un cabal conocimiento en torno a la demanda a que Chile ha sido
llevado por Perú y por la ausencia de delimitación marítima. Tengo la
impresión que esa clase de enclaustramiento y confín no le hace ningún
bien al país. ¡Precisamente, lo que el pueblo necesita conocer es de
qué se trata el contencioso con Chile, cuáles nuestras razones y eso
es lo hay que difundir urbi et orbi! Mantener en las insuficientes y
pusilánimes manos de quienes hasta hoy se han autonombrado custodios
de soberanías que jamás defienden, que desconocen y que eventualmente
traicionan según las corrientes de viento, es parte de la trágica y
deleznable historia de la sempiterna indefensión del Perú. Ni los
diplomáticos y mucho menos los académicos chilenófilos o alimentados
por universidades que han olvidado la historia y sí recuerdan lo que
ellos llaman "paz o fraternidad", han sido ejemplo o paradigma
absolutamente de nada.

Los peruanos deben enterarse por qué causas planteó el gobierno del
Perú en nombre de su Estado el tema en la Corte Internacional de La
Haya y cómo es que nuestra nación afirma y sostiene que carece de
delimitación marítima con Chile. Si hay coherencia entonces deberá
subrayarse la impertinencia de ciertos elementos que deberían estar en
sus casas o arrepintiéndose públicamente de textos que ex profeso
pueden hacer daño a la posición peruana que es diametralmente opuesta
a la que ellos han escrito en libros, como es el caso del traidorzuelo
Fabián Novak Talavera.Ese es un tema delicado y pendiente.

En uso de su soberanía nacional y en cumplimiento del derecho a saber
de qué se trata la utilidad de difusión de la demanda peruana que
arranca su exposición ante La Haya el próximo 20 de marzo, deviene de
inconcusa e imbatible vigencia y necesidad. Su traducción al quechua y
aymara, lógica y maciza. Ningún peruano puede substraerse a la defensa
del país y ¡qué mejor ocasión! que convertir en texto de obligada
lectura y reflexión para los millones de escolares que se reincorporan
pronto a clases.

Nótese que la abrumadora sed de conocimientos rebasa la minúscula
cantidad de establecimientos académicos. A la par que ellos estudian y
conocen, no hay impedimiento de ninguna especie para difundir
masivamente el documento de la demanda y por todos los medios de
comunicación. ¿Alguien entendería que en tiempos de Internet se
promueva que unos pseudo-iluminados promuevan el conocimiento de
oligarquías exclusivas, ineficientes y cómplices de claudicaciones
como aquella referida a Arica de 1999? ¡Ningún gobierno o Congreso se
ha atrevido a dar validez constitucional al supuesto cumplimiento de
esos actos felones sobre lo pendiente del Tratado de Lima de junio de
1929!

Además, juzgo imprescindible que se oriente al país en torno a los
próximos pasos a posteriori de la presentación en La Haya el 20 de
marzo. Un país al garete simplemente navega al fracaso y a ser
alimento de tiburones, locales y foráneos, muy bien entrenados para no
dejar cabos sueltos ni osamentas.

La monstruosa historia del Perú no es sino el conchabo de grupos o
patotas minúsculas que han sacado ventaja de sus formas clánicas en
detrimento de las mayorías nacionales. La democracia siempre ha sido
una caricatura trágica, un sainete que las más de las veces sólo fue
butifarra y pisco. Cuesta admitir que existan aún esa clase de
adoradores de las minorías que se reputan a sí mismas como
intelingentes per se. ¡Bah!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

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Friday, February 13, 2009

¡Ese Establo!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
13-2-2009

¡Ese Establo!

Leí en alguna parte que el egregio presidente del Congreso, Javier
Velásquez Quesquén, albergaba serias esperanzas en la aprobación de
una ley que le permitiese renunciar a su cargo con el loable y
anhelado objetivo de aspirar al liderazgo de la Región Lambayeque. Así
como lo oyen, el señor de marras, ascendió a lo alto para luego
definir el retorno al pago parroquial del hermoso departamento
norteño. ¡Qué interesante! Entonces el Establo no es más que una
pascana, un jirón efímero, una hilacha deleznable en el cuadro de
ambiciones en que incurren nuestros políticos criollos. ¿Cómo pueden
quejarse de campañas de desprestigio los legiferantes si los
principales fautores de éstas están en la mismísima cabeza del Poder
Legislativo?

No sólo perpetra Javier Velásquez recurrentes asesinatos del
castellano, tal como lo ha hecho notar con puntual detalle César
Hildebrandt, sino que también se ha encargado muy mucho de notificar
al país que la presidencia del Establo que ocupa es un trampolín y
nada más que un vulgar tabladillo desde donde concretar la realización
de sus expectativas regnícolas. En cualquier país normal las vallas
conducen hacia planos superiores, aquí es al revés: se escala todo lo
posible para volver a la capillita modesta.

Nótese que si así piensa –es una forma de decirlo, sólo eso- el
titular del Establo ¿qué majestad puede hallarse en el resto? Poco o
casi nada. Las corrosivas palabras de don Manuel González Prada (Los
honorables, Bajo el oprobio, Lima 1914), conservan vigencia y generan
un asco para el cual no hay remedio y con respecto a un organismo de
eterna mala salud:

"¿Qué es un Congreso peruano? La cloaca máxima de Tarquino, el gran
colector donde vienen a reunirse los albañales de toda la República.
Hombre entrado ahí, hombre perdido. Antes de mucho, adquiere los
estigmas profesionales: de hombre social degenera en gorila
politicante. Raros, rarísimos, permanecen sanos e incólumes; seres
anacrónicos o inadaptables al medio, actúan en el vacío, y lejos de
infundir estima y consideración, sirven de mofa a los histriones de la
mayoría palaciega. Las gentes acabarán por reconocer que la techumbre
de un parlamento viene demasiado baja para la estatura de un hombre
honrado. Hasta el caballo de Calígula rabiaría de ser enrolado en
semejante corporación.

¿Ven ustedes al pobre diablo de recién venido que se aboba con el
sombrero de pelo, no cabe en la levita, se asusta con el teléfono,
pregunta por los caballos del automóvil y se figura tomar champagne
cuando bebe soda revuelta con jerez falsificado? Pues a los pocos
meses de vida parlamentaria se afina tanto y adquiere tales agallas
que divide un cabello en cuatro, pasa por el ojo de una aguja y
desuella caimanes con las uñas. Ese pobre diablo (lo mismo que sus
demás compañeros) realiza un imposible zoológico, se metamorfosea en
algo como una sanguijuela que succionara por los dos extremos.

El congresante nacional no es un hombre sino un racimo humano. Poco
satisfecho de conseguir para sí judicaturas, vocalías, plenipotencias,
consulados, tesorerías fiscales, prefecturas, etc; demanda lo mismo, y
acaso más, para su interminable séquito de parientes sanguíneos y
consanguíneos, compadres, ahijados, amigos, correligionarios,
convecinos, acreedores, etc. Verdadera calamidad de las oficinas
públicas, señaladamente los ministerios, el honorable asedia, fatiga y
encocora a todo el mundo, empezando con el ministro y acabando con el
portero. Vence a garrapatas, ladillas, pulgas penetrantes, romadizo
crónico y fiebres incurables. Si no pide la destitución de un
subprefecto, exige el cambio de alguna institutriz, y si no demanda
los medios de asegurar su reelección, mendiga el adelanto de dietas o
el pago de una deuda imaginaria. Donde entra, saca algo. Hay que darle
gusto: si de la mayoría, para conservarle; si de la minoría, para
ganarle. Dádivas quebrantan penas, y ¿cómo no ablandarán a senadores y
diputados?."

¡Bah! ¿qué más decir? Poco o casi nada. Ya anticipó don Manuel con
fuego atroz la realidad esperpéntica del Establo. Y el señor Velásquez
Quesquén acaba de demostrarlo, una vez más.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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Thursday, February 12, 2009

¿Rentable el patriotismo?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
12-2-2009

¿Rentable el patriotismo?

Doy por hecho que no escasos políticos dan por carta potente el
patriotismo para la consecución de sus inacabables ansias de
figuración en la cosa pública. Así es. En Perú las vanidades,
egolatrías, angurrias y mediocridades personales siempre tuvieron más
peso específico y real que cualquier destino como nación o conjunto
geopolítico. Lo que somos es resultado directo y subrayado de
semejante margesí de taras y defectos. Entonces ¿deberíamos concluir
en que el patriotismo, el culto a la historia genuina de la patria,
sus mártires y epopeya, tienen que ser rentables para ser practicados?
En idioma más directo: si no da dividendos, entonces es mejor alquilar
historiadores y mercenarios para que la maquillen, la engorden de
yerros adrede y la tergiversen en nombre de neumáticas de paz cuando
el socio del convite es el lobo del cuento. Y ya sabemos cómo terminó
la abuelita de la fábula.

Un colega me contó de su charla con un grupo de empresarios a quienes
refirió su iniciativa de la megaproducción fílmica de la Guerra de
Rapiña 1879-1883 protagonizada por Chile contra Perú en esos aciagos
años. Su decepción no pudo ser más evidente porque constató que más
puede la hilacha comercial de 7 mil millones de dólares invertidos en
este país –y entre los filones está el referido a la compra de
sociólogos, historiadores, publicistas, periodistas, psicólogos al
peso- que cualquier respeto u honra al pasado y en especial a dicho
paisaje lóbrego y triste de nuestra hoja de vida nacional.

¿Cuáles los miedos que se ocultan? Hay muchos. Se pretende cubrir con
toneladas de olvido cómo es que el felón y traidor Piérola, en
circunstancias más que sospechosas y en plena guerra, asaltó Palacio
se hizo del manubrio gubernamental y luego protagonizó hechos que aún
no han sido analizados fría y puntualmente en la comisión de tantos
errores juntos. No es casualidad el que favorecieran a los bélicos
guerreristas del sur que siempre albergaron al díscolo aventurero cada
vez que le hervían las ganas de dar rienda suelta a su megalomanía
enfermiza de "salvador" de la patria. Tampoco se quiere dar cuenta de
las barrabasadas de falta de avituallamiento de los ejércitos del sur
que produjeron no pocas falencias y derrotas. Bastante menos se ha
analizado la tragedia y derrota de Lima y ese largo túnel de infamias
y complicidades que fue la ocupación y cómo las familias allegadas
acompasaron sus vidas muelles a tal hecho, prestándole respaldo, ayuda
e información ¡contra los combatientes peruanos! Hay capítulos negros
y hasta hoy insondables gracias a las maniobras de historiadores
plásticos que han manipulado, escondido y eliminado charcos
pestilentes de lo acontecido.

Un ejemplo controvertido aunque no del todo exacto le fue referido al
colega de esta historia, el caso de Codelco y su ayuda del 10% para
las FFAA de Chile. Mientras que los australes poseen y practican un
cartabón inequívoco de determinación geopolítica, aquí eso es la
caricatura monstruosa de una nación que tiene un brazo más largo que
el otro, un ojo tuerto y el otro a punto de enceguecer, una pierna
paticorta y una digestión de humores que varía de gobierno en gobierno
y de desastre en desastre. La diplomacia peruana discurre por una
atrabiliaria colección de pusilanimidades y claudicaciones y hasta han
inventado una inexistente tradición de eficiencia que sólo se compara
con Itamaratí. Con excepciones contadas y lealtades integérrimas, la
evaluación en Torre Tagle es algo menos que mediocre.

Entonces ¿debe o no ser el patriotismo rentable? Mi modesta impresión
es que el fuego del patriotismo necesita anidar en el espíritu
levantisco de hombres y mujeres que quieren saber qué ocurrió y evitar
reiteraciones odiosas y esclavistas. Más aún, el patriotismo es un
estado de emoción perenne cuya educación merecen las juventudes desde
las aulas escolares, universitarias, obreras y laborales. En un año en
que enfrentamos un contencioso jurídico por delimitació marítima con
Chile no es mala idea alinear en un trabajo conjunto a la prensa. Hay
que comprobar si los miedos de prensa están dispuestos a militar en la
construcción de una labor de altos quilates espirituales como ésta. Y
es importante, también, verificar si hay soldados dispuestos a la
campaña.

El mercenarismo fenicio y utilitario acompaña a la república desde su
nacimiento y mucho antes de éste. Hay que evitar que como siempre sean
los mercaderes del templo los que negocien hasta a sus propias madres
con tal de conseguir utilidades. Entonces, la patria asumirá su
postura y alma para caminar por las alamedas de la revolución genuina,
antimperialista, moderna, inclusiva, que merece el Perú.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

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Wednesday, February 11, 2009

¿Nación de castrados?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
11-2-2009

¿Nación de castrados?

¿Qué pueblo renuncia a su historia, declina el recuerdo de sus héroes
o modifica lo acontecido para tender "lazos de fraternidad" con sus
antiguos opresores los mismos que hoy repiten, bajo diferentes
métodos, idénticos regímenes de invasión y sujeción económica,
política, periodística, propagandística, mediática de sur a norte y
con algo más de 7 u 8 mil millones de dólares colocados en estas
tierras?: ¡sólo uno castrado y lobotomizado! En efecto, la
exclusividad y verguenza corresponden a semejante conjunto humano si
existe alguno con tales oprobiosas características.

Hasta hoy Perú, a pesar de los avances tecnológicos al alcance, no ha
confeccionado su versión fílmica en torno a lo más aproximado que el
rigor historiográfico puede dar acerca de la guerra de invasión
acaecida entre 1879-1883 y que pretextó Chile bajo razones que ni
ellos mismos repiten con gran entusiasmo. Para eso tienen a los
neo-historiadores que dicen construir castillos de fraternidad donde
antes hubo sangre, saqueo, expoliación, injusticia, absurdo
escarnecimiento. Y los años han pasado y nada ha cambiado. El sentido
del meridión al septentrión repite su escalada con el respaldo tácito
y móvil de una maquinaria armada de altísimo poder letal. Lo disuasivo
en este caso específico sólo es una broma del peor mal gusto.

¿Y cómo es que ocurre lo antedicho? ¿Querría decir que en nuestro país
no hay quienes puedan contar la genuina historia de esos hechos entre
1879-1883? ¿y lo que pasó desde entonces? Nada hay más importante en
la vida republicana que aquella huella. El Perú fue otro a partir de
aquellas fechas y la república volvió a fojas cero, a la ruina
material gracias a la riqueza de quienes sí cautelaron sus bienes aquí
y acullá y supieron aclimatarse a la invasión y fueron cómplices de la
pezuña foránea. Los peruanoides que definió el médico Pedro Villanueva
en libro recientemente reeditado escribieron páginas de lacerante
aberración contra la patria. ¿Dónde están los historiadores? ¿y los
periodistas? ¿y los hombres de bien? ¿y los embajadores y
especialistas en estrategia y geopolítica?

Llegó pocas semanas atrás la noticia que en Chile se ha logrado la
versión fílmica del combate de Iquique y hay hasta la interpretación
de Miguel Grau a cargo de nacionales del país del sur. Cada quien
maneja su libertad como quiere pero tengo la sospecha que debió ser
acá el lugar de génesis de semejantes iniciativas no sólo porque el
piurano murió bajo el pendón glorioso del Perú sino porque esa guerra
constituyó una de las más sucias claudicaciones de castas oligárquicas
ineptas y absolutamente miopes. Desposeídas de conceptos nacionales,
éstas, regalaron el país y tuvieron en traidores y aventureros como
Piérola, símbolos ocasionales de enorme improvisación sospechosa. Pero
los historiadores han cubierto de gloria a los felones y no pocas
plazas, calles, jirones y avenidas ostentan el nombre de quienes
dieron la espalda al país.

¿Cuántos filmes más hay que esperar desde Chile para comprender que en
ese terreno también hay que pelear? Debo reivindicar, porque no todo
es yerto y mustio, que pocos meses atrás el grupo de investigadores,
periodistas e historiadores nucleados en Perú Heroico y bajo la
acertada batuta de Plinio Esquinarila Bellido, planteó la iniciativa
de organizar la megaproducción nacional de la Guerra de Rapiña
1879-1883 con el propósito soberano –y desde todo punto de vista
pendiente- de poseer la lectura patria. El proyecto sigue caminando
con las monstruosas dificultades que se plantea siempre a las
dinámicas iconoclastas y hasta se pensó en algún momento emprender
desde las tribunas en que brilló el valor patrio del Alto de la
Alianza, Tacna, Concepción, Junín y Huamachuco, La Libertad, el
comienzo de la gran colecta nacional. De hecho Esquinarila anunció por
radio en la Ciudad Heroica semejante bella cruzada. ¿Tan difícil
embarcarse en la empresa?

Aquí faltan brazos y se requieren contribuciones de todo jaez e
índole, inteligencia y genialidad creadora. La voluntad hecha objetivo
supremo de levantar a la nación de su eterno marasmo y enfilarla en
una dinámica edificadora no es el deber de construirla con ciencia y
conciencia. Sobran, eso sí, esos historiadores que buscan editoriales
o paraguas sospechosas del sur porque no dan cuenta rigurosa de los
hechos sino los maquillan en nombre de fraternidades que no pueden
eludir lo ocurrido ni refundirlo para desterrarlo. Están demás los
peruanoides y los pusilánimes. En cambio, debe estar siempre en el
altar de la gloria, la memoria de los que cayeron por la patria.

¿Cuánto cuesta adormecer a un pueblo e idiotizarlo con placebos tecnológicos?

Volvamos a la génesis de esta modesta columna: ¿nación de castrados
reales y cerebrales?

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Tuesday, February 10, 2009

La cebichización de nuestra política externa

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
10-2-2009

La cebichización de nuestra política externa

A no pocos idiotas se les ha ocurrido el mayestático y abisal trueque
de dar prioridad a los potentes cebiches, a los inefables piscos y no
olvidemos los pollitos a la brasa cuando se habla de planteamientos
geopolíticos con nuestro vecino del sur, Chile. El gas, el agua,
nuestros inmensos recursos de riquísima índole, la vasta masa
demográfica de 28 millones de habitantes y la ubicación de país
central comunicador inmejorable con Asia, pierden importancia en las
exégesis de estos mercenarios a quienes el soplo gastronómico de
sabrosas viandas embruja, seduce y envilece en las rutas del tracto
intestinal.

Ante la comprobación ineluctable del monstruoso avituallamiento de
armas que incrementa día a día el país del sur, los estrategas de
juguete y bonete responden que cada día son más las cebicherías y
pollerías las que inundan la capital chilena. Sin olvidar ¡jamás de
los jamases! la consabida copa (mejor dicho botellas) del genuino y
único pisco existente en el mundo. Mirándolo bien el asunto da para
mucho más que risas o gestos simpáticos. Hay quienes en medio de este
festival de imbecilidad y adocenamiento servil, gozan de lo lindo. Ya
no necesitan de muchos tanques, aviones o barcos, los nativos
cómplices y quintacolumnas se encargan de tamizar la ruta invasora
aunque esta vez en términos de conquista de cerebros, entrenamiento
exhaustivo de cipayos y estultos comunicadores de bolsas llenas para
contentar sus ambiciones proditoras. ¿Qué más querría quien necesita
expandir su territorio y margesí de inversiones ante la pobreza
inconcusa de su insuficiente faja costera de 7 mil kilómetros?

¿Qué hacen los representantes oficiales del Perú? Hubo uno que comparó
la cueca con la marinera y les llamó bailes hermanos. Ese es el que
sostuvo que hay una nueva clase de ciudadanos en Santiago y contribuyó
no poco a su censo tributario y domiciliario como si el control
estuviera al margen de esas movidas que efectúan las policías
migratorias en cualquier parte del mundo, especialmente en el sur y
¡con los peruanos! ¿Dirá Hugo Otero que fue la fraternidad de los
pueblos el giro que movió a la celosa custodia de extranjeros en ese
país? Que él camine como Pedro por su casa es un tema diferente y que
abarca hasta su nacimiento.

¿Podemos preguntar de qué se ocupan los representantes diplomáticos?
Hay un cónsul que es casi un retrasado mental y no pocas veces en
Chile y en otras partes ha protagonizado bochornosos actos de
ineficacia administrativa, personal y profesional. De lo que sí se
acuerda este señor es de olvidar a los peruanos y con eso vive
contento. ¡Qué majadería!

Un país no se mide sólo por la ingesta o por el rédito copioso que
gana el que pone un negocio sea la pollería o cebichería o pisquería
que fuere aquí o acullá. Significar que esos comerciantes constituyen
la avanzada exportadora del Perú representa un autoflagelamiento
vergonzoso e inadmisible para cualquier persona decente. ¿O sea que
los peruanos sí sirven para preparar cebiches, servir piscos o dorar
pollitos y nada más? Los sentimientos fenicios de una minoría no
pueden imponerse a los designios nacionales de un país entero.

Pocos días atrás se tomó conocimiento de una producción chilena en
torno a Miguel Grau y el combate de Iquique. Como hay personas que son
buenas gentes se ha evitado cualquier mención guerrera y ríspida
contra el gran marino peruano. No sólo eso. Existe una corriente de
revalorización del gran amigo de Arturo Prat. ¡Qué interesante, hay
que olvidar las circunstancias económicas que empujaron esa guerra de
rapiña contra Perú y que protagonizara Chile entre 1879-1883 y bajo
pretextos todos banales y que luego llevaran a cabo la primera
"limpieza étnica" en el país invadido al que no pudieron vencer en La
Breña gloriosa de Cáceres y hubieron de retirarse luego de cometida la
gigantesca y monstruosa expoliación que llevaron a cabo!

¿Será casualidad que hay un contencioso jurídico por delimitación
marítima con Chile en La Haya? ¿Qué tanto será lo referido al tratado
de libre comercio con el país del sur que carece de validez congresal
en Perú? ¿No será que hay aquí quienes pretenden olvidar a troche y
moche esas llaves maestras de cualquier negociación geopolítica que
son el gas, el agua, nuestros inmensos recursos a lo largo y ancho de
la patria?

No basta con ser imbéciles para reducir la política externa de un país
a la cebichización y a la tragadera monda y lironda. Hay que ser
también necio y traidor.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

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Monday, February 02, 2009

Apelación

Señal de Alerta*
por Herbert Mujica Rojas
2-2-2009

Apelación

Exp. Nº 57-07
57º Juzgado Penal
Sec. A. ROMANI

FUNDAMENTACIÓN de la APELACIÓN planteada contra la SENTENCIA que
dispone la RESERVA de FALLO CONDENATORIO y presentada por el doctor
GUILLERMO OLIVERA DIAZ**, defensor del querellado.

AL 57º JUZGADO PENAL DE LIMA:

HERBERT CARLOS MUJICA ROJAS, en el proceso penal que se me sigue por
el imaginario ilícito penal de DIFAMACIÓN AGRAVADA en agravio de
JAIME LUIS DALY ARBULU a su Despacho, en la forma y plazo legal, digo:

Que, habiéndose dispuesto la RESERVA de FALLO CONDENATORIO, figura
jurídica que, aunque no contiene condena, implica que el Juzgado
considera que la CONDUCTA que se me atribuye, óntico-ontológicamente
vista es un ilícito, contra cuya sentencia he interpuesto el Recurso
de APELACIÓN respectivo, porque tengo una óptica diferente al Juzgado
al haber hecho imputaciones al agraviado de marras:

a) con nítida AUSENCIA de DOLO (conducta atípica); ergo, falente de
responsabilidad penal;

b) permitido por una CAUSA de JUSTIFICACIÓN: la "persona ofendida"
tenía "procesos penales abiertos" y mucho tiempo después de la
aparición de mi libro y artículo cuestionados fueron sibilinamente
sobreseídos; y

c) como "CRÍTICA LITERARIA" y "CIENTÍFICA", las que son también
conductas atípicas.

Por estas sustanciales razones, en estricta aplicación del Artículo
300º, Inciso 5º del Código de Procedimientos Penales, cumplo
con fundamentar la APELACIÓN interpuesta en la forma que sigue.

1. Que el delito de Difamación agravada que se me atribuye,
pretendidamente pergeñado o consumado por medio de un libro del cual
soy autor, tiene y debe ser cometido necesariamente en forma dolosa,
es decir con el inequívoco afán de difamar, que en el Derecho penal
hasta corriente se encierra en la locución latina animus difamandi.

Esto es así, porque no existe legislada la difamación culposa o por
negligencia y porque el Art. 12º del Código Penal prescribe que "las
penas establecidas por la ley se aplican siempre al agente de
infracción dolosa". Tales penas están previstas para cada uno de los
delitos de la Parte Especial del Código Penal, entre ellos el de
Difamación.

La sentencia olvida u omite siquiera mencionar la palabra dolo y en
sus Considerandos no examina que yo haya tenido dolo o el ánimo
expreso de difamar. A mi juicio, el trabajo laborioso de escribir,
imprimir y corregir el libro-denuncia, producto de una enjundiosa
investigación, que incluye viajes al extranjero: COSTA RICA, buscar,
leer y examinar miles de folios de documentos: contratos,
licitaciones, lo hice con absoluta e inconcusa ausencia de dolo, lo
cual hace a mi conducta atípica: carente de antijuricidad,
culpabilidad y consecuentemente ausente de responsabilidad penal.

2. Además, la fecha en que se publicó mi libro, supuesto medio
comisivo que agrava la difamación, "estaban aún abiertos (sendos)
procesos penales contra la persona ofendida", lo cual es una clara
causa de justificación eximente de responsabilidad penal, a tenor del
Art. 134º, Inc. 2 del Código Penal. Equívocamente el Juzgado en el
Considerando 6º de la Sentencia señala que el proceso penal seguido
contra el agraviado fue sobreseído. Es cierto que se sobreseyó uno de
ellos el 24-06-2008, pero estuvo abierto desde 2005, todo el año 2006
y 2007, año éste de la edición y aparición de mi libro, lo que
justifica la conducta que se me atribuye. Hace lícito mi accionar,
porque estoy imputando en calificativos los mismos delitos por los que
la "persona ofendida" (así reza el Art. 134º, Inc. 2, C. Penal) está
procesada.

3. LA SENTENCIA y el DOLO NECESARIO

Todo juez para imputar un resultado dañoso sólo tiene 02 opciones: Lo
hace a título de DOLO o de simple NEGLIGENCIA. En otros términos, el
condenado lo será por un delito doloso o por uno culposo. No basta el
mero resultado lesivo a la vida, integridad corporal o al honor,
puesto que, por ejemplo, la muerte (resultado dañoso) en un pretendido
HOMICIDIO tendrá que ser típica (dolosa o culposa), antijurídica (sin
causa de justificación alguna: legítima defensa o estado de necesidad
justificante) y culpable (sin situaciones de inculpabilidad: error de
prohibición invencible, inimputabilidad, etc.).

Si esa muerte inferida a quien fuere, no es típica por carecer de
dolo; ni antijurídica, porque se mató en legítima defensa; ni
culpable, porque se mató en error de prohibición invencible, a pesar
que haya una muerte o muchas no existe un HOMICIDIO, ni el juez puede
reprocharla.

Con igual razón, en el presente caso no existe delito de difamación,
aun cuando existan ofensas al honor o a la reputación del querellante,
porque ellas no se han proferido con dolo (la llamada intención de
difamar). El dolo es un requisito sine qua non para configurar una
CONDUCTA que sea TIPICA y, por ende, DIFAMATORIA.

La sentencia apelada únicamente se ocupa de enumerar todos los
calificativos que aparecen en el libro en cuestión y en otro artículo
mío y que en el concepto del Juzgado "evidencian menosprecio u
ofensa", que "agravian el honor y dignidad del querellante JAIME DALY
ARBULU", "desligándose de esta forma de aquel requisito para el
ejercicio de la Libertad de Expresión y que es: toda información debe
estar exenta del uso de calificativos que evidencien menosprecio u
ofensa, materializándose de esta forma los elementos subjetivos y
objetivos del delito atribuido".

Con el mayor respeto que nos merece una Sentencia señalamos que hablar
de "agravio", "menosprecio", "ofensa", o conceptos semejantes, es
apuntar al resultado del ilícito denunciado e instruido, tal como se
diría la "muerte de la víctima" o el "patrimonio sustraído".
Repetimos, el resultado muerte, por sí solo, no es constitutivo de
HOMICIDIO; ni el hecho que se haya sustraído el único patrimonio de
alguien tampoco configura el delito de HURTO, porque el hijo que mata
a su padre, creyendo que era un león escondido tras un matorral, no
consuma homicidio, ni hurto si le sustrae su billetera con todo el
sueldo del mes. Para que ese resultado tenga la categoría de delito es
menester que sea producto de una conducta, típica, antijurídica y
culpable, o sea que carezca de eximentes de responsabilidad de
cualquier jaez.

Móvil o Motivo origen del Acto versus Dirección y Naturaleza del
Acto.- En el presente caso, sería pueril negar los términos que uso en
el libro; empero, todos ellos no sólo carecen de raigambre o
motivación difamatoria sino también del conocimiento y voluntad de
difamar (animus difamandi). Quien escribe un libro como el mío de 348
páginas, que viaja al extranjero a buscar documentos y profusa
información; que en el país, con penurias, se agencia de todo tipo de
documento referido a la licitación del aeropuerto JORGE CHAVEZ, al
contrato de concesión del mismo (motejado por mí de "concesión
tramposa"), amén de un sinfín de datos documentados, jamás lo hará
premunido de un móvil o motivo difamatorio ni con el propósito vulgar
de difamar.

El móvil o motivo no sólo gesta el acto, sino que le imprime su
dirección indeleble, contenido y su naturaleza misma. Quien como
motivo tiene en su magín el interés de la causa pública, el telos de
la acción final y todo el ínterin entre aquél y ésta se preñan de su
influjo, tanto que el motivo noble, altruista, patriota y digno de la
defensa de lo general o público son incompatibles con el egotista afán
de difamar. Más bien otro es el desiderátum de tamaño cometido.

Es la defensa del país, de la cosa pública, del patrimonio del Estado
que no es mío sino de todos, en íntima anastomosis con los más
recónditos entresijos de mi ser justiciero, honesto y beligerante
contra todo aquello que considero nos agravia, lo que mueve, movió y
moverá a mi recalcitrante hipercrítica y no la execrable difamación.
Rechazo el dolo en mi crítica literaria y también científica de que
hace gala mi libro desde el título: "ESTAFA al PERU. Como robarse
aeropuertos y vivir sin problemas". El mero hecho de utilizar los
fonemas "Estafa" y "Robo" nos dice que estoy en el campo de la ciencia
del Derecho Penal, utilizando conceptos que son familiares y propios
de esta ciencia dogmática.

La aserción de la sentencia, en su Considerando 5º, "materializándose
de esta forma los elementos subjetivos y objetivos del delito
atribuido al querellado", con toda seguridad no apuntan al dolo
específicamente, ya que en ciertos ilícitos hay elementos o
requerimientos subjetivos diferentes al dolo, mientras que en la
difamación no los hay. Peca la sentencia al referirse al cúmulo de
esos elementos que contienen la maraña de otros delitos, diferentes a
la difamación. Por ejemplo, el parricidio no sólo requiere el "dolo de
matar", sino que se mate "a sabiendas" que es el padre. Este raro
maridaje de vocablos "a sabiendas" es un elemento subjetivo del tipo
diferente del dolo, por cuya razón cuando la sentencia apelada dice:
"elementos subjetivos del delito" no se puede saber a qué elementos
subjetivos –así en plural- de la difamación se está refiriendo, pues
esta figura delictiva carece de esos elementos. El dolo, así en
singular, en la difamación prevista en el Art. 132º del C. Penal, no
viene aparejado con otros elementos subjetivos diferentes a él.

En suma, pues, la sentencia no ha considerado con propiedad que el
recurrente haya cometido un delito doloso. De los aspectos
cognoscitivo (conocimiento del tipo objetivo) y conativo (querer el
resultado o voluntad realizadora del tipo objetivo de difamar per se),
que constituyen el dolo, está y estuvo lejos de mi ánimo investigar
meses, escribir el libro, invertir miles de dólares, viajar al
extranjero para documentarme y otros sacrificios con privaciones mil,
por el mezquino y raquítico afán de difamar. Para tan escueto y
vitando propósito bastaría un artículo que "miente la madre" a secas,
sin ligarlo a la entrega de un aeropuerto de mi país a una empresa
extranjera en "concesión tramposa", expresión ésta tan cara a mi libro
y a mi ser.


4. ¿RECHAZA la SENTENCIA la EXCEPTIO VERITATIS?

A Fojas 79, planteamos la conocida Excepción de Verdad. En forma
expresa, en los puntos B y C de tal escrito, justificamos las
imputaciones hechas al querellante por :

a) haber actuado en interés de la "causa pública" (Art. 134º, Inc. 3); y
b) los hechos imputados tienen aún "procesos penales abiertos" contra
la "persona ofendida" (Art. 134º, Inc. 2).

Este planteamiento lo fue en forma expresa y específica respecto de
ambas situaciones previstas en el Art. 134º del Código Penal. Sin
embargo, la sentencia no ha fundamentado con los CONSIDERANDOS
necesarios su pronunciamiento que declara INFUNDADA esta Excepción
esgrimida como defensa. En el Considerando 6º deforma su concepto
cuando asevera:

"Respecto a la Exceptio Veritatis...debe entenderse cuando:

El acusado por el delito contra el honor quedará exento de toda pena
probando el hecho criminal que hubiere imputado".

La deformación consiste en imputar al acusado la horrenda carga de
"probar el hecho criminal que hubiere imputado". En forma taxativa la
ley quiere que "el autor del delito (de difamación) pueda probar la
veracidad de sus imputaciones". Esta limitación difiere totalmente a
"probar el hecho criminal" que el difamador hubiere imputado. Sería un
imposible jurídico pretender demostrar un "hecho criminal" de alguien
como CONDUCTA, prevista en la ley como TIPICA y al propio tiempo
ANTIJURÍDICA y CULPABLE. En una Sumaria Investigación por delito de
Difamación todo ello es de imposible probanza urbi et orbi.

a) RESPECTO del INTERES de la CAUSA PUBLICA.- En nuestro concepto, la
propia sentencia reconoce que hemos actuado en "interés de la causa
pública", cuando en su Considerando 5º precisa textualmente que "si
bien la información expresada en las páginas del libro...tendría un
interés público, al tratarse de situaciones que habrían ocurrido al
interior del aeropuerto internacional y del cual de una forma u otra
requeriríamos sus servicios".

Sin exagerar un ápice, casi todas las urticantes páginas del libro
resudan a borbotones mi escritura a favor de la CAUSA PÚBLICA, así con
letras mayúsculas y de molde, que anhelaría que los jueces de toda
laya y fiscales del Perú hicieran suya.

Desde el inicio de este affaire aeroportuario: 14-02-2001, llamo a
las cosas por el nombre que creo pertinente, sin dolo difamador:
"concesión tramposa". Y cuando veo que LAP y el querellante piden
modificar y consiguen el original y torcido Contrato de Concesión para
obtener más gollerías: por eso las 04 addendas de 06-04-2001;
25-07-2001; 30-09-2002 y 30-06-2003 que, por supuesto, quemándome las
pestañas he examinado; cuando sigo viendo que piden que también paguen
los pilotos de avión, pursers y flight hostess una tarifa por el uso
de las instalaciones del aeropuerto; cuando quieren elevar la tarifa
que pagan los pasajeros por el mismo uso para incrementar sus recursos
económico-financieros y escamotear la inversión prometida; y,
finalmente, cuando quieren esquivarse de su obligación de construir
una segunda pista de aterrizaje, conseguir préstamos pero con el aval
del Estado peruano, por todo ese cúmulo de torceduras morales, con
aquiescencia de gobernantes pérfidos, simplemente los llamo en forma
benévola: "Los sinvergüenzas de LAP", pues pretendían convertir a esa
concesión del aeropuerto peruano en la "gallina de los huevos de oro".

Cuando la ley penal quiere que el autor de las ofensas pruebe la
"veracidad de sus imputaciones", entonces lo que aparece en el texto
del libro es la probanza legal suficiente, porque allí figuran todas
estas sinuosas peticiones de LAP que muchas de ellas fueron rechazadas
por OSITRAN, en virtud de mis críticas que también publicaron varios
periódicos de Lima. Incluso la 5ª. Addenda que anunció la Ministra de
Transportes y Comunicaciones, VERÓNICA ZAVALA nunca se materializó.
La crítica mía surtió su efecto.

Por lo demás, no otra prueba puede hacerse del maridaje "Concesión
tramposa" y del epíteto "Los sinvergüenzas de LAP". Toda la retahíla
de sinuosidades que narra el libro son la prueba elocuente. Las mismas
Addendas, en número de 04, al Contrato original de Concesión son la
prueba requerida. No querramos testigos para probar la "trapacería",
"trampa" y la "sinvergüencería".

b) RESPECTO de los PROCESOS PENALES ABIERTOS.- Realmente es
sorprendente que el Considerando 6º de la Sentencia aborda de un modo
por demás confuso y diletante este asunto planteado en la Exceptio
Veritatis por el recurrente. Lo que contiene la parte resolutiva del
fallo está divorciada de este Considerando. Veamos lo que dice el
texto de la Sentencia:

"Considerando 6º.
...ante ello debe precisarse que se tiene aparejado en autos a fojas
ciento dieciocho a ciento veinte, copia de la Resolución recaída en el
expediente número novecientos once-dos mil cinco, emitida por el
Décimo Juzgado Penal del Callao, que declara el sobreseimiento de la
instrucción seguida contra el querellante por el delito de Resistencia
y desobediencia a la autoridad en agravio del Estado; y por delito de
Usurpación agravada y Daños, en agravio Cexport Exclusive ASC Alpacas
Factory EIRL".

Desobedeciendo lo que quiere la norma este Considerando arguye que en
el Exp. Nº 911-2005 se declaró el sobreseimiento a favor del
querellante JAIME LUIS DALY ARBULU. Este archivamiento del caso no
debe interpretarse como algo en contra de la Exceptio Veritatis
planteada. Nada más ajeno a la previsión legal. Veamos por qué.

El Art. 134º del C. Penal que faculta deducir la Excepción de Verdad
permite al autor del delito de difamación "que pueda probar la
veracidad de sus imputaciones: Cuando por los hechos imputados está
aún abierto un proceso penal abierto contra la persona ofendida".

Si el libro, supuesto medio comisivo de la difamación, se editó en
abril-junio 2007, en esta fecha había un cúmulo de procesos penales
abiertos contra el citado querellante. Todos estaban abiertos por
delitos de diversa gravedad y naturaleza: usurpación, daños, violencia
y resistencia a la autoridad, contra la fe pública, entre otros,
seguidos ante los juzgados penales: 1º, 2º, 6º, 8º y 10º del Callao.
Ninguno de ellos había sido sobreseído al momento de la aparición de
mi libro. Más bien todos esos procesos penales se abrieron porque la
policía, las fiscalías respectivas y los juzgados penales de tales
casos consideraron que los de LAP, y el querellante entre ellos,
habían cometido sendos delitos con motivo de su actuación en el
aeropuerto internacional JORGE CHAVEZ. Para abrir cualquier proceso
penal se parte del concepto delito y que su presunto autor:
delincuente lo haya cometido. Por eso se le abre proceso penal. De
este paraje real y legal parte la justificación del Art. 134º del C.
Penal, a favor de un hipotético difamador, que se ampara en dichos
"procesos penales abiertos" "contra la persona ofendida".

Dicho numeral 134º reconoce expresamente que el querellante sea la
"persona ofendida", o sea, difamada, en cuyo caso basta que tenga
procesos penales abiertos en su contra para que el difamador esté
exento de pena.

Que la sentencia diga de uno de esos procesos penales que fue
sobreseído, eso en nada afecta la exceptio veritatis planteada, puesto
que dicho sobreseimiento se dictó el 24 de junio 2008, pero aún esa
causa estaba como "proceso penal abierto" "contra la persona
ofendida": JAIME LUIS DALY ARBULU, cuando el libro salió a la luz en
abril-junio 2007.

El hecho que una causa sea sobreseída, o que tal vez se absuelva al
acusado, en nada mella esta permisión legal de difamar a quien tiene
una retahíla de procesos penales abiertos. Tan procesado está que hay
motivo suficiente para creer en su "sinvergüencería". Ergo, esos
mismos procesos penales devienen en la prueba necesaria para eximirme
de responsabilidad penal. Y la propia Resolución de Sobreseimiento,
que la sentencia cita y que aparece a Fojas 118 del expediente, que se
dictó el 24 de junio 2008, demuestra que cuando mi libró cobró la luz
en abril-junio 2007, el proceso penal Nº 911-2005 se encontraba como
"proceso penal abierto" "contra la persona ofendida: el querellante
JAIME LUIS DALY ARBULU", que se inició el año 2005 y estuvo abierto
los años 2006, 2007 hasta el 24 de junio del 2008.

El otro aspecto impropio de la sentencia es que considere que el
sobreseimiento de una causa, sea un fundamento válido para declarar
INFUNDADA la exceptio veritatis planteada. Hay absoluta incoherencia
entre dicho Considerando 6º y la parte resolutiva del fallo. El
juzgado debió considerar y no lo hizo si los procesos penales citados
en el escrito de Exceptio Veritatis estaban abiertos, única previsión
legal que tenía el juzgado para rechazar esta clásica Excepción de
Verdad en un trámite por delito de Difamación. Inclusive el Art. 134º
citado habla expresamente del procesamiento penal de la "persona
ofendida", en cuyo supuesto el querellado sólo tiene que probar la
existencia de estos "procesos penales abiertos" para que quede
justificada su difamación y por ende exento de pena.

c) UN ASUNTO TERMINOLOGICO EN DERECHO PENAL.- Cuando estamos ante una
norma permisiva, como la contenida en el Art. 134º del Código Penal,
que otorga permisos para "ofender" o "difamar", bajo ciertas
condiciones, no importa que su sutil naturaleza jurídica sea: ora, una
"AUSENCIA de CONDUCTA"; ora, una situación de "ATIPICIDAD"; ora, una
"CAUSA de JUSTIFICACIÓN"; ora, una causal de "INCULPABILIDAD"; o tal
vez, una "EXCUSA ABSOLUTORIA".

Esta distinción importa un puro interés dogmático-doctrinario, ajeno a
los fines de la justicia práctica. Empero, sí resulta claro que la
norma que contiene esta exceptio veritatis es una norma permisiva de
conductas lesivas al honor de cualquier mortal, aunque fuera
encopetado. Los jueces deben parar mientes refinadas al respecto, pues
pueden ir del cenit del interés de la causa pública", al nadir
tenebroso del más redomado bribón. El tema de la posible prueba que
esta norma instituye no es a la usanza procesal, ya que la trampa, la
sinvergüencería y otras aristas nefandas del ser humano carecen de
telescopio que dé con ellas. Cuidado con los jueces y su concepto de
prueba para en forma inexorable eximir de responsabilidad penal por
supuestas difamaciones atípicas, justificadas o inculpables.

5. CRITICAS LITERARIA y CIENTÍFICA como CONDUCTAS ATÍPICAS SIN
RESPONSABILIDAD PENAL

Además de las ya tratadas aristas de exención de responsabilidad penal
a que nos lleva la exceptio veritatis, el Art.133º del Código Penal
contempla lo que se llama una CONDUCTA ATÍPICA, al sostener sin
ambages que:

"no se comete difamación...cuando se trata de críticas literarias o
científicas".

En efecto, desde mi Instructiva de Fojas 56 ya consideré que los
términos cuestionados y que aparecen en mi libro importan una crítica
literaria y también científica, como corresponde a un periodista de
investigación como el recurrente.

Este numeral prefiere la crítica literaria o científica a la
difamación, lo cual resulta otra permisión legal cuando la ley afirma
que "no se comete difamación –término éste que reconoce ofensas contra
alguien- cuando se trata de críticas literaria o científica". Es que
el literato o el científico no tienen en mente el norte difamatorio;
es decir, no van premunidos del dolo de difamar, sino de hacer
literatura o ciencia, en bien del interés general: erga omnes.

POR TANTO:

Pido a su Juzgado tener por fundamentada la apelación interpuesta y
así elevarla a la Sala Penal Superior que corresponde.

Lima, 30 de enero del 2009.

*Esta columna reaparece el lunes 16-2-2009.

**Notable penalista y profesor universitario, autor de diversos libros
especializados en Derecho.